La píldora tuvo la culpa
Se vino y le dije, “ayúdame no me dejes así”, se bajó entre mis piernas y empezó a lamer mi clítoris, le pasé el consolador y le pedí que me lo metiera en lo que me lamía el clítoris. Después le dije, “lame mis pezones, y méteme el consolador, yo me pongo el vibrador en el clítoris”. Tuve mi segundo...