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Un debut sexual que ni me esperaba

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Han pasado los años, pero por supuesto no me olvido, no podría olvidar mi debut sexual. Y menos por las circunstancias en que se dio y con quien…

Tenía yo 18 años. Varios de mis amigos de entonces, ya habían debutado con señoras pagas o cierta noviecita del momento. Yo no hacía más que envidiarlos y refugiarme en las pajas para aliviar el ardor.

De eso se trata y por eso se dio. Vivía con mi madre ya divorciada en casa de mi abuela materna. Mamá era aún muy joven y mi abuela, me doy cuenta ahora, tampoco era una vieja ni mucho menos. Mi madre trabajaba y yo, si no estaba en el colegio, quedaba en casa, la mayoría de las veces con mi abuela.

Así fue que un buen día me encontraba enfrascado en ver imágenes que tenía una revista porno prestada y por supuesto meneándomela. Ya me gustaba aguantar lo más que pudiera sin acabar para prolongar el placer. Yo sabía que mi abuela había salido y estaba solo en casa, por lo que apenas si tenía entornada la puerta de mi habitación. Los culos y tetas de las fotos me ponían a mil y casi soltaba el lechazo cuando de reojo vi cierto movimiento y una sombra en el umbral de la puerta. Levanté la vista y quedé petrificado. Mi abuela había vuelto sin que yo la escuchara y estaba allí viéndome. Intenté esconder todo, amagué una disculpa pero no me salió nada. Ya me esperaba la reprimenda, la denuncia con mi madre y todo eso. Pero mi abuela simplemente sonrió y dijo.

-No te avergüences mi niño, es natural en un joven como tú. No te mortifiques!

Igualmente mi cara ardía de vergüenza y el calor seguramente la enrojecía. No atinaba a nada con la verga agarrada por el tallo y la revista en la otra.

-¿Puedo entrar? Preguntó mi abuela.

-Sss sisi… murmuré tartamudeando.

Ella se acercó y se sentó a mi lado para abrazarme.

-Qué bonito eso que tienes ahí… hermosa herramienta tiene mi niño…

Yo ya ni entendía. No parecía mi abuela la que hablaba.

-La abuela te va a ayudar… ¿puedo?

¿Qué pude haber dicho? Pues claro, nada. Solo solté lo que la abuela llamó “herramienta”, tiré la revista a un costado para quedarme expectante. Ella me pidió que me recostara en la cama y me bajó más los pantalones. Quedé mirando al techo al solo primer roce de su mano, mi verga se volvió a poner tan dura como al principio de la faena.

-Mmmm… que rico se ve esto. La abuela va a probar este caramelito!!!

Se acomodó y abriendo la boca engulló mi poronga hasta casi atragantarse. Retrocedió hasta la punta y volvió a tragarla. La acariciaba con los labios y hacía juguetear su lengua. Yo simplemente lancé un bufido más que un suspiro! El trabajo no fue tanto…

-Abuela… voy a…!!!

Levantó los ojos y apenas alcanzó a asentir con la cabeza antes que yo explotara en leche dentro de su boca. Fue increíble! Ella lejos de inmutarse se la bebió toda sin derramar una gota y no paró hasta dejármela totalmente limpia.

-Qué rica tu lechita, bebé. A la abuela le gustó mucho, mucho!

Apenas unos minutos tardé en recomponerme y más con la ayuda de sus labios y lengua que casi no dejaron aflojar mi verga.

-¿Listo para ponerla en una concha…? Porque nunca lo has hecho, verdad?

Solo sacudí la cabeza para decirle no. Ella se empezó a quitar la ropa. La blusa, la pollera… ya en corpiño y calzones me parecía una hembra increíble. Nunca la había visto así ni evaluado con ojos que no fueran de nieto. Soltó las tetas, se quitó las bragas y quedó en pelotas mostrándome su cuerpazo.

-¿Te gusta?

-Si... mucho!

-Y te va a gustar más… ¿Listo para chupar tu primera conchita? Hazme un lugar…

Se dejó caer en la cama boca arriba y separó las piernas. Se frotó con los dedos y me dio a probar sus jugos. El sabor no me desagradó y el olor a hembra me puso como loco.

-Ve ahí abajo y lame bien!

No me hice repetir el pedido. Instalado entre el ángulo de sus piernazas, me lancé a lamer y lamer entre los labios que ella misma separaba con sus dedos.

-Así, así mi bebé… así, ahí… un poquito más arriba… así, lame, lame más fuerteee!!!

Entró de repente en unos temblores y me asusté. Pero pronto se calmó y ya relajada sonrió entornando los ojos…

-Qué lindo, bebé… hacía mucho que no acababa así! Ven!

Me acerqué a gatas para montarla. Mi verga ya era como un ariete dispuesto a romper lo que sea. Cuando estuvimos enfrentados, ella misma agarró mi falo y lo oriento.

-Ahora empuja, dijo.

Ni lerdo ni perezoso fui vagina adentro… Ella se entró a mover y me hizo mover también…

-Así mi amor, así mi bebé… cójame… cójase bien a su abuela… más rápido… empuja mi amor, empuja fuerte…

Ya el vaivén era imparable… Esto era lo más bello de la vida.

-¿Te gusta mi amor? ¿Te gusta la concha de la abuela?

-Siiii… mucho!!!

-Es tuya bebé… llénala de tu lechita. Cógeme fuerte y derrámate dentro mío!!!

Y claro que me derramé… ¿Cómo no hacerlo? Seguí follando hasta que la última gota de esperma salió de mis huevos… Qué delicia! Me bajé hacia un lado y quedé junto a ella. Suspiraba y me manoseaba la verga. Poco tardé en volver a quedar listo para otra batalla!

-Abue… ¿Puedo otra vez?

-Claro que si mi niño! Aprovecha y quítate la calentura! Probaremos de otra forma.

Se levantó para arrodillarse en la cama. Fue hacia adelante y se apoyó en los codos levantando bien su cola.

-Cógeme desde atrás, me dijo.

Me arrodillé y verga en mano fui buscando su abertura. Una vez que la encontré, no me costó mucho volver a entrar. Encantado con esa posición la entré a bombear fuerte.

-Mmmm… que lindo se siente. Métela bien adentro, bebé… bien adentro que a la abuela le gusta mucho!

Como ya había descargado antes, pude contenerme para durar más y disfrutarla… Yo empujaba y ella se tiraba atrás para ensartarse mejor…

-No acabes todavía, mi amor… dame más duro!!!

Y claro que le di!

-¿Ves mi otro agujerito más arriba? Déjale caer de tu saliva para mojarlo y pásale el dedo… Así, así… méteme el dedo, mételo. Eso, así. Pajéame el culo con tu dedito! Ay! Cómo me gusta!!!

Ahora cambia de agujero tu verga. Dámela por el culo, bebé, dámela!!!

No me quedaba sino obedecer y hasta allí fui. Apoyé la cabeza de mi verga y empujé. Qué hermoso fue ver como su ojete se abría para dejarme entrar!!!

-Así bebé… así. Cógeme fuerte. Rómpeme el culo!!!

La delicia de ir y venir por el estrecho canal no podía durar tanto. Sentí venir mi leche y se la solté toda!!! Ella gemía enardecida y gustosa. Se la saqué y fue primero con uno y luego con dos dedos a pajearse el culo un buen rato hasta quedar satisfecha! Se estiró en la cama y quedó medio adormilada. Yo la observaba y mi mente medio que no asimilaba lo que había pasado, más allá que lo disfrutara como loco! Había tenido una terrible faena, pero igualmente al poco rato volví a una nueva erección. O sea que me quedaba por descargar. Me acerqué por detrás y aprovechando que estaba boca abajo volví a tocarle las nalgas. Ella ronroneaba. Acerque mi verga al agujero y la froté un par de veces, hasta que apunté y la clavé otra vez.

-Hay bebé… ¿Otra vez? Estoy muerta de cansada pero mi culito te recibe… Dame otra vez! Así, siii, que lindo se siente tu verga, cariño!

Tiré mi cuerpo hacia adelante para extenderme sobre su espalda y así la cabalgue durante largo rato. Ella acompañaba meneando y levanto su ojete divino… Finalmente llegué al éxtasis y nuevamente tiré mi leche en su apretado hoyo…

Después nos fuimos a duchar y estuvimos impecables para cuando llegó mamá…

Por supuesto que apenas se dio la ocasión, intenté que me diera otra dosis. Ella simplemente me dijo que esto no podía transformarse en una relación, que la entendiera. Que lo había hecho para que yo debutara y conociera las bondades del sexo, pero que seguía siendo mi abuela, que me quería mucho y que ya encontraría una chica de mi edad con la que tener una linda relación. Y así fue…

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