Días de verano inolvidables

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T. Lectura: 4 min.

Era verano por la noche, Ana una amiga mía venía a buscarme para salir por ahí a bailar y divertirnos un poco, me había puesto para salir unos vaqueros ajustados y un top de color blanco que remarcaban mi pecho, aunque sin dejar entrever nada. Fuimos a una discoteca de aquí y estuvimos bailando y bebiendo durante bastante tiempo.

Estábamos en la pista de baile y Ana me comentó que había un chico rubio en la barra que no me quitaba ojo, miré hacia donde me había dicho y vi a un chico alto, rubio, con todo el aspecto de ser alemán, aquí en Ibiza en verano está lleno de extranjeros.

Me sonrió y yo le devolví la sonrisa, aprovechó eso para acercarse y ponerse a bailar con nosotras, estuvimos tonteando un rato, roces y demás, era divertido.

Salimos un poco a tomar el aire a la terraza de la discoteca y allí tras presentarnos (más o menos hablaba bien el español) charlamos un poco, era guapísimo, rubio pelo corto, ojos azules, se notaba que iba al gimnasio.

Tras eso volvimos dentro y comenzamos a bailar de nuevo, pero esta vez empezó a tocarme por la cintura y al ver que no le dejaba, bajó sus manos hasta mi culo y lo apretó fuerte, acercándome a él, nos besamos noté su lengua larga y húmeda, yo también aproveché para tocarle el culo, su fuerte pecho, seguimos bailando tocándonos y besándonos.

Lamentablemente me tenía que ir ya, nos despedimos con un largo beso y me fui a descansar porque entraba temprano a trabajar.

—Madre mía, como estabas ¿eh? —me comenta Ana.

—Vaya me ha puesto realmente caliente, es tan guapo, mañana volveremos a ver si esta ¿vale?

—Como quieras —me dijo ella .

Por la noche esta vez me tocaba a mi recoger a Ana, me vestí con una falda azul marino y un top de tiras cuello espalda que remarcaba mi pecho de color azul celeste, me puse tanga y sujetador a juego (os recuerdo como soy por si no me conocéis) mido 1.66 peso unos 55 kg, soy morena clarita, ojos castaños, mi pecho es mediano, pero firme de pezones pequeños y rosados, no tengo mal tipo aunque tampoco soy nada especial, mi culito es un pelín respingón y me depilo mi coño dejando solo vello en lo que sería la anchura del tanga.

Cuando Ana me vio me dijo:

—Jeje vas de caza.

—No no a rematar —le dije yo— ayer hice la cacería, igual tengo suerte y esta allí.

Al llegar a la discoteca lo buscamos, pero sin éxito así que seguimos con lo de siempre alguna copa, baile, etc. apartando algún moscón que otro.

Al rato alguien me dio una palmadita en mi trasera y me giré con una mala ostia que no veas, pero era él que estaba en la terraza con un grupo de amigos. Nos unimos a ellos, tras presentarnos estuvimos bebiendo y charlando, estaba todo el mundo muy alegre, por la bebida, casi todos de vacaciones, buen ambiente.

Decidimos ir a la playa a seguir la fiesta, ya en el trayecto estuve todo el rato con Johann besándonos y tocándonos, pero nada serio. Al llegar allí nos juntamos todo el grupo y seguimos bebiendo y charlando. Nosotros dos decidimos apartarnos del grupo y al llegar a una zona de rocas, nos metimos por allí, Johann me cogió y me besó fuertemente, pero esta vez su mano iba directamente a mi coñito, abrí la piernas para que pudiera tocarlo sin problemas, yo le acariciaba sin cesar su polla sobre su pantalón que parecía de buen tamaño. No le dije nada, me gustaba como me acariciaba y él lo notaba, mi coño que estaba muy mojado y el tanga humedecido.

Él me sonrió al ver que yo no le apartaba y continuó acariciando mis piernas y tocando más veces mi coño parándose en él y jugando a separar mis labios vaginales con sus dedos.

Yo estaba disfrutando de aquel masaje e instintivamente llevé mi mano a la cremallera de su pantalón, al abrirla y retirar el calzoncillo pude ver su polla dura y grande, le miré a la cara y le sonreí.

Él respondió metiendo su mano entre el tanga y mi piel introduciéndose lentamente en mi interior. Sacó la mano y se la llevó a la boca chupando mis jugos.

Su polla era grande y estaba mojada, la deseaba, así que me agaché y me la metí en la boca. Se la chupaba con ansia de comérmela toda, de no soltarla y deseaba su semen, la succionaba, lo masturbaba con la mano y volvía a metérmela en la boca, la lamía por entero con mi lengua, al final no pudiéndose contenerse más se corrió, noté como se le endurecía y estallaba en mi boca, la tenía tan adentro que no se me escapó ni una gota de su delicioso semen.

Tras eso él me recostó sobre una zona de arena que había entre las rocas, me quitó el tanga y la falda y comenzó a lamerme el clítoris con fuerza y suavidad al mismo tiempo.

Sentía como introducía su lengua en mi vagina y la sacaba para lamerme sin parar mi clítoris, todo mi coño chorreaba de mis fluidos y él aceleraba aún más su lengüeteos, yo estaba loca de placer apretando su cabeza contra mi coño, hasta que tuve un orgasmo.

Él por suerte ya se había recuperado y estaba totalmente empalmado de nuevo menos mal porque estaba deseando que me follara.

Se bajó los pantalones del todo, tenía las piernas también fuertes, al incorporarme él tiró de mi top y mis tetas salieron dando un pequeño respingo, tenía los pezones duros y sensibles, se colocó entre mis piernas, restregó un poco su polla sobre mi coño y de un solo empujón me la metió hasta el fondo, eso hizo que se me escapara un pequeño grito, pero eso no hizo, sino que él acelerara aún más.

Con su polla dentro follándome con fuerza, su manos me apretaban mis tetas y tiraban de mis pezones, así tuve otro orgasmo, oía el chof chof de mi coño cada vez que me penetraba y salía, se tomó un pequeño respiro para coger un poco de aire, yo le daba besitos, mientras él jadeaba le tocaba sus brazos fuertes y su pecho, bajé mis manos hasta su culo y le clavé mis uñas apretándole contra mí, diciéndole “vamos, haz que me corra de nuevo”.

Johann me miró, sonrió y entonces siguió follándome aun con más fuerza que antes, me mordía, lamía por el cuello y yo a él, mis manos no se separaban de su culo, ayudándole en su penetración y pegándole mucho a mi así tuve otro orgasmo y él se corrió justo después de mí.

Tas arreglarnos un poco y estar allí un rato abrazados, regresamos con el grupo y al llegar Ana me dijo “Jo Cati te lo has debido pasar muy bien porque te he oído chillar al menos dos o tres veces”, nos reímos y le dije “si es que folla muy bien”.

Esos quince días de verano fueron inolvidables.

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