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Sexo virtual ¿es virtual? (parte 1)

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Hace un tiempo la convencí de que estaría buena la experiencia de abrir una cuenta en una página para transmitir en vivo lo que hacíamos en la cama.

Esto supondría usar algún software para pixelar los rostros o usar un antifaz que los cubriera, ya que ambos somos muy conocidos en nuestro pueblo y podríamos ser fácilmente identificados, el dormitorio no era inconveniente porque nadie, ni la familia lo conoce, pero el resto de la casa incluidos los exteriores sí.

Luego de crear la cuenta, vincularla a PayPal por si alguien se dignaba a pagar algo, cosa que en principio descartábamos, ella había insistido en:

-¿Quien va a pagar por ver dos viejos teniendo sexo?

Al final elegimos una habitación que tenemos de servicio en lugar de nuestro dormitorio, allí podríamos dejar armado como un estudio de grabación casi permanente, piso de madera lustrado, paredes y techo blanco, mediana iluminación, sin ventanas al exterior, y con un baño al lado. Nos deshicimos de todo lo que había en la habitación, mudándolo a otras partes de la casa que es grande. Dejamos solo un armario que pintamos de forma impersonal y que usaríamos para guardar los útiles para la grabación, revestimos el piso de madera con un piso vinílico rojo lavable, compramos una cama somier (sin respaldo) y la ubicamos en medio de la habitación, compramos un forro de colchón impermeable e íbamos a colocar toallas grandes entre este forro y la sabana para evitar ruido. Compramos luces para colocar en trípodes cerca de la cama, otro trípode para la cámara, además bajamos la luz central y le aumentamos la potencia del foco.

También nos aseguramos de tener las llaves de la habitación para cerrarla, no tenemos hijos con nosotros, pero… y todo este proceso llevó una semana más o menos, cuando estuvo todo listo, llegó el día de hacer las primeras pruebas de luz y fotografía.

Le pedí que se desnudara y se colocara el antifaz, se pusiera en cuatro y comencé a mover la iluminación y los encuadres para saber en qué posición había mejor luz, menos sombras, que no se vieran demasiado las luces, ni el armario. El equipamiento incluía una mesita de noche también de color blanco cerca de la cama, con un reloj, un soporte de teléfono para vernos como estaba saliendo la imagen y las cámaras iban a ser tres, un teléfono con buena cámara que iba a transmitir streaming, una cámara profesional con un buen lente para primeros planos y una cámara estilo go pro, que usaría yo con una vincha o ella con un jimbal.

Esta sesión de fotos con ella desnuda girando en la cama orientando su vulva a las luces, a la cámara, a mí, tocándose la vulva, metiendo los dedos y frotándose el clítoris, colocándose boca arriba, disimulando algunas cosas no lindas para mostrar nos fueron calentando un poco a ambos y la humedad se fue notando entre sus labios, que al principio estaban muy pegados y al final se movían uno con otro gracias a la lubricación interna y a mí me aumentaba el bulto con cada foto que mirábamos, para mi estaban hermosas y para ella (muy crítica de su figura) no estaban sexys ni lindas para nada. Elegimos entre varios antifaces que teníamos de fiestas, ajustamos para que no se cayeran con los movimientos y ella me pidió cambiar un poco las luces que la dejaban de piel demasiado blanca. Pensé que la sesión de fotos iba a terminar un buen polvo, pero ambos nos comportamos de manera muy profesional. En los días siguientes conseguimos otras luces más cálidas y alguna de tono rojizo e hicieron una gran diferencia.

El segundo día de pruebas iba ser prueba de video, pusimos a grabar las tres cámaras, el teléfono en un trípode captando un ángulo amplio, la cámara con lente captando un primer plano de su vulva y la go pro que tenía yo en mi cabeza, verifiqué que las cámaras 1 y 2 enfocaran lo mismo de distinto lado, metí dos dedos en su mojada vulva, ella arqueó la espalda dejando su culo en alto y se dispuso a disfrutar. A los dos dedos le siguieron 3 y ella continuó gimiendo. Habían pasado los minutos, tal vez mas de 5 y teníamos que terminar, para verificar que las cámaras estuvieran grabando bien, ella no quería y movía su culo hacia mí, y le recordé que se estaba saliendo de encuadre, que esto era un trabajo y que era por plata, que estaba primero el salir bien en la cámara y luego si ella quería continuábamos en nuestra cama, ella quedó en posición, yo me levanté, corté la grabación en las cámaras, y nos tomamos unos minutos para descontracturarnos. Miramos los tres videos y nos dimos cuenta que:

La cámara uno, el teléfono, filmaba desde que ella se desnudó y no lo apagué hasta el final, nos veíamos los dos completos, también se veía claramente su vulva y mis dedos penetrándola, pero también se veía, parte de la cama, la mesa de noche donde iban a estar los lubricantes y dildos y lucía desordenada, además en el encuadre había un ángulo de la habitación que no nos gustaba mucho y ya veríamos como resolverlo, allí también se dio cuenta de los tres dedos dentro de su vulva.

-¿Tres dedos me metiste? Juro que pensé que primero era uno y luego dos. -Dijo.

La cámara dos, con bastante zoom a su vulva perdía enfoque cuando ella instintivamente movía su culo hacia atrás para meterse más profundo los dedos, pero cuando al principio la penetré con dos dedos captó unas imágenes increíbles, hasta pudimos ver dos vellos que habían faltado depilar.

La cámara tres, la de mi cabeza, era muy inestable y enfocaba lo que yo miraba en todo momento, su vulva penetrada por dos dedos, la cámara uno, la cámara dos, las luces, mis manos, de nuevo su vulva mojada, su espalda, su cuello, su cara con el antifaz y de nuevo su vulva penetrada por tres dedos, a lo que decidimos que íbamos a colocar una cámara en algún soporte alto que nos enfocara de arriba, con el riesgo de perder detalles, pero ganar en estabilidad.

También nos dimos cuenta que el audio era malo, no recogía lo que hablábamos ni los gemidos de ella, pero si algo de ruido ambiente, y nos dispusimos a comprar un micrófono que pondríamos cerca de su cara. Ahí se me ocurrió que una posible ubicación de la cámara tres podía ser fijada a mi brazo cuando la masturbara con un dildo, o colgada de la luz central enfocando hacia abajo, cerca de la acción.

También debíamos ordenar la mesa de noche y lograr meter toda la colección de dildos y lubricantes en el encuadre y colocar alguna imagen de relleno porque como decía antes había una pared demasiado blanca y un rincón que no nos gustaba.

Sentados en la cama de filmación, ella se vuelve a poner en pose, me dice.

-Prende las cámaras y fóllame salvajemente.

Encendí la uno, también la dos con un primer plano de su vulva y la go pro en mi mano, muy cerca de su vulva que a partir de este momento era salvajemente penetrada por mi pene, ella frotando su clítoris tuvo un orgasmo casi inmediato y yo igual, pero tuve especial cuidado al retirar mi pene de filmar tremendo agujero que había quedado chorreando semen por los labios de la vulva y por las piernas.

Apagamos cámaras y luces, limpiamos, ordenamos, nos duchamos, cenamos y quedamos que al día siguiente previo a la grabación editaríamos un video de un par de minutos con imágenes del primer día de grabación. Ella estaba entrando al baño, se detuvo y me dijo.

-Sabes que con todo esto ya me siento una estrella porno y eso me calienta mucho?

Hicimos un pacto, “Ninguna imagen ni video a los teléfonos personales” todas concentradas en un disco extraíble de la PC y respaldadas en la nube, y cada vez que termináramos una sesión descargaríamos las tarjetas de memoria inmediatamente.

Con el transcurso de los días resolvimos algunos de los temas que teníamos pendientes. Compramos algunos juguetes nuevos, para la colección que iba a estar disponible para su uso arriba de la mesa de noche y se viera más completa y ordenada. También algún aceite corporal que añadiría brillo. El micrófono que calibramos para que no se saturara ni recogiera ruidos de las sábanas, sacamos el protector impermeable porque generaba mucho ruido y por ahora estaban los líquidos bajo control y alcanzaba con la toalla debajo de las sábanas. Para disimular el encuadre de la cámara uno que enfocaba un fondo blanco y un rincón que no nos gustaba mandé imprimir en una gigantografía una imagen de una orgía, con muchos cuerpos desnudos donde no se distinguían rostros, la imagen tenía unos tres metros de largo por uno y medio de alto, impresa en papel adhesivo. De más está decir que tuve que acudir a un amigo que me hiciera el trabajo en horario en que el taller estaba cerrado y ayudarlo a pegar la imagen sobre un plástico bastante rígido pero enrollable. En la habitación lo ubicamos alrededor de la cama cubriendo ese rincón que no nos gustaba, la imagen formaba un semicírculo que le agregaba profundidad a la imagen, oscurecía un poco el fondo, pero no restaba luz en general.

Nuestra cuenta en la página de video streaming hacía referencia a que éramos una pareja hetero estable, no swinger, pero abiertos a la interacción con nuestros clientes. Las sesiones tendrían una base gratuita, por ejemplo ,iniciando con sexo oral o masturbación pero la interacción con los clientes era pagada. No sabíamos mucho si a alguna solicitud rara le podríamos decir que no y si eso afectaba la reputación después, pero estaba claro que esto era por diversión, que nuestra seguridad estaba primero y que si además dejaba plata mejor.

Cuando tuvimos todo ordenado de nuevo hicimos una segunda prueba, esta vez ambos nos depilamos por completo la zona genital y yo mis peludas piernas, en esos días sin grabación tomó algo de sol desnuda además de alguna crema autobronceante. Ya en posición de perrito establecimos el lugar donde deberían ir las rodillas para que las cámaras no perdieran el encuadre y lo marcamos en las sábanas con un marcador. También en la posición de costado o boca arriba, donde tenía que quedar su culo para estar encuadrada. El único problema era cuando ella levantaba las piernas del todo estando boca arriba, ahí su vulva quedaba expuesta de maravillas, pero yo debía correr la cama unos diez centímetros para que la cámara con zoom mantuviera el encuadre, así su vulva lucía maravillosa, exuberante con una abertura natural aumentada por los gustos de su esposo.

Y así fue como le alcancé un juguete de los nuevos con vibración , le pedí que comenzara a simular que se masturbaba y que empezara despacio porque iba a empezar a transmitir en streaming y podía demorar en aparecer el primer cliente, hice algo de zoom con el teléfono que ya estaba conectado y grabando, la otra cámara, la dos, estaba con el zoom captando como la punta del dildo jugaba con sus labios y la tres grababa desde arriba con un ángulo bastante amplio, pasaron los minutos, ella cada tanto se metía todo el dildo hasta el fondo emitía un gemido, lo sacaba y continuaba pasándoselo por los labios, hasta que llegó la primera notificación.

En la segunda parte:

¿Quiere que me meta tres dildos?

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