La profesora de autoescuela (II)
Marta de momento no admitió en voz alta que le gustaba, pero nos dio a entender que tenía tendencias sumisas y su necesidad de equilibrarse en el filo del dolor y el placer. Aceptó en expandir los horizontes de sumisión, en sus idas y venidas con la excusa de la venta del piso, los encuentros se repitieron. Las...