En unas vacaciones en la playa, los primeros días transcurrieron con normalidad, pero una tarde vi a una mujer de unos 38 a 40 años jugando con un niño. No era una diosa pero a pesar de tener un traje baño recatado de 2 piezas transmitía Sex appeal.
Tenía algo hipnótico y no podía dejar de verla, ella al comienzo fue indiferente, pero al rato de verla noté que comenzó a fijarse en mí. Cambie de lugar en varias ocasiones y ella me seguía con la mirada. Al acercarme se intensificaron las miradas. Yo viéndola fijamente y ella viendo un rato y luego disimulando mientras jugaba.
La playa tenía un oleaje moderado. En una ocasión ella salto para evitar una ola y se le salió la mitad del seno, yo bajé la mirada y vi su pezón. Al darse cuenta se volteó y se arregló, cuando giró hacia mi nuevamente hizo un gesto abriendo los ojos como diciendo ops mientras se tapaba la boca con la punta de los dedos.
Al cabo de un rato de intercambio de miradas el niño salió y ella se quedó. Ahora cuando se le bajaba la parte superior del traje de baño se lo acomodaba de forma sensual y me guiñaba el ojo.
Estando ya más cerca y por el vaivén de las olas, nos tropezamos, ella sonrió, bajo la mirada y puso una expresión de “que tienes para mostrar”. Sin que ella desviara la vista acomode mi short de forma que ella pudiese ver mi miembro bajo el agua por unos segundos. Al verlo, me miró a los ojos y se mordió el labio inferior.
Luego me ubique a cierta distancia detrás de ella que al ser arrastrada por el oleaje me restregaba el trasero en el miembro a la vez que yo la acariciaba en sus partes íntimas.
Repentinamente se alejó y su rostro cambió, había regresado el niño con un señor. Los tres comenzaron a jugar. Posteriormente el señor la abrazó y se besaron. Yo la miraba para recriminarle. En un momento en el que estaban abrazados ella me guiño el ojo y se mordió el labio nuevamente, esto me excitó sobremanera pero me pareció un juego peligroso y me retire a la orilla para evitar problemas.
La vi salir del agua y colocarse bronceador de manera sugerente y viéndome de forma sensual. Llegó el señor y yo me regrese al agua.
Al poco tiempo ella entro nuevamente al agua y fue directamente a donde yo estaba iniciando nuevamente todo.
Al final de la tarde cuando se iban de la playa, disimuladamente me guiño el ojo y me lanzo un beso.
Durante la noche recorrí varios lugares tratando de encontrarla pero fue infructuoso.
Al día siguiente desayunando en el hotel vi que ellos también estaban desayunando en el mismo lugar, luego se retiraron del restaurant.
Estuve en la playa hasta el mediodía pero no aparecieron, me fui a comer y recorrer. A las 3:40 pm regrese y no estaban.
Al rato la vi entrar con el niño a la playa usando un traje de baño aún más recatado, sin embargo me resultaba más sensual que el día anterior, intercambiamos miradas, luego caricias y roces furtivos bajo el agua. Ya no podía resistir, teníamos que estar juntos.
Decidí esperar en el lobby del hotel a ver qué pasaba. Vi salir al señor con el niño. Ella bajó, se acercó a la recepción y regresó al ascensor. Yo la seguí y al entrar en el ascensor nos besamos y nos acariciamos apasionadamente, todo en ella era erótico: su fragancia, lo terso de su piel, su aliento, sus caricias, lo húmedo de su entrepierna, la forma de agarrarme el pene por encima del short.
Fuimos a mi habitación, se notaba indecisa, pero al volvernos a besar el deseo venció a la duda. Ya no había marcha atrás, al entrar nos desvestimos entre besos y caricias, antes de que me diera cuenta estábamos haciendo el 69. Su sabor era embriagante, sus labios carnosos y húmedos.
En minutos se estaba corriendo el Kentucky Derby. El ritmo iba en aumento, sus movimientos eran irresistibles, sus besos adictivos. De repente y sin bajarse, paró y comenzó a rozar su clítoris por mi vientre hasta que tuvo unas contracciones que me hicieron acabar, se le erizó la piel y quedó tendida en la cama.
Apenas me recuperé aproveche para besar cada parte de su cuerpo. Al llegar al único lugar que no había saboreado pude apreciar que palpitaba y cada vez que lo rozaba con mi lengua se contraía a la vez que ella se retorcía y gemía, para mí eso fue una invitación. Así estrené su lado oscuro mientras la estimulaba para tener un nuevo orgasmo. Yo seguí la exploración del lado oscuro hasta que me vacié en ella.
Ella vio la hora, me dijo “Nunca me sentí tan deseada, esto es una locura”, se vistió me dio un beso y se marchó.