Un festín con la madre y con la hija
Su concha estaba exquisita, peluda, olorosa, mojada, se notaba nerviosa y sin experiencia, pero ponía mucho empeño en ser caliente. La penetré sin esfuerzo, estaba muy lubricada y abierta, me moví sobre ella, pero no pude eyacular. La giré y quedó boca abajo, puse una almohada en su abdomen, un culo hermoso y caliente quedó a mi al...