Mi novia y mi padrastro (5 – final)

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T. Lectura: 12 min.

Esto tenía que terminar, iba a romper con Mariana y a cortar comunicación con mi padre, primero debía separarlos, pero ¿cómo?, ellos encajaban muy bien los dos, seguro se seguirían viendo, aunque yo saliera de sus vidas.

Debía hacer algo, forzar alguna situación, evidenciar su comportamiento, amenazar, pero no tenía idea de lo que podría funcionar, las cosas habían avanzado demasiado. Toda la semana se me hizo un infierno, por mucho que estuviera enojado me masturbaba todos los días con los videos de mi novia y mi padre. Adelantaba a las partes que me gustaban más e incluso le ponía pausa al video cuando mi novia estaba enfocada con el semen de Gustavo en la cara. Además, todas las noches imaginaba que ellos estaban juntos, ya sea en la casa de Mariana o en la de mi padre.

De hecho, mi novia se comportaba muy distante, solo mandábamos mensajes indiferentes y como mucho 10 al día, en la noche nada. Eso me hacía pensar que mis suposiciones eran ciertas, que se encontraba con mi padre. También era posible que no, que no estuvieran juntos pero que tuvieran videollamadas o conversaciones con fotos, lo cual era igual de malo, pero terriblemente morboso. Yo esperaba para el sábado, que en uno de los días platicamos que podríamos visitar a Gustavo. Le verdad me daba mucho miedo, no sabía si podía soportar la compañía de los dos ya sabiendo lo que estaba sucediendo.

Pensé mil formas de confrontarlos, como que les gritaba, o los exponía, o les decía que era injusto que me hicieran eso, pero en todos los posibles escenarios no había final satisfactorio. Daba igual que me pidieran perdón y dijeran que pararían, se podrían seguir viendo, solo dirían eso para que yo estuviera tranquilo. No se me ocurría alguna manera, pensé y pensé, pero todo concluía con lo mismo. Pasaron los días hasta que por fin llegó el sábado, que como siempre en la mañana le mandé mensaje a Mariana de que ya iba para su casa.

Llegué con ella, nos comportamos como una pareja que ya no siente nada por el otro, que solo nos veíamos por compromiso. Yo me comporté todo lo indiferente que podía, incluso en un momento que pasó caminando una chica con un muy buen culo, me le quedé mirando muy indiscretamente.

Mi novia por supuesto que se dio cuenta, y se enojó conmigo y me comenzó a reclamar. ¿Cómo tenía el descaro de enojarse por algo así sabiendo que ella hacía cosas mucho peores? Yo sabía que Mariana era muy posesiva, pero ya al punto de que lo hiciera siendo ella culpable de nuestro estado era ridículo. ¿O era ideal? ¡Por supuesto! Era posible que se enojara también con Gustavo por las chicas con las que ligaba, ¿sería posible? Al menos podría intentarlo, pero el asunto era que debía tener el celular de mi padre con las pruebas.

Pero en todo caso, no era seguro que con él se enojaría, a fin de cuentas, la relación entre ellos era muy diferente a la que yo tenía con ella. La de ellos era una relación de amo y sumisa, la nuestra solo de novios, en la que si me puede reclamar. ¿Podrían ganar los celos de mi novia? Definitivamente tenía una oportunidad, pero necesitaba un plan auxiliar por si ese no funcionaba y ella aceptaría cualquier cosa con tal de seguir estando con Gustavo.

No podía recurrir a la justicia, ya que los dos eran adultos, pero ¿las demás chicas eran todas adultas? Si encontraba una que no lo fuera, era evidencia suficiente para que pudiera recurrir a ese camino. Aunque la verdad dudaba de que fuera así, mi padre no se metería en ese tipo de problemas, y en ciertas conversaciones veía que no empezaba con el sexting hasta que él pedía una identificación.

Decidí dejar de pensar en eso, ya se me ocurriría algo estando con ellos. Llegamos a su casa, tocamos, saludamos y nos recibió como la vez pasada. Se comportó de tal forma que, si me decían que todo fue un sueño, yo lo creería, nada en su actitud lo delataba. No vi miradas comprometedoras ni que él la tocara de una forma impropia, era un muy buen actor. Todo al contrario de Mariana, ella se notaba muy tensa, como si quisiera vomitar, su cara denotaba un nerviosismo bastante considerable.

Es raro pensar que yo esperaría un comportamiento más suelto, se supone que ella lo disfrutaba, cuando fui a su casa que se masturbó en la regadera me trató como si yo no le importara. Incluso fue ella la que propuso ir con Gustavo, ¿por qué entonces se comportaba de esa manera?

Pasamos a la sala y mi padre nos invitó a sentarnos, ella no lo veía a la cara, ni a él ni a mí. Él nos preguntó si se nos antojaban unas hamburguesas para comer, respondimos que si, lo que sea estaba bien. Se paró por el teléfono para marcar a la tienda, yo me quedé solo con Mariana, le pregunté si todo estaba bien, contestó que si, que solo se sentía un poco mal, pero que ya se le pasaría. No le creí, algo estaba pasando, que podría ser que algo en ella siente culpa ya teniéndolos a los dos en la misma habitación, o incluso podría estar excitada por la presencia de Gustavo y trataba de controlarse. Esperé a enterarme, mientras mi padre nos informó que ya venían para acá.

Nos sentamos a comer platicando de cómo nos había ido en la semana, de que, si ya vimos cierta película, del gobierno, cosas así, nada relevante. Al acabar de comer fuimos a la sala y vimos una película, que ahora Mariana no aprovechó para mostrarse a Gustavo, eso estaba raro, la otra vez se acomodó de tal forma que él pudiera apreciar su trasero, pero ahora como que se “escondió” de él. Vimos la película tranquilos hasta el final, solo de vez en cuando mi padre o yo soltaba de las típicas frases de “no hagas eso” o “que falso” de las películas de ficción. Al acabar la película nos invitó a comer un helado de los que había comprado y seguimos platicando hasta que nos dio la noche.

Gustavo nos ofreció quedarnos a dormir, lo cual aceptamos, ahora Mariana estaba definitivamente nerviosa, hasta diría que tenía miedo. Subimos a cambiarnos, me di cuenta de que en su bolsa llevaba su pijama, ¿Qué sabía que nos íbamos a quedar a dormir? Era casi obvio por supuesto, pero noté extraño que se hubiera preparado, además esperaría que ella hubiera aprovechado para ponerse ropa de Gustavo, ya que tanto le excitaba.

Lavamos nuestros dientes y nos acostamos, los dos guardamos silencio por un rato, y después me abrazó. Me esperaba cualquier cosa menos eso, la verdad, se supone que estábamos mal y los dos sabíamos por qué, aunque ella no sabía que yo lo sabía todo. Correspondí el abrazo en un gesto de amabilidad.

Tocaron la puerta de la habitación, era mi padre, que solo nos dijo “vengan a mi habitación, quiero platicar con ustedes”. Mariana apretó mi brazo con fuerza, todo era muy extraño, definitivamente algo pasaba. Nos paramos y fuimos a su cuarto, en el que nos estaba esperando sentado en su cama, frente a un pequeño sillón que tenía. “Siéntense por favor”, nos dijo, para después vernos fijamente por un par de minutos. Se notaba que estaba enojado, o tal vez no enojado, solo serio, pocas veces lo había visto así, siempre era cuando peleaba con mi mamá.

G: Creo que tenemos que platicar sobre lo que está pasando, Mariana, Javi merece saber lo que haces.

En ese momento, al ver que sacaba el tema de una forma tan brusca, aumentó mi valentía y mi adrenalina, por lo que decidí hablar, aunque me temblaba un poco la voz.

J: ¿Sobre el hecho de que ustedes dos están acostándose a mis espaldas?

Los dos me vieron con una cara de sorpresa impresionante, definitivamente no sabían que yo estaba enterado de todo. Mi padre me vio con preocupación en la cara, Mariana con ¿esperanza?

G: ¿Cómo te enteraste?

J: Eso no importa la verdad, lo que importa es que lo sé, y me van a decir los dos que es lo que está pasando entre ustedes y porque quieres hablar de esto ahora y no antes.

M: Díselo ahora, a ver si sigues siendo tan valiente.

J: ¿De qué está hablando?

M: Tu padre quería ponerte en mi contra para contarle a mis padres lo que hicimos en su cama.

G: Espera, hay que ir por partes. Toma, ve esto.

Me extendió su teléfono, no estaba entendiendo nada, ellos por supuesto se entendían, pero yo de esta semana no supe nada. Me enseñó la conversación que tuvo aproximadamente el martes con ella, estaban hablando como amantes, en su rol de amo y sumisa. No entraré en detalles, es lo de siempre, unas cuantas fotos y así, hasta que llegué al punto que supongo quería que leyera.

Mariana le agradeció por iniciarla al sexo anal, diciendo que le gustó pero que tenía mucho miedo que le doliera. Platicaron de eso y de lo mucho que disfrutaron los dos, nuevamente con mensajes de mi padre insultándola y ella venerándolo, nuevamente tenía ganas de vomitar y me temblaba un poco las manos. Ellos dos me veían con interés para tal vez adivinar en que parte de la conversación iba.

Seguí leyendo, y el miércoles después de que vi mensajes de que ya estaban por verse, era una como pelea, en la que mi padre le decía que iba a exponer su verdadera identidad hacia sus padres, no entendí mucho de la conversación. Era Mariana diciendo que él tenía la culpa y de mi padre diciendo que la tenía ella, pero ¿culpa de qué? Seguí bajando y entendí solo un poco más, al parecer habían usado el dildo de la mamá de mi novia para estimular su ano, y que, para colmo, mi padre había eyaculado en una blusa de su mamá igual. Me enteré de que ya Mariana había quitado toda evidencia, entonces ignoraba cual era el problema, eso ni siquiera era grave.

Acabando de leer mi padre comenzó a hablar.

G: Tengo un video de tu perfecta novia masturbándose con el dildo de su madre, además de que me dice en cámara que te dejaría a ti por mí.

J: Espera un momento, ignoremos el hecho de que no sé cómo eso afectaría a Mariana, ¿con qué cara me dices eso? Vi sus conversaciones, vi sus videos, vi su videollamada, ¿cómo puedes comportarte así?

Nuevamente me vio con sorpresa, hasta con espanto.

M: Lo que pasa es que mi madre tiene ideas muy retrógradas, es capaz de sacarme de la casa si sabe que estoy con un hombre mucho mayor.

J: ¿Estás hablando en serio?

M: Si, pero tu padre quiere joderme solo porque le salió su amor por su hijo solo porque cuando se fue le dije que quería desde un principio experimentar la infidelidad y agradecía que fuera con él.

J: No estoy entendiendo, ¿por qué te enojaste por eso?

G: Eres mi hijo al final de cuentas, y ella te estaba lastimando.

J: ¿Y tú? Yo ya no te quiero ver después de esto, a ninguno de los dos, son personas malas.

G: No digas eso y primero escúchame. Se que cometí un error, pero fue solo por la lujuria, tu novia era ideal para mí en ese aspecto.

J: Jajaja, ¿se supone que te estás defendiendo? Porque lo estás haciendo terrible.

G: Yo no quería llegar a esto, te seré sincero, no me gustaba pensar que tu novia estaba conmigo porque ya planeaba algo así, me gusta sentir que yo causo una infidelidad, no que solo soy el objetivo.

J: Te escuchas como un idiota.

G: Lo se hijo, son cosas mías, pero no solo yo tuve la culpa, ella te fue infiel, y como pudiste ver lo disfrutaba.

M: Si, pero ya no.

J: Cállense los dos, no me importa ya lo que haya pasado, quiero que dejen de verse.

G: Ni siquiera tienes que pedirlo, no pensaba seguirle hablando a una cualquiera.

M: ¿Y tú qué eres? ¿Crees que por ser su padre no eres tú un cualquiera? Porque seducirte fue lo más sencillo del mundo.

J: Ya basta, tampoco los veré más a ninguno de los dos.

G: No puedes romper nuestra relación, así como así, pasaste gran parte de tu infancia conmigo.

J: ¿Y qué? Ya no podría verte a la cara después de lo que me hiciste.

M: A mí me da igual, de todos modos, ni siquiera me siento bien contigo.

G: Ve como te habla, ve como es ella la que arruinó nuestra relación de padre e hijo.

J: ¿Ella lo arruinó? Fueron los dos, y tu más porque soy tu hijo, no pensaste en lo que sentiría yo.

No me detendré más en estos diálogos, es de imaginar lo que se platicó, nos insultamos, nos enojamos, y todo acabó peor de lo que esperaba, me adelantaré al momento que importa. En el calor de la discusión, quedó claro que todo se había podrido entre mi padre y yo, él se notaba muy enojado, tanto con Mariana como conmigo. Ni siquiera tenía sentido, él fue uno de los dos culpables, pero sucedió que mostró su verdadera cara conmigo.

G: Ok, yo no quería llegar a esto, pero si es tu decisión cortar de raíz todo lo que vivimos como familia, es tu problema. Pero antes haré que no se te olvide que fue tu culpa el romper con todo. Voy a cogerme a tu novia ahora mismo, para que al menos aprendas como ser un hombre y que tu novia no ande de puta con alguien más.

Me quedé paralizado al escuchar eso, mi corazón palpitó con más velocidad y fuerza, me senté en el sillón porque sentía que me fallarían también las piernas. Se dirigió ahora a mi novia.

G: Quítate la ropa.

Mariana obedeció, tenía en su cara una expresión de espanto, pero también de sumisión, por supuesto que a ella le gustaba eso. Le gustaba mi padre por su hombría, porque la trataba como alguien que no valía la pena, ese era su fetiche, que por mucho que lo odie, sabe que él le dará lo que quiere. Se terminó de desnudar, sus tetas estaban preciosas como siempre, grandes y algo marcadas seguramente por las mordidas y golpes de Gustavo.

G: Arrodíllate y chúpamela perra.

Ella se agachó, y bajó su pantalón y su calzón para empezar a lo que iba. Empezó chupando la cabeza, con deleite y dedicación, para seguir con el tronco, lo lamía de arriba hacia abajo, sacando la lengua todo lo que podía, para poder terminar con sus huevos, que chupaba con fuerza en lo que lo masturbaba. Ya todo el pene de mi padre estaba lleno se la saliva de mi novia, y ella trataba de metérselo todo a la boca. Gustavo entonces tomó su cabeza por atrás y la empujó toda para que su nariz tocara su estómago, lo que hizo que Mariana casi se ahogara, pero vi que su vagina ya estaba mojadísima.

Yo no sabía que hacer, tenía ya el pene muy duro, pero no quería darles el gusto de que sepan que disfrutaba viéndolos. Mi padre le pidió que parara con su verga y le lamerle los pies y las piernas, lo cual hizo, quería humillarla todo lo posible antes de dejarla de ver, y a mi con ella. Mariana se puso a lamerlos, Gustavo se sentó para que pudiera lamer también sus plantas, y el pie que no estaba siendo repasado por su lengua se lo puso en una teta, o también le pateaba la cara con la suficiente fuerza para que le doliera, pero no tanto para que sea demasiado.

Siguió con sus piernas, las lamió en toda su extensión, mientras usaba el pie de mi padre para masturbarse ella, era todo demasiado morboso para mí, por lo que comencé a apretar mi pene por encima del pantalón con cuidado para que no lo notaran.

La humillación solo empezaba, mi papá se acostó como si el abriera las piernas y le pidió que le lamiera el ano. Eso era demasiado, comencé a marearme de lo que estaba presenciando, porque ella lo hizo y con pasión, estaba viendo a mi hermosa novia lamer al ano de mi padre. Lo hacía con mas goce de lo que a mi si quiera me besaba, incluso ponía más empeño que cuando besaba a Gustavo.

Vi que se dedeaba ella sola, iba del ano a los testículos y a parte de su trasero, lo estaba repasando todo, a veces chupándosela. Incluso llegó a poner su teta derecha en su ano para poder darle placer así, mi padre no dejaba de llamarla puta, o diciéndole lo bien que lo estaba haciendo, ya que era para lo único que serviría siempre.

Y puede que sea verdad, jamás vi, ni en el porno, a una chica humillándose así frente a su pareja, admitiendo el trato y las palabras de un hombre mayor. Gustavo se sentó, le escupió en la cara y en la boca y le pidió una rusa, ella se acomodó su verga entre las tetas y comenzó a masturbarlo así. Él de vez en cuando le daba una cachetada que le dejaba roja la cara, o le volvía a escupir, insultándola siempre, también golpeó sus tetas, y le decía que “esas tetas son dignas de una puta barata”, lo que hacía que Mariana lo masturbara con más fuerza, apretando más sus tetas.

Pararon de hacer eso para que ella se acostara en la cama, se puso en 4, mi padre tomó un lubricando de un cajón y comenzó a usarlo en el culo de mi novia. Le metió el dedo en el ano para que se comenzara a dilatar, y en lo que lo hacía, aprovechaba para frotar su verga en la planta de los pies de ella. Ya cuando vio que el ano estaba preparado, la agarró a nalgadas e igual le escupió en la espalda y en sus glúteos. Comenzó con la penetración, primero haciéndolo lento, con pequeñas nalgadas, para escalar en velocidad y fuerza.

Llegó al punto en el que sus huevos chocaban con su vagina, mientras su ano recibía toda su verga. La nalgueaba con fuerza, con una cara de odio en su cara, y le decía “eres mi puta” para que ella contestara “si papi, sigue partiéndome el culo por favor”.

Siguieron así, mi padre cogiéndosela como un animal y ella recibiendo todo como la puta en la que se había convertido. Sin sacarle la verga del ano, la volteó para que ella quedara boca arriba y la siguió penetrando. Ahora en lo que lo hacía amasaba sus tetas con violencia, las golpeaba y escupía, le chupaba los pezones, la cacheteaba a ella, lo que quería era demostrar que solo era un juguete sexual, hecho para satisfacerlo. Y ella así se veía así misma, lo estaba disfrutando, se masturbaba o se frotaba el clítoris mientras estaba siendo penetrada.

Después de unos minutos más así, le sacó la verga, se acostó en la cama y ella lo montó. Le dio unos sentones dándole la espalda, para que el aprovechara y la nalgueara, ella lo hacía muy fuerte, no tenía un gran culo, de hecho, recordemos que es pequeño, pero aun así se notaban ciertas “olas”, al caer de lleno sobre su verga. Se volteó para verlo y siguió dejándose caer, haciendo que su vagina reciba hasta la base todo lo que mi padre podría darle.

El la cacheteó y se sentó, entonces quedaron muy pegados, las tetas de Mariana, ya sudadas, chocando con el pecho igual de sudado de Gustavo. Ella solo se frotaba en su pene, mientras él la besaba y le pedía que abriera la boca para escupirle, igual pidiéndole que ella misma dejara caer su saliva en sus tetas para que se viera mejor.

Ya mi padre estaba por venirse, por lo que se separó de ella, la sentó en el piso como en el video, con la espalda recargada en la cama, pero ahora no uso sus tetas para masturbarse. Lo que hizo fue darle la espalda y ponerle el ano en la cara, y subir y bajar sus caderas para pasar por todo su rostro. El ano de mi padre tuvo que haber tocado desde la frente hasta la barbilla, y en ciertos puntos se detenía para que mi novia usara su lengua lo mejor que podía. Se volteó por fin, masturbándose frente a ella para poder acabar, Mariana abría la boca para recibir todo.

Cuando Gustavo comenzó a correrse, lo hizo en toda su cara y sus tetas, también logrando meter chorros en su boca. Era demasiado semen, no comprendía como un hombre podía sacar tanto, la cara de mi novia estaba llena de leche, así como sus tetas. Ella solita comenzó a llevarse el semen a la boca, y chupar sus tetas para limpiarlas, así como pasó en el video. Chupó la verga de mi padre una vez más para que también quedara limpia.

Se quedaron un rato sentados los dos, respirando con agitación, yo me había corrido en mis pantalones. Pensé que la humillación había acabado, pero no era así.

G: Ahora, voy a marcarla para que a nadie se le olvide que ella me perteneció a mí. Vengan al baño.

A mí me lo ordenó, pero a ella directamente la agarró del cabello, jalándola y casi tirándola, para guiarla hacia al baño. Nos dirigimos a este, y al llegar, mi padre aventó a Mariana a la regadera, no sabía que quería hacer.

G: Ahora si puta, abre bien la boca.

Apuntó su pene hacia ella, y comenzó a orinarla, el maldito se estaba orinando en ella. Primero le bañó la cara, ella con la boca abierta recibía su orina, además de tragarse lo que podía. Siguió con sus tetas, ella las acomodó como si esperara su semen, y el las orinó. Terminó con su estómago y sus piernas, incluso su cabello, y en lo que lo hacía, sorprendentemente Mariana se masturbó y comenzó a gemir.

Mi padre seguía con lo suyo, aunque se veía que ya iba a acabar, con mi novia en un estado de sumisión completa. Acabó con lo que hizo, tomó la cabeza de Mariana y la empujó con fuerza al suelo, pidiéndole que limpiara la orina que no había tocado su cuerpo. Ella lo hizo, incluso lamió sus pies para seguir probándola, si me hubiera masturbado ahí mismo, me habría corrido al instante.

Gustavo me vio, me dijo “que se enjuague y se largan los dos de mi casa”. Así lo hicimos, yo la ayudé, noté que estaba triste, la sequé y le ayudé a ponerse la ropa. Me abrazó durante un par de minutos, estaba llorando, yo acaricié su cabello, diciéndole que todo había terminado. Juntamos nuestras cosas y nos fuimos en Uber hacia su casa. Al llegar me quedé yo en la puerta y me despedí de ella.

M: Tu padre es un pendejo.

J: Y tú eres una puta.

M: No quiero saber nada de ustedes dos nunca.

J: Ni yo.

Cerró la puerta frente a mí, yo me dirigí a mi casa, había logrado lo que quería, que se dejaran de ver, pero a cambio, me iba a masturbar durante mucho tiempo con los videos que tenía, y con el que grabé discretamente con lo que pasó ese día.

Muchas gracias a los que leyeron hasta el final, esperen mi siguiente relato.

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