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Volviendo a jugar. La noche en el spa
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Una cena, un encuentro inesperado y una vulva bien abierta.

Si leyeron la historia anterior, donde al llegar al spa mi esposa quiso probar el nuevo dildo y vaya si lo probó.

Luego de comer algo, dormir un poco, tener alguna terapia de masajes, y relajarnos en la piscina, nos aprontábamos para ir a cenar y le propongo que lleve puesto en su vagina el huevo vibrador a control remoto.

Me pregunta si de nuevo la iba a torturar igual que al mediodía pero la respuesta fue que era sólo para mantenerla alerta para lo que se venía a la noche. No tuve que insistir ella me solicitó que se lo colocara en posición, lo lubriqué bien y se lo coloqué bien dentro, todo lo dentro que pude, pero la vagina continuaba dilatada del mediodía y el huevo cayó al suelo, tuve que lavarlo, pero esta vez ya no lo lubriqué, esperé que se colocara la ropa interior y ahí se lo introduje, empujando con dos dedos hasta el fondo y cerrando rápidamente la panty para que hiciera de retén, agregamos una toallita allways para contener los líquidos.

Ella se vistió con lo mejor que tenía, vestido largo negro que le marcaban muy bien las caderas, sin espalda y el frente entero que dejaba adivinar sus enormes pechos naturales. Me contó que el huevo vibrante no lo sentía dentro de su vagina, también me contó que durmiendo tuvo un sueño muy raro donde un hombre entraba al dormitorio cuando dormíamos y por ese motivo quiso cerrar bien la habitación con llave.

La cena transcurrió sin sobresaltos, un par de platos livianos, un champagne, y cream brulee de postre completaron la cena, durante la misma un par de veces prendí y apagué el huevo produciéndole sendas descargas de adrenalina, hasta que ya saliendo del restaurante lo prendí definitivamente, caminábamos lentamente, ella con dificultad porque la vibración le producía espasmos y apretaba las piernas, la distancia a la habitación era larga y me pidió por favor que lo apagara porque si no iba a tener varios orgasmos en el camino. En una esquina del pasillo, con poca luz la abrazo y nos fundimos en un beso, largo, apasionado, la tomo por detrás y le acaricio las caderas y las piernas y ella me dice

“aquí no”

Y a allí le metí la mano por debajo del vestido y le saqué la ropa interior. Ahora estaba sin nada, su vulva tendría que apretarse al máximo para que al caminar no se cayera el huevo vibrador y hacer el ridículo si justo atinaba a pasar alguien. Salimos de las sombras y volvimos a caminar pero cerca ya de la habitación, meto la mano en mi bolsillo y prendo la vibración.

Las vibraciones y el champagne hicieron efecto, ella comenzó a caminar raro y ya llegando a nuestra puerta en un momento se apoyó en la pared, apretó las piernas y tuvo un orgasmo, un minuto eterno, no terminaba más, ella me apretaba la mano muy fuerte. Tanta mala suerte que al terminar y recomponerse aflojó los músculos y cayó el huevo al suelo y rodó unos metros, ella atinó a agacharse a buscarlo y su vagina tan floja y dilatada emitió un pedo en el momento que pasaba por allí un chico que no pudo contener la sonrisa y se nos quedó mirando.

Ambos quedamos helados, creemos que el chico no vio el huevo vibrando y sintió solo el pedo, intentamos abrir rápidamente la puerta pero la habitación era del chico que nos estaba mirando con sonrisa en la cara, la nuestra era la siguiente puerta. Pedimos disculpas, nos movimos un par de metros y esa si abrió.

Al entrar no podíamos parar de reírnos, el huevo seguiría vibrando debajo de algún mueble de los que hay en el pasillo, su costo no valía la pena arriesgarse a que alguien preguntara que hacíamos corriendo un mueble, lo apagué y allí lo habrá encontrado alguien de limpieza.

Ambos fuimos al baño, con una condición, no limpiar nuestros fluidos de nuestros genitales, difícil para mí orinar con un miembro erecto, y difícil para ella levantarse de orinar, sin limpiarse ni lavarse.

Yo estaba cerrando las cortinas para dejar las luces prendidas como nos gusta, y salió del baño desnuda y sobre sus tacos, sus pechos redondos y los pezones parados, sus ojos delineados de nuevo con pintura, sus labios pintados de rojo se para con las piernas ligeramente abiertas y una gota de gel lubricante mezclada con sus fluidos chorreaba por el interior de sus muslos hasta ensuciar los tacos, entonces ella me dijo

Mira lo que has hecho, me has convertido en tu puta, ahora te voy a chupar todo y me vas a follar como una puta todo el tiempo que yo quiera.

Mi verga estaba que reventaba, me costó correr el prepucio para descubrir la cabeza que apareció morada de tanta presión y tamaño, me hizo sentar en una silla y comenzó a chupar y lamer lentamente, por momentos parecía que se la iba a meter toda dentro de la boca y hacerme una garganta profunda, pero el reflejo de arcada se lo impedía, hasta que no me pude contener más y brotó semen a borbotones de mi pene, ella se tragó hasta la última gota como hacía mucho no lo hacía, lamía desde el tronco hasta la cabeza en el momento que golpean la puerta.

Me vestí como pude tratando de ocultar mi erección, mi glande aún chorreaba semen, abrí la puerta y era el chico de la habitación de al lado, con el huevo colgando del hilo, preguntaba si era nuestro ya que lo habían encontrado en el pasillo contra su puerta y recordó el momento que tuvimos cuando nos vimos. Agradecí, le ofrecí disculpas por la incomodidad y al dar por terminado el hecho, me lanza un comentario “si necesitan ayuda avísenme”.

Al volver al dormitorio entro con una sonrisa y el huevo colgando del hilo, ella con vergüenza se tapaba la boca y cerraba los ojos me pregunta sobre que me había dicho el chico al final, y le repetí sus palabras.

“Tú crees que necesitaras ayuda?”, preguntó ella

“si tú quieres lo llamo” respondí, a lo que se opuso rotundamente.

Ella con los labios despintados de rojo, los tacones al borde de la cama su pecho con alguna gota de semen secándose y olor, sí, mucho olor a sexo, me invita a continuar, como una puta invita a su cliente. Yo ya estaba flácido, pero su vagina quería más, en todo el día había tenido varios orgasmos pero desde el mediodía que no era penetrada por algo grande.

Le pedí que se pusiera en posición perrito y abriera las piernas, su vulva estaba roja, grande dilatada, sus labios mayores oscuros estaban hinchados, había dejado de chorrear gel y entonces le agregué lubricación, primero le pasé el dispensador que estaba frío por su vulva, luego hecho un buen chorro, luego hice una leve presión y la penetré con el dispensador de lubricante y apreté, se sintió un ruido interior como un borbotón de gel inundaba su vagina. Para que no se perdiera ni un centímetro cubico te lubricante le bajé el pecho a nivel de la cama y que mantuviera su cola en alto y la penetré con el dildo, cada entrada del dildo brotaba gel por los bordes y me dijo que no aguantaba más que quería montarme.

Con el dildo metido hasta el fondo chorreaba el lubricante excedente por sus piernas, agarré el huevo vibrador, lo limpié como pude con una toalla, lo encendí, a lo que ella se sorprendió porque no se imaginó que estaba en la cama, en ese momento me doy cuenta que el huevo había andado por el suelo y en manos extrañas, a lo que le dije a ella que aguarde un minuto que lo iba a lavar. Entonces en esa posición, le pedí que se sostuviera el dildo adentro que ya volvía del baño.

El verla en posición perrito, con un dildo grande clavado en su vulva y ella sosteniéndolo para que no se salga me calentó mucho, le pedí que se mantuviera así y comencé a jugar con su zona anal, a lo que ella, con poca movilidad ya que estaba ocupada con no permitir que el dildo se saliera de lugar hizo algunos movimientos evasivos, la tranquilicé, logré meter un dedo y enseguida dos y los mantuve largo rato masajeando la zona y esperando que su esfínter se acostumbrara luego de largo tiempo de no practicar sexo anal. Con la otra mano mojé el huevo en gel que aún brotaba de su vulva cada vez que ella hacía una ligera presión en el tope del dildo y en un movimiento pude cambiar mis dos dedos por el huevo vibrador que quedó dentro de su ano, mucho lugar no había, ya que el dildo ocupaba un buen espacio de sus interiores pero allí quedó, con el cordón asomando por el fino agujero de su esfínter anal.

Ella no sentía el huevo en sus interiores, y al prenderlo se sorprendió nuevamente, me preguntó donde lo tenía, quiso protestar pero las vibraciones del huevo y todo el dildo que tenía en su vagina pudieron más, me pidió que trabajara con el dildo y ella se dedicó a gozar de las tremendas sensaciones que nunca había tenido y se iba construyendo un nuevo orgasmo, hasta en un momento saco el dildo, hizo un sonido hueco como

“flop”

Y lo volví a meter todo, y lo volví a sacar y nueva mente el sonido

“flop”

Remplacé el dildo con mi pene, allí había lugar para dos de mis penes, se sentía rico porque el vibrador me transmitía las vibraciones a través de la fina pared que separa el ano de la vagina. El orgasmo que se iba edificando se cortó, me contó que sintió sensaciones encontradas, porque por un lado le gustaba que la penetrara y por otro no quería estar sin el dildo clavado que la llenaba.

Programamos cambiar de posición, saqué mi pene que chorreaba jugos, apagué y saqué el huevo vibrador de su ano, pero me tomé mi tiempo haciéndola desear un poco. Volví a meter y sacar el dildo completamente dos o tres veces más, y le pedí que sujetara sus nalgas hacia arriba, el agujero que dejaba el dildo al salir era enorme, se veían todos sus interiores y se lo comenté, y a ella le gustó porque se sintió más puta aún.

El final se acercaba, faltaba el último sprint, y me acosté boca arriba, era la posición que más le gustaba a ella, tener el control sobre el caballo y cabalgar a su ritmo.

El dildo iba a ser la herramienta del placer, estaba a un costado aún caliente y empapado, el huevo vibrador al alcance de mi mano por si lo necesitaba, el lubricante también destapado en el borde de la cama, pero a ése seguro no lo íbamos a necesitar, nosotros en el centro de la cama King, ella montando la verga de su esposo pero con algunos movimientos se salía del gran agujero que ella tenía. Entonces remplacé mi pene con el dildo, entró en un solo movimiento todo hasta el final, incluso me pareció que el tope ya no lo sentía en mi pubis y solo sentía sus hinchados labios vaginales. Ella de a poco comenzó el movimiento de vaivén y estaba claro que este orgasmo no iba a ser fácil, al dildo le faltaba firmeza y a ella le sobraba espacio, mientras tanto mi pene se frotaba contra su ano cada vez que ella iba hacia adelante y atrás, en el momento que intenté ubicar la cabeza de mi pene en su ano ella no me dejó, y me dijo que ese momento era de ella, que no la interrumpiera.

Continuaba con movimientos de vaivén, algunos momentos a toda velocidad y en otros momentos más suave, donde se retorcía, rotaba sus caderas apretaba y se clavaba el dildo todo lo que podía, yo agarré el huevo, lo encendí y se lo pasé por sus pezones primero, por sus labios de la boca después, ella lo lamió, se lo deslicé por la espalda hasta su ano y jugó allí breves instantes. Lo dejé a un costado prendido y en una rotación de cadera mi pene se desliza hacia su vulva, en tono de broma le pregunté si quería que llamara al vecino, y me dijo que me necesitaba a mi adentro, y como sus deseos son órdenes para mí, aprovechando la completa lubricación de nuestros cuerpos, la dilatación que ella tenía, hice una leve presión y mi pene se deslizó por el costado del dildo en su interior.

Ella gimió, hasta gritó, pero le gustó, hizo presión hacia abajo y de clavó todo el dildo y mi pene hasta los huevos y comienzo a hablarle sucio

“puta”

“comilona”

“te gusta ser jodida por dos pijas”

“me gusta tu concha grande y caliente”

Y entonces explotó, los movimientos se fueron enlenteciendo pero para mi sorpresa continuaron, me pidió que no salga de allí, ella sentía una lucha entre mi pene y el dildo por el protagonismo, el dildo la llenaba y mi pene agregaba volumen y presionaba, ella seguía con dos penes adentro y lo sabía, le gustaba, pero más le gustaba el morbo de ser penetrada por dos penes a la vez, el segundo orgasmo crecía, ella se retorcía, sus movimientos hicieron que mi pene estuviera listo a descargar una nueva oleada de semen, a llenarle sus interiores de blanco líquido, se mordía los labios y le puse la mano en la boca para que me mordiera a mí y no sus labios yo le mordía los pezones cuando exploté, inmediatamente sentí como el semen se chorreaba al exterior, porque en el interior de su vagina no había lugar para nada más, y mis movimientos espasmódicos fueron la gota que rebalsó el vaso para un nuevo y ultimo orgasmo y un grito ahogado fue lo último que escuché antes que quedara inmóvil y comenzara a desmoronarse sobre mí.

La contuve, saqué mi pene y el dildo cayó de su vagina, era un descontrol de fluidos, semen y lubricante por todos lados, en la sabana, en la mesa de luz, el dildo inerte en la cama todo mojado y el huevo vibrador debajo de alguno de nosotros aún en su sorda monotonía haciendo vzzz, vzzz, vzzz.

Traje un trapito húmedo y la limpié todo lo que pude, sus piernas, su abdomen, su vulva no quise ni tocarla, porque aún estaba con contracciones y espasmos, fue cayendo en un sueño y yo en el mío.

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