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Unas vacaciones con mi madre (7): La mejor de las putas

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Cuando Estela volvió a casa ya estaban su madre y Luis tomando una cerveza en el salón.

—Que tal hija, te ha pasado Roberto los apuntes? Preguntó con sonrisa irónica.

—Todos! Menudo trabajo me ha quitado! Y vosotros, que tal? Preguntó también Estela con ironía.

—Fenomenal! Esa sola palabra lo define todo! Contestó Amanda riéndose más descaradamente.

—Tú también lo defines así, Luis?

Luis se había puesto colorado y no sabía que responder.

—Si, si! Lo hemos pasado bien!

Estela lo miró con ojos algo diabólicos.

—Yo también lo he pasado… como has dicho mamá! Ah, si, “fenomenal” con Roberto y su padre!

—Ah, también te ha ayudado su padre? Volvió a ser irónica Amanda.

—Se presta rápido a ayudar en lo que haga falta, tú lo sabes bien, mamá!

Aquello parecía una batalla dialéctica entre madre e hija y Luis quiso escapar de ella.

—Bueno, yo me tengo que ir! Quiero ver cómo anda mi madre!

—No te preocupes, mi marido la estará cuidando bien! Siguió Amanda irónica.

—Vale, pero me voy! Contestó Luis a la vez que se levantaba y se marchaba.

Cuando se fue las dos rieron ampliamente.

—Diosss, como folla ese muchacho! Dijo la madre dando un sorbo al whisky espatarrada en el sofá.

—Sabia que te iba a gustar! Le contestó Estela poniéndose otro whisky.

—Me la ha metido por todos lados! Y con qué energía, diosss! Creo que solo le quedan fuerzas para irse a la cama! Jajaja!

Rieron las dos a la vez dando buena cuenta del whisky.

Cuando Luis llegó a casa Carlos ya se había ido y Elena estaba preparando un café.

—Que tal mamá? Como ha ido el paseo?

—Muy bien! He conocido mejor a Carlos y es un tío estupendo!

Luis torció un poco el morro pensando en lo que significaba esa palabra, seguro que se había follado bien a su madre.

—Me alegro de que te guste, pero como bien sabes, está casado!

—Jajaja, eso no me importa, tampoco quiero casarme con él!

—Pero a lo mejor si que le importa a su mujer vuestra relación!

Elena le miró intrigada, notaba a su hijo algo molesto.

—Que te pasa hijo? Te noto como enfadado!

—Bueno, es que no me gusta Carlos!

—Creo que estás celoso, hijo!

—No, no es eso!

—Si cielo, es eso. Pero tienes que entender que mi vida continúa y no estoy dispuesta a meterme en casa como una monja! Le dijo con cariño acariciándole la mejilla. Además, tu para mí eres lo primero!

Acabó diciéndole a la vez que le besaba tiernamente en los labios. Vino un segundo beso más largo donde las lentes encontraron. Se rodearon el uno al otro con los brazos y el tercer beso fue profundo y lascivo saboreando el interior de sus húmedas bocas.

Se separaron al sonar la cafetera.

—Quieres un café?

—Si, gracias! Contestó Luis.

—Tengo que contarte algo! Dijo su madre poniendo los cafés sobre la mesa baja del salón.

Luis ya estaba sentado en el sofá, con los bóxer de baño y una camiseta. Elena todavía llevaba el bikini, pero cubierta por una bata veraniega. Se sentó pegada a él y le miró a los ojos.

—Tú mismo dijiste que habíamos venido a pasarlo bien!

—Es verdad mamá. No tengo derecho a controlar tu vida!

—Me alegro que lo reconozcas. No obstante, he venido contigo y estaré contigo todo el tiempo que desees. Para mí eres prioritario a cualquier otra cosa!

—Gracias mamá, eres más comprensiva que yo. Creo que he sido bastante egoísta en mis comentarios!

—Ahora hablemos claro! Dijo Elena tragando saliva.

—Si me apetece follar con algún hombre no tienes por qué ponerte celoso. Yo estoy encantada de que lo pases bien con cualquier chica… o mujer!

Luis la miró cuando dijo “mujer”, y no tardó en comprobar a quien se refería.

—Si Luis, se que te has follado a Amanda, o a lo mejor ha sido ella a ti , y seguro que te lo has pasado muy bien! Sonrió Elena.

Luis agachó la cabeza confirmando su culpabilidad.

—Te apetece contármelo? Dijo acariciándole la pierna.

Luis se dejó llevar por el entusiasmo al pensar como había follado con Amanda.

—Joder mamá, esa mujer es la ostia! Ha conseguido que la follé por todos lados!

—Ah si? Por todos lados? Le inquirió Elena para que siguiera hablando.

—Por todos! La boca, el coño, el culo! Parecía saber cuando me iba a correr y paraba para que yo durara más!

—A si que es toda una maestra!

—Ufff, no lo sabes bien!

Luis se dio cuenta que estaba volviendo a ser egoísta y cambio el tema.

—Y tú con Luis? También quiero que me lo cuentes.

—Pues ha sido genial! Me ha llevado a las mil maravillas! Incluso me ha dicho que si me apetecía podía verle follar con su mujer para ver si me gustaba!

—Vaya, eso no me lo esperaba! Contestó Luis algo confuso.

—Elena se dio cuenta y quiso dejar de hablar de los nuevos amigos para hablar de ellos mismos, madre e hijo.

—Pero sabes una cosa… a quien más deseo es a ti!

Acercó los labios a los de su hijo y le beso con ternura. Luis alargó una mano y la puso sobre uno de sus pechos, las tetas de su madre siempre habían sido su obsesión. Metió la mano entre la tela y tocó la suave carne mientras bajaba la lengua hasta su cuello y lo lamía con lascivia.

—Cada día te deseo más mamá! Susurró entre lamidas.

—Espera hijo! Tengo una sorpresa para ti que estoy segura que te va a gustar! Dame un par de minutos! Dijo levantándose para ir a su habitación.

A los dos minutos salió de la habitación, pero muy diferente. Se había subido en unos altos tacones de aguja seguidos de una medias de cristal sujetas por un liguero que hacían más atrayentes sus muslos. No llevaba bragas, dejando ver los carnosos labios de su coño con la pequeña mata de pelo sobre ellos que no se había depilado. El sujetador era realmente pequeño, tan solo servía para levantar más sus tetas dejando los grandes pezones fuera.

A Luis se le abrió la boca tanto que casi se le desencaja la mandíbula. Los ojos desprendieron un brillo de lujuria que podían iluminar la habitación y no pudo evitar pasar la mano sobre los bóxer para sentir como se le endurecía la polla.

—Diosss, mamá, estás… estás…

—No digas nada!

Dijo Elena bajando la persiana para disminuir la luz. Puso música en su teléfono y comenzó a bailar de forma erótica haciendo que todas las curvas de su cuerpo se mostrarán más exuberantes. Luis se levantó del sofá con los bóxer ya abultados y su madre se puso a bailar a su alrededor rozándole con su cuerpo. Primero se puso de frente y le quitó la camiseta para rozarse con las tetas contra su pecho. Después tiró de los bóxer hacia abajo y apareció la polla de Luis totalmente erecta. El capullo estaba hinchado y la sangre que albergaba le daba un tono sonrosado. Elena se agachó bailando para rozarlo con sus tetas, llegando a darle algún lengüetazo. Luis fue a reaccionar con sus manos, pero ella le paró.

—Quieto, mi niño guapo! De momento solo mira y disfruta!

Elena continuó lamiendo su vientre y su torso. Giró rodeando el cuerpo de Luis hasta alcanzar su espalda. La acarició con las manos, la beso y la lamió. Se fue agachando lentamente haciendo que las tetas se restregaran por su espalda. Bajó hasta el culo y las aplastó contra él. Podía oír los largos suspiros que daba su hijo cuando le abrió los glúteos con las manos y dio un largo lengüetazo de abajo a arriba para acabar en el amarronado agujero. Sintió un leve temblor en el cuerpo de Luis y agarró una de sus tetas y comenzó a presionar con el pezón en el centro del agujero. Retiró la teta y aplastó su boca contra el culo mientras le rodeaba con los brazos para agarrar la polla por delante. Comenzó a pajearle lentamente a la vez que metía la punta de su lengua en el esfínter.

La cabeza de Luis había sido cubierta por una nube de placer que se extendía por todo su cuerpo.

—Ufff, mamá! No se dónde has aprendido esto, pero es exquisitamente delicioso.

—Vaya lenguaje más fino! Dijo Elena dejando de lamerle el culo.

—Prefieres otro más directo?

Elena se incorporó y se puso frente a él mirándole a los ojos con la boca a escasos centímetros de la de él.

—No quiero ser tu señorita de compañía! Quiero ser tu zorra! La puta más guarra que desees! No te gusta eso más?

Le dijo casi metiéndole las palabras por la boca, para después besarle con una lujuria que inundó el salón. Luis se quedó pasmado, nunca pensó que su madre podría decirle algo así. Ni siquiera el podría haberle dictado unas palabras que provocarán más su deseo. Elena le agarró la polla y la restregaba contra su coño mientras el beso se hacía largo y lascivo. Colocó el capullo en el centro de su raja y con una suave presión penetró en la vagina. Luis bajo las manos y agarró el culo de su madre con fuerza. Movió su pelvis lentamente y el tronco, duro y venoso, penetró al completo. Elena, al sentir como su fuerte hijo la sujetaba del culo elevó las piernas para rodearle la cintura con ella quedándose en el aire. Luis comenzó a balancearla y la polla empezó a entrar y salir lentamente.

—Como me gusta tu polla hijo! Me encanta sentirla dentro! Susurró a su oído agarrada del cuello.

Luis dio unos pasos hasta que la espalda de su madre chocó contra la pared. Esa posición era más cómoda que mantenerla en el aire y comenzó a embestir con más fuerza.

—Ahhh, diosss! Como la siento! Dame más fuerte!

Luis estaba cada vez más excitado y su mente era un mar de lujuria. Embistió con más ganas haciendo que el cuerpo de su madre se aplastara contra la pared en cada embestida. Luis recordó la noche anterior, cuando se follaba a Estela de la misma forma y comprobó que follarse a su madre era más morboso y excitante.

Elena empezó a jadear sonoramente y al momento su coño se inundaba de jugos. Bajó las piernas para quedarse de pies.

—Ahhh, diosss! Que guarra me pones! Has hecho que me corra en un momento!

—Pues todavía te quedan una cuantas! La agarró de la mano y la condujo hasta la mesa alta del salón. Elena ya sabía lo que quería y se inclinó sobre la mesa hasta aplastar las tetas contra la madera. Apenas lo había hecho sintió la lengua de su hijo lamer su coño. La lengua lo rodeaba recogiendo el flujo desbordado para luego entrar y saborear el interior. Subió hasta el culo y comenzó a meter la lengua en el amarronado agujero haciendo que el esfínter se abriera.

Elena sabía lo que iba a pasar, nunca le habían metido una polla en el culo y ese momento había llegado. Se relajó disfrutando de esa caricia húmeda y carnosa dejando que se lo abriera bien. El liguero y las medias hacían más atractiva la postura y Luis disfrutó de esa visión.

—Joder mamá, que buena estás por delante y por detrás! Como me gusta tu culo!

—Pues lo vas a estrenar! Todo para ti!

Elena se lo ofrecía con todo el amor de una madre, pero por el dolor que la pudiera provocar. Luis pareció percibirlo.

—Tranquila mamá, te lo abriré muy despacio!

Luis pasó dos dedos por el coño de su madre hasta que los sintió bien empapados. Después los puso sobre el agujero que acababa de llenar de saliva y comenzó a meter la punta del índice. Mientras lo hacía volvió a meter la polla en el coño de su madre con movimientos lentos. Elena todavía mantenía la excitación de la corrida que acababa de tener, y dio un suspiro largo al sentir la penetración. Luis continuó horadando con el dedo y ese bonito culo que tanto deseaba comenzó a abrirse. Los suaves bombeos de su polla lograron aumentar la excitación de su madre haciendo más fácil abrirla el culo. Logró meterle un dedo hasta los nudillos y la excitación de Luis comenzaba a sobrepasarle. Ya no podía esperar más, sacó el dedo y agarró su polla para poner el capullo en el centro del palpitante agujero. Apretó con delicadeza pero el agujero no había dilatado lo suficiente.

Cuando el inhiesto capullo penetró Elena emitió un leve quejido.

—Ahhhg! Despacio cielo!

Luis sentía cómo el esfínter ahogaba su capullo pero ya no podía parar. Presionó con suma lentitud sintiendo como arrastraba la carne del interior.

—Ahhhg! Diosss! Se quejó de nuevo Elena.

—Ya casi está mamá!

Elena comenzó a resoplar hasta que sintió toda la dura carne dentro. Se mordió el labio para ahogar un nuevo quejido, la dura polla de su hijo había llenado su recto y no había podido evitar que todo su cuerpo se tensara. Luis sentía la presión sobre su polla, y sabía que a su madre la estaba doliendo, pero el morbo y el egoísmo se habían apoderado de su mente.

La sacó despacio, y volvió a penetrar intentando reprimir sus impulsos animales.

—Ahggg! Hijooo! Gritó de nuevo Elena.

Luis apretó los dientes y volvió a penetrar por tercera vez desoyendo los quejidos de su madre. Lentamente el culo de Elena se fue abriendo y sentía entrar la dura estaca con más suavidad. Instintivamente llevó una mano a su coño y comenzó a meterse dos dedos. Los jugos corrían por él y los dedos entraban profundamente. Podía sentir como la polla de su hijo los rozaba a través de la fina pared.

—Te va gustando mamá? Preguntó con morbo y lujuria.

—Si, hijo, si! Balbuceó entre gemidos.

No se atrevía a decirle el daño que le había hecho. Pero la polla ya penetraba con suavidad y se sentía feliz oyendo a su hijo disfrutar. Luis seguía follándola con lentitud, quería disfrutar de cada penetración, y jadeaba cuando llegaba hasta el fondo.

El culo se le había abierto ampliamente, y ahora sentía un suave frote, que junto a la penetración que mantenía con los dedos en el coño aumentó su excitación.

Sintió como un fuerte calor recorría su cuerpo y se atrevió a animar a Luis.

—Vamos hijo! Dame fuerte!

Luis empezó a embestir con más ganas y su polla entraba como un tren de mercancías.

—Ahhh! Diosss! Que ganas tenía de reventártelo! Gritó como un poseso.

Elena quería excitarme más para que disfrutara todo lo posible.

—Vamos cabron! Reviéntame el culo a tu puta! Se atrevió a decirle.

Elena ya estaba en plena excitación, a punto de correrse, y quería que el lo hiciera a la vez. Sentía como se abría su culo cada vez más y aquello ya era otra cosa, ahora disfrutaba del placer que le estaba dando a su hijo.

—Ah! Diosss! Ahhh!

Gritó Luis al sentir como reventaba su polla. Elena sintió la leche y se metió tres de sus dedos en el coño hasta los nudillos.

—Diosss! Ahhh!

Gritó al sentir que también corría.

El líquido comenzó a resbalar entre sus muslos cuando sintió un gran vacío en su culo. Luis acababa de sacarle la polla y un borbotón de semen salió como si lo impulsaran. Juntándose con el flujo que chorreaba entre las piernas.

Luis se derrumbó sobre el sofá con la polla chorreando. Elena se dio la vuelta y se fue hasta él, se arrodilló y comenzó a chuparle la polla con esquinita delicadeza. Cuando acabó y la sacó completamente limpia sonrió con felicidad pensando que sería la mejor puta que podría tener su hijo.

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