Mi esposo es director en una institución financiera y lo acompañe a un evento en donde había clientes, ahí conocí a uno de ellos de origen italiano de nombre Piero, hombre alto, se mantenía en forma con una presencia elegante y distinguida. Ese año había cumplido 50 años.
Desde un principio encontramos temas muy interesantes, entre ellos, un nuevo producto que estaba lanzando su compañía.
Yo me he dedicado al hogar, pero mi esposo siempre tiene muy presente que en la universidad participé en un concurso de mercadotecnia y gané el primer y tercer lugar, siempre lo platica de forma muy agradable y Piero pidió mi opinión sobre cómo debería de llevar la campaña de publicidad, platicamos de eso por horas, siendo los últimos que salimos del evento. Fue una velada muy agradable.
Unos meses después Piero nos invitó a cenar, nos recibió en su casa con una cena espectacular, la verdad, muy bien vestido, su loción olía delicioso y me impactó su sonrisa, muy sexy por cierto.
Nos dijo que la cena era para agradecerme los consejos de aquella noche, incluso que había basado la campaña en todo lo que había dicho, y por ello nos quería invitar al evento de lanzamiento en la CDMX, nos dio las fechas, era jueves y viernes, regresando el sábado, mi esposo revisa la agenda en su celular y levanta la cabeza diciendo, no sé por qué tengo tantas cosas ese jueves y viernes, lo veo muy complicado.
Piero dijo, se me hace muy difícil cambiar la fecha, pero si no tienes inconveniente, nos vamos Lorena y yo, para no complicarte.
Mi esposo no dudó y comentó me parece perfecto, por mí no hay problema, ¿Lore quieres ir?
La verdad, a mí me emocionó mucho el saber el impacto que habían tenido mis recomendaciones y no tenía intención de perderme ese evento, por lo que rápidamente dije que sí.
CDMX nos queda a un par de horas, por lo que el plan era ir por carretera el jueves en la tarde, el evento era viernes a mediodía y posteriormente se realizaría un cóctel de celebración, por lo que nos regresaríamos el sábado.
Se llegó el jueves, llegaron a la casa en una camioneta oscura de lujo muy grande. Solo íbamos Piero y yo, la camioneta estaba modificada por dentro, el asiento era muy amplio y había bastante espacio, eran cabinas separadas pasajeros y chofer/copiloto, le dije a Piero que vehículo tan padre nunca había visto algo así, dijo Piero está modificada para tener espacio y privacidad, voy mucho a México y ya verás la suspensión en carretera hace que no se sienta que vamos avanzando.
Era tan grande la camioneta, que yo iba muy cómoda en un lado y Piero en otro, platicamos mucho, se nos hizo corto el camino, cuando menos pensé estábamos en Plaza Andares en Polanco, bajamos en la puerta de palacio de hierro y dijo Piero, yo tengo la costumbre de siempre, estrenar mi atuendo en un evento importante, te pido Lore de favor hagas lo mismo, escoge lo que te guste para usar en el evento de mañana, va por mi cuenta.
Yo le dije no como crees, y él contestó es lo menos que puedo hacer después de las grandes ideas que me diste.
Compre ropa para el evento y unos zapatos rojos y lencería roja para darle una sorpresa a mi esposo a mi regreso.
Tardamos un par de horas, nos volvemos a subir al vehículo y llegamos a una casa muy grande a poca distancia de ahí.
Bajamos y dijo aquí tienes tu casa Lore, veo que bajan el poco equipaje que traía y comento, pensé que nos íbamos a quedar en un hotel, y dice no es necesario la verdad es que la casa es muy cómoda, tengo preparadas varias cosas, aquí es el cóctel de mañana y estamos también a pocos minutos de donde es el evento.
Me pareció muy razonable, pasamos a la casa, que era muy grande y me acompañaron a lo que sería mi habitación.
Era una habitación hermosa, con una sala y un pequeño comedor, un baño con un jacuzzi, estaba decorada muy bonita con muchas flores y habían preparado el jacuzzi con agua caliente y aceites de esencias listos para vaciar al agua.
Me preguntaron si quería cenar, la verdad es que ya era tarde y les dije no, voy a aprovechar el baño y me voy a acostar.
Me metí al jacuzzi con agua caliente vacié los aceites, olía delicioso, me relaje bastante, salí directo a la cama todo olía delicioso y me sentía muy relajada, aún y cuando había estado nerviosa por el evento del día siguiente.
La habitación no tenía pantalla, yo siempre la programo para dormirme, pero vi un control en donde podía programar que se cerraran las cortinas, apague toda la habitación y programe que se cerraran las cortinas, había luna llena y entraba la luz de la luna delicioso.
Estaba disfrutando de la habitación oscura cuando de repente se abre la puerta y veo a alguien entrar en una bata, escuché que puso seguro a la puerta, no se veía el rostro, pero la claridad de la luna me dejaba apreciar la figura que se acercaba a la cama y pregunté, ¿eres tú Piero?, respondió si.
De repente empiezo a ver que se quita la bata y estaba totalmente desnudo, se apreciaba su silueta y noté su pene erecto, alza la colcha y se mete a la cama.
Se acerca a mí y comienza a besar mi espalda y cuello, toca mi cuerpo con sus manos, las sentía en mis tetas, en mis piernas, en mis nalgas, yo me sentí muy desconcertada.
La verdad es que no había estado con ningún hombre que no fuera mi esposo, pero sentía su cuerpo tibio, olía muy bien su loción y todo el entorno no me daba la fuerza para detenerlo, en poco tiempo ya me había despojado de toda mi ropa, y sin darme cuenta, ya estaba su cara frente a la mía, yo con las piernas abiertas y su cuerpo entre ellas, empecé a sentir como entraba y salía en mí, cerré los ojos y solo pensé en disfrutar el momento, estuvo largo tiempo a un ritmo delicioso, yo solo empecé a acariciar sus brazos que se sentían grandes y duros, sentí el sudor de su cuerpo y mi vagina dilatada como nunca, recibiendo su miembro una y otra vez.
De un momento, a otro, se contrajo mi cuerpo y tuve un orgasmo impresionante. Lo presione con mis piernas y grite.
Se tomó un momento sin moverse, sacó su miembro, empezó a masturbarse, eyaculo y cayó su semen caliente sobre mi abdomen.
Me dio un beso en la mejilla y me dijo descansa, se puso la bata y salió de la habitación.
Fue un momento que nunca imaginé, francamente lo disfruté y no quise pensar en nada, no busqué mi ropa solo cerré los ojos y me quede dormida.
En la mañana desperté y había en el comedor mucha fruta, carnes frías, quesos etc. en fin un buffete de desayuno y una nota que decía
“Lore, toma tu tiempo, no hay prisa, fui a supervisar la preparación del evento, no tardo”
Desayuné y poco tiempo de haber terminado entró una empleada de la casa y me dice, la voy a acompañar a el área de la alberca para que tome un masaje.
Llegue y estaba un joven muy agradable, me pidió que me despojara de mi ropa, me envolviera en una toalla y me recostara bocabajo.
Trabajo mi cabeza, cuello, espalda, pies, piernas todo fantástico, se detuvo y un minuto después sentí que retiró la toalla, me dio un poco de nervios pero lo vi muy profesional y confié.
Comencé a sentir sólo una mano en mis glúteos, de forma muy suave, no era el masaje anterior, después sentía nalgaditas que me excitaban, mi vulva reacciono con humedad y de repente la mano estaba en ella, primero la mano entera la toco y luego los dedos separando mis labios para poner uno en mi clítoris.
Levante la cara y era Piero, me vio a los ojos y siguió estimulando mi clítoris sin decir ni una palabra.
Mi cuerpo empezó a contonearse sin que lo pudiera controlar y un momento después me volteó y me jaló hasta quedar mis glúteos en la parte de los pies de la cama de masaje, levantó mis piernas y las recargó en sus hombros, sacó su miembro y me penetró muy suavemente, entraba y salía sin prisa, disfrutando como resbalaba en cada ocasión, hasta que tome la toalla, la mordí y grité de placer.
Perdí un poco la noción hasta que oí que dijo, toma tu tiempo, no hay prisa.
Me quedé recostada de lado, mi vulva seguía lubricando y francamente quería más.
Me puse a pensar un momento en como ese hombre sin decir una palabra, llegaba y tomaba lo que quería de mí, sin ninguna resistencia de mi parte y además me sentía tranquila y sin remordimientos.
Vi el reloj, casi era las 13 h, me fui a mi habitación y en ella había peinadoras y maquillistas, me dieron oportunidad de ducharme, ponerme el atuendo que era una blusa y un trajecito que sentí muy profesional y se dedicaron a arreglarme el pelo y maquillarme
Me llevaron sola en un Mercedes Benz y llegando estaba Piero con un traje impecable, me dio el brazo para entrar juntos, aplaudieron a nuestro ingreso, me dejó en la mesa principal y se subió al escenario, hablo de la campaña, me dio el mérito y anunció que sería la asesora de mercadotecnia y publicidad del Grupo Empresarial.
Me sentí muy sorprendida, mil ideas pasaron por mi cabeza, siguieron un par de presentaciones de las cuales no recuerdo nada y regresamos a la casa.
Llegando me escoltaron a mi habitación en donde había otro atuendo más casual, un vestido suelto, arriba de la rodilla y unas zapatillas abiertas de tacón más amable.
Me llevaron al área de la alberca donde todo estaba decorado para el cóctel, con música en vivo, mucho personal, bastantes invitados y gran ambiente.
Todo mundo quería platicar conmigo, estuve con mucha gente y rápidamente se hizo de noche.
Cuando quedaban unos cuantos invitados lejos de donde estaba, me recosté en un camastro, Piero despide a esos pocos y va conmigo y se sienta en el mismo camastro a un lado.
Me pregunta Piero, Lore, ¿qué te ha parecido todo?
Me explayé comentando lo maravilloso que para mí había sido, no incluí en mis palabras las ocasiones en las que me había hecho suya, hice como que no había pasado.
Acabo mi comentario y me dice, espero no te hayas molestado con tu marido, debo confesar que hablé con sus jefes e hicieron imposible su ausencia a la oficina.
Al tiempo que decía eso, puso cada mano en cada uno de mis muslos, fue subiéndolas suavemente por la parte externa entrando por debajo de mi vestido hasta llegar a las caderas, sujeto mi ropa interior y empezó a quitarla diciendo “si hubiera venido no nos hubiéramos divertido igual” y entonces bajó entre mis piernas y empezó a lamer mi vulva, que había quedado deseosa desde medio día.
Yo ya gemía sin pudor, Piero lo hacía muy bien, de pronto se levanta, me toma de la mano y me pasa al sillón de un lado, de rodillas tomando con mis manos el respaldo, me saca el vestido por arriba, me quita el sostén dejándome desnuda solo con tacones, el detrás de mí me besaba los hombros y el cuello al tiempo que acariciaba mis nalgas y tetas, abre mis piernas y mi panochita empieza a recibir por detrás a su verga, una y otra vez, a la luz de la luna en el área de la alberca.
No había más sonido que mis gemidos y su respiración agitada, de pronto mi cuerpo perdió el control con un orgasmo que me hacía temblar, grité sin importarme nada.
Me abrazo por detrás un momento y después me recostó, mi vagina latía sin control y lubricaba tanto, Piero llegó con una bata para mí y me llevó a mi habitación.
Dormí, dormí y dormí.
Se llegó el sábado, desperté cerca de medio día, mi habitación estaba llena de alimentos como el día anterior, comí algunos, me duché y me puse la tanga y sostén rojo, un vestido de mezclilla con botones a todo lo largo del vestido y los tacones rojos que había comprado.
Salgo de mi habitación, veo a Piero en el pasillo y me dice, todo está listo para el momento en que quieras que nos regresemos, contesté vámonos.
Subimos a la camioneta y por unos minutos no cruzamos palabra.
Iba pensando que Piero había hecho que yo me viniera primero en las 3 ocasiones que me cogió y pensé en tomar revancha.
Entonces volteo y le digo, Pero yo también voy a pedir tu opinión en varias cosas.
Primero, ¿qué opinas de mi vestido?
Y me contesta yo te desabrocharía algunos botones.
¿Cuáles botones? Le pregunto y contesta todos los botones
Comencé a desabrochar despacio, botón por botón. Al tercer botón ya se veía mi pecho completo con el sostén rojo de encaje que traía, en ese momento se acercó y le dio un beso a cada uno de mis pechos.
Le dije, espera, me faltan muchos botones, desabroche hasta quedar mi vestido totalmente abierto, donde ya se podría apreciar mi tanga roja de encaje y se veía el juego completo de mi lencería y me tacones rojos.
No lo deje acercarse y le dije por favor observa para que me des tu opinión.
Me recorrió con su mirada de arriba abajo y dijo, esa lencería roja y tacones rojos me gritan cógeme todo el camino.
Me reí, me quité el vestido y me subí de frente a Piero, y le puse las tetas en la cara y le puso sus manos en mis nalgas, lo fui llevando a que me manoseara poco a poco, que recorriera con sus manos todas mis piernas.
Se volvía loco por quitarme el sostén, lo detuve lo más que pude, bajaba mi sostén para poder ver mis pezones, en cuanto los veía, subí a mi sostén, abrí su camisa, y también empecé a jugar con sus pezones, a besar su cuello, desabroche su pantalón, saque su miembro, quería quitarme mi lencería y no lo dejé, con ella puesta, agarre su verga y empecé dando besitos en la punta y luego a lo largo de ella daba besitos, después la agarré como paleta, daba lengüetadas desde la base hasta la punta, para después meterla toda a mi boca.
Sentía su desesperación y deseo, no dejaba de acariciar mis nalgas, metió sus dedos en mis sostén para tocar mis pezones, lo dejaba hacerlo, pero no dejaba que quitara mis sostén y mi tanga, de repente, hizo a un lado la tanga para meter el dedo en mi panochita, estaba toda hinchada y muy lubricada. Su dedo se paseaba mientras yo tenía su miembro en mi boca.
Cuando sentí que estaba a punto de venirse, hice una pausa y retíre mi lencería despacio, me subí de frente en el y me penetró, tome el control y me empecé a mover, se tragaba mis tetas, sus manos, recorriendo toda mi espalda, mis nalgas, mis piernas, yo me movía despacito después más rápido, calculando que no se viniera. Me detenían un momento cuando sentía que se iba a venir, y luego empezaba de nuevo.
Así lo tuve, hasta que no pudo más y explotó, agarró fuerte mis nalgas y grito, empecé a sentir caliente dentro de mí, era toda la leche que le estaba sacando.
Me retiré, dejé que se recuperará y repetí el acto varias veces, todo el camino de regreso cogimos.
Llegué a la casa, bajaron mi equipaje y afortunadamente no había nadie, por lo que me dio oportunidad de darme una ducha y esperar a mi esposo.
Cuando llegó mi esposo lo estaba esperando en la cama, recostada de lado, con la lencería roja y los tacones rojos.
Me vio y me dijo, parece que te fue bien.
Nosotros siempre fantaseamos con tener sexo con otras personas y me dijo me vas a platicar de cómo te cogió Piero.
Inmediatamente empezó a lubricar mi vagina, y pensé “que gran oportunidad de confesar en forma de fantasía”.
Por ello le dije, si te voy a platicar todo lo que me hizo, y le empecé a relatar, le encantó y cogimos increíblemente, me dijo, nunca habías fantaseado con tanto detalle, le dije no verdad.
Desde entonces soy el asesor de mercadotecnia del grupo y hago al menos un viaje al mes con Piero y regreso con muchas “fantasías” que hacen feliz a mi esposo y lo dejan caliente un mes.