Soy Amy, mujer casada de 30 años, me casé a los 18. Mi esposo me lleva más de 10 años, él tiene 44 años. Los dos somos profesionistas. Él es oficinista y yo soy enfermera en un hospital local.
Me describiré como una mujer bastante tímida tanto en la intimidad como en mi vida personal. Creo soy de cara bonita, piel aperlada, ojos color café, pelo rizado rojizo (pintado), boca de labios carnosos, ojos de mirada sensual, mis medidas de pecho soy 36C, tengo unos pezones que son la adoración de mi esposo, son de color rosado y aureola grande, mis piernas bien torneadas y mis pompas de acuerdo a mi cuerpo, creo que tengo buenas nalgas que se ajustan a cualquier ropa que me ponga, mido 1.58 y mi peso es de 64 kilos. Mi esposo es más bien delgado, mide 1.68 y pesa 68 kilos. Él ha sido el único hombre en la cama con el que he estado ya que fue mi único novio y con el que perdí mi virginidad.
La verdad nunca había sabido si era una mujer ardiente en la cama o no, ya que con mi esposo siempre hacíamos la misma rutina y en la misma posición y con el tiempo que llevamos de casados (10 años) cada vez lo hacemos más retirado, hay ocasiones que hasta pasa un mes sin tocarme. Yo por mi parte no lo busco tampoco ya que el sexo no había sido una prioridad, bueno hasta que sucedió lo que a continuación les narraré:
Capítulo 1: ‘Seducida en el trabajo por un médico maduro y calenturiento’
En el trabajo me conocen por ser muy seria y muy trabajadora, ya tengo 8 años trabajando en el mismo hospital y jamás han tenido queja de mí. Estoy en el área de Pediatría y mi turno es de noche 3 días a la semana.
Resulta que hace poco tiempo, estando yo cuidando a los bebes internados, eran como la 1 de la mañana, cuando entro el doctor Mendiola, él es un pediatra de 59 años que está a punto de retirarse, el para mi es una persona nada agradable ya que siempre busca cualquier pretexto para acercarse a mí y la verdad eso no me gusta para nada. Él es una persona bastante alto mide como 1.84 y pesa como 94 kilos con una panza bastante pronunciada y sus manos son enormes, lo he notado cuando me saluda y siempre me anda adulando diciéndome cosas casi siempre pasadas de tono.
Cuando entro yo estaba arriba de un mesabanco acomodando unas medicinas, como estoy un poco bajita de estatura no alcanzaba bien y me ponía de puntitas y no me di cuenta que se me levantaba el uniforme aunque no enseñaba mucho, si se me veían mis piernas y se me notaba mi calzón color blanco, el cual se traslucía bastante, cuando el entro yo no lo sentí y la verdad no sé cuánto tiempo me estuvo mirando, hasta que el cerro la puerta fuerte y yo me asuste y estuve a punto de caerme si no fue porque él me sostuvo de la cintura. Yo solo alcance a decirle:
-ay gracias doctor que amable es usted, me salvo de caerme jajaja…
El solo se sonrió y me dijo cerca del oído y apretándome más fuerte de la cintura:
-yo siempre te voy a cuidar de cualquier resbalón preciosa, sabes que siempre me has atraído desde que te vi has sido mi obsesión.
Yo me quede como hipnotizada y medio tanto miedo que alguien entrara y nos viera que me quede callada y quieta. El pensó que me había gustado el tenerme apretada y diciéndome esas cosas, que prosiguió diciéndome:
-mmmm que rico perfume traes Amy, y con esa ropa interior que traes te ves hermosa y muy sexy, como me gustaría invitarte a salir alguna noche a cenar… -y me empezó a acariciar la cintura y las piernas, yo solo sentía sus enormes manos en mi cuerpecito, la verdad estaba muy temerosa ya que nunca me había sucedido algo así, el único que me había tocado había sido mi marido.
Hasta que pude reaccionar y le dije que me soltara que no se confundiera, que me respetara, que estábamos en el trabajo y que jamás aceptaría una invitación de él. El a duras penas me soltó y solo se sonrió y me dijo que seguiría insistiendo hasta tenerme en su cama, yo me quede indignada y del coraje no pude ni hablar aunque si me puse toda roja de la pena.
Mas noche le comente a mi amiga y compañera de trabajo lo sucedido, ella se sonrió y me dijo que tuviera mucho cuidado ya que ese Doctor ya se había llevado a su casa a varias enfermeras y hasta habían dicho entre ellas mismas que era un súper amante y que sabía cómo tratar a las mujeres ya que siempre las dejaba satisfechas… yo solo le dije lo mismo, que ella me conocía y que sabía muy bien que nunca pasaría nada entre él y yo… "Puesten cuidado Amy porque ya te echo el ojo y no va a descansar hasta que seas suya, jajaja". “Estas loca amiga, mejor ahí la dejamos, voy a hacer mi rondín”, le conteste.
Continuará en:
Capítulo 2: ‘Me lo encuentro en su despedida del hospital y me lleva a mi casa’