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Axel y El Zurdo (Historia 1)

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Estaba harto y ya era hora de poner fin a tantas mamadas.

Rosendo y Agustín aprovechando la indudable ventaja física que tenían sobre él, le habían quitado el dinero, el material para las clases y la comida que le había preparado su madre, además lo habían golpeado y se habían burlado, todo frente a sus compañeros, quienes no movieron un dedo para apoyarlo, por el temor que los dos rufianes inspiraban, y no era la primera vez.

De hecho la escena era frecuente desde el inicio del ciclo escolar y Axel hacía todo lo posible para defenderse, pero en la Escuela Vocacional de Guadalajara, donde había cientos o miles de alumnos, donde los maestros difícilmente se conocían entre ellos, mucho menos a sus alumnos y donde los prefectos desviaban la vista cada que intuían un problema, esto era imposible…

Y entonces decidió ir con El Zurdo…

El Zurdo (Fernando) era el jefe de uno de los grupos de alumnos de la escuela, se podría decir que sus amigos formaban una banda y él era su líder.

El Zurdo, por lo general no se inmiscuía en los asuntos de los demás, siempre y cuando no interfirieran con sus negocios, era un muchacho un tanto mayor (había perdido años de la primaria y la secundaria), moreno, alto y fibroso, con una cintura estrecha, piernas fuertes, unos excelentes bíceps que gustaba presumir con camisetas con o sin manga, complexión muy robusta, donde cada uno de sus músculos se marcaba cuando caminaba, con unas manos enormes que habían probado su eficacia al mantener el control de su banda y en el camino había prácticamente despedazado a todos su rivales, así que su autoridad no se discutía, gustaba vestir de pantalones un tanto ajustados o trajes deportivos, en ambos casos, presumía un bulto y verga espectaculares.

El Zurdo no perdía el tiempo haciendo las tareas, simplemente se dirigía con alguien al azar, le dejaba sus cuadernos, una nota o una simple seña y al día siguiente sin falta, las tareas estaban hechas, ese trabajo ya lo había realizado varias veces Axel, siempre con la esperanza de obtener siquiera una mirada de Fernando, pero éste sólo se limitaba a recoger su trabajo y sin darle las gracias, simplemente decía:

- Órale cabrón

Axel, por el contrario era el típico “hijo bonito” de mamá, delgado, pero buen cuerpo, güerito, entusiasta pero malo para los deportes, alegre, muy limpio y modosito, bueno en sus calificaciones, incapaz de faltar a clases o hacerse la pinta, guapito, de hecho muy guapo, respetuoso con sus maestros, etc., etc., etc.

Harto de la situación que vivía en el grupo y temblando por el pavor que sentía, se armó de valor y se acercó al Zurdo, que estaba sentado en una jardinera del patio, en compañía de dos de sus amigos, El Ronco y El Ticuiz, diciéndole

- Fernando

- ¿Qué quieres?

Sentía que se doblaba por el miedo, pero siguió adelante

- Quiero tu protección

Lo que siguió a continuación, fue la carcajada más grosera que había escuchado en mucho tiempo, ya que los tres cabrones, soltaron la risa al mismo tiempo, sin dejar de señalarlo y burlarse de él.

- Ah que chingón me saliste, pendejito, ja, ja, ja.

Recogiendo lo que quedaba de su dignidad, Axel dio media vuelta y refugiándose en un baño, lloró hasta que se cansó, ese día, por primera vez faltó a una clase, por la vergüenza que sentía.

Pasaron varios días, durante los cuales El Zurdo se burlaba de él diciéndole “pendejito” cada que lo encontraba, y era coreado por sus amigos, Axel no se podía sentir peor, antes siquiera, El Zurdo ni quisiera lo tomaba en cuenta y ahora no perdía la oportunidad de burlarse de él, se sentía infeliz y desgraciado.

Hasta que se encontraron en el baño.

A los pocos días, en una clase de dos horas, un maestro les aplicó un examen muy complicado, sin embargo Axel lo terminó en tiempo récord y pidiendo permiso salió al baño, al estar en el reservado se percató que alguien había entrado después que él y ocupado el baño siguiente, le llamó la atención la potente fuerza al mear, simplemente parecía que nunca iba a acabar, después todo quedó en silencio.

Cuando Axel salió del reservado, al abrir la puerta, se encontró de frente con El Zurdo, quien lo esperaba y observaba con una sonrisa cínica, otro detalle llamó su atención, la puerta de los baños estaba cerrada y esto sólo contribuyó a que Axel se comenzara a sentir muy nervioso.

- Así que quieres mi protección, pendejito

- …Sí…

- Y, ¿qué estarías dispuesto a hacer?

- Lo que tú me pidas

- ¿Lo que sea?

- …Sí…

- Dame tu mano y dime lo que sientes

Ese día El Zurdo vestía un pants holgado, que marcaba hacia la izquierda lo que parecía una erección, según observó Axel, El Zurdo tomó entre sus manos, una de las delicadas manos del muchacho y observándola con cuidado le dijo:

- Pendejito, tienes unas manos muy bonitas, chiquitas, de putito, ni siquiera vas a poder agarrar lo que quiero.

Con una mirada de lujuria, se jaló la parte delantera del pants y el bóxer, y sin bajarlos, con su mano izquierda introdujo ambas manos de Axel, quien de inmediato sitió la verga del Zurdo.

Axel se asombró, no se esperaba eso, lo que El Zurdo le pedía que sintiera era un fenomenal pedazo de verga, gruesa, muy gruesa y larga, y muy caliente

- ¿Qué sientes?

- Tu… Tu… Tu… pppp

- ¿Mi qué…?

- Tu pene

- ¡Verga!, pendejito, verga, otra vez, ¿qué sientes?

- Tu… verga… Dijo, sintiendo que la más profunda vergüenza lo cubría

- ¿Cómo la sientes?

- Muy caliente

- Ja, ja, ja… de eso se trata pendejito, sácala

Con manos torpes, Axel bajó pants y bóxer de El Zurdo, quien se exhibió orgulloso frente al muchacho, quien miraba maravillado lo que se le ofrecía y tomó entre sus manos la verga circuncidada de Fernando, un enorme pedazo de carne, extremadamente duro, que palpitaba y parecía que no se dejaba agarrar, la tarea de domar esa verga era compleja, así que El Zurdo la agarró por la base y se la apuntó desafiante a Axel, que sentía también como lo iba venciendo la lujuria.

- Acaríciala

De manera torpe, Axel intentó tomar con la mano derecha la caliente verga que se le mostraba, pero no la pudo abarcar, entonces la comenzó a recorrer con ambas manos, el Zurdo de inmediato, se excitó, Axel no podía despegar sus ojos de ese enorme pedazo de carne, veía todas y cada una de sus venas, la roja y enorme cabeza que la coronaba, el líquido seminal que comenzaba a fluir, veía y sentía los duros pelos recortados con cuidado, acercó su nariz para olerla, y el aroma lo abrumó, a jabón, limpia, sí con un toque de sudor, olor a macho, pero impecable.

Axel poco a poco se fue excitando también, de pronto, dirigió sus labios y con suavidad los posó sobre el glande de la verga del Zurdo, que abrió los ojos y llenó con sus jadeos el silencio del baño y poniendo sus manos sobre las de Axel, inició un leve movimiento para masturbarse, mientras Axel con la lengua lamía con suavidad el líquido que se escapaba de su verga, el Zurdo sintió como el sudor comenzaba a recorrer su cuerpo.

Axel comenzó a chupar la cabeza, era lo único que entraba en su delicada boca y con intuición logró despegar una de sus manos y la dirigió a los huevos, al sopesarlos se asombró, se notaban enormes, duros, tensos y al acariciarlos notó como El Zurdo se tensaba y ponía los ojos en blanco y entonces… todo terminó relativamente pronto.

El Zurdo apenas logró apartar a Axel, pues, sin avisar, un enorme y espeso chorro de semen salió por su verga, no pudo reprimir un jadeo enorme, Axel se hizo a un lado para no salpicarse, el Zurdo se masturbó con furia y apretó fuerte su verga, hasta que no le quedó una gota, Axel admiró sus movimientos, veía como aquella enorme verga vibraba entre sus manos, como salían una y otra vez los chorros y como poco a poco fue perdiendo su dureza, que no su grosor y tamaño.

Un detalle insólito, caballeroso, El Zurdo tomó las manos de Axel y con cuidado y suavidad, se las lavó en una de las llaves, hasta dejarlas limpias, después se las secó suavemente, con un pañuelo, que sacó de una bolsa de su pants, todo esto mientras su verga seguía a la vista, ya satisfecha, sin dejar de observarla y maravillarse, Axel no pudo dejar de pensar sin embargo, que cuando la señora que hacía el aseo entrara, lo primero que iba a encontrarse era un enorme reguero de semen y no pudo evitar una sonrisa.

- Entonces, mi pendejito, ¿cualquier cosa?

- Sí

- Esta chaqueta es nada, lo que te voy a pedir es más grueso, ¿estás dispuesto?

- Sí

- ¿No se me raja?

- No

- Entonces espérame mientras me limpio.

Con mucho cuidado El Zurdo acercó su verga a la llave y la lavó hasta dejarla completamente limpia, la secó con otro pañuelo y se la guardó, después se lavó las manos y tomando por el hombro a Axel se dirigieron hacia el salón de clases, donde sus demás compañeros seguían contestando el examen.

Axel se sentía entre nubes, podía sentir sobre su hombro la mano pesada del Zurdo, quien quizá sin darse cuenta lo acariciaba con sus dedos, de pronto a Axel se le aclararon muchas dudas, sí, definitivamente, las cosas irían mejor.

Axel notó cómo con curiosidad los demás observaban cómo se sentaban en una jardinera que se encontraba de frente al salón, con satisfacción se percató de la mirada de preocupación de Rosendo y Agustín, ese sería el primer asunto que le pediría al Zurdo que le ayudara a resolver, vaya si sería el primero…

- Tú vas a contar con mi protección y yo voy a ser tu machín, ¿de acuerdo?

- Sí

- ¿Entiendes lo que te digo? Vas a ser mi putito

- Sí….

- No te me alegres, que la cosa no va a ser fácil, ¿has jugado dados?

- No

- Pues yo te voy a enseñar… ¿Te ha cogido alguien?

- Sí (y era cierto, de hecho eran varios “alguien”)

- No hay pedo, pero mientras sea mi putito, sólo conmigo ¿estás de acuerdo?

- … Sí…

- Voy a tirar los dados dos veces, y dependiendo los números que salgan vas a coger conmigo o mis compas

Esta situación dejó aterrado a Axel, eso no se lo esperaba, ¿Amigos?, ¿Quiénes?, sus amigos eran muchos.

- Es la prueba de fuego con quien quiere protección, mi pendejito, quien quiere protección, tira los dados, y los dados dicen cuántas veces cogen conmigo y con cuántos de mis compas, si aguantan, entonces apoyamos en todo, hasta partirnos la madre… pero no te espantes pendejito, sólo va a ser con El Ticuiz y El Ronco, nadie más

- …

- Son compas, no hay fije… ¿Conoces el taller de mi papá?

- Sí…

- Entonces allí te espero hoy en la tarde a las cuatro, te quiero bien bañadito y zurradito, no quiero fregaderas, entendiste y no te me espantes, hoy sólo va a ser conmigo, usted llega y echo los dados y si dice 6, pues cogemos seis veces o me la mamas hasta que te canses, si dice 2, pos dos, yo aguanto y mañana van a estar mis compas y lo mismo, si sale 12, vas a coger 12 veces, pendejito, te vamos a dejar bien guanguito… ¿Estás de acuerdo?

- Sí

- Entonces deme su mano y que toda la bola del salón lo vea, que sepan ahorita que el que se meta con usted se mete conmigo y mis compas

- Te pido un favor, Zurdo

- Cuando usted sea mi putito, le voy a cumplir todos los que quiera, no antes, pero dime

- No me digas pendejito

- Eso lo vemos hoy en la tarde, si me aguantas, ¿entendiste pendejito?

Axel supo en el momento que sintió el fuerte apretón del Zurdo, que su rutina iba a cambiar, que se iba a convertir en un puto y bien puto, pero iba a contar con la protección del Zurdo… y de sus amigos

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