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Ultimo adiós a mi inocencia (padre e hija)

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Nunca pensé volverme voyeur, si tal cual, cada vez que puedo observo a mi padre en total estado de desnudez, pero ese voyerismo, se convirtió en algo más que solo ver… y quise más.

Todo comenzó al escuchar en una reunión, a cuatro amigas de la familia hablar con mi madre, sin que ellas se dieran cuenta, me acerque lo más posible a ver que decían, en base a sus gestos y caras parecía estar jugosa la charla, sobre todo cuando pude escuchar la frase “me deja de cama cada vez que lo hacemos”.

Tengo veinte juveniles y muy bien puestos años, juego hockey, mi alimentación es muy sana, no tengo vicios. Con mi edad y mi altura, un metro casi setenta centímetros, un culito respingón y endurecido, piernas fuertes con músculos bien marcados, tengo a varios de mis compañeros que quieren hacerme el “entre”. Nunca un novio oficial y menos de larga data, todos fueron filos que solo querían tener relaciones conmigo, las que hasta el día de hoy no las había tenido.

Pero volvamos a la charla. Como dije me acerque disimuladamente a la conversación haciéndome la distraída y me senté cómoda con un jugo sobre un cómodo sillón, para escuchar bien.

-La verdad y como te dije me deja de cama, me pega unas sacudidas impresionantes, de todas las formas y poses imaginables, si me preguntan alguna cualidad que sobresalga, debo decir que son dos, me hace un sexo oral que me deja temblando las piernas y tiene un miembro que si bien no es inmenso tiene unas medidas que salen del promedio.

-Bien que hiciste Raquel, se ve un hombre de respeto en la vida social.

-Si chicas, en la vida social y diaria es así, me respeta y me tiene como una reina, lo mismo que a nuestra hija Sara.

La conversación siguió y cuanto más alcohol más picante y con lujo de detalles se ponía.

-El otro día sin ir más lejos me hizo una propuesta, ya que él es quien inventa o trae cosas nuevas en el sexo, de usar disfraces y hacer como que no nos conocíamos, hacer el amor sin sacarnos las máscaras. Cosa que le dije sin dudarlo que sí, pero dentro de un tiempo, así tendríamos tiempo de elegir bien los disfraces.

La cuestión es que al revés de los otros adolescentes, que les da cosa escuchar la actividad de sus padres, a mí me apasiono, llegando al punto de mojar toda mi bombacha y llegar a casa derecho a la cama para masturbarme. Luego de realizada la tarea de desfogue, comencé a urdir un plan para ver los atributos de mi padre, cosa que me resulto fácil, lo comencé a hacer tres días después, cuando fuimos a la casa que tenemos para fines de semana en la playa.

-Raquel, ¿vas a ir a comprar algo para la cena?

-Si Diego, ahora estaba justo agarrando dinero para ir.

-Bueno mi amor, mientras vas me doy una ducha.

-Dale mi vida.

Cuando escuche eso, saque mis cuentas de lo que tardaría en volver, ya que quedaba un poco lejos el mercado, calcule aproximadamente unos veinte minutos a media hora, cosa que me daba el tiempo para mi plan.

La casita era una del tipo alpino, abajo living cocina comedor todo junto y justo en medio, debajo de la escalera el baño y arriba las dos piezas, todo se dividía con madera. El descanso de la escalera quedaba justo arriba del baño. Ya había visto con anterioridad que la madera que separaba tenía unos nudos flojos, los había probado y salían fácil, pero solo uno me daba la visión que necesitaba.

Al escuchar el agua golpear el piso de la bañera subí sigilosamente la ruidosa escalera y al llegar al descansillo, saque el nudo que oficiaba de tapón, viendo el escultural cuerpo de mi papa, con su rubio pelo ya mojado y entre sus piernas un gran pene, más pequeño que los vistos por mí en las películas XXX pero sin envidiarle nada a ninguno de los actores, se comenzó a enjabonar, mi excitación crecía, sintiendo la humedad de mi entrepierna que mojaba la parte baja de mi malla de baño.

No pudiéndome contener, mis manos comenzaron a jugar con los pezones ya erguidos y duros, dándole pequeños pellizcos, mientras mi otra mano acariciaba la vagina por encima de la malla, para ir buscando un lugar por donde ingresar a mis labios depilados. Encontrando la ubicación justa deslice mis dedos por un lateral acariciando los inflamados labios vaginales que debido a la humedad reinante permitieron fácilmente el ingreso de dos dedos en mi virginal cueva, mientras hacia el movimiento de entrar y salir, prendí la cámara del celular para que ella me ampliara la escena, poniéndola justo en la abertura del descanso y así tener la otra mano libre y observar a gusto. Mi otra mano fue directo al clítoris duro de la excitación, presionándolo suavemente y con movimientos circulares.

No tarde mucho en tener un orgasmo totalmente mudo, pues como un soldado en posición de ataque no podía revelar mi posición.

A la vez que terminaba de poner el tapón del agujero, mi padre se aprontaba a salir del baño, alcance justo a bajar, mi madre entro en la casa y mi padre salió. Ninguno noto mi agitación.

Varias veces repetí la operación tapón del baño mastúrbate zorra. Inclusive una vez me anime cuando se bañaron juntos, observando un polvo de película, fue cuando dije, eso quiero para mí, organizando un plan para poder cogerme a mi papa, quería que mi primer hombre sea él.

Lo primero que hice fue un mail nuevo con datos falseados obvio, le puse “tu hada azul”.

Intercambio de mail.

-Hola Diego, no me conoces, pero quiero saber si deseas hablar conmigo.

-Hola hada azul, la verdad nunca había recibido un mail tan intrigante. Generalmente me escriben por trabajo. ¿de qué quieres hablar?

-La verdad no se bien, pero un comienzo es un comienzo, tenía la duda si me responderías.

-Soy un caballero, aunque sea por duda, siempre respondo.

No escribí más para dejarlo en ascuas y ver si tenía intenciones de seguir el juego.

En casa no hizo ningún comentario al respecto.

Como a los cuatro días recibo un mail de él.

-Hola hada azul, ¿se te pasaron las ganas de hablar?

-Hola diego, no, no quería molestarte tanto.

-¿Qué edad tenés?

-La suficiente, para conocer muchas cosas.

-Relativas a que.

-Ufff, te adelanto algo, no tengo tanto, pero si la necesaria.

-¿Puedes mandar foto?

-Tal vez.

Otra vez lo deje sin más contestación. Hasta que me acorde de algo escuchado en la reunión, disfraces… comencé a sacarme fotos disfrazada de un montón de cosas, sobre todo eróticas, para así luego elegir una, tal vez su fantasía del disfraz hacia más fácil y rápida la cosa.

Nuevamente a los días le envié una foto de cuerpo entero con un disfraz de diablesa, una tanga que dejaba ver la silueta de mis labios vaginales con dos tirillas que iban hacia atrás para converger en una sola que se perdía entre mis nalgas tímidamente cubiertas con un capa, un sostén tan pequeño que apenas cubría la totalidad de los pezones y su areola con un triángulo de tela. Para no descubrir mi identidad una máscara de goma completa, de una diabla muy bonita, con sus cuernos y haciendo juego con el traje, de color rojo.

-Vaya que hermosa diablita, ¿sos tan así?

-Mi señor, si desea averiguar tendría que probar…

Enseguida me mando también una foto disfrazado de policía vestido con cuero, pantalones cortos, muy cortos que dejaban ver su sabroso bulto, calculo que se estuvo tocando para que crezca y se vea grande. Completaba su atuendo un antifaz a media cara, que si no fuera mi padre no lo reconocería y en ambos lados de la cadera colgaban unas esposas.

-Señor policía, ¿no quiere arrestarme?

-Si es posible si, te espero el sábado en… me pasa la dirección conocida por mí, la casa de la playa, a las veintiuna horas.

-Dalo por hecho, ahí estaré.

-Pasa, te voy a dejar la puerta abierta, obvio te espera dentro “el policía”

-Bien, entonces ahí estará la diablesa para que puedas arrestarla.

No era raro que yo saliera los sábados, pero quería ver como se la arreglaba mi padre para salir. No le fue tan difícil, la preparo de a poco, le dijo a mi mama que se iba el sábado al mediodía a la casa de la playa, unos amigos querían ir a pescar y lo invitaron, como a él no le gusta la pesca, tenía que hacer el asado. Que volvería el domingo a media tarde.

Llegue casi puntual, con mi auto, el que deje estacionado a una cuadra, me vestí dentro del coche y cuando vi que no había nadie fui presurosa a la casa. Entre, estaba todo a media luz y con música suave, pero de mi padre ni noticias, no se veía por la casa, más bien dentro se veía muy pero muy poco, había colocado luces rojas, que después me dijo eran para ambientar.

Haciéndome la que no conocía la casa, revise todo cual si fuera un ladrón, hasta que siento que me toman por detrás, torciéndome suavemente los brazos hacia la espalda y poniendo las esposas en mis muñecas.

-Te atrape diablita, no te me vas a escapar vas a ir a prisión.

-No por favor señor policía, déjeme ir, hago lo que sea para que me suelte.

Besándome el cuello me llevo hasta la escalera y me esposo a un escalón alto, solo la planta de mis pies tocaba el piso, pies que amarro con un cepo para mantener las piernas separadas y a este lo ato con una cuerda a un escalón más bajo, imposible de moverme, ya me estaba poniendo nerviosa, pero mi vagina chorreaba jugos por doquier.

Me pregunto si había llevado ropa, a lo que le respondí asintiendo con la cabeza. Comenzó arrancándome la bombacha, para seguir con el sostén, me dejo la capa y la máscara.

Sus labios se posaron en mi cuello besando toda la circunferencia, con lo poco que se podía ver de mis labios que estaban al descubierto, me robaba unos cálidos besos, para ir bajando por mi pecho haciendo una escala en mis tetas, dando pequeñas mordidas a mis pezones duros de la excitación que tenía. Sus manos recorrían mi cuerpo haciendo que se erice la piel, esos besos se acercaban a mi entrepierna deseosa de ser vulnerada, siento esa cálida lengua rozar mis labios vaginales en toda su extensión, no hizo falta mucho tiempo de jugar en la zona, al tocar con ella mi clítoris, de mi boca escapo un gran gemido y un grito de placer indescriptible, mientras escuchaba de la suya…

-Si así me gusta, disfruta que en un rato viene lo mejor, que rico sabor el de tus jugos, mientras conversamos por mail me lo imaginaba, pero es mucho mejor de lo imaginable.

-Te aviso mi amo, aun soy virgen, pero tenías que ser vos quien se quedara con mi inocencia, nadie más que vos se la merece.

Subió unos escalones hasta quedar con su verga la altura de mi boca, sin dudarlo me acerque a ella besándola suavemente hasta hacerla perder dentro de mi cavidad bucal, casi no me entraba toda en la boca, calculo que su excitación era mayúscula, porque no me permitió seguir chupando, si no que empezó a cogerme literalmente la boca, siento que su miembro se comenzó a hinchar, y en su palpitante ir y venir, descargo mucha cantidad de su semen, ese que tantas veces saboreo mi madre.

Luego de haberme entregado todo ese líquido viscoso y sabroso, entre suave, picante, dulce y amargo, me dejo atada y se acercó a su bolso para sacar algo, regreso con algo que luego me entere se llama fusta, tal cual la que usan los jockey´s para castigar a los caballos, e hizo lo propio conmigo, azotando mis glúteos, no para hacerme daño, no era dolor era un ardor que encendía más mi excitación y me gustaba.

Cuando creía que terminaba todo, esas fuertes manos acariciaban mis glúteos en el mismísimo lugar de los golpecitos, tomo ambos glúteos, los dedos pulgares llegaron a ambos lados del esfínter anal, separándolas, su lengua comenzó a jugar en dicho esfínter, primero suave y en círculos de afuera hacia adentro y más luego endureciendo la lengua la ubico justo en el centro para introducir una porción de ella, estaba ya en ese punto pidiendo gritos que me la ponga, quería que mi papa me haga el amor, lo necesitaba dentro.

Cuando estaba en lo mejor de mi calentura, fue a traer el colchón del pequeño futón que estaba en la sala, colocándolo en los peldaños de la escalera, me desato, para volver a amarrarme en la escalera sobre el colchón de esa cama improvisada, se posó sobre mi cuerpo tembloroso de primeriza, esa enorme verga se fue abriendo camino en mi canal vaginal, hizo tope con el himen intacto e incorrupto hasta ahora, solo había sido vulnerado con mis dedos al masturbarme.

Sello mis labios con un beso cálido, creo que para callar mis gritos que iban en aumento, su pene había empezado su trabajo y dolía un poco, diría bastante, sacaba y metía hasta hacer tope con la famosa “telita”, en una de esas embestidas suaves de un solo empujón me la introdujo hasta topar con el cuello del útero, si bien no podía gritar pues su boca y lengua sellaban la mía, la abrí inmensamente y escapo un gran grito, mezcla de dolor y placer, sentía que me quemaba por dentro pero me gustaba, se detuvo un instante.

-Avísame cuando pase el dolor, para poder seguir. -Me dijo.

-No te preocupes, fue mi decisión, seguí por favor no pares.

-¿No tenés miedo de quedar embarazada en tu primera vez?

-No, cuando emprendí esta aventura comencé con pastillas, pero por favor seguí, no aguanto más.

Continuó con su labor, para que contar que por ser mi primera vez la estaba pasando de diez, ya llevaba mi tercer orgasmo cuando su bombeo era más, por así decirlo, salvaje, sin miramientos ni contemplaciones, su tronco iba y venía llenando mi vagina, chocando contra el fondo de ella, hasta que sentí su semen llenar todo el espacio que quedaba libre dentro.

Que felicidad, estaba sintiendo las mismas sensaciones que mi madre, cuanta envidia me daba, poder disfrutar cuando quisiera de semejante hombre y tamaña verga tan llena de sus jugos tibios que ahora compartimos.

Me desato y se fue al baño, ocasión que aproveche para irme raudamente hacia mi auto, así como estaba, solo vestida con la capa, por suerte debido a la hora no me cruce con nadie. Me vestí con mi ropa en el vehículo y salí presurosa para casa pensando en la noche que había vivido.

Al llegar lo primero que hice fue ir al baño para borrar vestigios que pudieran quedar de esa primera vez, la toallita protectora tenía un líquido rosado como recuerdo de la inocencia perdida, líquido que mezclaba el olor al semen de mi padre y las trazas rojas de mi sangre.

Ahora le creía más a mi madre cuando dijo que la dejaba de cama, me dolía mucho, pero era un dolor soportable y lleno de gusto.

Al otro día, llega mi padre, luego de saludar efusivamente a mi mama, me revuelve el pelo acariciándolo y me dice algo que me llama poderosamente la atención.

-Hola mi diablita, como estuvo su noche, la pasaste lindo.

-(sin titubear) si papito a dios gracias fue muy linda la juntada.

El resto del día transcurrió demasiado normal, pero aun daba vuelta en mi cabeza la frase de mi papa, “hola mi diablita”.

A los dos días de haber ocurrido mi primera vez, recibo un mail.

-Hola diabla, o preferís que te llame mi hada azul, pues veo que tienes varios personajes.

-Hola, podes llamarme como gustes, ¿te gusto la sorpresa que te di?

-¿Cuál de todas? Tu primera vez, que estabas linda, que te fuiste sin avisar o la otra.

-¿La otra? ¿Cuál sería?

-La que no se puede ocultar por mas mascaras que se te usen, el instinto de padre no falla nunca.

-¿te diste cuenta?

-Si Sara, desde que abriste la puerta.

-¿Por qué seguiste mi juego?

-Por qué siempre estuve enamorado de vos.

-¿Estás enojado conmigo?

-Para nada, solo te voy a pedir que sea un secreto entre los dos.

-Obvio papa, nadie debe enterarse que somos amantes ni que fuiste mi primera vez, nadie, nadie se lo merecía más que vos.

-¿Qué somos amantes?

-Sí señor, quiero que esto siga, ¿o te arrepentiste?

-Para nada, pero veamos que surge.

-Papa tenemos teléfono con WhatsApp, podemos a partir de ahora hablar por ahí ¿no?

-Jajaja si, si hija tenés razón.

De ahí en más seguimos nuestra relación amorosa, haciendo el amor donde podíamos, en casa, un hotel, la casa de la playa o el auto, todo es bienvenido.

Cierto día mama se fue a bañar, quiso darse un baño de inmersión en la bañera, como siempre, tarda aproximadamente tres cuarto de hora, aunque a veces una hora.

Yo estaba haciendo la cena en el momento que papa se acercó tomándome por detrás, amasando mis tetas fue bajando sus besos por mi espalda a través de la ropa, me bajo el short y comenzó a jugar con mi cola, ya intuía lo que pretendía, comprobándolo cuando unto sus dedos con aceite de cocina y lo esparció en su pene y mi cola, intento introducirlo pero el dolor era impresionante, estuve a punto de gritar cuando lo saco y me susurro al oído.

-Para la próxima, lo vamos a ir preparando bien, me vuelve loco tu culo hermoso.

-Si papito, como hija “diablita” y obediente va a ser tuyo.

Pero esa es otra historia, por ahora nos contentamos con lo que venía ocurriendo y programando una salida de padre e hija para redecorar la casa de la playa.

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