La cajera del súper (2)
La desnudé en segundos y la tumbé sobre la cama. Ella, al ver mi actitud animal, abrió las piernas sin dudar, ofreciéndome esa conchita mojada, invitándome a devorarla. Me saqué lo único que tenía puesto, la bata prestada y el bóxer, y mi pija quedó bien dura, palpitante. Ella se arrimó al borde de la cama con las piernas abier...