Nuevos relatos publicados: 18

Yo, mi prima y unos tragos

  • 3
  • 13.799
  • 9,13 (8 Val.)
  • 0

Era un día sábado como cualquier otro, estábamos en casa con mi prima y mi hermana, a lo que de repente suena el teléfono y el novio de mi hermana pregunta si esa noche nos podíamos comer un asado y tomar unos tragos en casa, a lo que ella responde que no hay problema, hasta ahí todo normal. La cosa es que ese día todos nos pasamos de copas, estábamos solo nosotros 4. Normalmente mi prima dormía en la habitación de mi hermana, pero como su novio se quedó esa noche, se recostó a mi lado. Yo desde hace tiempo que la miraba con deseo, ella siempre usaba camisetas escotadas que dejaban ver prácticamente todos sus ricos senos en forma de gota, pantalones ajustados que le resaltaban muy bien su lindo trasero y era de esas personas que inspiraba un "cógeme" solo con mirarte.

Llegó la noche y con mi prima conversamos largo rato tendidos sobre la cama, hacía mucho calor como para taparse. De repente, comenzamos a escuchar en la habitación de mi hermana como se comenzaban a besar y rechinaba suavemente la cama como si la acción ya hubiera comenzado. Eso al parecer calentó mucho a mi prima, porque inmediatamente, y con un tono coqueto me dijo "Oye y tu duermes vestido? Porque yo no puedo", fue ahí cuando se quitó la camiseta y el pantalón, quedando solo en un panty de encaje y un brasier que le combinada. Al verla, se me pasó de todo por la mente, pero tenía miedo de proponer cualquier cosa y que eso formara problemas, así que me quité todo yo también, dejando solo el bóxer, y me recosté a su lado.

Ella me dio la espalda, dejando su lindo trasero a mi vista el cual en varias ocasiones rozaba sin querer con mi miembro dado que la cama no era muy grande. Verla ahí me excitaba tanto que me causó una erección. Pronto ya no podía soportar lo hinchado que se me puso, así que sutilmente comencé a acercarlo un poco más para frotarlo. Al parecer ella tenía claro que esa noche habría sexo, porque apenas lo sintió, dio un pequeño salto hacia atrás, levantando un poco la cola, dejando que mi duro pene se posara entre sus deliciosas nalgas. Así estuve unos minutos, hasta que decidí sacarlo del bóxer, abrí un poco sus nalgas, lo puse ahí en medio, y solté su nalga, haciendo que esta me lo atrapara. Comencé a moverme un poco, dejando algo baboso su trasero y decidí probar un poco más hasta dónde era capaz de permitirme llegar, así que tomé una de sus tetas con mi mano, y mientras la masajeaba suavemente, comencé a sentir que sus caderas empezaron a hacer circulitos sutilmente.

Fue entonces cuando me día cuenta que ella está muy caliente, por lo que decidí poner su pierna sobre la mía, para abrírselas un poco y tocar su exquisita vagina, estaba muy húmeda, olía muy rico, y comencé a mover mis deseos acariciando con calma cada rincón de su entrepierna. Esto provocó en un momento un leve gemido en ella. A lo que esta se dio vuelta quedando frente a frente conmigo, entre abrió los ojos unos segundos mirándome, luego los volvió a cerrar haciéndose la dormida, pero posando su mano en la base de mi duro pene.

Yo ya estaba a punto de explotar, era una escena bastante excitante, comencé a besar sus senos mientras ella sostenía mi miembro, luego me levanté y se lo puse en los labios, para ver si ella accedía a darme una mamada, no tardo en abrir la boca, dejándome introducir mi pene hasta la mitad, comencé a sentir pequeñas succiones y eso me encantó, estuvimos así unos minutos hasta que me decidí a penetrarla.

La giré, la puse en 4, y ella levantaba su hermoso trasero hacia mí, le corrí el panty a un lado, y suavemente comencé a introducirlo, primero la cabeza, sosteniendo sus glúteos para abrirlos y dejarme ver el espectáculo, luego la mitad y luego completo. Ahí la sostuve fuertemente de sus caderas y de di unos movimientos circulares para masajear todo su interior, yo veía como sus manos agarraban fuertemente las sábanas, pero no gritaba, no podíamos hacer mucho ruido o mi hermana nos descubriría. Así que seguí así, suavemente penetrándola por unos minutos, luego de esto, ella se subió sobre mí, poniendo su boca al lado de mi oído, podía sentir su respiración agitada con gemidos reprimidos para que no se escuchara, ahí, en una cabalgata suave, pero intensa, ella me apretó fuertemente con sus manos y sentí cómo se corrió, a lo que yo le pregunté: "prima, puedo yo también?" y ella me dijo "espera, mejor te ayudo" y comenzó a darme una mamadota que me hizo acabar casi de inmediato, ella se lo tragó, luego fue al baño a limpiarse y ambos nos dormimos sin decir nada.

Luego de esa ocasión, ya todo fue imparable, tuvimos mucho sexo cada vez que podíamos hasta que por cosas de la vida nos distanciamos y ya no podíamos hacer nada.

Espero les haya gustado, es una historia real, y tenía tiempo queriendo escribirla.

(9,13)