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Cartas homoeróticas (III): De Mikel a Janpaul

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Queridísimo Janpaul,

Ni te puedes imaginar la alegría que me ha dado recibir tu carta. Hoy mismo, y ya te la estoy contestando, solo quiero que sepas lo mucho que te amo. Llenaría esta pagina con un “te amo” repetido hasta la saciedad, pero solo tendría sentido para decirte lo mucho que te quiero, pero he de decirte otra cosa además de esta.

Mi madre está más feliz, le he entregado el sobre pequeño cerrado que me has puesto dentro de la carta que me has mandado. Como está escrito su nombre como tú siempre has hecho «para entregar a “mamá Georgina” de mi parte», no cabe decirte que se lo di inmediatamente y le he bromeado diciéndole “tienes carta de tu novio” y ella me ha contestado: «de mi novio no, del tuyo será, tontín, que yo ya me casé, ahora Janpaul es como un hijo para mí», y yo le digo: «¿Cómo lo sabes?». «Porque a mí no me escribe ni “el cartero del rey”, me contesta. Tiempo le ha faltado para quitarme la carta, abrir el sobre y leerla. Ha llorado, pero no ha querido que yo lea la carta. Le he preguntado por qué lloraba apenas abrir la carta y solo me ha dicho: «porque aquí dice: querida mamá», pero del resto, por más que se lo he pedido, no ha querido que supiera nada y se la ha puesto dentro del vestido, cerca de su corazón, entre sus grandes pechos, ¡no pretenderás robarme a mi madre! ¿o sí? Le he insistido que quería leerla y me ha dicho: «me das a leer la tuya y te doy la mía». Jamás me he visto tan feo en calzoncillos (ya sabes que yo voy siempre en calzoncillos por mi casa, no como tú que ibas siempre en pelotas, ¿sigues haciendo lo mismo?

No tengo muchas más cosas que decirte, porque no salgo con nadie, pero te cuento que cometí un error. Como revancha de haberte ido, al mes más o menos me fui a un burdel de chicas. Me metí con una rumana, me besó y la besé, me dio asco su lengua, se quitó su bata y me invitó a desnudarme, al parecer lo hacía tan a desgana que me ayudó a quitarme la ropa, me arrastró a la cama y se tumbó y como no me soltó los brazos caí encima de ella, me besó y fui educado, la besé, pero le dije: «sin lengua», se rió y me tocaba la polla pero no se me paraba y decidió mamarme la polla para levantarla, debí de haberle pagado más porque a la pobre puta le costó tanto que lo dejó y me masturbaba. En eso que me da la vuelta para meterme algún juguete en el culo y vi unas manchas amarillas sobre la sábana y me asusté. Me levanté de la cama mirando a la pobre chica y su sonrisa me provocó ira y la irá abrió mis apetitos, se me acercó con la intención de mamar otra vez mi polla y me corrí de inmediato, me corrí en su cara, se le fue la falsa sonrisa, la empujé lejos de mí sin hacerle daño y me limpié el pene con un pañuelo de papel, me puse mi ropa mientras ella miraba y me fui. No saludé a nadie. Había pagado a la entrada escogiendo chica y me fui culpable y culpándote a ti. Pasó mucho tiempo, varios meses, más de medio año dándote la culpa de todo lo que me ocurría. Espero que sepas perdonarme esta debilidad mía.

Al fin, tanto decirme mi madre que saliera y tanto me insistían unos conocidos, que determiné salir con ellos. Todos no eran gays, pero ya sabes que los heteros se juntan con gays para ir a la disco de ambiente y bailar con un chico, esto quiere decir que esa noche follarán con el chico. Debe de haber muchos, pero que muchos heteros que no lo son, que son bisexuales, pero hipócritamente se lo callan.

Te preguntarás si ese día tuve algo con alguno de ellos. Pues no, los heteros no van al médico para ver cómo va su salud sexual. No me fío de ellos y no follé ni con ellos ni con los gays que me habían invitado por lo mismo, pues ellos se follan entre sí. Yo buscaba a Juanito, ese chico que le gusta chupar pollas, que lo hace muy bien y que alguna vez nos las mamaba a nosotros dos a la vez, ¿te acuerdas de él? Pues está igual. Ese te acordarás que te mamó la polla a cambio de una gaseosa de limón para enjuagarse la boca y buscar a otro a quien mamar. El chico es cuidadoso, tampoco se deja follar por todo el mundo excepto con los que se fía. Me preguntó por ti, me puse a llorar y se sentó a mi lado, me abrazó, me abrió la bragueta, se metió bajo la mesa, me dio gusto, mamó, estimulaba mis bolas, lamía el rafe de mi perineo con la lengua, mientras un chico me preguntó si me servía algo, le pedí la gaseosa de limón y un whisky doble para recordarte, cuando los trajo yo ya estaba delirando y el chico me guiñó el ojo. Juanito siguió mamando con éxito y yo gemía y suspiraba. Llegó mi orgasmo y eché un grito fuerte que suerte a la música no escucharon más que unos pocos que estaban cerca. Juanito vomitó como es su costumbre toda su mamada y dejó la bolsita en el rincón entre pared y piso detrás de mi butaca, salió, sonrió al ver la fanta, bebió directamente de la botella, enjuagó su boca, lo echó en el vaso y se bebió el resto de la fanta; ya sabes, como hace siempre, sigue igual que antes. Se sentó a mi lado, charlamos algunas cosas y me invitó a salir de allí, en su coche me llevó a mi casa y cuando iba a salir me dijo: «si mientras vuelve Janpaul, me necesitas, para ti no solo mi boca, a tu disposición tienes mi culo. De esto, te aseguro que yo no diré nada a nadie, y cuando vuelva Janpaul, lo comprenderé, pero no quiero que sufras ni desesperes, estáis hecho el uno para el otro». Me sorprendió mucho su entereza, pero así me aseguró lo nuestro, pero tardas tanto que a veces me desanimo.

Ah, antes de acabar te quiero añadir otra pillería de Juanito. El doctor que hace nuestros análisis y los de otros chicos, porque aquí no los hace nadie mas, dice él, pues ese doctor Almendralejos es su tío, Juanito se apellida Almendralejos. Juanito le ayuda y conoce a los que están perfectamente sanos, solo a esos les chupa la polla, a los demás los manda al ancho. Por eso antes de irse me dijo, te espero para consolarte y que no te desesperes, Janpaul vendrá por ti, confía, ese no engaña.

Hay que ver cuánto podría contarte, pero: ¿de qué me vale si lo que me importa eres tú?

Un fuerte abrazo, pero un abrazo de verdad, de esos que se llevan el alma entre los brazos.

De verdad, desde ya estoy esperando tu carta.

Besos y hasta pronto.

Mikel

(9,80)