Nuevos relatos publicados: 7

Sexo, fresas y champaña… una velada con Julián

  • 19
  • 27.799
  • 9,55 (76 Val.)
  • 2

La semana había sido larga, demasiados exámenes, pero por fin era viernes y tenía ante mí un fin de semana entero para relajarme, esa tarde llegué a mi casa a eso de las ocho de la tarde, me desnudé y antes de bañarme, durante el tiempo que se llenaba la bañera con agua caliente y sales aromáticas, bebía una copa de vino blanco que me había servido mientras ojeaba el periódico sentada en el sofá, mi tanga y una camiseta rota de estar por casa era todo lo que cubría mi cuerpo.

Según daba pequeños sorbos y después de haberme leído los titulares de la prensa sin que hubiera nada que me llamara la atención, dejaba el periódico encima del sofá y empecé a pensar en Julián, miraba a través de la ventana y observaba como una pequeña brisa sacudía las hojas de los árboles en una tarde de finales de mayo que llegaba a su fin, llevaba casi dos semanas sin saber de ti, desde aquel día en la universidad que después de dejarme en casa e invitarte a subir me quedé con las ganas, puesto que no podías quedarte esa noche a pesar de plantearte una deliciosa velada con fresas y champán.

El agua estaba como a mí me gustaba, una capa de espuma cubría la bañera y era hora de relajarme, me quité el pequeño tanga y la camiseta e introduje una pierna en la bañera, luego la otra sentándome con cuidado cubriendo mi cuerpo con el agua y la espuma, metí la cabeza por completo mojándome el pelo y me quedé con los ojos cerrados pensando en Julián, ¿dónde estaba?, ¿qué estaría haciendo?, la verdad que yo tampoco había contribuido a que nos viéramos esa semana, estaba sumida en mis recuerdos cuando algo me despertó, era el timbre de la puerta que sonaba con insistencia, me puse el albornoz y con el pelo mojado fui a ver quien llamaba, miré por la mirilla y abrí la puerta, el corazón se me había acelerado.

Espero con tranquilidad frente a la puerta, emocionado por verte de nuevo después de todo lo que había pasado entre nosotros, había pasado aquellas dos semanas pensando en ti y odiaba no poder verte, pero bueno eran cosas del trabajo, de la escuela y ya era hora de compensarte. Vuelvo a cambiar de mano las rosas que tengo para volver a tocar tu puerta, sé que estás en casa pues vi tu luz encendida y me pregunto si no había sido un mal momento de llegar sin avisarte, quizá sí.

Abres la puerta y me quedo de piedra, puedo notar que acabas de bañarte, tu pelo mojado se pega ligeramente en tu cara y tus piernas están desnudas frente a mí... sí, había escogido un buen momento para venir a verte y aún hipnotizado por lo que veo, logro esbozar una sonrisa.

–Hola, Lara, disculpa que haya llegado sin avisar... es solo que... bueno, quería verte.

Estabas tan guapo allí con aquellas rosas en la mano que se me olvidó decirte que pasaras, estaba nerviosa, inquieta, excitable, era quizás el mejor regalo que me podían haber hecho aquella semana, después de tontear y balbucear durante un momento te invité a pasar dándote un beso en los labios, cogiéndote las rosas, oliéndolas mientras te miro enamorada y te doy las gracias por ellas, nos sentamos en el sofá y empezamos hablar, de cómo nos había ido durante aquellas dos semanas, habíamos tenido ya tres encuentros sexuales y sin embargo aún me sentía nerviosa en tu presencia.

Te saqué una cerveza y te la llevé al salón donde estabas sentado en el sillón frente a mí, los dos hablábamos y sinceramente estaba tan a gusto que me olvidé por completo de que acababa de salir de la bañera, me había sentado de rodillas en el sofá como si tal cosa olvidándome que estaba completamente desnuda, el albornoz se abría por arriba enseñándote mis pechos y un muslo salía del abrigo de la suave tela que lo tapaba, tenía mi pelo mojado como si tuviera una coleta cayendo sobre mi lado izquierdo tapándome un seno y te veía mirarme con aquellos ojos que me fascinaban y enamoraban.

Me siento tan a gusto contigo que coloco una mano sobre tu muslo desnudo y lo acarició con delicadeza y cariño, continuamos hablando y me acerco lentamente hacía a ti, cuando nuestros cuerpos están lo suficientemente cerca puedo oler el aroma floral de tu cabello, te lo comento y te ríes nerviosa. Me encanta oír tu voz y tu risa, tomo la cerveza y la dejo en el suelo acercándome un poco más a ti y te beso lento, tomo tu cerveza y también la dejo en el suelo, luego con mi cuerpo te empujo en el sillón para quedar sobre ti.

Puedo sentir tu pierna acariciar la mía, el albornoz se ha abierto más y sin pensarlo, comienzo a recorrer tu cuerpo con mi mano hasta que tomo tu pecho para apretarlo ligeramente mientras continúo besándote, me detengo un momento y me separo de ti, mi curiosidad es demasiado y te pregunto a qué te referías el otro día, habías mencionado champaña y fresas.

Me encanta que me acaricies, me encanta el sabor de tus labios sobre los míos, me rio cuando me preguntas extrañado por las fresas y la champaña, esa curiosidad, el querer saber todo, tenerlo todo controlado es una de las cosas que más me gustan de ti, mi cuerpo ya ha empezado a experimentar cambios en mi interior, siento la humedad entre mis piernas y mis pezones tremendamente sensibles, no has hecho más que mencionar las fresas y mi excitación ha ido a más.

Sin decirte nada, me levanto y me voy a la cocina, abro la nevera y cojo un cuenco lleno fresas y una botella de champaña, sé que me miras, sé que la curiosidad te mata, pero tendrás que esperar, me acerco a la chimenea de adorno y la enciendo, la sensación es como si fuera de verdad, estoy encima de una alfombra blanca con el pelo muy suave, flexiono mis rodillas y dejo el cuenco de las fresas y la botella en el suelo, me incorporo nuevamente y mirándote fijamente tiro de la lazada de mi albornoz abriéndose por completo, dejándote ver mi cuerpo desnudo, me lo quito con cuidado cayendo al suelo y sin parar de mirarte me tumbo en la alfombra boca arriba, solo miradas, ni una palabra entre los dos, me enfrento a ti con mi cuerpo desnudo, desafiando hasta que cierro los ojos y espero.

Te miro desnuda y siento como mi erección crece dentro de mi pantalón, la aprieto ligeramente y luego camino hacia ti y arrodillándome tomo una fresa.

—Vaya, esto es... una grata sorpresa.

Con la punta de la fresa comienzo a recorrer tu cuerpo, empezando por tus piernas, dejando que el frío de la fruta te cause escalofríos, la subo poco a poco mirándote a los ojos y deleitándome con tus expresiones, llevo la fresa a tu vientre y subo, recorro el borde de tus pechos con ella y luego juego con tus pezones, la fresa los mueve como batallando con ellos y me acerco para lamerlos ligeramente antes de continuar subiendo la fresa hacia tu boca, dejo que la muerdas un poco y recorro tus labios para hacer que el jugo se quede en tu piel, te beso y dejo que mi lengua juegue con la tuya, luego me como la fresa con una sonrisa que ves.

—Rico

Estoy temblando, miles de voltios atraviesan mi cuerpo cuando recorres con la fresa mi cuerpo, es excitante ver en la oscuridad como tu pene está completamente empalmado, como mi vagina se ha mojado tanto con tan solo el paseo de una fresa, que mis pezones estén tan sensibles que solo piden ser consolados con tu boca, mis labios con sabor a fresa, con sabor a ti, con tu lengua jugando al juego de la pasión con la mía, estoy viviendo una fantasía, una de mis fantasías sexuales y la estoy viviendo contigo.

Quiero más, mucho más, mi cuerpo inquieto y tembloroso me lo exige, sé que estás junto a mí de rodillas y mi mano acaricia tu pene apretándolo por encima del pantalón, siento tu respiración, siento que muero de tenerte junto a mí, mi mano ha conseguido atravesar las barreras de la tela y ahora, siento la piel suave de tu pene en mi mano haciendo que suba y que baje, siento como con otra fresa estás nuevamente recorriendo mi cuerpo, pero esta vez has empezado por mi boca, has pasado por mis senos y mis pezones y continuas hacia abajo.

Te beso mientras continuó bajando la fresa por tu cuerpo, puedo sentir como tu mano comienza a jugar con mi pene y apago mi gemido con otro beso, ahora llevo la punta de la fresa a tu rajita y comienzo a jugar con ella, la fruta roza tus labios y puedo sentir tus gemidos en mi garganta. Intento meter un poco la fresa, puedo sentir como te resistes, la aprieto un poco más, no tanto para no aplastarla, lo suficiente para mojarse de ti, la llevo de nuevo a tu boca y te pido que saques la lengua para que saborees la fresa cubierta en tus fluidos.

Tu mano continúa jugando con mi verga mientras vuelvo a meter la fresa en tu boca y te beso. Entre los dos intentamos comerla, pero la fruta se cae en tu pecho y puedo ver el pequeño rastro rojo, casi rosado de la fruta mientras recorre tu piel, bajo la cabeza y lamo el dulce en tu piel, bajando a tus pechos, lamiéndolos y tomándolos entre mis manos, puedo sentir tu mano aumentar la velocidad, entonces me detengo.

—Creo que esto merece un brindis. —Digo y tomo la botella de champaña que rápidamente la abro y la descorcho procurando que el corcho no salga volando a algo que se pueda romper, luego alzo la botella.

—Por nosotros Lara. —Te digo e inclino la botella sobre tus pechos, solo un poco, tu cuerpo reacciona al frío y sonrío, vierto un poco más y comienzo a chupar de tus pechos, el sabor de la champaña con la fresa y tu piel saben más que delicioso y vierto un poco más para beber de la champaña, me detengo para lamer tu piel, para saborearte por completo, te doy otra fresa en la mano y te digo que quiero verte jugar con ella.

Aun con la botella en la mano, bajo hasta tus piernas y las abro para dejar caer el líquido en tu monte de Venus mientras mi otra mano comienza a acariciar tu vagina, humedeciendo por completo tu vulva, junto mi boca a tu vagina y comienzo a lamerla, la champaña aumenta la delicia de probarte, así que vierto un poco más y comienzo a comerte el coño, completamente hambriento de ti.

No puedo parar de gemir, siento como tu lengua recorre mi cuerpo dándome el placer que tanto deseaba, como un líquido frío recorre mis labios inferiores metiéndose en mi vagina y como poco a poco tú lo vas bebiendo, provocándome escalofríos en todo el cuerpo, tengo la fresa que me has dado en la mano y la paso suavemente por mis pechos, lamiéndola como si fuera tu polla con mi boca, sé que me estás mirando, todavía no he querido abrir los ojos, quiero sentirte solo con mis otros sentidos, el oído, el olfato, el tacto de tus dedos sobre mi cuerpo, de tu lengua recorriendo mi figura, te deseo, deseo tanto que me beses, que me hagas el amor que intento llegar a tu pene para agradecerte lo que estás haciendo por mí, pero no puedo, no llego.

Sé que te has dado cuenta, lo dejas todo por un momento y oigo como te desnudas, te tumbas encima de mí justamente al revés, mi vagina en tu boca y tu pene en la mía que por fin después de que la fresa caiga a la alfombra consigo lamer tu glande, consigo tener tu enorme pene dentro de mí, subiendo y bajando en mi boca, oigo nuestros gemidos, huelo el olor a sexo, a fresas y champaña, siento tu lengua atravesar mi vagina junto a tus dedos y me vuelvo loca succionando tu glande, permitiendo que tu pene entre muy dentro de mi garganta provocándote esos gemidos que me encantan.

Siento como tu boca abraza mi pene, como me comes la polla de una forma tan hambrienta como yo lo estoy haciendo con tu coño, tu clítoris se ve tan increíble que sale queriendo un poco de la diversión, lo succiono y lo lamo, mi pene está en tu garganta apagando esos gritos de placer que sale de ti, continuo trabajando en tus labios sin dejar de darle atenciones a tu clítoris, puedo sentir como aprietas mi pene con tus labios y como tu lengua recorre mi falo.

Dios, que rico la comes, no puedo más y me corro, puedo sentir como te la tragas toda, cuando termino me hago a un lado sin despegar mi boca de tu rajita, junto mis labios y gruño para hacerlos vibrar, mi dedo índice ataca tu clítoris y sueltas un grito debido a tu orgasmo, un grito tan alto que seguramente los vecinos habrán oído, me voy levantando poco a poco, recorriendo tu cuerpo con besos, recreándome un poco con tus pechos y luego en tu boca.

—Quiero más de ti —Te susurro al oído mientras acaricio tu entrada con mis dedos de forma tranquila y lenta.

Un orgasmo atraviesa mi cuerpo cuando termino de lamer tu pene, de saborear todo el semen que ha salido disparado dentro de mi boca, me encanta oírte gemir, ver como tu cuerpo se paraliza cuando te corres, los dos hemos terminado, pero no pienso en eso, “te deseo Julián”, “te deseo”, son las únicas palabras que consigo decir cuando me vas besando, cuando tus labios se escapan a tu control en mis pezones y cuando te oigo decir “quiero más de ti”, una sonrisa se me escapa a la vez que unas lágrimas, te siento encima de mí con tu pene en mi estómago, tu torso aplasta mis pechos que sienten que se funden con tu cuerpo, yo también quiero más de ti, quiero que me hagas el amor lentamente, que me mires a la cara mientras me penetras sintiendo tu pene entrar en mi vagina hasta hacerme temblar.

Te abro mis piernas para que te quedes en medio, siento como tu pene se va recuperando y noto como una mano tuya lo acompaña a mi entrada, te siento cerca, te noto entrar suavemente y es la primera vez que abro los ojos para mirarte, veo mi cara reflejada en la tuya cuando tu glande como punta de lanza me empieza a atravesar la vagina, siento como tu polla sigue creciendo dentro de mí, ya dentro de nada podrás sacarla y meterla con ese ritmo que me encanta, ese ritmo que me permite saborear cada centímetro de tu pene, esos empujones lentos que meten tu polla tan al fondo que pueden llegar a dar con la mismísima entrada de mi útero, la tienes tan metida en mí que ya no hay espacio para más, estoy tan dilatada que tu pene es como la ficha que falta en el puzzle, la unión perfecta, la unión tan perfecta que mis gritos vuelan por todo el salón obligándome a que mis brazos te abracen y mis uñas te arañen cada vez que te siento entrar, cada vez que mmmm.

Continuo penetrándote mientras junto nuestras frentes, puedo ver como tus pechos suben y bajan al ritmo de mis embestidas y eso me encanta, me detengo para besarte y me salgo para darte la vuelta, que quedes bocabajo en la alfombra y vierto lo último de la champaña sobre tu trasero, luego lo alzo ligeramente para comerte el coño y lamer la champaña de tu piel, siento que ya no puedo más y me coloco sobre ti con mi cuerpo aprisionándote contra el suelo mientras meto cada centímetro de mi polla en ti, con lentitud.

Beso, tu cuello mientras levanto y dejo caer mi pelvis sobre ti, para escuchar cómo nuestros cuerpos chocan y ese sonido es más fuerte gracias a la champaña, lo que hace que aumente mi velocidad para darte tan duro como puedo, tomo tu mano en el suelo y entrelazo nuestros dedos mientras acerco mi boca a tu oído para que escuches mis gemidos, debido a tu vagina tan apretadita, húmeda y caliente me está dando un placer inigualable.

El silencio del salón solo roto por tus gemidos, por mis gritos que no controlo cuando sacas y metes tu pene de mi vagina, vagina tan mojada que el sonido de tu pene al entrar resuena por todo el salón, los choque de tu pelvis contra mis nalgas y yo incapaz de levantarme, tan solo mi cabeza se salva de tu presión, una presión maravillosa con nuestras manos entrelazadas, siento que me arrastras a un mundo de placer, no quiero que te vayas, no quiero que la saques, más de diez minutos llevas haciéndome el amor, metiendo y sacando tu polla de mi vagina, quiero diez más, quiero que al final no podamos aguantar tanto placer que explotemos juntos, quiero que mis gritos atraviesen las puertas declarando al mundo entero lo feliz que soy y el placer al que me sometes cada vez que follamos.

Soy como una muñeca en tus manos, me la sacas de repente y me haces darme la vuelta, te sientas con las piernas cruzadas, con los tobillos cruzados entre tus muslos, haces que me siente sobre ti, frente a ti, envuelvo mis piernas alrededor de tu cintura colocando mis pies contra tus nalgas, los dos bien enganchados colocas tu pene en mi vagina y me empiezas a penetrar, nos vamos inclinando suavemente hacia delante y hacia atrás como un loto que se balancea por el viento, siento que me voy a morir de placer, te abrazo por el cuello y nos empezamos a besar, mis pechos se aprietan a tu torso y vemos como nuestras caras van experimentando el placer de nuestros sexos, cinco minutos deleitándome con tu polla hasta el fondo y siento como mi vientre me empieza arder, un orgasmo asoma y no quiero llegar antes que tú, inclino mi pelvis hacia adelante y hacia atrás, mi vagina se aprieta alrededor de tu pene aumentando más las sensaciones, estamos realmente sincronizados, nuestra respiración, nuestros movimientos convirtiéndose realmente en uno.

Siento tu aliento en mis labios, te agarro el trasero con fuerza y controlo el movimiento de tus caderas, me encanta sentirte sobre mí, sentir como tu cadera se mueve, dándome tanto placer y felicidad, te tomo por las nalgas y te levanto, sin sacar mi pene de ti, te acuesto en el sillón boca arriba y coloco tus piernas sobre mis hombros y me inclino lo más que puedo hacia adelante, te miro los ojos mientras continuo penetrándote pudiendo verlo en tu rostro, ver como estas disfrutando de cada una de mis embestidas, puedo sentir tu vagina abrazando mi polla, intentando hacer que no me vaya, intento inclinarme más, intentando llenarte aún más, pero me es imposible. Extiendo mi mano al reposabrazos para sostenerme, mi cuerpo se convulsiona debido al orgasmo.

Puedo sentir como me corro dentro de ti, pero no me detengo, quiero sentir como tu vagina me abraza hace que me corra más, notar como te mojas tanto cuando tú también terminas en un orgasmo, gritando de placer, pero aun así no me detengo, continuo bombeando mi pene dentro de ti, no quiero sacarla, no quiero que acabe, pero el aliento me falta y poco a poco me obligo a reducir el ritmo. Me desplomó sobre ti y veo la luminiscencia de tu piel. ¿Sudor? ¿La champaña? No lo sé, pero te ves tan hermosa, no puedo evitar besarte, sé que puedo darte otro round, pero necesitaba ayuda, puesto que mi polla comenzaba a perder su dureza.

Acaricio tu cuerpo y araño tus muslos, eres tan hermosa, tan sexy que no tengo suficiente de tu cuerpo ni de ti.

Un orgasmo delicioso me ha atravesado de lado a lado, sentía como tu semen salía velozmente en mi interior, has conseguido que mi cuerpo tiemble cada vez que me penetrabas tan profundamente, sentía tu glande golpear las paredes de mi útero, como mi vagina se inundaba tanto y como me seguías follando sin parar haciendo que mi orgasmo se dilatara más en el tiempo, estoy cubierta de sudor, de tu sudor y de tu semen, desnuda, con los fluidos resbalando por mi vagina entre mis muslos, quiero más, te cojo de la mano y te subo a mi habitación, me limpio un poco con una toallita y me tumbo en la cama junto a ti para que me sigas haciendo el amor, mis labios recorren tu cuerpo hasta dar con tu pene que poco a poco dentro de mi boca se va recuperando, quiero despertar junto a ti, pero quiero que me sigas follando esta noche, necesito más de ti.

Me siento a horcajadas sobre tu pelvis y buscando tu pene que ya está nuevamente en posición inicial, duro como una piedra para poder darme el placer que hasta la última célula de mi cuerpo te reclama, lo voy frotando por mi vagina hasta que va entrando en mi cuerpo, hasta que me va llenando la vagina, entrando y saliendo de mí, nuevamente esa sensación de placer al rozar tu pene contra el interior de mi vagina, nuevamente los gemidos mientras apoyo mis manos en tu pecho, tragando saliva, cerrando los ojos y abriéndolos cada vez que me penetras, mi cuerpo sube y baja, me muevo hacia delante y hacia atrás con tu pene metido tan dentro de mí que siento que me atraviesa, me siento como una ninfómana, como una loca del sexo, quiero que me lo hagas de mil y una maneras, quiero que me folles en todas las posturas que conozcamos, no quiero que amanezca, no quiero que las fuerzas nos venzan, quiero que me hagas el amor una y otra vez.

Te veo montar mi polla y agarro tus pechos para jalar tus pezones, te ves como una diosa, verte así me excita tanto que dejo que seas tú quien me folle, quiero ver todo tu cuerpo moverse sobre mí, quiero hacerte tantas cosas que mi dedo se dirige a tu culo e intento meterlo un poco, con mi otra mano hago que bajes tu cuerpo y comienzo a penetrarte con rapidez y tus gritos retumban en mis orejas, puedo sentir como agarras las sábanas con fuerza mientras te sigo castigando tu rajita, te doy un par de nalgadas apenas audibles ante tus gritos de placer.

Continúo unos momentos antes de que te endereces y saque mi verga de ti, te das la vuelta y vuelves a apuntar mi polla a tu rajita, entra tan lento, tan delicioso que vuelves a moverte sobre mí con esa habilidad que solo tú posees, cierro los ojos y recuesto mi cabeza en la almohada, disfrutando de nuevo de tus movimientos.

Sigo montándote, sé que me miras, sé que ves como me muevo, como levanto mis brazos y revuelvo mi melena del placer que siento al meter tu polla en mi vagina, intento hacerme un pequeño moño que enseguida se cae sobre mi espalda, aprieto mis pechos al son de mis movimientos cada vez más rápidos sin sacar tu polla, restregando nuestros sexos hacia delante y hacia atrás, recuesto mi espalda sobre ti tocando tu pecho y tú me besas en el oído, coges mis pechos con tus manos y me los aprietas, mi cuerpo realmente está sudoroso del esfuerzo, noto como levantas tu pelvis y como si te diera un ataque me la empiezas a meter con rapidez y con fuerza, luego paras después de que me hayas hecho gritar como a una loca.

Continuo penetrándote con pasión mientras mi mano derecha va a uno de tus pechos y luego a tu cuello para apretarlo ligeramente mientras mi mano izquierda ataca a tu clítoris, la combinación de mis dedos junto con mi pene hace que llegues al orgasmo, tu cuerpo se retuerce cayendo sin fuerza sobre mí y con mi polla que entra y sale con lentitud, me falta poco para volver a correrme, pero decido dejarte descansar un poco, giro tu cabeza para besarte y aprieto tus pechos lentamente, me encanta tenerlos en mis manos, se acomodan como si estuvieran hechos para mí.

Descanso sobre tu cuerpo empapada en sudor, tu pene sigue metido en mi vagina, pero inmóvil, has hecho que nuevamente tenga un pequeño orgasmo y aun así quiero más, me haces sentir como una ninfómana nuevamente, pero no me importa, parezco tu puta, pero me encanta, lo único que quiero es que me folles y que me hagas realmente gritar, quiero un orgasmo que me eleve por el aire, que no me deje ni gemir, que mis ojos se pongan en blanco y me conviertas por unos minutos en una loca sin remisión.

Sin decirte nada parece que has oído mis pensamientos y me levantas, no sé lo que quieres hacer, solo siento tus dedos pasar por mi vulva de arriba abajo, me pones a cuatro patas, muy cerca del borde de la cama, te miro esperando con deseo que me la metas, sentir nuevamente tu pene en mi interior, noto como pasas tu polla por mis labios despacio abriéndolos y penetrando un poco tu glande, te noto muy excitado, como si quisieras ralentizarlo todo por miedo a que te corras, pero a mí me encanta todo lo que haces, lento o rápido, suave o fuerte, me encanta como ahora que ya te has decidido y tu polla está bombeando mi coño lentamente, no sé lo que has hecho, ni como, pero cada vez que me la metes sacas de mi un gemido realmente lleno de placer, empujas y aprietas todo lo que puedes antes de sacármela, me llegas tan dentro que mis manos aprietan el final del colchón haciéndome caer sobre la cama, mis nalgas en pompa reciben ahora varios empujones tan fuertes que me estás sacando del colchón, tengo medio cuerpo fuera de la cama con mi cabeza y mis manos reposando en el suelo, mis piernas horizontales sobre la cama y tú encima de mí, follándome cada vez más fuerte elevando tu cuerpo sobre mis nalgas con tus manos apoyadas en ellas sujetando tu cuerpo, sobre el espejo hacemos con nuestros cuerpos una Y perfecta, una Y de gemidos, de gritos de placer.

Me encanta tenerte así, tan dominada por mí, verte en esa posición me encanta y continúo penetrándote con rapidez, el cansancio comienza a hacer mella en mí y me detengo poco a poco, mi respiración es rápida, pero aún quiero darte un poco más y sobrepasar mi límite, te ayudo a levantarte y te pongo sobre la cama para besarte y empiezo a penetrarte lento, con un ritmo constante, junto nuestras manos y continuo, ya no tengo fuerzas para follarte, pero continuo besándote y haciéndolo, mi pene entra con lentitud en ti mientras mis besos se acercan a tu cuello.

Con una última embestida mi polla queda tan dentro de ti que empiezo a correrme, una última corrida que puedo darte, mi orgasmo es inesperadamente intenso y suelto un gemido en tu oído mientras te lleno, luego caigo rendido a tu lado tratando de recuperar la respiración, te volteo a ver y te beso el cuello estoy feliz de estar contigo, feliz de haberte follado y feliz de conseguir correrme varias veces, te beso, eres mi droga, una que no creo poder dejar.

Has conseguido realmente hacerme olvidar todo el mal que nos rodea, un orgasmo antes de que te corrieras dentro mí ha sido como estar en el nirvana, me lo has dado todo, no quiero olvidar esta noche, no quiero olvidar estos días, soy feliz por haberte encontrado, feliz de que un día sin que ninguno de los dos lo esperara hiciéramos el amor por primera vez en tu casa debido a un tonto juego, estas a mi lado con los ojos cerrados, exhausto por todo lo que me has dado, te beso y veo que te has dormido, no te quiero despertar, me arrimo a ti abrazándote con mi mano, una pierna sobre la tuya y mi cabeza en tu pecho, sintiendo tu respiración, me siento segura.

Es la primera vez que despierto junto a ti, la primera vez que el sol entra por la ventana calentando nuestros cuerpos desnudos, me siento feliz de tenerte a mi lado, te beso y me pongo encima de ti, te voy despertando con besos en tus párpados cerrados, en tus labios, hay otra cosa que ya está despierta que anoche se agotó, pero ahora estoy sorprendida de su tamaño, antes de que abras los ojos y de que yo pueda guiarla se ha metido en mi vagina llenándome una vez más de ti…

Es una mañana deliciosa, una mañana inolvidable al igual que la noche pasada, pero todo llega a su fin y esa noche tú ya no estas, siento un vacío en mi cama, espero que no tarde en verte, espero que no tardes en volver a dormir conmigo, espero no ser un polvo más para ti, que no sea un pasatiempo más en tu vida, porque yo me he enamorado de ti.

(9,55)