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Un grato encuentro durante un viaje
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Tiempo de lectura: 5 minutos

En esta ocasión les quiero compartir esta historia, que sin duda me dejó una gran huella en mi vida. No esperaba en lo más mínimo que esto me pudiera suceder, sin embargo pasó y lo disfruté al máximo. Ya había viajado a Europa en varias ocasiones siempre por motivos de trabajo, siempre había estado en una relación estable durante mis viajes así que siempre me concentraba en lo laboral.

Pero esta ocasión pareciera que todo dio de vueltas y al mismo tiempo se acomodaron las cosas, terminé una relación, en el trabajo me hablaron de un proyecto más en el extranjero y así, sin más, me fui sin la más remota idea de que iba a encontrarme una gran persona. Soy abiertamente gay, me encanta la lencería y me encanta referirme a mi misma como ella en mis relatos, soy muy apasionada e intensa, me tomo en serio el entregarme a alguien porque me encanta el hacer sentir bien a mi pareja, en darle esos bellos efímeros momentos de placer que son (en mi forma de ver las cosas) la mejor razón para vivir, que son la única y verdadera razón de estar en este mundo. Besos a todos y espero que les guste el siguiente relato.

Una ocasión estando fuera del país por motivos de trabajo, organicé un poco mi estancia, para esto busqué que hacer en mis ratos libres, ya que últimamente había descuidado mis rutinas de ejercicio, decidí cambiar un poco y hacer algo de natación, así que empaqué mis trajes de baño, gorras y gafas, busqué escuelas de natación para que después del trabajo pudiera ir a hacer deporte, estaba un poco nerviosa pero a la vez decidida a pasarla bien y no todo el tiempo encerrada en una habitación de hotel, así que al segundo día al salir del trabajo conduje hacia la alberca.

Después de nadar poco más de una hora, decidí ir a descansar, así que salí de la piscina para dirigirme a las regaderas. Ya prácticamente todos se habían ido, así que las regaderas estaban vacías, había 6 regaderas así libres 3 de cada lado y al fondo un par de regaderas más que se veía eran privadas o para personas mayores, de las 6 que había elegí una del centro a mi derecha, justo había empezado a enjabonarme cuando apareció un chico muy guapo, parecía un típico europeo alto, rubio, ojos verdes, complexión esbelta no musculoso pero si en forma, unos 1.75 m de estatura y pues no pude evitar ver su miembro rodeado de vello rubio, no sé de dónde salió y la verdad eso era lo que menos me importaba, de pronto regresé por un momento a la realidad y me sorprendió el hecho de que eligiera una regadera justo al lado mío cuando había otras 3 completamente vacías en frente y se podía bañar más cómodo, supuse que lo que buscaba era un latino cachondo y eso era lo que iba a encontrar.

Pude notar que él también buscaba mirar mis nalgas lo cual me excitó, así que no dude en aprovechar cualquier movimiento para darle la espalda y dejarle ver mi bien formado trasero y por supuesto noté que él también tenía unas muy bonitas nalgas redonditas y limpias como las de un bebé. Iniciamos un juego de mostrarnos el uno al otro nuestros atributos mientras nos enjabonábamos muy sugestivamente. Fue un bello espectáculo ver el agua bañar su cuerpo bien formado, su espalda, sus piernas, pude notar entonces que en su brazo tenía tatuada una pluma de colores, la verdad era un tatuaje muy bien hecho, el artista había logrado un perfecto balance de iluminación y contraste con el tono de su piel, algo simplemente divino.

Nuestras miradas finalmente se encontraron, así que sin dudar le miré por unos momentos para decirle que estaba lista para él. Lentamente nos acercamos para continuar enjabonando nuestros cuerpos el uno al otro, bajé mis manos para acariciarle su verga, ¡uhm!, se sentía rica, dura, venosa, gruesa y tibia. Lo empecé a masturbar mientas el acariciaba mis nalgas y me besaba con pasión. Sin más palabra me arrodille frente a él y empecé a mamársela como si fuese la última verga de este mundo, empezó a gemir y yo subía la mirada de vez en cuando para verle gozar y vaya que se veía hermoso, mis manos acariciaban sus muslos, sus testículos y sus nalgas, tenía un glande hermoso y bien hinchado que me encantaba rodear con la lengua mientras me saboreaba sus líquidos.

En este punto estaba locamente ansiosa de sentir esa verga dentro de mí, se la chupé un par de minutos más y me puse de pie sin dejar de mirar y acariciar esa hermosa y gorda verga, finalmente levanté tímidamente la mirada, entonces el me hizo una seña para seguirlo a una de las regaderas privadas, una vez adentro me puso de espaldas a él y se arrodilló para empezar a besar mi trasero, yo estaba entregada a él mientras me acariciaba los muslos o me apretaba las nalgas, sentí como su lengua me recorría desde mi ano hasta el inicio de mi espalda baja.

Me sentía en la gloria sentir sus labios y su lengua dándome placer, pronto me di cuenta de que esa regadera tenía un asiento para personas mayores el cual aproveché para subir mi pie derecho e inclinarme para ofrecerle mejor mi trasero y vaya que supo aprovecharlo yo volteaba de vez en cuando y se veía divino, ya tenía mi culito bien preparado para este momento, aun así, el usó dos de sus dedos para dilatarlo y confirmar que estaba lista para recibir sus embestidas.

Finalmente se puso de pie mientras yo me quedé igual con una pierna levantada y me incliné un poco más para facilitarle la tarea de hacerme suya, fue muy cuidadoso, se puso un preservativo y me la colocó bien a la entrada de mi culito, comenzó por darme unos piquetitos que me pusieron loca y deseosa de recibir esa verga, pero antes de empujármela me hizo voltear la cara hacia él, me miró y acercó sus labios a los míos para fundirlos en un lujurioso y apasionado beso, mientras me besaba sentí como empezó a empujármela y me volví loca de placer, fue tan tierno y placentero el sentir como cada milímetro de su gruesa y venosa verga se introducía dentro de mí.

Solo tenía una opción y esa era entregarme al placer sin ningún pudor y así lo hice, entonces dejé de besarle, busqué su mano y la usé para ahogar mis gritos de placer, yo tenía unas ganas locas de gritar pero solo gemía y le escuchaba gemir, con mis labios busqué su dedo medio para chupárselo como si fuera una segunda verga lo cual noté que lo excitó y solo sentí como me embestía con más fuerza, así que chupé su dedo con lujuria desmedida y el respondía con unas embestidas cada vez más fuertes, dejé su dedo por un momento y el bajó el ritmo un poco para darme unas embestidas más lentas y suaves que disfruté con mucho placer, aproveché esto para concentrarme en apretar mi culito y gozar esas penetraciones en total plenitud y en total entrega a mi macho.

El aprovechó para besarme el cuello a lo que yo le respondí moviendo la cabeza de lado para facilitarle la tarea mientras con una de mis manos acariciaba su cabellera y le ayudaba a guiar sus besos hacia donde me producían más placer. Se apartó un poco de mi cuello para mirarme e iniciar una nueva ronda de fuertes embestidas, yo solo le miraba mientras ahora mordía uno de mis dedos para ahogar mis gritos de placer y solo gemía y jadeaba para darle a entender que me estaba volviendo loca y que no quería que parara de metérmela así de rápido y así de fuerte.

De pronto paró las embestidas, me hizo bajar la pierna del asiento y usando su manos para tomarme de las caderas me mantuvo penetrada, me giró y me jaló hacia atrás mientras él se sentaba, entendí entonces que era mi turno de darle placer, así que me separe un poco de él y usando mis manos separé mis nalgas para darme una ensartada lenta y profunda acompañada de un largo gemido, repetí el movimiento varias veces, después apoyé mis manos en sus piernas y empecé a ensartarme lento, apretando fuerte mi culito y meneando las caderas para darle el mayor placer, él estaba encantado y loco de placer, de hecho ambos gemíamos intensamente, aprovechó mis ensartadas lentas para darme unas buenas nalgadas (me encantan las nalgadas), estaba concentrada en que mi culito se comiera esa verga completa una y otra vez, hasta que noté que me apretó las caderas con ambas manos y guio mis movimientos para hacer las penetraciones más rápidas y más intensas, comenzó a gemir y jadear más agitado por lo que entendí que estaba a punto de llenarme de su semen, entonces me concentré de nuevo a apretar mi culito y esperé su venida, ¡uhm! Que rico, simplemente indescriptible. Me hizo sentir plena y llena de placer.

Me separé de él y continué mi ducha, tan pronto él se levantó me enjabono la espalda, yo hice lo mismo por él y aproveché para acariciarle de nuevo esa rica verga, ¡uhm! no podía dejarla ir así nada más, me arrodillé de nuevo y se la chupé unos minutos.

Salimos fuimos a los vestidores y nos despedimos no sin antes intercambiar teléfonos para el siguiente encuentro…

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