Nuevos relatos publicados: 13

(9) Cristales helados al amanecer

  • 24
  • 4.116
  • 9,50 (6 Val.)
  • 0

Ante todo no me olvido de la cabrona, que era inducido por mi sistema de defensa, tengo una mala costumbre de etiquetar a mis mujeres con música.

Las mujeres que han pasado por mi vida, todas sin excepción me han dañado, si intento calcular el valor del daño, pienso que es complicado ya que no es como un dolor físico, este es intenso y sobre todo imposible de combatir, con lo fácil que es darme puerta, con un solo gesto, no utilizar la traición como han hecho todas sin excepción.

Y aquel primer amor, tuvo la fatalidad que se solapaba con la mujer de mi vida, y como efecto convertirme en caminante, errando en las noches de raso blanco bajo pálidas estrellas. Intentando resucitar ese amor envenenado debido a su rechazo. Llegaremos a ese capítulo repugnante de mi vida, y que no supe verme reflejado en el espejo que todos llevamos encima, era ciego y sobre todo ignorante en lo que son las mujeres.

En cada uno de nosotros es diferente, hablo del verdadero y pienso que el verdadero es único, no puedes enamorarte dos o tres veces, apartas la anterior y te enamoras de otra, no, ese no es mi caso, para mí el primer amor es único y aunque han pasado muchos años, me doy cuenta de algo impensable, continúo amando a esa mujer que me destruyó, ahora vuelve a sangrar por recordarlo. Para mí el amor es inmortal.

En el PUB.

Cierto es que el fin de fiesta es una especie de concurso, en este caso hice algo sin pensar los efectos secundarios, soy así, digo lo que pienso y hago cosas sin meditarlas, de forma espontánea, me falta hipocresía, que es un buen freno.

Nadie daba un paso adelante, y faltaba poco para el cierre, por tanto cogí un dardo de la diana y me situé frente al cuadro forrado de corcho. De mi bolsillo saqué las bragas rotas de CB y las sujeté en el cuadro clavando el dardo, pero había un detalle del que nadie se dio cuenta, y…, mejor ver el resultado de mi lado maléfico. Se fue haciendo el silencio en el pub, tan solo la música ambiental.

Y en la pizarra anoté APUESTA/CUANTAS DE LAS PRESENTES NO LLEVABAN BRAGAS. ANOTAR NÚMERO. Presentes: 22 Mujeres en estos momentos. Hablo de las amigas, conocidas y arrimadas, no con las transeúntes, que había dos o tres, gente que prueba a entrar en el pub por primera vez. Y no entraron en el juego, aunque si se marcharon sorprendidas de las pruebas envueltas en papel de juego.

Si digo estupefacción me quedaría corto. Todas se miraban entre sí, y ellos aplaudieron, algunos daban golpes con la mano abierta encima de la mesa partiéndose de risa y si, se movieron, todos hicieron sus anotaciones, ellas permanecían sentadas y poco a poco fue entrando en sus mentes y por momentos su gesto se iba endureciendo.

Me dedicaron algunas frases, ejemplo, cornudo cabrón, maldito hijo puta castrado se queda corto, el más extremista fue que cuando no tenía con quien follar me follaba a mi puta madre, hice enemigas y el tiempo me dio la razón, algunas dejaron de hablarme y otras tan solo me ignoraron, me quedé con las ganas de hacerlas una pregunta. ¿Por qué entraron en el juego?, nadie las obligó.

La mujer que pone las copas es la dueña, pero tiene a un tipo, un cachas que dice que es el jefe, no nos lo creemos, ella me miró frunciendo el entrecejo, tampoco le había gustado, y CB parecía furiosa, no hay que ser muy inteligente para saber que esas bragas clavadas eran suyas, muchas miradas lo atestiguaban. Y sorpresa, siempre lo dije, ellas van varios pasos delante de nosotros.

Cuando terminó el tiempo de anotación, ante nuestra sorpresa, una a una se fue quitando las bragas. Unas de forma recatada y otras desafiantes, algunas sujetaron el vuelo del vestido o falda y se despojaron de sus bragas, daba tiempo a ver de forma difusa el triángulo de fuego, en la penumbra de su entrepierna.

Y una a una las fui clavando en el cuadro de corcho, junto a las rotas de CB, y tampoco se dieron cuenta en qué lugar estaba clavado el dardo y pinchos de plástico que se utilizan para aperitivos o pequeñas brochetas, que en este pub son especialistas. El fino pinchazo en ese determinado lugar, estaba estudiado, es el efecto secundario, la segunda parte de lo que estaba por llegar.

Nadie acertó, yo no quise apostar. Hubo dos excepciones, una no llevaba bragas CB y otra llevaba dos bragas, solo se quitó una. Misterio sin resolver en aquellos momentos. No me atreví a preguntar la causa de llevar dos, ya que nadie sabía nada de mis pensamientos, casi todos pensaron que era otra jugarreta mía, pero como no había apostado no podían decir nada y lo peor de todo, sigo dándole vueltas a las dos bragas y como no me dirige la palabra, eso me impide hacer preguntas ya que me intriga mucho, su pareja es un tipo normal, puedo estar equivocado y le guste que se tiren a su amiga de turno, hay gente que disfruta con eso.

Anoté en el margen una premonición, quizá se debiera de que él estaba interesa en quitarle las bragas, y ella no estaba de acuerdo, la única forma de evitar problemas es sencilla, el no dijo cantidad de bragas a quitar, pero esto es tan solo una respuesta que yo me doy, nada que ver con la realidad.

Lo digo por qué soy experto, bragas es plural y eso me despista, si lleva dos es cuando es correcto, lo normal sería braga hay otra prenda que se pone alrededor del cuello, invento de hace poco y además le veo incorrecto, no se ajusta a la definición de la Real Academia de la Lengua Española, pero ahora todo bale, (no tiene que ver con el jugador inglés, ahora se entiende que esa palabra mal escrita, sirve para expresarse mal aunque sea escribiendo), bueno, un lío y mi experiencia en esta prenda la mostraré más adelante, tiene su gracia. Daré una pista, su título dice mucho, aquella publicación tuvo muchos comentarios, pocos no constructivos.

El título es TEND.eROS. Fotografías de muchas cuerdas donde se colgaba la ropa lavada para que se seque, pero no daba pistas del edificio, solo seleccionaba la parte del tendedero que me interesaba. Algunas tenían dos cuerdas con ropa tendida, y la ropa interior la colgaban en la cuerda posterior, la anterior con camisas y demás prendas lo tapaban.

Otras no, no llevaban orden alguno y todas olvidaban al viento, fue mi aliado, y mi pensamiento me hizo reír por lo bajinis, pensaba que las rachas de viento levantaban las sábanas para permitirme hacer la foto, era un aliado, solo tenía que esperar a la racha adecuada.

Más tarde hice una segunda parte, y el tema era el mismo, pero este tenía algo sorprendente, bragas tiradas en diferentes lugares, incluso en las ramas de los árboles, y no, el viento no se las había llevado todas, sujeta con los pinchos de las ramas en el tronco de las falsas Acacias, me dio la sensación de trofeo conquistado, no me gustó nada.

Y una tercera idea que pudo ser, pero no lo hice, se trataba de lo que permitía la transparencia de los pantalones que alguna llevan, se marcan y alguna vez hasta se transparentan, algo así como no llevar sujetador, pero no lo hice, esa fotografía hay que hacerla desde muy cerca, aparté la idea, nadie comprende mi arte en la fotografía, este capítulo es completamente dedicado a las mujeres, tengo más, y alguno de terror, parece que tengo una enfermedad, veo rostros, formas, figuras y engendros, no es broma. Le llaman Pareidolia.

Vuelvo al camino.

Ese dinero apostado alcanzó la cifra de 745 €, y quedó en el fondo de ayuda para las obras de pub, la revisión de los bajos del pub precisaban obras de reparación. La Inspección Técnica de Edificios era caro. La mujer que ponía las copas también se quitó las bragas ante nuestra sorpresa.

Lo hizo detrás de la barra y no nos dimos cuenta hasta que las puso encima de las demás, dobladas como las guardan en el cajón. Y apoyándose levemente en mi hombro, ella estaba de pie y yo sentado frente al cuadro de corcho, dijo esto, ni quito ni pongo.

- Todas las noches me sorprendes y esta vez flipo, la forma de la que te has servido, para hacer quitarse las bragas a 22 mujeres a la vez, y con el agravante de que me he visto en la obligación de apoyar a todas. Amenaza, por si no te queda claro. – hizo una pausa -. Ten presente que no lo olvidaré.

Ellos rieron, pero ellas no, no alcanzaban a comprender el verdadero fin de esa intrusión en su mente, ya que entre ellas no se hablaron, lo hicieron de forma inconsciente y esto no terminó aquí, algunas de ellas posteriormente se dedicaron a asediarme con ciertas y profundas preguntas y la primera fue de la mujer que pone las copas, no puedo utilizar ni su nombre ni alias, es un acuerdo firmado.

CB se encontraba en un estado emocional desconcertante, no quería marcharse del pub, tenía los ojos humedecidos y me dijo que había descubierto a mi espíritu, le vio junto a la mesa de billar, junto al cuadro de corcho, a mi lado, era capaz de traspasar mis capas, mis defensas, sabía que estaba solo, que nada duraba a mi lado, había descubierto a esa fría sombra que yo ocultaba detrás de un muro impenetrable, donde me aislaba, donde me defendía de ellas, sin piedad y veía más, reseñas de venganza planeada y lentamente llevada a cabo, era un plato que yo servía helado.

Que mi mirada había asaltado sus defensas sin esfuerzo alguno y una vez conquistada, la abandonaría. Y tenía una duda, si cuando le quité las bragas ya pensaba en la apuesta, si todo lo tenía calculado con antelación, en una palabra, ella había sido el instrumento y era la causa de llevarla al pub.

Le dije que pensara desde que salimos de la oficina, y los pasos dados, e intentara recordar que ella pensó ir directamente a su piso y meternos en su cama, un polvo estándar, es decir, entrar y salir, algo así como 30 segundos en marte. Como respuesta esbozó una mueca, me dijo que le explicara que era un polvo estándar, ignoraba que un polvo tuviera clases.

Como no podía extenderme mucho, le aclaré que para mí el sexo es como un trabajo especializado, había terminado mi fase de instrucción y deleite con algunos daños, siento mucho cariño por mis maestras, y con algunas no he roto el contacto, además las doy el tratamiento de “mi señora” (Nada que ver con esposa), a todas sin excepción.

Siempre anoto datos para I+C y D (Investigación + Confianza (Intervalo de confianza) y Desarrollo). Mientras anoto datos en mi mente de las respuestas que obtengo antes, durante y después del sexo, incluso de sus efectos segundarios.

Y que no se puede emplear lo mismo para todas, son diferentes, incluso la más simple, la que está en el borde de que no servir ni para ponerse. Pidió la clase de polvos según mi escala de valores y cuál era el adecuado para ella. Respondí Logística.

No estaba para dar detalles, le dije que todo partía del estudio, ese que hice en su despacho, las reacciones de su rostro y de sus pechos, incluso cuando perdía el control. Pasaba a la ciencia, era la cultura que debía aprender de los resultados del estudio, esa ciencia precisa de datos, sirva como ejemplo la conversación y el entorno, ya que el asunto de las bragas no deja de ser una distracción.

Llegamos a su cuerpo, el movimiento. Son de dos clases, si son de ida y vuelta, que al principio no fue así, estabas muy nerviosa y pasaste a la alteración, nunca te habían mirado fijamente, yo era capaz de notar tu respiración, es clave, así como tus pezones, incluso las areolas, y empezaste a superarlo, pensaste y fue cuando apartaste mi presencia y te miraste dentro, muy adentro, y como mujer convertiste el nerviosismo en delicia.

Me cortó agarrando mi muñeca, me miraba de muy cerca, temblaba ligeramente. Que no siguiera, que era suficiente, que le importaba una mierda que clases tenía aparte de estándar.

La vi perdida, que no comprendía como podía llevar a cabo tal estudio, que no entraba en su imaginación, que follar era más simple que todo eso y que yo le daba mucha importancia a algo que no la tenía, me espetó al oído que eso era enfermizo. No la hice caso.

Le dije que aunque había cortado el hilo, me saltaba lo que faltaba y eso que me dejaba mucho en el tintero, le hablé sabiendo que se iba a cabrear más. Faltaba el alojamiento, no de un lugar o piso, el alojamiento en su cuerpo, su rostro enrojeció levemente, no le di tregua, dije que la mujer en la antigüedad tenía un signo para definirla, una copa, un recipiente y no hay que dramatizar, que analizara los signos de macho y hembra.

Sois un recipiente, os guste o no, en la vagina tenéis un pequeño espacio donde suele quedarse el semen, aunque la mayoría escape, y en ese recipiente está la posibilidad del embarazo. Guardé silencio, ella miraba al suelo, a sus zapatos, soltó mi muñeca y se alejó hacia el pasillo, estaba claro, se marchaba y así fue.

De nuevo otra mano, no un codo doblado, pensaba hacerme un poco de daño al apoyarse, otra de las cabreadas que me dijo que nunca más le dirigiera la palabra, no pude evitar la sorpresa, esta con cierta sonrisa me dijo, que bragas rotas no follaría conmigo esta mañana, eso hizo que me alarmara, veo a CB casi todos los días, si sería un problema. Se agachó un poco más hablándome muy bajito al oído, textualmente me dijo estas palabras.

“No tengo prisa, ni quien me la meta”, supongo que será suficiente para tu pobre cerebro. Espero que entiendas lo que es la prisa, que tú enseguida lo traduces en un montón de páginas”

Me miró a los ojos risueña, el efecto sorpresa lo había conseguido, parecía que no nos habían escuchado. En el fondo llevaba razón, demasiado fondo para un polvo sin importancia, pero yo tengo un problema, yo no voy directo al asunto, nada de eso, si hubiera hablado de conquistar su cuerpo se hubiera tronchado de risa, no sabe nada de las sensaciones que puede tener, en diferentes lugares de su piel, sea costado, hombro, cuello, espalda o muslo. Cuando volví a la realidad ya se había alejado hacia su mesa en la que vi a tres, podía no tener pareja o amigo.

Recuerdo uno de mis impulsos, me llegan según recorro su cuerpo y en este caso fue el costado derecho, fue anterior a la hora de la fotografía, que he subido pero me ha sido negado. Esta mujer era peluda, sin embargo fue un potente imán, fue cuando lo descubrí, todo ese vello húmedo, y además ha sido la única que me ha mostrado ese dudoso punto G.

Esta mujer en particular, tenía una costumbre que no tenía ninguna, al terminar, cuando ya su cuerpo vibraba por las contracciones que le producían los orgasmos. Ella misma llevaba mi mano a su frondoso monte de venus y le oprimía con mi mano ese lugar.

Lo intenté por dentro, pero no sentía nada, hablo de la vertical del monte de venus en ese punto, y llegué a la conclusión que no es igual en cada mujer o que no todas disponen de ese punto.

Esta mujer en especial, una madrugada apresé su costado derecho con los dientes, una especie de ensayo, forma parte de esa información que requiso para no perder comba, sirva la comparación y ella gimió torciéndose hacia ese lado, esperaba su mano apartando mi cabeza, pero no, y lo interpreté como buena señal, apreté un poquito más, muy poco, la respuesta fue gemido+cierto temblor en su cuerpo.

Mantuve la presión segundos y después solté la presa, lo que hice fue abrir más boca y coger más bocado. Su respuesta un grito ahogado y retorcer su cuerpo pero sin intentar escapar de mi boca, eso demostró que de forma urgente debía de explorar su cuerpo despacio, muy despacio.

¿Qué tiempo tardamos?, dos horas y algo, no lo sabemos, nunca miramos el reloj, y el premio no fue en forma de placer, no, fue cuando despertó cerca del mediodía. Yo estaba un poco preocupado, aunque respiraba como es debido, su sueño estaba dentro de lo normal y cuando los abrió vio al centinela, y mi frente arrugada por la preocupación, sonrió estirándose como una gata satisfecha, y sus buenos días fueron más o menos estas palabras.

“Me encuentro flotando, y aun me dura, tengo esa sensación de cierto gustillo en algunas partes y solo de pensarlo me llega la sombra del orgasmo, y ahora mismo me estoy mojando por recordarlo” y era cierto, anduvo ese sábado muy despistada, pero le dedicamos a un pequeño viaje a la sierra y a tomar el fresco a la sombra de los pinos Albar…

Como dije, ese dinero pagado por su pareja tenía como resultado recuperar sus bragas, y es cuando se dieron cuenta de mi intención. Cuando vieron el agujero que había en ese lugar de las bragas, me miraron enfurecidas. Ese lugar roza la vulva, y los dardos muchas veces terminan en el suelo.

Cuando la mujer que pone las copas recuperó las suyas, de nuevo se acercó a mi hombro y me habló, esta vez su tono era cortante, me dijo siseando cada palabra, parecía que me hablaba una serpiente, me dijo.

- Has rizado el rizo, no te has contentado con quitarnos las bragas de forma voluntaria, sino que además te has preocupado que volvamos a casa sin ellas, ¿alguna sorpresa más?, cretino.

Y todas fueron metiendo las bragas en una bolsa de plástico que el silencioso cachas puso a su alcance, no perdía esa sonrisa irónica, al ver el alcance del fin de fiesta. Pero la bolsa se la quedó la mujer que pone las copas, ella se encargaría de hacerlas desaparecer.

Blanca me miró tan solo unos instantes, tuve que esforzarme para no desviar la mirada, me di cuenta que no me había percatado de su presencia y debí hacerlo debido a su sensibilidad herida, aunque he repasado su rostro y mirada muchas veces y no vi rechazo o recriminación, no, nada, impasibilidad fue lo que vi. Tengo que hablar con ella cuanto antes, solo me tiene a mí.

Supo ver mis dudas, ya que se levantó el borde la falda de un costado, pude ver parte de sus bragas azul oscuro, esbozo una pobre sonrisa y movió la cabeza, ya no eran 21, el total son 20…

Fui el segundo en marcharme, la mujer que pone las copas me dijo que buena fechoría había preparado, que se tardaría mucho tiempo en olvidarla. Respondí que mi tesis de la mujer y las bragas no había terminado, no ocurre lo mismo con el sujetador, bueno, algunas, CB parece demostrar lo contrario, reconocí que su estado debía de ser frustrante, ponerla en marcha desde la oficina y verse obligada a marcharse, seguramente pensó que tenía planes y ella no estaba en ellos, y no era así, y me hizo pensar en TV, no es la tele, la que no tiene prisa su apellido empieza con V.

En la calle el móvil gruñó dos veces, miré la pantalla, era la que no tiene prisa, preguntaba si estaba huyendo, y que no le importaba ir sin bragas, que esperaba respuesta inmediata, estaba en el servicio peinándose, estaría en la calle en dos minutos, que decidiera.

Esperé al otro lado de la acera, iban saliendo hablando en pequeños grupos, me ignoraban, ellos no y además sonrientes, algunos hacían con los dedos una V, una majadería por su parte, todo estaba pensado, meditado y ejecutado como una operación militar, nunca dejaba nada a la improvisación y obtenía resultados no calculados y este era otro de ellos.

En este caso que casi todas son de piñón fijo, y aunque no me quiero apartar de las 20 mujeres sin bragas. Seguro que a todas les parecería algo absurdo ir en persecución de una tormenta en el monte y desnuda meterse debajo de la lluvia, ducharse con el fuerte aguacero, impensable para sus mentalidades, pero se pierden algo trascendental.

No ven la conjunción con la naturaleza del ser, somos agua, y tampoco se dan cuenta del cambio que se produce en nuestro cuerpo cuando entramos en el mar, yo, buceo con los ojos abiertos y siento algo especial, me siento protegido por los metros de agua que tenga encima de mi espalda y la lluvia empieza en el mar, es un ciclo natural y hermoso, como las tormentas, bueno, ya me he disparado…, vuelvo al camino, la que no tiene prisa está mirándome desde la puerta del pub, seguro que sabe que no estoy, que solo ve mi cuerpo.

Se acercó despacio, el cuerpo ligeramente echado hacia atrás, su pelvis adelantada, y sus pasos lentos e insinuantes. En su rostro cierta sonrisa calculadora, y mis datos recogidos no estaban equivocados, sobreexcitaba, receptiva la cien por cien y cuando estuvo a mi lado, me fue dando con su dedo índice en el esternón diciéndome despacio, que lo primero de todo, que la llevara desayunar fuerte, y que hablaríamos de la prisa.

Empleando un talante persuasivo, en su mirada cierta promesa, pensé en la segunda parte de su frase. Ni quien se la meta.

No estábamos lejos de una buena cafetería cerca del teleférico, olvidamos los coches ya que estábamos fuera de zona de estacionamiento limitado. Es algo cara pero comes lo que quieras. Ella, TV, no se anduvo con remilgos, yo me dediqué a las porras y churros, ella por bollos a la plancha, zumos y frutas, total 10 € cada uno, un lujo.

En el camino de vuelta en busca de los coches, se colgó de mi brazo, yo me mantuve impasible, pensaba que podía estar conspirando, no vi detalle alguno de que fuera una mujer inercial, es decir, que se conforma con todo, ya que eso de tener prisa, es una frase pensada, con fondo y más ni quien la meta prisa, aunque la prisa no se puede meter, se puede apremiar y eso de meter yo lo tenía muy claro.

Y le pregunté de una forma ambigua, que como no tenía alguien a su lado, que no desprendía languidez. Dijo que no le daba importancia a la pareja, que todo era efímero y por esa causa cogía lo que le parecía y lo dejaba de la misma forma, ya que nada dura eternamente.

Repregunté por qué ese mensaje de no tener prisa, su respuesta fue una sonrisa, y dijo medio riendo que mi reacción no la esperaba, ya la había utilizado otra vez y el pájaro se disparó, fue todo lo contrario a mi reacción, pensaba que era terreno conquistado, y se llevó un buen chasco, y me hizo una pregunta sorprendente, que cuantas amigas tenía del pub.

La respuesta era sencilla, una, solo una, el resto son conocidas. Su mirada me dijo que no lo creía, sobre todo por las reacciones de todas, pero se equivocaba, es una, Blanca bebe sin control y una madrugada de invierno sus amigos escaparon de ella, lo hacían siempre que podían, pero ella procuraba quedar antes para que la llevaran a su casa, y esa madrugada estaba sola en la acera, la helada aumentaba y no se sostenía en pie, el último en salir fui yo y me miró esperanzada, y no pude dejarla allí, la llevé a su casa.

Blanca es una mujer joven, aunque nunca le pregunté la edad, tuve demasiados detalles para saber que podía tener treinta y pocos, pero su vida estaba llena de problemas irresolubles.

Y una madrugada de sábado, en el corcho pinchó una cartulina, letras negras. HEMOS MUERTO Y ESTAMOS EN EL INFIERNO. Y una imagen de fondo, un sol oscuro. El sol ceniciento y casi oculto, por el humo de las llamas de un pozo de petróleo ardiendo en Kuwait.

Esa frase la escribió una mujer con graves problemas, familiares y de su entorno, sus amigos la daban de lado, era comprensible, ella les complicaba la vida, se apoyaba en ellos y como dijo una amiga de ella, que te pasaba toda su mierda, sus problemas que no sabía resolver y que lentamente la bebida donde se refugiaba, la estaba matando.

Esta mujer no era del montón, no, disponía de los conocimientos suficientes para tener una sólida posición económica, una pequeña cadena de tiendas de ropa, actual, muy actual, tiene un nombre muy raro, parecido a vanguardia rota, algo así pero en inglés, una tarde observé la tienda estándar, su cuartel general, estaba al otro lado de la calle, la vi moverse con soltura, atendía muchas cosas a la vez, no paraba, sus empleados (Plural), parecían torpes acémilas a su lado, les empujaba.

Y me descubrió, se me quedó mirando, y con su mano izquierda puso la postura de ser una pistola y que me disparaba, es decir, que elevó ligeramente la mano, el impulso de retroceso del arma al ser disparada y luego me saludó volviendo a su huida de sí misma, yo me mantuve inmóvil, impasible, éramos parecidos, vivíamos en nuestro propio infierno.

Nos conocíamos de vista, de vernos en el pub, y cuando cerraba, buscaba con la mirada a sus amigos, estos habían desaparecido, estaba hasta el culo de vodka, eso decían ellos a escondidas y se iban desvaneciendo despacio, de uno en uno para no llamar su atención y esa madrugada me atrapó, no podía dejarla en la calle, la helada era patente y ella no se sostenía en pie, ya en la puerta del pub vomitó.

Y aquella madrugada mientras dormía la borrachera la observé, yo estaba con esa sensación de pérdida de estar cansado, vencido, harto de todo, de ver la inutilidad de la vida, me lo preguntaba muchas veces, mi ignorancia de mi ser, y el estar destruido por dentro, vivía como un autómata, como el comer y trabajar, pero no encontraba el horizonte de la realidad de la vida y fue cuando empecé a comprenderla.

Vomitó varias veces, y la lavé las mismas veces, en realidad hizo que se me saltaran las lágrimas, estaba sola y nadie le comprendía ni ayudaba, su gente se apartaba de ella, pensé en su familia y muchas veces es el peor enemigo y sé de qué hablo. Ya limpia volvió a la cama, la tapé bien pero el agua caliente no había servido de mucho, tiritaba y sus dientes chocaban entre sí.

Su ropa la lavé al chorro del agua, quité los restos del vómito, y la colgué del grifo de la bañera, cuando secara que la metiera en la lavadora, no tenía suficiente ropa para lavar.

Estuve pendiente de su respiración y tiritona, temblaba de frío, eso hizo que pensara en su mente, lo que debía de estar ocurriendo y recordé a Nargaroth. Es un músico que escribió una canción muy acertada, supongo que debe sufrirlo el también, se trata de la guerra mental que tenemos muchos y algunos lo ignoran, ya que le defino como infierno, no el que algunas religiones dicen, no, algunas veces se tratan en psiquiátricos.

Blanca es una de ellas, y ahora combatía en solitario contra sí misma y el mundo, todos la habían abandonado a su suerte, yo tenía la mirada humedecida, sabía lo que estaba sufriendo y Nargaroth escribió y compuso. “Spectral Visions of Mental Warfare” Black metal, y su música se adentra en la mente, tanto sus guitarras como la percusión, que son es perfectas, forma parte de mí mismo, muchas veces me encierro en ella ladrando al viento ¿Qué hago en la vida?, nunca obtengo respuestas, ella debe de hacer lo mismo, de sus ojos cerrados escapan lágrimas.

Fui en busca del pendrive, siempre le llevo en el bolsillo de arriba de la chaqueta con sus cascos correspondientes, le encendí, seleccioné a Nargaroth y bucle, otra vez y bucle, y una tercera vez y bucle, de esa forma repite siempre la selección cargada y le puse los cascos, su cuerpo se movió, gimió, pero no, no fue un gemido, era un quejido, la causa debía dolerle y fue cuando tomé una decisión antes de llamar a una ambulancia, podía entrar en coma etílico.

Me desnudé, pegando mi cuerpo al suyo, encogido, helado y húmedo, sudor frío, me estremecí, estaba en la frontera de lo peor de la borrachera, y la abracé con fuerza, ordené a mi cuerpo trasmitir mi calor y mi desesperación apareció, no sabía cómo defenderla de sí mismo, me pasaba a mí, muchas veces yo era mi peor enemigo, pero mi cuerpo pegado la suyo no daba para calentar su piel helada. Mi temor fue en aumento, pero no cejé y procuré sudar aunque su cuerpo lo evitaba. Cerré los ojos hablándole, le dije que me robara lo que precisara, que mi fuerza podía servirle y no me importaba que se la llevara toda, que no la necesitara, mi congoja emergió de esa forma tan dañina y que te arroja al abismo de la soledad, y nada queda, nada eres y es cuando piensas que es mejor terminar, terminar con todo y la es cuando la imagen de la muerte te sonríe, la ves, se ve y cada uno tiene una forma, la desesperación no dispone de ayuda, estás solo, como naces y mueres.

Y la muerte se mostró como siempre, en forma de pesadilla, está presente casi siempre en todos mis sueños. La pesadilla fue esa huida que no hice, escalar esa montaña llena de Álamos Blancos, y fuerte aguacero, la tierra era barro, tuve que escalar troncos caídos, y había mucha gente, no era noche, y así llegué a la plaza mayor, mi ropa eran harapos y no sabía qué hacía allí, mi desorientación era total, sentí mis lágrimas, desesperación se manifestó con toda su crudeza.

Su temblor fue desapareciendo, fue cuando mi calor empezó a ganar la batalla, apartando a sus demonios. Estuve un rato más, hasta que se estiró completamente, otro detalla importante, lo peor había pasado, limpié sus parpados con mi saliva, sentí su amargo sabor, quise llevarme su mal y dejándola bien tapada abandoné la cama. Tenía que recomponer mis líneas, tenía ganas de llorar, estaba derrotado, aunque la miré más tranquilo, había vencido a sus demonios.

... Una serpiente alimentaba

mi hambre con las lágrimas…

El vio un vacío….

“Spectral Visions of Mental Warfare” Black metal.

Un comentario del video, de una dama de la noche.

Este tema me remueve todo los sentidos, cierro los ojos y sientes como te lleva a otro mundo fuera de lo terrenal, es indescriptible lo que me hace sentir... volar en un mundo espiritual, a merced de lo más profundo de los sentimientos y del alma... olvidando por unos instantes los tormentos de la realidad... Saludos.

Me vestí y fui a la cocina, me puse un café, la cafetera estaba llena, y mirando al suelo meditaba comparándonos, pero mis pensamientos fueron interrumpidos, ruido de llave en la puerta de la calle y el portazo al cerrar, elevé mis escudos, seguro que un enemigo llegaba, y esperé contrariado.

Era una mujer de unos cincuenta o menos, enarcó las cejas al verme, no dio ni los buenos días. Me sentenció sin saber quién era, sus preguntas iban en dirección a ser otro que sacaba dinero a su hija, que me la había tirado, cobrado y ahora me bebía su café.

Otro malnacido que robaba a su hija, me pareció su madre, ella tenía cierto parecido, como si el padre no hubiera intervenido y fue cuando apareció Blanca, ojerosa y con oscuras sombras en torno a sus ojos, mirada hundida, sufrimiento, en su mano los cascos, me miró profundamente, tragué saliva, y un nudo apareció en mi garganta, mi mirada se nubló, tenía que hacer lo que siempre, huir como un cobarde.

Blanca dijo que se callara, que era el único amigo que la quedaba, que no me jodiera como había hecho con todos sus amigos. Era muy triste la confrontación y situación en la que yo era un convidado de piedra, no abrí la boca para nada, no levanté la mirada del suelo, dejé la taza de café en la encimera.

Y poniéndome la corbata en torno al cuello de la camisa sin hacer el nudo, cogí la chaqueta que había dejado en el respaldo de una silla y me moví en dirección a la puerta.

Ella dijo con voz grave, que era su madre la que se tenía que marchar no yo, que nos dejara en paz, y su madre arremetió contra mí, me acusó de aprovecharme de la situación y sacarle dinero a su hija y que estaba harta de sus amigos, que me iba a denunciar.

Me acerqué a ella, presioné su hombro y diciéndola con gran esfuerzo en voz baja que ya nos veríamos, escapé de aquel infierno, bastante tenía yo con el mío. Salí del piso, ya se gritaban, su madre la llamó zorra de forma repetitiva que era una mujer perdida, que se dejaba follar por todos los tíos, cerré la puerta procurando no hacer ruido.

Bajé las escaleras despacio, no me gustan los ascensores, y en el portal frente al espejo que ocupaba una pared, me hice el nudo de la corbata, ajusté cuello camisa y corbata con la chaqueta y salí la calle, respiré el aire fresco y con paso inseguro crucé la calzada, y al otro lado de la calle miré la fachada, su planta, y unos visillos se movieron, era ella, movió su mano y los cascos se movieron, y después hizo un gesto con sus manos.

Se abrazó, luego llevó su mano derecha a su frente, luego sus dos manos a sus oídos, y por último quitándose la bata y mostrando sus pechos dejó su mano entre ellos, por último me señaló con su mano derecha.

Yo incliné la cabeza, asentí, y respondí extendiendo la mano derecha, mis dedos hicieron el gesto de como si la cogiera, y cerrando los dedos los llevé hasta la corbata, la aparté y allí dejé ese puños. Ella asintió deprisa, lo había entendido, y de forma rápida sus dedos apartaron sus lágrimas.

La magia fue destruida por la salida del portal a la madre, que iba sermoneándose sola sin sentido y muy furiosa. La hice un gesto de despedida y fui en busca del coche, pensé que era mejor dejarla sola, había sido una noche infernal, ahora tenía mejor sabor de boca que antes.

La suma de todo había roto mi sueño y tenía un estado de cansancio de material, y en casa decidí recuperarme al precio que fuera, oscurecí todo el piso y me acosté vestido, estaba hundido.

Abrí los ojos en la oscuridad, puse antena y de la calle tampoco me llegaron ruidos, miré el reloj de la mesilla, 03:34 del domingo, había perdido un día de mi vida, pero lo peor es que no sabía qué hacer.

Me quité la ropa metiéndome debajo del agua..., fría, casi me caigo debido a la impresión, mi mente estaba muy dañada, tenía ganas de llorar, estaba debilitado de tal forma que no supe que hacer, y frente a una taza de café miré el móvil, tenía tres mensajes, con cierto temor miré el primero.

Quiero conocer el universo que tienes construido, donde vives escondido. Quiero que me prepares una zona.

El segundo, era más intrigante. No dejas huella, las pisoteas para no poder reconocer el rastro..., que dejas.

Y el tercero. La noche me ha llenado de recuerdos, muchas sensaciones que aun no comprendo. No me voy a duchar hasta que esa presencia desaparezca, tu cuerpo junto al mío, reconozco tu fragancia, que desapareció en los 90. Me has esclavizado, y lloro mucho, pero no de dolor, tu música me da calor, por eso quiero que me lleves a tu universo.

Llegó otro.

No me había dado cuenta de la ropa sin restos de vómitos, y te contaré un secreto, abrí los ojos unos instantes, segundos, tu calor fue la causa…

_____________

Y en ese momento llegamos a la zona de aparcamiento y sin más palabras me alejé en dirección al mío, escuché como cerraba la puerta del suyo y como lentamente me siguió, esperaba que se marchara, mi tono había sido duro, y la realidad es que me había enfriado, se puso a mi altura, yo iba por detrás de los coches aparcados en batería y me dijo.

“No he terminado la frase. “No tengo prisa ni quien me la meta, y me llene”.

No dije nada, ella siguió hablando, dijo que los hombres en general no la llenan, que hablaba de dos dobles sentidos, como la frase tiene, y que mis juegos siempre le habían parecido retorcidos, y que en cierto modo las utilizaba de una forma sutil y era otra causa para investigar.

(9,50)