David, mi hermano es guapo, muy guapo, no voy a ser yo la que lo niegue y la mayoría de sus amigas, y de las mías, están de acuerdo conmigo a juzgar por el plan de lobas que llevan cuando él está cerca.
Desde luego sabe aprovecharse de ello y sé que se ha pasado por la piedra a bastantes de ellas. Incluso mis amigas lo miran embobadas cuando estamos estudiando y él entra en la habitación con su pose de chulito.
Pero todo evoluciona y un día empezó a salir con Sonia, una oscura belleza de larguísima melena morena, de profundos ojos azules, parecía que hasta le era fiel y que dejó de hacer caso al resto que mojaban sus bragas por él.
Ella es preciosa, sabiendo el buen gusto que en mujeres tiene el cabrón eso no me asombraba. Pero incluso parecía tener cerebro y saber usarlo. Los ojazos azules le daban un rasgo perverso a su rostro, la nariz fina y larga, labios carnosos el mentón firme, abundante escote que ella lucía generosamente y del que David siempre estaba pendiente.
La cintura estrecha y plana adornada con un pirsin en su plano y bronceado vientre que no le molestaba mostrar por los tops que usaba. Las caderas no muy anchas, lo justo para acomodar un culo firme respigón saliente y de forma de pera, y unos muslos largos y ahusados. Sus preciosas piernas terminaban en unos pies pequeñitos y delicados con las uñas siempre bien esmaltadas.
Yo parecía su reverso en rubia donde ella era morena la piel clara opuesta a la suya bronceada. Ojos negros contra los claros, escasa de pecho pero cónicos, bien marcados y muy duros, el vientre si es plano pero no me atrevo a mostrarlo con tanta generosidad como ella y sin adornos de joyería. Las caderas anchas sin exagerar y un culo amplio por el que suspira mas de uno, unas buenas posaderas.
Sonia me caía bien, no podía evitarlo y yo parecía que no le caía mal del todo, asi que ademas de posibles cuñadas nos hicimos amigas. Ellos seguían su relación que no iba nada mal y nosotras la nuestra que era cada vez mas profunda y de mayor confianza. Teníamos la misma edad, casi los mismos gustos. Cuando ella nos visitaba daba igual que fuera a David o a mí.
A veces salíamos los tres juntos pues entonces yo no tenía novio o cuando mi hermano estaba ocupado salíamos juntas y solas. La primera vez que la vi medio desnuda un día cuando fuimos de compras. Fue en el probador de una tienda, me impactó su cuerpo moreno.
Mientras nos probábamos las prendas solo podía admirar su piel descubierta. Aún no sé por qué, ella admiraba mi desnudez. Cuando me ayudó a bajarme los apretadísimos vaqueros que tenía puestos el roce de sus pulgares en mi cadera me electrizó durante un instante y cuando dijo:
-¡Que culo! ya me gustaría tenerlo así.
Y me dio un azotito en la nalga descubierta por mi escaso tanga. Atiné a contestar:
-¡Y a mí tener tus tetas!
Ambas nos reinos de la ocurrencia mientras se las miraba con descaro. Las llevaba en un sujetador trasparente donde se le marcaban de maravilla los pezones oscuros de pequeñitas areolas y un sensacional relive. Mientras ella cubría sus pechos con una blusa bastante trasparente yo hacía lo mismo con mis caderas con una falda nueva de vuelo muy corta.
Ni siquiera regresamos a casa, David nos pasó a recoger para llevarnos a cenar. Recibió a Sonia con un beso que debió sacarle de su dulce boquita toda la saliva que llevaba. Y cambiarla por la suya, pues a su lado yo podía apreciar el juego de sus lenguas entrando en la boca del otro. Lo que me estaba excitando mucho. Me ponen mucho esos besos largos, lascivos a los que ellos eran tan aficionados.
Pensaba que era una locura ponerme cachonda con mi propio hermano y su hermosa novia pero no podía evitarlo y eso que yo suponía que a mí no me gustaban las chicas. Nunca había hecho nada con ninguna. Durante la cena en el restaurante no paraban de besarse y meterse mano. Y mis pezones rosaditos apuntaban hacia ellos como queriendo salirse de mi camiseta.
Sonia de vez en cuando me cogía la mano y solo podía pensar en que segundos antes había estado tocando con la suya el culo de mi hermano. Cuando caminábamos por la calle y David nos llevaba cogidas de la cintura pensaba que ojalá bajase la mano hacia mi culo como estaba haciendo con el de su novia.
Es más, pensaba que a mi también me gustaría estar tocando el duro trasero de la morenaza. Yo pasaba mi brazo por su cintura o la espalda para que no me diera la tentación de bajarlo hasta las durísimas nalgas de mi hermanito.
En un momento en que ella lo besó aplastó toda su teta sobre mi mano y siguió besándole sin importarle la presencia de mi mano entre los dos. De hecho el brazo de mi hermano me atraía hacia ellos cerrando el triángulo que formaban nuestros cuerpos.
Giraron sus cabezas y comenzaron a besarme a mí. Primero en las mejillas muy suave, como en broma, juguetones, pero pronto bajaron hacia el cuello o hacia mis orejas erizando mi piel con algo que nunca había sentido. Dos bocas, labios y lenguas, largos y húmedos besos que caían a la vez sobre mi epidermis.
El brazo de Sonia rodeó también mi cintura, cerrando el triángulo, pero esta vez su mano se posó directamente sobre mi culo apretándolo y estrujándolo. Al oído ella me dijo:
-¿No te gustaban mis tetas? pues aprovecha que también son tuyas.
Pensaba que era una locura, una dulce locura. Que los deseaba a los dos y ellos parecían desearme a mí. Sin mas escalas nos dirigimos a casa y a la cama de mi hermano que era casi tan grande como la de nuestros ausentes padres. Sin cerrar la puerta del piso y Sonia ya me estaba abrazando y besando.
Su lengua se abrió paso por mi boca como un ciclón que todo lo arrasa, parecía que intentaba llegar a mi campanilla. Yo solo podía corresponder a su lascivo ósculo abrazándola mas fuerte y dándole mi lengua para que jugara con ella como quisiera sin oponer mas resistencia. Me había rendido hacía horas, pero ella completó la conquista.
Tras de mi David había cerrado la puerta y con un abrazo de oso nos rodeó a las dos diciendo:
-Mis chicas, las dos mujeres que más quiero, y ahora os quiero desnudas a las dos.
Cumpliendo la orden con sumo placer procedí a desnudar a su novia mientras ella hacía lo propio conmigo. Le arranqué la blusa y el sujetador deseando tener sus preciosos pechos desnudos del todo lo antes posible a mi vista y desde luego al alcance de mis manos.
Sin cortarme un pelo y visto que ella también lo deseaba me agaché y se los besé, lamí el pequeño pezón oscuro, todo el contorno e incluso levantándolos con mis manos el sudor de la parte baja donde apoyaban sobre las costillas.
Ella fue derecha a por mi falda que quedó en el suelo olvidada y lanzó su mano que pasó a acariciarme el coñito por encima del tanga haciéndome suspirar y decirle:
-No me hagas eso cuando tengo tus melones. ¡Ui! ¡Perdona! pechos, en la boca, podría arrancártelos de un mordisco.
Su risa cristalina resonó en mis oídos como respuesta.
Bajé sus pantalones deseando descubrir el resto de su anatomía y ella me sacó el top y suje de una sola maniobra dejando mis no tan pequeñas tetitas blancas al alcance de sus manos que las acariciaron golosas. Mirándome a los ojos ella movió la cabeza en dirección a mi hermano y sonriendo y con los tangas todavía puestos nos lanzamos sobre él.
Arrojándolo con nuestro peso sobre la cama, mientras una le desabrochaba la camisa la otra hacía lo propio con el pantalón dispuesta a arrancárselo sin miramientos. Para hacer mia esa polla con la que había soñado un montón de veces y solo vislumbrada en el baño o en un cambio de ropa descuidado.
Su slip ajustado marcaba perfectamente la dureza del pene deseando salir de su prisión. Así que liberé aquel prisionero solo para volverlo a encerrar de inmediato en mi boca casi hasta la garganta. Sonia me dijo:
-Déjame un cacho.
Y las dos juntas nos dedicamos a lamer tan dulce caramelo cruzando nuestras lenguas y bocas sobre la polla y los huevos. El instrumento brillaba húmedo de nuestras salivas, bien lubricado. Mi amiga me cedió el sitio encima de mi hermano y me subí a cabalgarlo.
Pero ella tenia otra idea. Le gustaba mi culo y sabía lo orgullosa que estaba de él y quería ver como mi hermano me lo follaba. Al notar su lengua recorriendo la raja de abajo arriba casi me derrito y me corro sin tener la polla dentro.
Sus labios incansables recorrían todo mi trasero sin descanso, me penetraba el ano con la sin hueso y sus dedos bien ensalivados. Cuando juzgó que estaba muy excitada y caliente guio la polla de David a mi culo abrió mis nalgas con las manos y puso el glande preparado para abrirme.
Solo tuve que dejarme caer hacia atrás para que su rabo se deslizara en mi interior sin apenas esfuerzo. No era el primero que recibía por ahí pero las personas con las que estaba hacia que fuera el mas morboso.
Mi hermano no se había quedado quieto mientras pasaba todo eso no había dejado de amasar mis tetas y besarme el cuello y la boca y morderme los pezones con la fuerza justa la que a mi me gusta.
Me empecé a mover despacio suave dejando que el precioso pene que notaba dentro fuera encontrando su recorrido placentero. Y así mi cuñada podía seguir acariciándonos y lamiéndonos a ambos.
David por fin me agarró de la cadera guiando la penetración también a su gusto y me miraba a los ojos con ternura y amor y a veces con lascivia. Hasta que ella se sentó en su cara buscando su ración de placer.
Los ojos que me miraban con deseo fueron los de ella, sus labios los que besaban mi boca, su lengua la que jugaba con la mía y sus manos las que amasaban mis pechos. No me quedé quieta y de inmediato me apoderé de sus tetas que me tenían hipnotizada.
Me podía hacer una ligera idea de lo que sentía con la lengua de mi hermano en su conejito mientras yo me derretía por el culo. Mi orgasmo fue tan fuerte que tuve que agarrarme a ella para no caerme de la cama.
Pero él seguía con la polla dura sin haberse derramado así que me pidió cambiar lugares. Me hizo sentar sobre la cara de David que de inmediato clavó la lengua en mis labios mientras ella se empalaba en su polla.
La ayudé sujetando su estrecha cintura para que no lo hiciera demasiado rápido y se hiciesen daño. Pero parecía que no era la primera vez y que aquello entraba sin problemas. Mientras él seguía duro y me corrí un par de veces. Además la lengua juguetona de su novia recogía los jugos de mi interior sin que frente a mí ella no dejaba de subir y bajar.
Nuestras manos acariciándonos sin descanso. Pellizcando nuestros pezones lamiendo cuellos y hombros. Como antes conmigo ella se corrió antes ayudada por dos de mis dedos en su clítoris y en su vulva. Mientras el pene que compartíamos seguía duro como una roca. Nos miramos a los ojos y entendiéndonos sin palabras nos lanzamos a comerla a dúo. Eso sí dejando nuestros culos al alcance de sus manos.
Se que a mi me follaba el xixi con dos dedos de la mano derecha no se lo que le hacia a ella con la izquierda pero a juzgar por la mirada perdida, la cara de vicio y la lengua sin descanso que tenia frente a mi debía ser tan excepcional como lo que me hacía a mí.
Mientras yo chupaba sus depilados huevos ella subía por el marmóreo tronco y cuando yo subía a por el glande nos cruzábamos húmedas en medio de la polla.
Logramos que por fin se corriera con ese tratamiento dándonos su semen en nuestras caras. Él se unió al beso saboreando su lefa con tanto gusto como lo hacíamos nosotras.
Ya relajados sin la urgencia que habíamos sentido hasta ese momento nos acostamos cada una a un lado de David acariciándonos con suavidad y ternura. Adormiladas pero sabiendo que había amor entre los tres. Con las cabezas en los huecos de sus axilas a veces nos estirábamos para besarnos.