¿Quien no sabe qué es un «sex on the Beach»? Cuántas veces alguno de mis lectores lo habrá tomado y por lo agradable habrá repetido de nuevo e incluso tres o más. Ha ido a casa de su novia borracho y ella lo ha mandado a “joder a su madre a ver si le gusta”, lo que habrá sido probablemente causa de que uno y otro saquen del sombrero el conejo, es decir, ese novio o no novio, que no novia, que tenían escondidos. No es para menos un «sex on the Beach» es parte de la gran familia de bebidas largas o de copa larga y abombada basadas en vodka y debe su éxito al sabor limpio, seco y simple que lo distingue. Tanto como los otros parientes, el destornillador y la brisa del mar, refrescantes cócteles, decididamente apoyados sobre la base de la "dulce dureza" de los cítricos.
El zumo de naranja natural se ablanda con el calor de vodka, en el fondo con las notas dulces y fragantes de licor de melocotón: el jugo de arándano añade una nota amarga que hace al cóctel más apetecible.
El «sex on the Beach» es la bebida clásica en la piscina, muy buena para beber en el verano, pero con la temporada de naranjas rojas todavía a pleno rendimiento también, sería una pena no aprovechar este periodo. Acompáñalo con tartas sicilianas, naranjas rojas y dulces y tendrás un cóctel fabuloso. En el verano no te excuses por no tener naranjas, que en el mercado están las naranjas sudafricanas…
La historia del «sex on the Beach» es bastante simple, común a muchos cócteles: nació en los años 80, en los EE.UU., impulsado por razones comerciales para promover el licor de melocotón "Peach Tree"(1) DeKuyperun(2) y el Suntory Midori. Este último porque también hay una receta de «sex on the Beach» que incluye el Midori (segunda receta). Sin embargo, lo que nunca debe faltar es el jugo de arándano, el arándano es el ingrediente que distingue a este gran cóctel.
Ahora os voy a presentar, queridos lectores, los ingredientes y dosis del cóctel Sex on the Beach: 4 cl de vodka, 2 cl de schnapps de melocotón (licor de melocotón), 4 cl de jugo de naranja fresco, 4 cl de jugo de arándano, arándano americano. Esto corresponde a la primera receta, es decir, la más universal.
Para preparar el cóctel Sex on the Beach necesitáis: a) sin agitador: poner hielo en un vaso alto, agregar el vodka y el schnapps de melocotón. Agregar jugo de arándano y jugo de naranja. Remover con cuchara. b) Si hay agitador, hágase lo mismo.
Pasemos a la variante menos conocida del cóctel «sex on the Beach». Ingredientes para el sexo en la playa con los Midori: 1.5 cl de Chambord, 1.5 cl de Midori, 1.5 cl de vodka, 3 cl de jugo de piña, jugo de arándano. El proceso es el mismo: hielo en el vaso, verter los ingredientes, llenar con jugo de arándano, revolver y decorar con una rodaja de naranja o limón.
¿Qué platos combinar con Sex on the Beach? Peces, indio, comida mexicana, tacos con camarones y aguacate, pasta con 4 quesos, pollo en curry de la India, cordero kebab, queso, arroz cantonés.
(1) Jugo de melocotón. Peachtree es el exclusivo espíritu de melocotón blanco, que ofrece al camarero muchas oportunidades de mezclas únicas y emocionantes. Claro como el cristal, el espíritu de la luz, que revienta con el sabor de los melocotones maduros de árboles. Graduación alcohólica: 20º.
(2) Dekuyper Raspberry es un licor elaborado con extractos de frambuesas frescas. Se trata de una fruta muy delicada, compuesta por pequeñas bayas sin hueso, con mucha pulpa. Pertenece a la destilería holandesa De Kuyper Royal Distillers, fundada por Peter De Kuyper y Anna Custers en 1695. Se trata de una de las empresas familiares más antiguas de Holanda y uno de los principales elaboradores de licores de coctelería del mundo.
(3) El Midori, en japones significa ‘verde’, es unlicor de color verde claro y sabor a melón fabricado por Suntory en México, originariamente se elaboró en Japón hasta 1987. Fue presentado en 1978 en NY. Su contenido de alcohol ocila entre el 20 y 21% por volumen. Es extremadamente dulce, por lo que se usa para elaborar cócteles, por ejemplo un Japanese slipper. El Midori suele usarse en varios long drinks, con limonada, zumo de limón fresco, de lima, piña o naranja. Se usan sabores ácidos para compensar su dulzor. (Wikipedia)
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Pero yo no soy ni cocinero, ni coctelero, sino un tipo al que le gusta el «sex on the Beach», es decir, tener sexo en la playa. Pero sexo en la playa se puede tener de muchas maneras, como en la disco, en un barco, en un avión, en un cine, incluso en la propia cama. La historia merece tener este título porque ocurrió como sigue.
Como siempre iba la playa y dudaba si ir en mi coche o en el autobús. Salgo a la calle y me da pereza conducir. El día era esplendoroso, un sol de puta madre, vamos que no se divisaba ni una pizca de nubes en todo la placa azul metálico del cielo. A la sombra un calor de mil demonios, al sol era como estar en el infierno. Pero estos son los días que me gustan, cuando el sol quema más que las brasas candentes y apetece ir al mar, entrar, estar en pelotas dentro del agua y que ocurra lo que se presente. No son días para pensar y calcular sino para dejarse llevar o dejarse hacer.
Digo: “me voy en autobús”, por lo tanto me enfundo la camiseta de tirantes muy sesgada con espalda nadador que llevaba al hombro, que con ser rosada reflectante era suficientemente llamativas y el short muy corto en verde reflectante, porque en día como este hay que ir así, a brillar más que el sol. Ya solo con ponerme la camiseta en la calle se volvió mucha gente a remirar, pero con mis gafas, al menos, ya no ven mi rostro de caradura. Me encaminaba a subir el bus y, cerca de la parada, escucho mi nombre, me vuelvo y desde el coche me llamaba un amigo mío, Lizardo. Estacionó a mi lado y pregunta:
—¿Dónde vas?
— A la playa.
— Sube y vamos los dos.
Abro la puerta, me pongo en el asiento a su lado, tiro del cinturón, me lo coloco. Teníamos un semáforo delante, suelto el cinturón, lo saludo, es decir, le doy un beso, me contesta del mismo modo, acabo de ponerme el cinturón y me dice:
— Supongo que tomamos algo en cuanto lleguemos.
— Sí, Sex on the Beach, respondo.
— Joder, mira, ya me la has puesto dura, es solo verte y me pongo a cien.
— ¿Que tengo yo, que no tengas tú?, digo poniendo mi mano en su paquete para notar cuán dura estaba.
— Pero, ¿no te has visto?, me pregunta.
— ¿El qué?
— Mira tu paquete, tu polla se sale, ya asoma la punta.
— El huevo no se sale porque la abertura de la pierna es estrecha.
— ¿Por qué no sales de casa en pelotas, si lo que llevas es casi nada?
— Para la próxima vez, dije yo riéndome.
— Tú no tienes escarmiento, aquella vez que te saliste de la discoteca desnudo con aquel otro y que follaste con él en la carceleta…
— Los policías estaban todos muy empalmados, porque yo tengo esta polla que no está mal, pero el tío que me follé tenía una por los menos de 30 cm. o más, porque le llegaba a la rodilla.
— Me dijeron que te lo follaste en la misma carceleta y que se enteraron cuando gritasteis al eyacular los dos a la vez.
— Más o menos debió así, pero no llegó a nada. Cuando fue mi padre con el abogado, conversaron, se quejaron de que me llevaran con otro, ambos desnudos y sin cubrirnos con nada, pues estábamos borrachos perdidos.
— Dicen que drogados, además.
— Al menos, voluntariamente no; porque jamás me he drogado yo mismo, ni aspirinas tomo para nada, pero sí me han dicho que pusieron algo en una de las copas, le respondí a Lizardo.
— ¿Siempre has sido así?
— Genio y figura hasta la sepultura, respondí.
— ¿Dónde tomamos el sex on the Beach?
— En la primera coctelería junto al paseo marítimo.
Como iba a estar imposible estacionar, entramos en el aparcamiento público y fuimos a pie. Entramos a la coctelería, llena de gente joven, quien con Margarita Corona, quien con Gelatina de champaña, o con Margarita de fresa y tequila, Sorbete de piña al cava, Caipiroska de pepino, Bandera de Colombia, Fresa espumante, Whiskey Irish Redhead, Clericot de vino blanco, Carajillo de Bailay’s con café y avellanas caramelizadas, Sorbete de Mojito, Trago de Durazno con mezcal o vodka y romero, Blueberry Spritzer con lavanda, Mojito de Vodka con Maracuyá, Coctel Granizado de ginebra y sandía, Coctel Americano en base a campari o Vermut, Sangría de Cava, Margarita on the rocks, Bramble, White Lady, Old Fashioned, Manhattan, Moskou Mule, Espresso Martini, Negroni, Amareto Sour.
Pero con tantos, en el listado de la pizarra no estaban ni el Bloody Mary ni nuestro “Sex on the Beach”. Me acerco al barman y le dije:
— ¿Donde está el prestigio de esta casa?
— ¿Por qué lo dices?
— Porque quiero un Sex o the Beach auténtico y un Bloody Mary matador.
— Eso está hecho, es lo mejor, pero la gente pide lo que cada verano está de moda, pero a mí me encanta servir a los de plato fijo.
Dejó todo lo que tenía a mano y se puso a elaborar nuestros dos cocteles, al punto, pruebo mirando la cara del maestro coctelero, me abre los ojos y dijo:
— ¿Qué?
— Joder, esto está de puta madre, me dejo follar por quien lo hizo y si me prepara otro en diez minutos suyo es mi culo toda la semana, respondí.
Todo el mundo se reía de mis paridas, pero nos tomamos los dos cócteles cada uno y Lizardo pagó y propinó fuerte al barman. Salimos y nos fuimos al aparcamiento. Le pregunté:
— ¿Vamos a pie por el paseo marítimo o quieres llevar el coche?
— En coche, ¿no?
— ¿Cómo te sientes?, porque has bebido.
— Todavía no hace efecto, vamos en coche tranquilamente y despacio, ¿sí?
Fuimos a la parte nudista que no estaba muy lejos, ni necesitábamos salir a carretera. Llegamos y lo de siempre. Tendimos las esterillas, la de Lizardo perpendicular al mar y la mía en paralelo, para que mi cabeza la pusiera sobre el pubis de Lizardo. Fácil era desnudarnos, consiste en quitarse lo poco que ya se lleva encima. Cuando íbamos a tumbarnos, vimos dos chicos que estaban al lado y eran conocidos de Lizardo, los saludó y me acerqué. Uno de ellos me dijo:
— Buena medida usas…
— Gracias…
— ¿Se podrá probar?
— Sin inconveniente, amigo, para eso está…
Continuó Lizardo conversando con ellos y cuando comenzó lo más morboso, le dije:
— Queda tú con ellos, para todo, voy a refrescar mi calentura, porque me estaba empalmando de escuchar las propuestas de Lizardo y su amigo.
Lizardo no tardó en venir donde yo estaba y se me echó encima diciéndome:
— Quiero ahora un «sex on the beach».
Lo abracé, lo besé, junté mi cuerpo al suyo, ambos estábamos bien empalmados dentro del agua y le dije:
— Te están haciendo efecto tus Bloody Mary, mejor sería calmarnos un poco aquí y salir a tomar el sol o quizá dormir incluso, luego te aseguro que tendrás tu «sex on the beach» porque aquí sería «sex in the sea».
Se la agarré con las manos y lo masturbé dentro del agua, me hizo lo mismo y allí nos calmamos de momento. Nos besamos y afuera. Nos embadurnamos de protector, aunque ya no hacía tanta falta y añadimos encima un bronceador en pasta muy efectivo. Dormimos los efectos de nuestros cócteles y casi al mismo tiempo despertamos, perfectamente sanos. Con ganas, la vejiga llena de orina y la polla dura.
Al levantarnos, nos fuimos detrás de las dunas para echar una meada, las dos cayeron en un hoyito de arena que nunca se llenó con ser abundante entre las dos meadas. Ahora correspondía lo que ambos teníamos en mente, comenzar una mamada, pero llegaron los amigos de Lizardo y el que había hablado conmigo se puso delante de mí de rodillas y comenzó a mamarme la polla. Vi que Lizardo hizo lo mismo ante su amigo y ahí nos tenías a los cuatro en el comienzo de la acción. Mi mamador me miró y yo hice saliva para soltarla sobre mi polla y la recogió en la boca para seguir mamando mi falo que ya estaba al límite de sus posibilidades de crecimiento.
Mi mamador, cuyo nombre no sé ni me interesó, se dio la vuelta dándome su culo a mi merced y escupí en mi mano para embadurnarle el culo, metí un dedo, iba costando meter el siguiente, pero lo conseguí sin dolor, y al tercero se quejó y le dije:
— ¡Aguanta, maricón!
— Tira p’adentro, puto cabrón, que desespero.
Y no lo dudé, puse el capullo en la entrada de su orto y empujé despacio pero sin piedad ni descanso hasta que entró toda. Los bufidos del hijoputa que tenía en mis huevos eran estruendosos y comencé a follarlo con un mete y saca descomunal, veloz y despiadado. Chillaba y le puse la mano en la boca, aunque nadie podía escuchar más que mis compañeros de al lado que ya estaban en lo suyo. Lizardo estaba siendo follado por su amigo y como estaba de cara a mí me miraba con la boca abierta y soltando abundante saliva. Tomé a mi flaco por la cintura, lo levanté un poco y me acerqué a Lizardo, me tumbé en el suelo y el bujarrón de mierda que estaba sentado en mi polla comenzó a danzar su culo sobre mí, pero me apetecía besar a Lizardo y calmarlo de sus dolores porque el cabrón que lo follaba estaba dándole la paliza del siglo.
— ¡Qué rica saliva tienes, aún sabe a bloody Mary!
Lizardo sonrió y me besaba más mi boca, intercambiamos nuestra espuma bucal hasta que Lizardo comenzó a suspirar porque su compañero ya estaba en las últimas y depositando su semen en el culo de mi amigo, Lizardo se vino inmediatamente tan fuerte que uno de los chorros por debajo de su cara llego a la mía, eso me encendió e hice fuerza para acabar en el culo de mi puto. Allí solté toda mi leche, que llevaba ya dos días sin siquiera tocarme. Lizardo recogía de mi cara su esperma y me besó para compartirlo.
Mientras el cabrón que follaba a Lizardo seguía moviéndose como si deseara repetir, el hijoputa que me había follado se levantó y comenzó a comerse de nuevo mi polla, la volvió a poner en activo y consiguió sus jugos dándome un placer incomparable. Acabé en la boca de mi mariposón. Me arrastré por debajo de Lizardo y llegué a su polla para comérmela y darle gusto. Su tenorio, sin haber sacado para nada la polla de su culo, se volvió a venir dentro de Lizardo y este me benefició de sus jugos, porque eyaculó enseguida. Este fue mi «sex on the Beach» incomparablemente más auténtico que todos los de la coctelería. Nos levantamos los cuatro y nos fuimos directamente al mar, lo necesitábamos al menos para limpiar y aliviar nuestros sudores y no menos nuestros humores.
Jugamos en el mar y los amigos de Lizardo se fueron. Se había ido ya mucha gente, eran las horas de comer y sestear. Miré a Lizardo como quien pregunta qué hacemos y me dijo:
— Quiero un «sex on the Beach» tuyo.
Miré el estado de la playa y estábamos bastante alejados del resto. Me coloqué en la esterilla de Lizardo cara al cielo y Lizardo en la mía cara a mi polla, se la puso en la boca, me gustaba verlo así afanado, pero poco a poco me iba dando gusto, luego pasó al placer y finalmente llegó el batido y el orgasmo, ofreciéndole un «Sex on the Beach», auténtico, original y amoroso. Me dio a probar de mi coctel y todavía nos dio una hora para estar abrazados en la playa, juntos, tocándonos las pelotas de vez en cuando. Nos lavamos con agua de mar y nos fuimos a comer a uno de los restaurantes del paseo marítimo que ya no tenían tanta gente y tampoco de todo lo que se leía en la carta, pero eso no es importante. Tras esto nos dirigimos al coche para irnos a mi casa a continuar con lo nuestro.
Fue mi día de «Sex on the Beach”.