Así da gusto cerrar un negocio

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T. Lectura: 6 min.

Soy farmaceuta, trabajo en un laboratorio, así que tengo contacto con varios tipos de cliente.

Pero nunca me había sentido tan fuera de base como una reunión que sostuve con un nuevo cliente y su jefa de compras que, por Dios, sabe lo que quiere y como lo quiere.

Llevaba varias reuniones y visitas a una clínica a la cual, quería venderle varios insumos farmacéuticos, después de reuniones y reuniones, acuerdos y demás, por fin había logrado la aprobación, solo faltaba, la firma de ambas partes. Por lo cual, programe una última reunión con la jefe de compras de la clínica. Y programe mi viaje para ese fin de semana, con la intención de firmar el acuerdo el viernes y tener sábado y domingo para relajarme ya que era en una ciudad costera de mi país.

Cabe resaltar que nunca había visto en persona a la jefe de compras de la clínica, siempre me había entendido otros cargos medios, si bien ella participaba de las reuniones virtuales, nunca la había visto en persona. En fin, viaje como tenía acordado y aquí comienza el este relato que sin lugar a duda ha sido de mis mejores experiencias.

Llegue el viernes a la clínica poco antes de las 11 am, que era la hora programada. Me dijeron en la recepción, que la jefe de compras estaba ocupada en otra reunión que, si no había problema en esperarla, obviamente dije que ninguno y me quedé atendiendo otras obligaciones en el móvil y mi pc mientras esperaba. Luego de unos 40 minutos esperando, me llama la chica de recepción y me pide que la siga, me lleva a la oficina de la jefa. Al llegar ella me recibe en la puerta, y debo decir que me pareció una mujer despampanante, y sexy, sin el riesgo de parecer exagerado, proyectaba la imagen de típica actriz “nopor” que hacen el papel de jefas que seduce a empleados. Procedo a describirla.

Tenía piel morena, como color azúcar, era esbelta, un cuerpo muy bien cuidado y conservado tenía 48 años, pero sin duda no los parecía. Tenía unos pechos firmes y por el escote de su blusa muy bien puestos. Una cintura trabajada, y la blusa que usaba la acentuaba muy bien, y una falda corta negra, que resaltaba unas nalgas de gimnasio, firmes, no muy grandes, pero si muy bien conservadas. Y unas piernas esbeltas, que provocaba besar, que junto a los zapatos altos que usaba, completaban la fantasía de cualquier hombre.

-Hola, Miguel, mucho gusto. Pasa por favor.

Debí haber quedado con una cara de idiota al ver tal mujer.

-Hola doctora, buenos días, muchas gracias.

-Nada de doctora por favor, solo llámame María José, ¿cómo te fue en el viaje?

Yo: Ok María José, estuvo excelente gracias.

MJ: Que bueno, entonces, pasemos a lo principal, ya me hicieron llegar la información todo ya está claro y las condiciones están listas, no era necesario que vinieras para un formalismo como una firma.

Yo: No se preocupe, no fue ningún problema, además solo aproveche para sacar unas pequeñas vacaciones de fin de semana.

MJ: Así, que interesante, ¿entonces te vas a quedar el fin de semana?

Yo: Si, la intención es esa, aprovechar y quedarme hasta el lunes.

Firmamos los documentos y conversamos respecto a otros aspectos del negocio sin importancia, habrían pasado unos 30 minutos, me disponía a salir, nos estábamos despidiendo cuando María José me increpa.

MJ: ¿Qué vas hacer, ahora, tienes algún compromiso?

Yo: Ninguno, por el momento, a no ser que me inviten (Lo dije en calor de la confianza que habíamos entablado) Ella levanto la ceja y me miró fijamente antes de decir.

MJ: Te gusta los mariscos, te invito almorzar si me regalas 10 minutos termino algo que tengo pendiente.

Yo: Ok, claro que sí, la espero, mejor, así me evito almorzar solo en mi habitación de hotel.

MJ: Ok perfecto, si gustas me esperas acá mismo, en la oficina ya regreso.

Salió de la oficina dejándome ahí sentado, al poco tiempo me trajeron otro café, luego de unos 10 o 15 minutos regreso, tomo su bolso y me dijo ¡Vamos!

Sali detrás de ella, viendo cómo se movía su trasero al caminar y admirándola casi devorándola con la mente.

Me dirigió a su auto, subimos y emprendimos el viaje al restaurante que ella quería.

Hablamos de nuestra vida personal y supe que era separada, que tenía una hija de 21 años, que vivía fuera del país.

En el restaurante mientras conversábamos de todo un poco, yo le hacía insinuaciones, más que por pretensión de algo, por confianza y cercanidad.

Entre mucho que hablamos llegamos al tema del sexo.

MJ: ¿Y cómo es tu vida de pareja?

Yo: Pues actualmente no tengo, así que diría que cero, la verdad es que desde hace un tiempo deje de enfocarme en una relación, es más fácil vivir la vida a tu manera estando solo si no estás dispuesto a sacrificar cosas propias por la compañía de alguien más.

MJ: Es cierto, pero siempre hace falta algo de cariño de vez en vez.

Yo: Depende, si se trata de afecto, no es algo que la verdad me sea indispensable, no se quizás por vivir solo desde muy joven, y en el peor de los casos, mis amigos y familiares están ahí si lo necesito.

MJ: Si pero aparte de afecto uno necesita algo más, yo por ejemplo desde que me separe hace 2 años, no he tenido una buena revolcada que me deje temblando.

Yo: Vaya eso si no lo esperaba (dije tragando apuradamente el trago de vino que tenía en la boca).

MJ: Que, que este separada o que me haga falta el sexo, al fin de cuenta los seres humanos somos físicos.

Yo: Buen punto, pero, la verdad no imagino a una mujer como tú, con falta de oportunidades para tener sexo.

MJ: Para que veas, hace rato tengo una arrechera acumulada.

Yo: A como así, pues no sé, como diría mi gran amigo Arjona “cuente con un servidor si lo que quiere es…”

María José se rio un poco y tomo un trago de vino, seguimos hablando de otras cosas, y al rato ella se fue al baño, yo aproveche para pedir la cuenta y pague.

Al regresar, nos paramos de la mesa, y ya en el carro ella misma tomo la palabra.

MJ: Entonces a donde vamos…

Yo: No se dime tu… yo estoy de vacaciones, y tampoco es que conozca mucho, si quieres te invito a conocer mi cuarto de hotel… Rei maliciosamente.

MJ: A rico, vamos pues.

No daba crédito a lo que ella dije, pero esas palabras me encendieron, le di el nombre del hotel donde estaba registrado y nos fuimos inmediatamente, por el camino nos metíamos mano como podíamos, llegamos al hotel, subimos al ascensor y apenas abrí la puerta, ella me pego contra la pared y empezó a besarme desesperadamente, yo le respondía y le agarraba las nalgas hasta hacerle subir la falda.

MJ: Ven vamos al cuarto, que no tengo mucho tiempo y quiero matar estas ganas.

Ya en la habitación, termine de desvestirme y me tire a la cama, a ver como ella se despojada prenda por prenda de su ropa, admiraba ese cuerpo esculpido que tenía, se subió a la cama y empezó a besarme nuevamente.

Me dio un gran sexo oral.

MJ: Dios hace mucho no tenía uno de estas para mí. Decía mientras se tragaba mi verga y me practicaba sexo oral.

MJ: Mmmm que rico, así gruesas como me gustan, mmmm rico.

Yo: Que rico, que rico, sigue así trágala toda vamos.

María José se subió encima mío y empezó a cabalgarme, se sentía super mojada y podía sentir como se ensanchaban las paredes de su vagina por la intromisión de mi falo.

Yo le agarraba las nalgas mientras ella me cabalgaba y yo le besaba los senos.

Al parecer erra super sensible en ellos, porque mientras más jugaba con mi lengua en sus pezones, podía sentir como cada vez se mojaba más.

Yo la tomaba de las nalgas, tratando de levantarla y le hacia un mete y saca lo más rápido que podía, mientras seguía mordiendo y chupando sus senos.

MJ: Ahí si papi, que rico dame así, vamos dame, no pares que me voy a venir vamos.

Decía María José, mientras yo entregado en la faena.

En un momento pude sentir como se tenía un orgasmo, tan intenso que me clavo las uñas en mi espalda.

Ella seguía con trataba de recuperar el aliento, pero aún seguía sobre mi cabalgándome, ahora más lentamente.

Seguimos besándonos y ella seguía cabalgándome, cuando me dijo:

MJ: Papi, muy rico todo y me encantaría seguir, pero es mejor que termines pronto porque debo volver al trabajo.

Yo: Si eso quiere la reina, eso tendrá.

Dije mientras la volteaba, quedando en la típica posición de misionero.

Y a fondo de dediqué a darle lo más rápido y profundo que podía.

María José no dejaba de gemir.

MJ: Dios vas a matarme, pero que rico, sigue así carbón, vamos dame más.

Yo: Así eso quieres, quieres más… que quieres a ver dime.

MJ: Quiero verga, quiero que me des con esa verga, vamos dámelo todo vamos…

MJ: Sigue así que me voy a volver a venir, vente conmigo vamos, vente dame tu leche, lléname. Me decía casi gritado a oído mientras podía sentir sus uñas en mis nalgas.

Al poco tiempo sentí como mi verga se tensaba y ensanchaba lista para vaciar mis pelotas, y ella casi al unisonó gemía profundamente en mi oído producto de su segundo orgasmo, mientras yo por mi parte la penetraba profundamente y soltaba todo mi esperma dentro de ella.

Me tiré a un lado de la cama, para recuperar el aliento, ella al lado mío hacia lo mismo.

MJ: Ufff que rico estuvo esto, como me hacía falta.

Dijo mientras se paraba de la cama, rumbo al baño para asearse. Podía ver como bajaba de mi esperma por su pierna.

María José me dio un beso y fua a organizarse, yo seguía tendido en la cama.

Antes de salir ya de la habitación, me dijo:

MJ: Descansa bien, que este fin de semana serás mío bebé, prepárate que me voy a quitar esta abstinencia contigo, y esa rica verga que tienes.

Puedo decirles que ese fin de semana fue principalmente de sexo para mí, regrese más cansado a la oficina el lunes, de lo que sali, pero muy muy satisfecho y los huevos livianitos.

Coméntenme si quieren que les relate otras experiencias con María José ese fin de semana.

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1 COMENTARIO

  1. Que rica sección de sexo..,Las mujeres también necesitamos ejercitar nuestros órganos para que no se atrofien. Espero ansiosa saber que más quiso hacer MJ. Para quedar plenamente satisfecha.

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