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Unas vacaciones con mis tías (P. 15): Mi hermana me sonsaca
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Tiempo de lectura: 8 minutos

A petición de algunos lectores, continuó con la historia buscando un final. Gracias por leerlo y valorarlo.

Conduje de vuelta a casa con entusiasmo, la comida había salido mejor de lo que esperaba, de hecho mi madre me había hecho perder el poco control que tenía sobre mi estado de salidismo. La verdad es que estaba feliz de ver a mi madre tan resplandeciente y llena de vida, y con ganas de probarlo todo, como ella misma había dicho.

Al llegar a la casa ya habían vuelto mis tías y mi hermana.

– Que tal lo habéis pasado? Pregunté.

– Genial! Hemos visto un montón de tiendas y hemos comprado cantidad de cosas! Contestó mi hermana muy ilusionada.

– Que le pasa a tu madre? Preguntó Candi al ver que solo había saludado con la mano con una sonrisa difícil de definir.

– Nada! Contesté con rapidez algo nervioso.

Realmente estaba como ida, con una sonrisa de niña feliz que no entendían ninguna de las tres.

Lo que quedaba de tarde fue tranquila, cada uno nos dedicamos a nuestras cosas y poco más. Yo procuré despistarme para evitar las preguntas de mis tías que seguían mosqueadas. Ya se estaba el sol poniendo cuando me metí a la piscina. Mis tías se habían ido a preparar la cena y mi madre y mi hermana permanecían tumbadas sobre el césped. Mi hermana, al cabo de un par de minutos, también se metió en la piscina acercándose hasta donde yo estaba.

– Que tal la comida? Me pregunto al llegar a mi lado.

– Pues bien! El sitio era muy bonito y hemos disfrutado de las vistas! Contesté con poca elocuencia.

– No sé, noto a mamá cómo si se hubiera fumado algo! La miró y parece que está en una nube!

– Ya sabes que no fuma, ni yo tampoco!

– No seas gilipollas! Sabes que la insinuación no es literal!

Mi hermana se acercó más pasando los brazos por mi cuello a la vez que pegaba su pelvis contra la parte baja de mi abdomen. Su cara estaba a escasos centímetros de la mía y pude ver cómo se dibujaba una sonrisa maléfica en sus labios.

– Anda, hermanito, no me vas a contar lo que ha pasado? Me dijo casi vomitando las palabras sobre mi boca.

Había notado lo que me gustaban sus besos, y se aprovechó de ello besándome como solo ella lo sabe hacer. Su lengua recorrió mi boca convirtiendo toda la humedad en lujuria, y pude sentir su coño restregándose contra mi polla que no tardó en crecer bajo el agua tibia.

– Para, que nos va a ver mamá! Le dije intentando despegarme de ella, pero se había enrollado como una serpiente a mi cuerpo y fue inútil el intento.

– Lleva toda la tarde en un mundo paralelo y no se entera de lo que pasa alrededor de su propia realidad! Contestó ella.

Yo me sentía atrapado, no solo de cuerpo, también de mente. Dudaba si contarle algo o simplemente no decirle absolutamente nada. Ya sabía lo cabrona que podía ser mi hermana, lo había visto cuando me pilló con mi tía Sole y como la había puteado.

– A lo mejor no está interesada en lo que ocurre a su alrededor!

– Anda hermanito, no me engañes. Se que ha pasado algo en la comida. Hacía tiempo que no la veía tan feliz!

Me dijo rebozando sus pequeñas tetas por mi pecho.

– Te prometo una buena mamada! Me dijo sin darme opción a contestar, y volvió a besarme con esa lascivia que desprendía su boca.

– Creo que en eso te supera tía Sole! Le contesté con sonrisa cínica.

– Bueno, no voy a negarlo, vi con el ansia que te la chupaba anoche, y eso es difícil de superar, jajaja! Pero y mi culo? No te gustaría rompértelo cómo hiciste anoche? Sentí cómo te empleaste a fondo con él! Me contestó rebozándose contra mi polla que ya se había estirado como la vara de un fresno.

Intenté alargar su juego para evitar que me siguiera preguntando.

– Tampoco puedo negar yo eso. Tienes un culo estupendo! Vamos, que me encantó reventártelo!

– Pues venga, cuéntame qué ha pasado en la comida y te lo dejo esta noche!

Su insistencia, llegando al acoso, era difícil de esquivar. Ya me había puesto la polla como una piedra restregando su coño contra ella y mi mente comenzaba a nublarse pensando en volverla a romper el culo. Ella seguía restregando sus tetas por mi pecho y no paraba de besarme la cara y el cuello. La verdad es que con lo salido que estaba eso era difícil de soportar sin hacer nada. Antes de que pudiera contestar, ella volvió a la carga.

– Vamos hermanito, sé que te la has follado, pero quiero saber cómo!

Su afirmación me dejó atónito, en esta familia todo el mundo parecía leer mis pensamientos.

– Vale, vale! Para ya, que me has puesto la polla como el martillo de un herrero, y no voy a poder salir de la piscina!

– Pues cuéntamelo, joder! Me increpó con cara de depredadora.

– De acuerdo! Pero aquí no! Esta noche te lo cuento tomando una copa en la terraza, y espero que no seas tan cabrona como lo fuiste con tía Sole!

– Ummm, creo que me estoy poniendo más cachonda con solo pensarlo. Y tranquilo, a mamá nunca la putearía!

Finalmente logré que se despegara. Su cara de vicio, lascivo y perverso, casi me asustaba. La inflamación bajó algo, pero no del todo. Salí y me senté con rapidez en la mesa para que no se notara, pero aquello era imposible. Mis tías se habían sentado enfrente, con sus vestidos veraniegos tremendamente escotados, y con sus grandes pezones apuntándome bajo la tela; así era imposible que mi miembro se relajara. Mi hermana se había sentado a mi lado y mi madre presidía la mesa todavía con sonrisa de fumada. Apenas habían pasado unos minutos cuando tía Candi volvió a provocarme un sobresalto.

– Habéis comido bien? Seguro que Estaban, el camarero, os ha atendido fenomenal!

Yo no paraba de alucinar, “ también sospecha algo tía Candi? “. Por un momento pensé que el que no se enteraba de nada era yo.

– El alto y moreno que está de muy buen ver? De repente preguntó mi madre.

– Ese!

– Pues sí, ha sido muy majo!

Contestó de nuevo mi madre casi relamiéndose los labios.

Casi me atraganto con la comida que tenía en la boca al oírla y ver cómo su cara adquiría signos de lascivia. Me vino a la cabeza esa frase que dijo. “ Diosss! Me dan ganas de chupársela! “. No sabía qué hacer o decir, la conversación se podía complicar y no sabía que podría soltar mi madre por su boca.

– Es muy majo! – constató tía Candi – Le dije que erais mi hermana y mi sobrino cuando reservé la mesa, y que os tratará bien!

Estaba dando un trago de cerveza cuando oí a tía Candi, y sentí como la epiglotis se cerraba y solté la cerveza por la nariz como si fuera un aspersor, rociando parte de las tetas de mis dos tías. Todos me miraron y tan solo pude decir.

– Lo siento, se me ha ido la cerveza por el otro lado!

El mamón del camarero sabía quienes éramos y no dijo nada, y encima le proporcionamos una imagen porno follando madre e hijo en el parking. “ Que pensaría el muy cabron? “ Es la frase que se me pasó por la cabeza mientras intentaba limpiarme la nariz. Mi hermana se había percatado de la situación y no dudó en ponerme más nervioso.

– Tranquilo hermanito, no te vayas a atragantar! Dijo metiendo la mano bajo la mesa y dando un apretón a mi polla.

Parece que la conversación se relajó yéndose por derroteros más banales. Recogimos los platos y mi hermana no quiso perder el tiempo.

– Preparas unas copas y nos las tomamos en la terraza? Preguntó conociendo mi respuesta por anticipado.

Temía dejar a mi madre sola con mis tías por si acababa soltando algo, pero no tenía opciones. Prepare dos copas y nos subimos en bañador a la terraza.

La noche era algo calurosa y la luna iluminaba con potencia. No encendimos ni la luz y nos sentamos en el cómodo sofá donde habíamos tenido los primeros toqueteos. Yo me espatarre dando un largo soplido para relajarme, había estado demasiado tensó durante la cena.

– Vamos, quiero conocer todos los detalles! Y no te olvides del camarero!

Dijo mi hermana poniéndose de lado junto a mí.

– Que dices del camarero? Le pregunté haciéndome el loco.

– A mí no me engañas! Casi se te sale la cerveza por los ojos cuando lo ha nombrado tía Candi!

Volví a resoplar sintiéndome totalmente pillado. No sabía ni por dónde empezar y lo único que se me ocurrió fue una tontería.

– Pues cuando nos sentamos vimos que las vistas eran muy bonitas!

Mi hermana ya me había sacado la polla del bañador y la masajeaba con suavidad. Al oír mi primera frase, le dio un apretón.

– Venga capullo, que no hemos venido a que me cuentes cómo era el restaurante!

– Lo decía porque desde aquí no hay vistas, quizás las hecho de menos!

Ella sonrió y al momento se quitó el sujetador del bikini. Sus pequeñas tetas saltaron como muelles en la penumbra y sus poderosos pezones me apuntaron amenazantes.

– Te parece bien esta vista nocturna?

Me dijo con una mueca de lujuria.

– Chúpame los pezones, hermanito! Seguro que te ayudará a comenzar!

Me lancé sobre ellos como un cazador furtivo en la noche, y se los devoré sin piedad. A los pocos segundos ya gemía, pero me retiró la cabeza.

– Vamos! No me hagas esperar más!

Y comencé a contarle.

– Al poco de sentarnos me dijo que se le habían humedecido las bragas!

– Tan rápido?

– Calla, déjame que siga! Hizo que metiera mi mano bajo la mesa y que se las tocara. Realmente ya las tenía húmedas, y comencé a pasar mis dedos sobre ellas. No sé por qué, pero parecía que ya iba caliente desde casa. A los pocos segundos inserte los dedos entre la tela y penetre en su vagina con uno de ellos. Ahora ya no era humedad, me lo empapó de inmediato.

– Joder, no me esperaba que mamá fuera así!

– Pues espera que esto no es nada! Me dijo que le estaba poniendo cachonda que la estuviera tocando en un sitio publico!

– A mi sí que me estás poniendo cachonda! Vamos, sigue!

Los acontecimientos en el restaurante habían ido tan deprisa que no los recordaba bien, pero ver así de cachonda a mi hermana era la ostia y decidí improvisar.

– Me dijo que la metiera dos dedos, parece que uno le sabía a poco!

– Joder, que guarra! Métemelos a mí!

– Vaya, la llamada guarra, y me pides lo mismo!

– Lo de guarra era un cumplido, podría haber dicho perra salida, que es como yo estoy ahora! Venga, méteme los dedos bien dentro y pajéame como un cabron!

Mi hermana se había bajado las bragas y me mostraba sus poderosos muslos abiertos.

– No prefieres que te folle?

– Cuando acabes de contarme todo! Vamos, mastúrbame como se lo hacías a ella!

– Pues le metí dos dedos así – susurré a la vez que mordisqueaba uno de sus grandes pezones – hasta el fondo, y comencé a moverlos dentro! Le dije haciéndola a ella lo mismo.

Mi hermana me agarró la mano y la apretó con fuerza contra su coño.

– Sigue cabron! Quiero saber cómo te la follaste!

– Me dijo que la excitaba mucho que nos miraran, y le sugerí Que podíamos invitar al camarero!

– No me jodas! Y lo hiciste?

– Claro que lo hice!

– Menudo cabron estás hecho!

– Solo hice lo que ella quería!

– Y dónde lo hicisteis?

– En el parking?

– Como?

– Nos fuimos detrás del coche y se apoyó en la parte trasera. Se inclinó, le subí el vestido y le baje las bragas. Sabes que mamá tiene una vista espectacular por detrás! Su culo es redondo y precioso, y los labios de su coño carnosos y abundantes!

– Calla y sigue, joder!

– Me saqué la polla y se la metí hasta el fondo, y nada más comenzar a embestir vimos al camarero a pocos metros con la polla fuera pajeándose!

– Y no se cortó mamá?

– Que va! Se puso más cachonda y me llegó a decir que hasta le apetecía chupársela!

– La madre que la parió! Casi gritó mi hermana moviéndome la mano contra su coño.

A los pocos segundos me agarró de la mano y me llevó hasta la barandilla de la terraza, se aferró a la barra inclinándose y me jadeó.

– Fóllame como te la follástes a ella!

Tenía la polla más dura que el yunque de un herrero, y no me anduve con remilgos. Me quité el bañador por completo mirando el bonito y gran culo de mi hermana, me agarré a él con las dos manos, y como si fuera un ariete, lo empujé con mi polla contra los abundantes labios de su coño como si fuera a derribar la puerta de un castillo. Lo tenía empapado y entró profundamente provocando que su espalda se arqueara.

La saqué y volvía embestir con fuerza, mi propia oratoria, me había puesto más salido que el mango de una sartén. Embestí una y otra vez viendo como su culo se expandía a cada choque. Me sentía como un animal, como si quisiera partirla por la mitaya base de pollazos.

– Así te la follabas, cabron! Gritó entre jadeos incontrolados.

– Sí! – grité yo – y el camarero se pajeába como un punto salido a un par de metros! Añadí para aumentar su morbo.

– Diosss! Eres un punto cerdo! Ahhh! Gritó corriéndose como una fuente.

Recordé que me había prometido su culo y sacando la polla empapada de su coño, le volví a gritar.

– Lo prometido es deuda! Y apreté mi capullo empapado contra su culo semi abierto provocando que gritara de nuevo.

– Cabroooon!

Mi polla lo atravesó ingresando en lo más profundo de sus anchas nalgas, y comenta embestir de nuevo. Su culo es hermoso, y aún más cuando me lo follo, y eso provocó que me corriera soltando abundante leche en su interior.

Cuando la saqué, chorreaba mi polla y sus piernas, no sé si se había llegado a mear levemente, pues había un charco en el suelo. Todavía entre jadeos, se dio la vuelta con las bragas bajadas y con ojos llameantes me susurró.

– Tengo una idea!

Me quedé algo confuso, todavía no llegaba suficiente sangre a mi cerebro.

– Que idea?

– Haremos que venga el camarero a casa!

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