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Noche de pasión en Lisboa (Prólogo atrasado)

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Ante todo, quiero mostrar mi agradecimiento a todos los que me han leído, me han comentado, y a los que me han dado una valoración de mis entregas. Ya que si bien a los comentarios he respondido, me es imposible saber quién ha valorado los relatos. Vaya pues, desde aquí mi agradecimiento para todos ellos.

Aunque no me crean, es la primera vez que escribo algún tipo de relato. Pues siendo lector ávido, nunca había tomado la pluma para poner negro sobre blanco ninguna de mis ideas. Excepción hecha de los trabajos de redacción escolares. Y ya hace muchos años de eso.

Después de leer durante una temporada relatos de otras personas en otra página, escritos de muy diversa manera, y con estilos diversos (alguno de los cuales, honradamente no fui capaz de entender), se me ocurrió que podría intentarlo, solamente como ejercicio de diversión. Y me dispuse a escribir “Noche de pasión en Lisboa”. Lo que en principio sería un solo relato, y ahí moriría el ejercicio.

A tal fin, ideé una trama creíble, en la que un hombre y una mujer, a partir de un encuentro totalmente fortuito, y sin dobles intenciones, terminasen en la cama, y decidí situar la acción en la zona de Lisboa, ciudad que conozco y que me permitiría ubicar bastante bien la trama del relato. Al mismo tiempo creé los personajes de Alfredo y Amália.

Debo dejar bien claro que todos los personajes que aparecen en el relato, así como las situaciones descritas, son puramente fruto de mi invención. Lo aclaro porque algunas personas en sus comentarios asumieron que era un relato de algo que me había ocurrido en realidad, y no es así.

Alfredo debería ser un hombre maduro, con estilo y educación esmerada, al tiempo que debería tener algún tipo de trabajo que le permitiese una cierta libertad de horarios, así como una capacidad económica cómoda, para asumir sin pensarlo, una cena de cierto nivel para dos personas.

Amália debería ser una mujer, también madura, capaz de aquilatar las intenciones de un individuo que se presentase ante ella, y comprender que se trataba de una necesidad y no de un flirteo. Así que cree a una mujer de mundo, elegante y sofisticada, muy segura de sí misma, y mi primera opción fue vestirla con un traje de caballero.

Las descripciones pormenorizadas del vestuario, así como de las actitudes, iban encaminadas a redondear los personajes.

Así fue como nació la primera, y yo creía que única, entrega de esta serie.

Cuando comencé a recibir comentarios sobre lo escrito, comprobé que bastantes de ellos, eran de personas argentinas y se me ocurrió que ya que habían tenido la deferencia de tomarse la molestia de comentar, y dado que me gusta el tango, podría hacer una segunda entrega y hacerles un homenaje describiendo una tarde de milonga. Y como no se me ocurrió como titularla, tiré por el camino cómodo y apareció el primer capítulo con ordinal (en la entrega original de la serie, la primera entrega no tenía ordinal).

Ante la buena acogida que habían tenido los dos relatos anteriores, según los comentarios recibidos, tanto por la página, como a través de mi correo electrónico. Días después se me ocurrió otra situación que podría ser creíble y pergeñé la tercera entrega, que sin pensarlo fue enredándose hasta la sexta. Observará el lector que los finales de algunas entregas tienen saltos hacia adelante, como sí ya no hubiese continuación al relato. En estas entregas aparecieron personajes secundarios, con más o menos protagonismo y de los cuales fui redondeando la descripción, como en el caso de Paulinha.

Durante la escritura de la serie, me he ido encontrando con problemas que reconozco, no he sabido resolver correctamente.

Uno de los principales es que en mi cabeza, y dado que hablo portugués a nivel nativo, los diálogos se desarrollan en portugués. Hay situaciones en las que mi falta de pericia me ha impedido transmitir en la traducción la ternura o el sentido real que tienen. Así que lo he resuelto dejando la conversación en portugués, traduciendo al lado, lo más fielmente que he sabido, cada frase. Pero como digo, la traducción no hace justicia a lo que se dice en la parte en el idioma original. Así que, por lo menos en beneficio de aquellos lectores que hablen el idioma, lo he dejado para que puedan tener el sentido de lo que acontece en esa escena. En el resto de las frases, obviamente, en español quedan suficientemente claras.

Como aclaración, el término “Vovô” que traduzco literalmente por “abuelito”, realmente no es así, es un diminutivo muy cariñoso e íntimo, del cual no he sabido encontrar un genérico español que tenga la misma carga emocional. Posiblemente “yayo” o “nono” podrían dar una idea más aproximada, pero no son de uso general en nuestra lengua. Así mismo la frase “Minha nena” que traducido literalmente sería “mi niña”, sería el tratamiento cariñoso que daría un abuelo a su nieta querida.

Las escenas que más me han costado describir, son las sexuales. Así como la descripción de lugares y situaciones me fluyen conforme voy escribiendo, sin ningún trabajo, las escenas de contenido sexual se me hacen cuesta arriba. Has de reconocer, querido lector, que el repertorio es muy limitado. Además, dado el estilo de narración de la serie, descripciones del tipo “abriéndole el culo se la metí hasta las anginas”, no tienen sentido. Y ciñendo el acto sexual siempre a las dos mismas personas, se convierte en una repetición necesaria de descripciones. Tan difícil me resulta, que la única vez que aparece un trio… cierro la puerta. Por tal motivo, he decidido que la actividad sexual se limite a lo que yo pueda relatar y no tomármelo como una obligación en el texto.

Y curiosamente, la escena que más me ha costado escribir, a pesar de estar escrita de una tirada y sin corregir, ha sido la conversación que Alfredo tendrá en el futuro con Paulinha. He tardado casi cuatro horas en poder terminar de escribirla. En mi cabeza, y en portugués, la escena apareció en segundos, pero según la estaba reflejando en el texto, los ojos se me anegaban con la emoción y tuve que dejar de escribir tres o cuatro veces, continuando con el relato y al fin, pude volver y terminar la escena. Por cierto, se pronuncia “Pauliña” y es el diminutivo cariñoso de Paula.

En portugués no existen ni la “ñ” ni la “ll”, pero sí existe el fonema. La ñ se representa como “nh” (Paulinha) y la ll como “lh” (colhida (cogida, en español)).

Y no teniendo nada más que comentar, espero sinceramente que sigan disfrutando de las entregas, que seguirán con el título genérico de “Una noche de pasión en Lisboa”, independientemente de donde se desarrolle la acción. A partir de la próxima entrega, todas serán inéditas.

Nuevamente, muchas gracias por leerme.

(9,11)