Si has seguido mis relatos anteriores en este punto ya conoces un poco de mí y de la relación casual-sexual que tengo con el padre de mi novia.
Después de nuestro encuentro en un hotel de paso, la frecuencia en nuestra comunicación por WhatsApp fue mayor, primero de manera seria y concreta, hasta lo que es ahora, muy juguetona y picante. Comenzó con un: "¿Qué haces?" en un día en que el trabajo me agobiaba y que necesitaba que alguien me sacara con urgencia de ese mood. Le respondí que estaba con mucho estrés y el porqué y después de leerme logró salvar el resto de mi tarde con un simple: "Calma, todo estará bien".
Le agradecí con un emoji enviando un beso y también le dije que tenía muchas ganas de estar con él, que nuestra última vez me había hecho sentir en la nubes y él me respondió que yo a él. Le pedí que me mostrara qué tanto deseaba estar conmigo y después de convencerlo que es prácticamente imposible que alguien pueda hackear el WhatsApp, me envió una foto de su pene erecto, maduro y delicioso.
Trataré de describirla; no sé cuánto mida, pero es bastante gruesa, tanto como para llenarme la boca y casi dejarme sin respiración. Tiene gruesas venas y está un poco curveada a la izquierda. En cuanto se erecta su glande queda descubierto por completo, listo para mis labios, mi lengua, mis manos y mi ano. En cuanto recibí la foto me levanté al baño de la oficina y le envié una foto de mi trasero, diciéndole: "Te necesito aquí". De inmediato me respondió que le mandara una con los bóxers abajo, para ver mis nalgas, y así lo hice. Me dijo que estaría pensando en eso el resto del día.
El fin de semana pasado coincidimos en un desayuno familiar y nos vimos un par de horas en un restaurante al sur de la ciudad con el resto de la familia. Nos saludamos varonilmente frente a todos y pasamos a la mesa, pero hay que decir que entre nosotros había mucha tensión sexual. Antes de ordenar me envió un mensaje que decía: "Baño en 5 min" y se levantó. Después de eso yo me disculpé con los demás y me dirigí a encontrarlo. Estaba en el corredor del baño del restaurante y en cuanto lo miré le planté un beso en la boca.
Él me lo respondió y me dijo que teníamos poco tiempo, por lo que sólo pude masturbarlo un poco en el cubículo y besarlo en los labios mientras me manoseaba el culo. Noté que él tenía mucho tiempo sin nada de nada, porque se corrió después de un par de minutos. Salimos del baño y mientras nos estábamos lavando las manos, me dijo: "Con ese pantalón se te ve un gran trasero". Para mí fue un halago y le agradecí, diciéndole que esperaba poder coger pronto, él respondió que el viernes de esta semana tendría oportunidad. Antes de salir, me pidió posar para tomarme una foto, entonces dejé que se llevara una foto de mi culo como recuerdo de nuestro encuentro en un baño.
Mientras tanto, regresamos a la mesa con normalidad y nadie se dio cuenta de nada. Incluso mientras nos formamos en la fila para el buffet, me acarició una nalga discretamente. Yo sólo me ponía más y más caliente y me costaba disimularlo. Ese día llegué a casa a masturbarme viendo la foto de su verga, imaginando cómo le podría hacer para darle más placer a mi hombre. Me imaginaba jalándola y golpeando con ella mi cara y mi lengua. Necesitaba macho con urgencia. Me puse un calzón de mujer y le mandé una foto preguntándole si le gustaba, y no me respondió hasta el día siguiente que mucho. Que lo disculpara, pero que todo el día estuvo ocupado.
Por casualidad encontré unas fotos mías cuando era joven y mis transformaciones eran mucho más convincentes. Le envié fotos con shorts de cuero, jeans ajustados y faldas que hacían que mis piernas y culo resaltaran a la vista. También con maquillaje de estudio, pestañas postizas y peluca pelirroja que me hacía lucir como una heroína de cómics. Me respondió que lo excitaban demasiado y lo convencí de enviarme un video acariciándose el pene, desde que estaba blando hasta que se puso duro.
Me pidió una foto de mi ano, entonces me escondí el paquete enfrente, abrí mis nalgas y la cámara de mi móvil pudo captar cómo se me dilataba para mi hombre. Se la envié y me dijo que se la jaló hasta que se vino mirándome y recordando la manera en la que me follaba por el culo. Me respondió con una foto completamente deslechado y yo ya estaba tan caliente que me imaginaba lamiéndole la mano y los muslos para recoger su semen con mi boca.
Antes de despedirme le dije que me mandara fotos de alguna mujer que le gustara mucho y que yo trataría de parecerme lo más posible en nuestro siguiente encuentro. Él sin dudar me respondió que Lorena Herrera, una actriz mexicana, rubia, bustona y nalgona que fue muy famosa en los 80-90 (Por eso la peluca rubia). Me contó que desde joven ella le excita mucho, porque salía en películas del cine mexicano para adultos y regularmente aparecía con poca ropa. Entonces no lo pensé y ordené una peluca larga y rubia por Amazon que llegó justo a tiempo.
Desde entonces nos hemos estado enviando fotos, cuando salimos de bañarnos, cuando estamos horny y sólo de esa manera podemos "echarnos una mano". Le gusta que le mande fotos de mis labios con gloss, enviándole besos y de mi lengua. Por alguna razón, con los ojos cerrados. Creo que recuerda cuando me pongo de rodillas para darle sexo oral y cierro los ojos, porque soy así de cursi.
Tenemos un tercer encuentro próximamente y por supuesto, les platicaré cómo sale todo. Conseguí un body que moldea la cintura y acentúa la cadera, un bra con relleno y unos tacones altos. Estoy preparando lo mejor para ese día…