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Visita familiar (III): Mi tía (2)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Ya era viernes por la mañana y después de una noche tan excitante e intensa con mi tía Yesica, ya había llegado el día en que ella regresaría a su casa, desde que despertó su forma de comportarse había cambiado, estaba más reservada, me evitaba la mirada y cuando nos cruzábamos me evitaba, supongo que mi conducta tan despreocupada le hacía dudar si lo que paso anoche fue un sueño o fue real. Todo esto no hacía más que preguntarme si a ella le gustaba la idea o le parecía malo haber “soñado” con su sobrino teniendo sexo, pero todo eso se acabó ese mismo día.

Le dije a mi tía que me iría a bañar, que luego le ayudaría a empacar sus cosas y la acompañaría al terminal. Al entrar a la ducha me di cuenta que Yesica se había metido al cuarto y había cerrado la puerta, lo cual no sería nada extraño puesto que supuse que iría alistando sus cosas, pero cuando me iba a bañar escuche que ella estaba hablando con alguien así que decidí escuchar algo más cerca de la puerta, había sido mi tío, Yesica le decía que se quedaría unos días más puesto que yo me había enfermado y que ella se quedaría conmigo para cuidarme, que por favor no le diga nada a mi madre porque se podría preocupar mucho.

Esto no hacía más que preguntarme ¿por qué haría esto? ¿Será que en verdad le gusto lo que paso? Así que decidí hacer algo para comprobarlo, la puerta del baño da directamente a la ducha, y esta no tenía cortina, así que deje la puerta semi abierta pero lo suficiente para que Yesica pudiera mirar dentro, me dispuse a bañarme y mientras lo hacía me percate que Yesica había salido del cuarto y me estaba mirando, esto me excitó bastante así que me puse de lado para que ella pudiera ver mi pene, pero en ningún momento hice un contacto visual ni dije nada, empecé a masturbarme pensando que esto capas haría que se fuera pero no, ella seguía allí parada mirándome, cuando ya cerré la llave de la ducha recién me percate que ya se había ido.

Al terminar de cambiarme y preguntarle para que hora esta su salida, me dijo que había cambiado de planes, que hoy no se sentía muy bien y que aparte mi tío la llamo y le encargo hacer unas cosas más, que esto aún lo haría el lunes pues los sábados no atienden, que me molestaría unos días más, a lo cual le dije que no siempre se tiene una compañía tan agradable todos los días, esto la ruborizo ero hizo que ese distanciamiento desapareciera. El viernes fue un día perdido, ella aún se sentía algo mal del cuerpo, así que el día termino yéndonos a dormir temprano.

El sábado empecé a coquetearle suavemente, haciéndola ruborizar, rosando nuestras manos, incluso vimos una película romántica abrazados, para cuando me dispuse arreglar el mueble para dormir, ella me dijo que durmiera en la cama con ella, pues le daba pena verme allí incomodo, para no demostrar lo mucho que me gustaba la idea, le dije que puede que me mueva en la noche y eso la incomodaría, lo cual a ella me respondió que no me preocupara.

Yo suelo ser un chico caliente por naturaleza, incluso en invierno suelo dormir en ropa interior, y ella se percató de eso, como la cama era de plaza y media, estábamos juntos y ella me decía:

—Se nota que eres muy caliente Francisco.

—Si tía, es que normalmente suelo dormir en ropa interior.

—¿En serio?

—Si, y solo con sabana.

—Jajaja, disculpa entonces, yo si soy friolenta, pero se nota que abrigas bien.

—Te paso algo de calor entonces.

Al decir esto la jalé un poco y se acostó sobre mi pecho, mi mano izquierda estaba atrás de mi cabeza, y la derecha la puse sobre su cadera y comencé a subir y bajar mi mano, ella no me decía nada así que estuve haciéndolo un buen rato. Después de varios minutos, ella me dijo que si me sentía más cómodo me podía quitar la ropa pues no quería incomodarme, y así lo hice, ella se había dado media vuelta y yo me quite mi ropa solo quedándome en bóxer, y después de eso la volví abrazar, pero esta vez por atrás con mis brazos alrededor de su cintura:

—Francisco

—Disculpa tía, pensé que te gustaba sentirte caliente

—Bueno, si me gusta, pero…

—¿Sucede algo?

—No nada

No vale recalcar que para este momento ya estaba más que excitado, mi pene estaba bien duro, pero para que no se notara tanto, lo puse para arriba, incluso la tome de las manos con la excusa de calentarla porque estaban frías, también cruzamos nuestras piernas y en un momento sentí su derrier pegado a mi pene, pero ella no me dijo nada se quedó allí junto a mí, pero en un momento ella me dijo:

—Francisco, me estás calentando bastante.

—¿Si?

—Sí, incluso siento algo de bochorno.

—Por qué no te quitas la ropa entonces, para que estés más ligera

—No como me dices eso, me da vergüenza

—Jejeje no tiene nada de malo, además estaríamos iguales

—Jajaja, mmm, está bien, pero no mires

—No te preocupes

Ya esto solo tenía una sola dirección, pero si decía o hacia algo mal todo se iría por el retrete, apenas se acostó otra vez, la abrace igual que antes, también pegue mi pene a su derrier, ella igual que antes no me dijo nada, pero poco a poco empecé a escuchar un leve jadeo, así que decidí ir por todas, me acerque a su oído y:

—Estas bien tía

—Si, solo que nunca me había sentido así de cómoda

—¿En serio? No sueles dormir así con mi tío

—No, el suele ser algo más distante, pero estar así contigo se siente diferente

—¿Te gusta que estemos así?

—No sé cómo contestar esa pregunta

—Solo di cómo te sientes

—La verdad que si me gusta

Apenas dije eso pegué más mi pene a sus nalgas, eso hizo que ella diera un pequeño gemido.

—La verdad tía que a mí también me gusta estar así contigo

—¿De verdad?

—Claro, para ser sincero, estar así junto a ti me pone más caliente que de costumbre

Hablarle al oído y pegar mi pene a sus glúteos no hacía más que ella gimiera más y más seguido, así que decidí hacer mi última jugada, decidí sujetar su mano y llevarla a mi pene, ella se sorprendió, pero no retiro su mano en ningún momento:

—Francisco, ¿que estamos haciendo?

—Que sucede Yesica, acaso no te gusta

—Pero esto está mal

—Entonces por qué no has dejado de tocar mi pene si yo ya saqué mi mano

—Este, la verdad, ya no sé ni que decir, yo yo…

—No te preocupes, no tienes que hacer nada, déjamelo a mi

Deje de hablarle al oído y empecé a besar su cuello, ella solo comenzó a gemir de placer, mientras su mano seguía entretenida con mi pene, le desabroche el sostén y se lo quite lentamente, después le baje el calzón y al tocarlo me di cuenta que estaba bastante húmedo, así que decidí que no necesitaba una previa, volví a ponerme detrás de ella la quebré un poquito y con mi mano en mi pene se lo metí lentamente, cada centímetro que iba entrando ella iba gimiendo más y más, hasta que entro todo, una vez dentro empecé a moverme, la sensación era mejor que cuando estaba tomada puesto que ahora ella era consciente y lo estaba permitiendo, mientras la penetraba con suavidad masajeaba sus pechos, apretando sus pezones suavemente.

Decidí ponerla boca abajo, pero sin sacar mi pene en ningún momento, puse mis manos sobre la cama como apoyo y seguí dándole, ella sujeto la almohada y la puso debajo de su rostro, seguro para no escucharla gemir, así que sujete su cabello e hice que me mirara, tenía una mirada tan llena de placer que inmediatamente la bese, y nos quedamos así, besándonos un rato mientras la seguía penetrando:

—Yesica, que rico se siente

—Si Francisco, eres maravilloso

—¿Te gusta cómo te lo hago?

—Sí, me encanta, acaso no lo notas

—Claro que, si me doy cuenta, pero quería escucharlo de tus labios

—¿Por qué se siente tan bien?

—Por qué me encanta satisfacer a mi mujer

—Las cosas no podrán volver a ser como eran antes

—Eso no importa, con tal de tener tu cuerpo y hacerte mía, ahora eres mi mujer, ¿está bien?

—Sí, soy tuya, mi amor compláceme, dámelo todo

—¿Lo quieres todo?

—Si, si, si lo deseo

—Entonces pídelo bien

—Por favor Francisco, dámelo todo por favor, lo necesito

Con esta frase empecé a darle más y más duro, la volteé y se lo hice frente a frente, ella puso sus piernas alrededor de mi cintura, me abrazo y mirándome a los ojos me beso, yo también correspondí el beso con mucha pasión, su vagina estaba súper mojada, ya habíamos perdido la vergüenza de ser tía y sobrino, solo había un hombre y una mujer en la cama, y nos estábamos dando todo.

Después de darle de frente ella me susurro que le gustaría estar encima de mí, lo cual acepte, apenas se colocó encima pude ver su perfecta figura, no tenía ninguna marca de grasa y sus pechos se movían al vaivén de sus movimientos, yo le sujete los senos, los masajeaba, los apretaba, me levante un poco y me puse a lamerlos, a lo que ella me abrazo alrededor de mi cabeza, y nos quedamos así, yo chupándole los senos, ella abrazándome y moviendo sus caderas de arriba abajo.

Ya habíamos perdido la noción del tiempo, pero ya sentía que me quería venir, así q me dispuse a ponerla abajo y se lo hice de frente, ella ya sabía que quería eyacular, así q mirándome a los ojos me dijo que quería sentir mi semen dentro de ella, eso me dio un último impulso de excitación y se lo metía más rápido, hasta que al fin me vine dentro de ella. Ella se retorció de placer, sujetaba y jalaba las sabanas mientras yo sujetaba su cintura y la alzaba para jalarla hacia mí, y así derramar mi semen hasta el fondo de su cavidad vaginal.

Después de terminar, me acosté a su lado y ella se puso sobre mi pecho, sabíamos que lo que hicimos estaba mal, pero no nos importaba, solo nos mirábamos y nos besábamos, y así termino la noche, dormidos uno encima del otro solo cansados y sudados de un encuentro sexual súper excitante.

Al día siguiente, pues sucedieron muchas más cosas que luego contaré.

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