Por cuestiones de trabajo me trasladé a una ciudad remota; un verano un tanto abrumador y caluroso, pero llegaba el tan esperado fin de semana. Aquel día fue largo, complicado, diferente a los demás; concluí la jornada con fatiga después de lidiar con demasiada gente, soñoliento. Al llegar a mi habitación de hotel, me sorprende el timbre de mi teléfono, aunque trato de ignorar sigue sonando y contesto.
-¿Ya despertaste? -me dice Juan con ansiedad.
-¿Qué? -Algo desorientado respondí.
-Vamos a ir por unas cervezas, ¿Qué dices? -contestó Juan con cierta emoción.- Si claro, vamos -Le respondí aun adormilado.
Me encontré con mis compañeros de trabajo, Juan, Carlos, Roberto y Daniel
-¿Cuál es el plan? -Dijo Carlos mientras revisaba su teléfono.
-Vamos por unas cervezas, ¿No? -Nos dijo Juan aun con cierta emoción.
-Donde ustedes gusten, inges -Respondió Roberto ante la propuesta de Juan; Daniel y yo solo asentimos con la cabeza.
-Aquí encontré un lugar, se ve tranquilo y hay música en vivo -Nos decía Carlos mientras nos mostraba el celular.
-Se ve espectacular el lugar -Comentábamos todos los demás, más por compromiso qué por gusto, resultado del cansancio por las tareas del día.
Llegamos al bar, buena música nos esperaba en el lugar y nos sentamos en una mesa y comenzamos a platicar sobre trabajo, política, futbol, etc. Ya era tarde, tarros en la mesa y muchas risas, mientras escuchábamos el rock ochentero que sonaba en el lugar. De pronto llegaron dos chicas y se sentaron en una mesa a un lado de nosotros, note que Daniel realizo contacto visual con una de las chicas y así siguieron por un rato. De pronto, Daniel se levantó de nuestra mesa y se dirigió a la mesa de las chicas.
-Que bolas tan grandes -Dijo Juan sorprendido por la acción de Daniel. Todos solo reímos y seguimos con nuestra plática.
Pasaron los minutos y Daniel comenzó a hablar con una de las chicas más de cerca, la otra chica lo entendió y se hizo a un lado quedando sentada frente a mí. Comenzó a sonar ‘light my fire’ -the Doors, interpretada por la banda que tocaba en ese momento, voltee a ver a la otra chica sola y se cruzaron nuestras miradas, ella bajo su mirada pero yo continúe con mis ojos fijos en ella. Hice un ademan dando a entender que tocaba bien la banda y ella sonrió asintiendo con la cabeza.
-Adelante amigo, ve por ella -me decía Roberto observando la situación. Me levanté y me dirigí hacia la chica.
-Hola, ¿aburrida? -le dije a la chica mientras le sonreí.
-No, para nada -Me respondió volteando hacia la banda.
-Bueno, ya que me ignoraste procederé a sentarme. ¿Te molesta?, tu amiga ya se ocupó -Le dije mientras ambos volteamos a ver a nuestros amigos, para esto Daniel ya estaba besándose con la amiga.
-Que tal, soy Mario. ¿Y tú eres? -le dije a la chica extendiéndole la mano.
-Soy Verónica -Me respondió con una sonrisa y regresándome el saludo.
Después de una plática amena e intensa con Verónica, vi que se acercaba Roberto y con un ademan despidiéndose.
-Ya nos vamos, ¿Se quedan? -Nos decía Roberto mientras se levantaban de la mesa.
-Sí, otro rato -Le respondí a Roberto y Daniel solo asintió con la cabeza.
-Nos vemos mañana -Nos gritó Juan mientras levanto la mano para despedirse.
-Hasta mañana -Le respondí regresándole el ademan. Roberto, Juan y Carlos se fueron del lugar, ya era algo tarde y estábamos algo tomados, aunque Daniel y yo nos quedamos, quizá sabíamos que habría algo de acción.
La plática siguió su rumbo con Verónica, su amiga, Daniel y yo, era casi la una de la mañana cuando de repente Verónica nos pregunta:
-¿Y dónde se están quedando? -dándole un trago a su cerveza.
-Yo en el hotel que está sobre la avenida principal, como a dos cuadras de aquí-le respondí con un guiño.
-Yo me quede en otro que igual está cerca -dijo Daniel volteando a ver a Verónica y a su amiga.
-Vaya, ya es tarde y nosotras si vivimos un poco lejos -Dijo Verónica mientras tomaba su bolsa.
-Las podemos llevar -respondió Daniel.
-¿Nos podemos quedar con ustedes? -soltó repentinamente Sonia, la amiga de Verónica- Es que ya es tarde y nos da miedo, aparte el Uber ya está más caro -continuo algo tímida.
-Por mí no hay ningún problema, la cama es amplia -le respondí casi inmediato a su petición.
-Pues si quieres te pago el Uber a tu casa ya solo te voy monitoreando -dijo Daniel mientras Verónica y yo nos miramos burlonamente.
-Pues a mí me dieron habitación con dos camas, si quieres comparten una y yo me quedo en la otra -Les dije para salvar el momento.
-O nosotros compartimos una y que Sonia se queda en la otra -dijo Verónica mientras me sonrió con una mirada picara.
Le regrese la sonrisa de igual modo y por mi mente solo paso -Vamos a hacer porquerías.
En ese momento Daniel quiso entrar al juego -Pues mi cama también esta amplia -se quiso retractar pero Sonia le dio la espalda.
Fuera del bar, Daniel pidió su Uber hacia su hotel, yo pedí otro vehículo hacia el otro destino.
Al llegar el vehículo, verifiqué el auto y abrí la puerta del copiloto llamando a Sonia -Sube -le dije tomándola de la mano y abriendo la otra puerta para Verónica, ella subió y yo me subí al lado de ella.
En cuanto inicio el viaje Verónica volteo a verme, yo le correspondí viéndola directamente a los ojos, el deseo comenzó a hacerse presente. Sin decir más, mi mano se posó en su pierna, subiendo y rosando su cuerpo hasta llegar a su cuello, me acerque a ella y le di un beso intenso qué enseguida me respondió. El acto comenzó a elevar la temperatura, quizá por los tragos qué teníamos encima y comenzamos a recorrer nuestros cuerpos con las manos temblorosas; En una ocasión voltee y Sonia nos observaba con la cara enrojecida, mire al retrovisor y el chófer también nos observa cuando se detenía el carro.
-Llegamos joven -me decía el chófer mientras se detuvo en la recepción del hotel; lo que acababa de pasar me tenía vuelto loco.
Salimos del auto, tome a Verónica de la mano guiándolos hasta el lobby, detrás Sonia solo nos siguió, de la excitación no le preste tanta atención. Pasamos de largo hasta los elevadores y las curvas de Verónica no pasaban desapercibidas entre los empleados y uno que otro huésped en la barra.
-Buenas noches -nos dijeron un par de recepcionista. Solo escuche a Sonia decir:- Buena noche -mientras nos seguía.
Dimos con el ascensor, busque mi tarjeta y Verónica se pegó al fondo del elevador, en seguida entro Sonia y yo y cerraron las puertas; oprimo el séptimo piso con cierto nerviosismo, gire hacia las chicas; Verónica ruborizada y su respiración agitada, sudorosa de la frente por el calor, el momento, la excitación de hace unos instantes.
Nuestras miradas se cruzaron y no me contuve con esa escena, me acerqué a ella tomándola de la cintura y le di un beso qué ella me respondió y me tomó de los brazos, su respiración comenzó a agitarse más a tal grado que empaño mis lentes, así que comencé a jugar con mi lengua, ella un poco torpe con la suya.
Entonces comencé a bajar mis manos hacia su trasero, lo recorrí con mis manos suavemente mientras la seguía besando, hasta que de repente ella rodeo mi cuello con sus brazos y pase a apretar sus nalgas qué la hizo soltar un gemido; en ese momento se abrieron las puertas del ascensor, nos separamos Verónica y yo pensando que alguien iba a entrar, sin embargo, llegamos al séptimo piso. Sonia nos miraba atónita. Tome a Verónica de la mano y ella a su vez tomó la mano de Sonia guiándolos hasta mi habitación; Iba tan apresurado que me fui del lado contrario, me di cuenta cuando la numeración de las habitaciones incrementará.
-Vamos hacia el lado contrario -les dije algo apenado.
-Ok -respondió Verónica algo burlona y ambas comenzaron a reír. Recorrimos el andador hacia el otro lado, la luz del pasillo era tenue pues ya casi eran las 3 de la mañana, a cada paso que daba mi excitación aumentaba. Verónica y yo éramos cómplices en ese momento, pero me llenaba de morbo qué su amiga nos escucharía, quizá se pondría a mirar la escena. ¿Le existiría ver como me cojo a su amiga?, la pregunta rondaba en mi cabeza pero no me imaginaba lo que me esperaba.
Llegamos a la puerta de la habitación, abrí la puerta mientras ingresaban mis dos invitadas. Levante un par de camisas qué deje botadas.
-Dejen sus cosas sobre el burocracia o sofá, están en su casa -les dije mientras giré hacia ellas.
Verónica tomó su bolso y lo lanzó a un lado de la cama, se acercó a mí con un caminar muy sensual, me perdí en el menear de sus voluptuosas caderas; me quedé parado sin decir más, ella me volvió a tomar por el cuello y continuamos con el acto que se había interrumpido hacía unos momentos. Verónica aún más ruborizada, nos separamos, nos miramos, en su mirada se notaba esa picardía como invitándome a perder el control, sus manos bajaron a mis hombros y mis manos seguían en su trasero y sin quitarnos la mirada sonreímos cual niño sabe que hizo una travesura, hasta olvidé que Sonia seguía ahí mirándonos mientras colocaba sus cosas lentamente en el sofá.
Repentinamente Verónica tomó mi camisa del cuello y la abrió tumbando todos los botones, coloco sus manos en mi pecho denudo y se paró de puntas para darme un beso en la boca, paso a mis mejillas, el cuello, paso a mi pecho y continuo por mi abdomen; yo solo disfrutaba el acto y verla bajar con nuestros ojos clavados entre si. Verónica volvió a sonreír traviesa y me sacó el cinturón, lo lanzó al suelo y volteo a mirar a Sonia, quien continuaba atónita observándonos, totalmente ruborizada.
Verónica le extendió la mano como invitándola a disfrutar el momento con nosotros; Sonia se acercó lentamente, tomó la mano de Verónica y comenzó a arrodillarse frente a mí. Poco a poco levanto la cabeza y las miradas de los tres se perdieron por completo en una inmensa lujuria.
En ese momento me perdí, no supe en que momento ya estábamos así, Verónica me miró fijamente, Sonia me tocaba sobre el pantalón, volví en si en los ojos de Verónica quien sonreía y se mordisqueaba los labios. Marque una sonrisilla estúpida y Verónica actuó. Desabrocho mi pantalón, bajo mi bragueta y tiro de mis pantalones llevándose mis calzoncillos; mi pene dio un par de rebotes frente a la cara de ambas chicas y al momento sentí sus manos cálidas en mi cuerpo.
Cerré mis ojos disfrutando, sintiendo, dejándome llevar por el ritmo de sus caricias. Cuando regrese la mirada hacia ellas, Verónica se levantó y se quitó la blusa. En seguida note sus hermosos senos qué aun con el sostén ya delataban su excitación. Tome a Verónica de la cintura y la pegue a mi costado girándome un poco para disfrutar de la maravillosa vista. Sonia seguía de rodillas frente a mí con él va y ven de su mano.
Comencé a besar a Verónica ya un poco frenético, deslice mis manos por su espalda desnuda y se estremeció, solo pegó sus manos a su pecho y mientras la mire a sus ojos quite el broche de su sostén y pase mis manos por toda su espalda desnuda, note como su piel de gallina recorrió desde los hombros hasta los brazos. Verónica sin apartar los ojos de los míos bajo los brazos dejando caer el sostén y liberando sus pechos, dirijo sus manos a el botón de su pantalón y cuando lo iba a bajar le quite las manos, la tomé por su cintura y le di un beso en la boca, inmediatamente ella inicio el jugueteo de lenguas.
Cuando se distrajo en el beso, con mi mano izquierda le rodeé por la espalda y con la mano derecha toque su abdomen y baje la mano hasta llegar a la abertura de su pantalón, introduje mis dedos e inicie un jugueteo con las yemas de los dedos por encima de su ropa interior; Verónica intensificó sus besos hasta que se desvaneció sobre mi pecho, separamos nuestras bocas y dio tres suspiros intensos, suaves y temblorosos. Subí mi mano hacia sus pechos, sus pezones ya lucían demasiado hinchados; Verónica subió su mirada y encontró la mía, su cuerpo ya desprendía un cierto calor demasiado agradable.
Comenzamos otra vez con los besos, Verónica comenzó a apretar mis brazos y pecho ya marcando sus dedos, procedía a llevar mi mano nuevamente a explorarla cuando sentí una sensación agradable en mi entrepierna, me separé de Verónica para observar a Sonia moviendo su cabeza con un movimiento rápido pero era placentero. Me dediqué a mirar a Sonia mientras Verónica camino hacia el sofá, se apoyó con una mano y retiro sus tenis y calcetas, lanzó su pantalón hacia el buró y camino hacia mi luciendo unas diminutas bragas rojas.
La imagen de Verónica y la suave boca de Sonia me tenían en éxtasis y para rematar Verónica tomo mi mano y junto a la suya la colocamos sobre la cabeza de Sonia, guiando un poco el va y ven. Estuve a punto de explotar en un momento pero Sonia se detuvo, se levantó y comenzó a quitarse la ropa…
Entre una tenue luz de la lámpara miraba embobado la silueta de Sonia quien lentamente se despojaba de todas sus prendas, me puso a mil; después tímidamente se acercó y se paró frente a mí, la tomé por la cara y la comencé a besar; Verónica se acercó por la espalda, me rodeo con sus brazos y comenzó a acariciar mi entrepierna. Sonia y yo intensificamos los besos, mis manos recorrían cada centímetro de su tersa piel mientras me dejaba llevar por las caricias que me propinaba las manos de Verónica.
De pronto Sonia comenzó a empujarme hacia la cama que teníamos a un lado, Verónica se apartó un poco y me recosté sobre la cama. Sonia pronto se me tiro encima, pensé que se iba a montar en seguida y la detuve quedando sentada en mi estómago. Me acerqué al cajón del buró y tomé un condón; Verónica me arrebató el condón
-Yo te lo pongo -me dijo bastante risueña al mismo tiempo que Sonia se levantó de la cama dio unos pasos hasta colocar sus pies a la altura de mis hombros
-Es tu turno -me dijo mientras se ponía de rodillas, coloqué mis manos sobre sus piernas y la recibí con mi lengua, al contacto Sonia se estremeció, pronto subí una mano a su cadera recorriendo su espalda y su trasero, la otra se posó sobre sus pechos. Empecé preparando la situación con lengüetazos, besos y a veces propinaba pequeñas mordidas en sus muslos que presionaba contra mi cara. La mire para observar cualquier señal de ella, su cabello negro ya hacía en su cara lo cual no me permitió observar sus expresiones, sin embargo, sus espasmos, su respiración y de repente se escapaban gemidos desde su garganta.
Por su parte, Verónica había engullido mi entrepierna propinando tremendos movimientos con su lengua, ya no me parecía que fuera torpe usándola. Después de algunos minutos Sonia emitió un gemido ahogado, sus piernas temblaron sobre mi cara, su respiración se agitó aún más, levantó su cara y su respirar se hizo sonoro, se quedó sin fuerzas encima de mí, su lubricación se hizo abundante.
-Yo también quiero probar eso -Dijo Verónica mientras masajeaba mi parte, Sonia trato de hacerse a un lado pero la detuvo Verónica, -No, quédate ahí. Yo quiero algo más -respondió Verónica mientras se levantó de la cama y comenzó a deslizar su pequeño calzón. Yo seguía recostado esperando señal de Sonia quién aún seguía respirando exhaustiva; Verónica comenzó a ponerme el condón y sentí como se sentó en mi pelvis, comenzó a jugar conmigo sin haber penetración. Comencé a tener sensaciones de terminar.
-No ahora -pensaba mientras me perdía en la sensación que me brindaba Verónica y comenzó a moverse más fuerte y rápido.
-No puedo terminar así -pensé mientras apretaba músculos de mi cuerpo. Sonia comenzaba a recuperarse, puse mis manos sobre ella otra vez y comencé con la labor oral otra vez, Sonia coloco sus manos en sus muslos con el puño cerrado -Pensé, si voy a terminar no quiero ser el único -puse empeño a recorrer su intimidad con la lengua, pequeñas succiones, mordiscos y hacia movimientos circulares con mi cara en lo posible para que sintiera el roce de mi barba. Sonia rápidamente se tomó del respaldo de la cama, sus gemidos se hicieron más sonoros, ahí fue cuando sentí que me introduje dentro de Verónica, quien comenzaba a moverse encima de mí.
Todo llegaba a su clímax, Sonia ya estaba como loca, Verónica y yo teníamos un ritmo jadeante.
De repente Sonia inhalo muy fuerte con la vista fija en la pared frente a ella, intento cerrar las piernas pero la contuve con mis manos y continúe haciendo la labor hasta que dio un ligero impulso para separarse, me golpeó los costados de la cabeza con sus rodilla, me aturdió un poco cuando me trajo en si la sensación de un chorro abundante en mi barbilla, cuello y pecho, mire a Sonia quién mantenía su espalda curva, seguía agarrada del respaldo de la cama, su respiración se descontrolo y pronto empezó a temblar, como pudo se incorporó a medias y se tendió a un lado de la cama, mientras trataba de controlar su respiración soltaba gemidos como tratando de retenerlos.
Volví rápidamente hacia Verónica quien apoyaba sus manos en mi pecho y me propinaba unos sonoros sentones con sus carnosas nalgas, yo no quería que eso terminará así; tome a Verónica por la cintura y la derribe sobre el borde de la cama, abrí sus piernas en su totalidad y apoye mi mano izquierda en su muslo derecho y mi pecho aprisiono su muslo izquierdo, mi mano derecha la apoye en la cama para poder llegar a su boca, le di un beso mientras la posición hizo que su intimidad quedara completamente al descubierto y la penetre de una.
De lo húmeda que estaba podía sacarla casi por completo y volver a encajarla, me excitaba demasiado que la humedad entre su vagina y mi pelvis fuese tan sonora y para controlarme buscaba sus labios; ahí fue cuando Sonia se nos unió y buscaba nuestras bocas, en ese momento nos ganaba la lujuria a tal grado de terminar los tres con la cara ensalivada.
Me comencé a prender más con los labios carnosos de Sonia y al separar nuestras bocas ella me lamia la cara, los brazos, el cuello, lo que tuviera a su alcance y yo como podía seguía penetrando a Verónica qué gemía delicioso.
-Que lengua tan traviesa -le dije a Sonia, -¿Por qué no lames un poco a tu amiga? -agarrándola de los cabellos, me quité de entre las piernas de Verónica y hundí la cara de Sonia qué comenzó a meter la lengua en la raja palpitante de Verónica qué no dejaba de gemir. Esa posición me dejó mirar el culo de Sonia, le propine un par de nalgadas bastante sonoras y ella solo se estremeció un poco pero seguía disfrutando de su amiga.
Me retiré el condón, la verga ya me dolía de lo tiesa que estaba por aquel espectáculo, y comencé a acariciar el culo redondo de Sonia, en esa pose, era inmenso. Coloqué mi verga entre sus nalgas y comencé a frotar mientras Sonia saboreaba con vehemencia los jugos de Verónica.
-Ya métemela, cabron- Sonia me dijo totalmente fuera de si, volteo un poco un poco -Necesito tenerte adentro -me ordenaba.
-Tan tímida que te pensé y en realidad eres una putita, te encanta la verga, ¿verdad? -le decía mientras tomaba otro condón del buro y me lo colocaba.
Coloqué la punta en la entrada de su raja ya bastante húmeda, comencé a sacudir mi miembro por sus labios para escuchar pequeños gemidos que salían de la boca semiabierta de Sonia y las pausas de su lengua contra la raja de Verónica. Poco a poco me fui adentrando mientras escuchaba los gemidos más sonoros de Sonia qué ya eran similares a los de Verónica.
Tras una fuerte nalgada, comencé a cabalgar a Sonia; por mis embestidas y sus gemidos intercambio su lengua por un par de dedos qué le introdujo a Verónica, eso la volvió loca y mientras nos observaba como tomaba del cabello a Sonia, Verónica tomo pechos y pellizcaba sus pezones disfrutando del par de dedos que le ofrecía Sonia clavados en su entrepierna hasta que se corrió a chorros.
Con tal imagen ya no pude más, me salí de Sonia, me arranqué el condón y apreté mi verla que ya empezaba a lagrimear.
-Ya no aguanto más, voy a terminar -les dije mientras fruncí hasta el alma.
Ellas captaron lo que yo quería, lo que tanto anhelaba de ese trío. Ni flojas ni perezosas se hincaron frente a mí.
Sonia me dio un beso en la cabecita y cuando sentí la lengua de Verónica acercarse ya no aguanté más, reventé con un estruendoso gemido mientras litros y litros de semana brotaban de mí, me perdí en la sensación del éxtasis, de reojo miraba a las chicas riendo y gritando con mi semen en su cara, escurriendo por sus barbillas y resbalando hasta sus senos cayendo hasta su abdomen.
-Necesito un pañuelo -dijo Sonia entre risas, levantándose y se dirigió al baño.
-Yo no lo necesito -escuche a Verónica, que ya hacía aun hincada, lamiendo sus dedos que habían recorrido su piel en busca de mis rastros de leche, engullendo todo lo posible para saborearlo y mirarme con una cara de lujuria.
-Quiero un poco más -me miró con una cara tan lasciva mientras tomo mi semiflacido pene y lo succionaba. Con cada chupada me estremecía, me daban pequeños espasmos hasta que lo dejo limpio y me lanzó una picara sonrisa.
Mi compañero quería darlo todo y se rehusaba a terminar ahí la batalla.
Verónica se levantó y fue al baño con Sonia, yo me quedé recostado en la cama recuperando el aliento. Pronto me gire sobre la cama, alcance mi camisa del suelo y me limpie un poco el sudor cuando escuche a las chicas reírse, esa melodía risueña venía del baño. Me acerque a mirar tras la puerta y aquel par de siluetas desnudas se acariciaban la una a la otra entre un chorro de agua.
-¿Quieres bañarte con nosotras? -Me invito Sonia mientras Verónica marco una sonrisa y se mordía el labio superior.