Sin más me llevó al hotel

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Después de 15 días de haber tenido mi segunda experiencia extramatrimonial en el putero, y el siguiente fin de semana la llegada de mi marido, hicimos el sexo muy intensamente, yo tenía de cierta forma un sentimiento de culpa por haberle sido infiel y quise recompensarlo con mucha pasión de mi parte.

El lunes, de nueva cuenta mi marido se fue de viaje y pasé todo el resto de la semana ocupada en mis quehaceres domésticos y laborales. Pero cuando llegó el viernes, fui a la oficina telefónica a realizar el pago correspondiente, la fila era larga, así que me formé.

Detrás de mí se formó un señor como de unos 40 años, quien me saludó y al voltear a ver quién era, vi que era un hombre muy guapo, de aspecto agradable, con el cabello entrecano, como me agradó, le correspondí con una sonrisa, eso bastó para que el tipo iniciara conversación, me dijo que se llamaba Carlos y que tenía un negocio de agroquímicos, luego me preguntó mi nombre y me dijo que era una mujer muy atractiva, le agradecí su comentario y siguió platicando cosas sin sentido.

Así llegué a la caja, realicé el pago y me retiré a mi automóvil, estaba ya por encender el auto, cuando Carlos tocó el cristal de la ventanilla, bajé el vidrio y Carlos me dijo que me invitaba a tomar un café, que deseaba conocerme más y yo acepté. Carlos me dijo que dejara ahí mi automóvil y nos fuéramos en su camioneta, así que me bajé y subí a su camioneta, me dijo que ese era su día de suerte, que se sentía muy afortunado de que yo le acompañara y que realmente le gustaba mucho.

Ese día yo llevaba puesto un vestido a media pierna y escote moderado. “Tú también eres guapo, le dije, ¿a dónde me llevas?”, con una mirada pícara me dijo que si no me molestaba me llevaría a algún lugar donde pudiéramos estar solos y a gusto, lejos de las miradas de la gente, “¿eres casado?”, “sí, me contestó, debo serte sincero, pero eres tan hermosa que no me resistí a conocerte”. “Yo también soy casada, mi marido es agente viajero y ahorita se encuentra fuera de la ciudad”.

Cuando me di cuenta, Carlos ya iba entrando a un motel en las orillas de la ciudad, “mira nada más que atrevido eres, no pierdes el tiempo” y reí Carlos me dijo que si me incomodaba pues no entraríamos, pero yo ya estaba excitada por su plática y por lo decidido que resultó ser, así que le dije, “no, está bien, pero no haremos nada malo ¿eh?”. Carlos sonrió y dijo, “nada malo, todo bueno ya verás”.

Entramos al estacionamiento de una habitación y él se bajó, abrió la puerta de mi lado y cuando me iba a bajar, me pidió que me esperara, abrió la puerta de la habitación luego me cargó como si fuéramos recién casados, ese detalle me agradó muchísimo, me sentó en la orilla de la cama y fue a cerrar la puerta, habló por el interfono y pidió unas copas y condones.

Cuando tocaron para llevar el servicio, me fui al baño me retoqué el peinado y luego salí. Carlos me dijo que me fuera a sentarme con él en un sofá de dos plazas, ahí bebimos varias copas y Carlos me abrazó, luego entre dulces palabras me fue acariciando los pechos, las piernas, me puse bien excitada, me volteé y le di un besote en la boca, luego nos paramos y me abrazó sin dejar de besarme, sus manos fueron quitándome el vestido luego la tanga y el bra.

Cuando quedé totalmente desnuda, yo le quité la camisa, el pantalón y él se quitó las trusas, los zapatos y los calcetines, ya su verga estaba bien parada, no era muy grande, pero si muy gorda, me abrazó y me besó, acariciaba mi espalda, mis nalgas y me acostó en la cama, “que rica estás tienes bonito cuerpo”, y se acomodó a mi lado acariciando mis pechos, mi vagina y las piernas, se empezó a subir sobre mí, pero le dije que se pusiera el preservativo, se lo puso y se volvió a montar sobre mí.

Me besó el cuello, las orejas la boca, luego con sus manos me abrió las piernas y yo las levanté, acomodó su verga en la entrada de mi vagina y me la fue metiendo poco a poco, sin dejar de besarme la boca, las orejas, “mi amor, que rica estas, te quiero”, me decía, por lo grueso de su verga, mi vagina se ensanchó, y sentía claramente todo el contorno de su verga, hasta que sentí que estaba por tener mi orgasmo, apreté la vagina y me vine riquísimo.

Carlos siguió penetrándome y luego me pidió que yo me montara sobre él, me subí y le dije que él no se moviera, que me dejara a mí moverme a gusto, subía y bajaba. Luego me movía en círculos y apretaba la vagina, “ay que rico te mueves, sigue así mi reina”, cuando noté que Carlos estaba por venirse, me salí de su verga y me acomodé a cuatro patas, Carlos se puso detrás de mí y así me penetró hasta que sentí sus testículos chocar con mis muslos, me agarraba las nalgas, la cintura, hasta que me dijo que se venía, yo apreté nuevamente mis músculos vaginales y los dos terminamos en un riquísimo orgasmo.

Ya relajados después de esa rica sesión de sexo, vi mi reloj, era tardísimo, pues había quedado de ir a ver a mis suegros, así que le dije a Carlos que ya nos fuéramos, pero Carlos insistía en que nos quedáramos otro rato, me negué y le dije que tenía un compromiso, así que después de asearnos, salimos del motel y me llevó a mi automóvil. Antes de despedirnos nos dimos nuestros números celulares para hablarnos posteriormente.

Cuando llegué a casa de mis suegros, sentí que sus miradas eran acusatorias, me sentí incómoda y a la vez culpable, esa tarde fue una de las más largas de mi vida.

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3 COMENTARIOS

  1. Weeeeeyyyy me encantó tu relato. A mí también me encantan los hombres así. Lo imaginé absolutamente todo, me vine bien rico, gracias.

  2. Que rico lo. disfrutaste, sige asi hermosa, de tan solo leer todo lo que viviste y disfrutaste, se me paro mi pene y es en tu honor hermosa.
    😘 Besos negros para ti preciosa.
    Atentamente

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