Mirando y hablando se puede acabar follando
Faustino era un hombre maduro al que hacía años había dejado su esposa Angelina, una mujer 20 años más joven que él. Vendiera todas sus posesiones en el pueblo -menos una casa- y se fuera a la ciudad a vivir con Andrés, su hijo, un abogado de 28 años, alto cómo el, 1.79, moren...