Anoche soñé contigo ¿Ah, sí? ¿Y que soñaste? (Parte 2)
Renunciamos al pudor, quedamos vestidos únicamente con nuestra propia piel, tu desnudez se convertía en lo más sagrado que había tenido delante de mi vista; podría quedarme horas observándote, admirando lo extenso de tu belleza, y entonces comenzamos a besarnos y a tocarnos con frenético deseo, como