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Club de debate

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Estaba comenzando mi último año de secundaria y seguía tan aislado y solitario como siempre, no es que fuera ni muy pesado ni muy feo, solo que al venir de una familia pobre, mi única preocupación eran los estudios. Quería ser alguien en la vida y no volver a dormirme con el calor del hambre en el estómago nunca más, razón por la que las chicas, los amigos y la diversión en general, no eran más que distractores para mis objetivos.

Al terminar una clase de historia, (una de mis materias favoritas) el profesor me insistió mucho para que formara parte del club de debate, ya que la mayoría de los miembros del año anterior habían terminado sus estudios y necesitaba completar un mínimo de 5 integrantes para que no se extinguiera.

Me negué una y otra vez, hasta que el profesor dijo:

Fernando, no debería decir esto, pero ambos sabemos que eres el mejor de la clase y que tus estudios no te dejan tiempo para otras actividades, así que te propongo lo siguiente: si te unes al club y haces un buen trabajo en el, voy a ponerte la calificación más alta en cada test y evaluaciones que tengamos y si te niegas, no creo que sigas siendo el mejor de la clase...

Yo.- Eso no es extorsión?

Profe.- El bono por dictar el taller de debate es bastante jugoso, y no pienso perderlo por tu culpa

Yo.- Esta bien profe, lo ayudare pero ¿quiénes serán los otros integrantes?

Profe.- Eso ya lo veras (guiñándome un ojo)

La semana siguiente, sin demasiado entusiasmo me quede después de clases para asistir a la primera reunión del club de debate, entre a la pequeña sala donde nos convocaron y lo primero que vi cuando entre fue a Ricardo, el otro tipo con buenas notas de la clase, con quien siempre habíamos peleado el primer lugar, pero que por su puesto jamás había logrado arrebatármelo.

No me sorprendió que él estuviera ahí, pero si me sorprendió encontrarme a Sofía, Antonia y Montse.

Ellas eran el grupito de las chicas lindas de la clase, y nunca demostraron interés por sus notas ni nada por el estilo, más bien se la pasaban compitiendo por quien usaba la falda más corta y quien se enrollaba con los tipos más guapos, a excepción de Sofía, ella era del grupo de amigas pero tenía personalidad de niña tierna, no como las putas de sus amigas.

Me quede mirando al profesor con cara de ¿qué hacen estas tipas en el club?

A lo que me respondió con una sonrisa:

Nos sentamos formando un círculo con las sillas y empezó la reunión. El profe nos explicaba el formato de los debates y algunas estrategias, yo y Ricardo escuchábamos mientras las chicas solo veían sus celulares y se reían a la par.

Sofía estaba sentada al lado mío. Ella era un rubia preciosa, baja, de piel pálida y buenas tetas, con una cara que desbordaba ternura por los poros. Como dije antes, nunca me intereso andar de novio ni nada por el estilo, pero esa chica lograba atraerme aun me costara admitirlo.

Como estaba a mi lado y el profe me estaba aburriendo, intente ver de que hablaban tanto esas chicas, que tanto se reían, jamás hubiera creído lo que encontré.

Antonia, había mandado al grupo de whatsapp que tenían, una foto del bulto del profe. Se veía claramente su miembro bajo la tela del pantalón, y debo admitir que parecía ser de un buen tamaño. La conversación seguía en una discusión sobre si el profe la tenía dura, o estaba en su estado natural, Montse escribió que iba a comprobarlo con un emoticón de diablito, a lo que Sofía y Antonia respondieron con risas, imaginando lo que se venía.

Ahí fue cuando fije la mirada en Montse, que se había desabrochado otro botón de la camisa, dejando ver el comienzo de sus hermosos pechos y el piercing vertical que le atravesaba la piel morena en medio de esas dos bendiciones. También se había subido la falda del uniforme de una manera tan exagerada, que no hacía falta más que bajar la mirada para ver cómo se asomaba su tanguita blanco, por si fuera poco, con una mano sostenía el bolígrafo que usaba para acariciarse recorriendo toda la parte interior del muslo con su carnosas piernas bien abiertas.

No me lo podía creer, mi compañera estaba intentando calentar al profe para ver si su miembro crecía y se marcaba aún más en el pantalón, mientras las demás chicas permanecían como si nada, a sabiendas del plan de su amiguita.

Note que el profe mientras explicaba las falacias argumentativas y como detectarlas, se trababa cada vez más con las palabras y hasta parecía que estaba salivando de lo excitado. Baje la mirada y la pendeja lo había logrado, ahora el miembro del profe estaba en todo su esplendor y se notaba como queriendo escapar del pantalón mientras no podía dejar de mirar a la puta de mi compañera, que con el lápiz ya empezaba a acariciar sutilmente su entrepierna.

Mire el celular de Sofía de nuevo.

Antonia- Eres una verdadera guarra Montse, ni si quiera te avergüenzas jajaja.

Buena polla que tenía escondida el profe (carita de sorpresa).

Montse- al menos salimos de la duda jajaja, si no cumple con su palabra de aprobarnos la materia por venir a esta mierda, encantada le haría una buena mamada para que me apruebe (carita sonrojada).

Sofía- Están verdaderamente locas jajaja, pobre profe, hasta se puso rojito (carita triste).

Antonia- se acabó el espectáculo (carita de suspiro).

Miré al profe y note que había puesto su libro de apuntes sobre sus piernas para disimular la tremenda erección que el descaro de Montse le había provocado.

Montse- Al lado de Sofía hay un espectáculo mejor aún, hola Fernando, tienes una polla muy bonita, pero espiar es malo.

Termine de leer el mensaje y vi que Sofía se volteaba para encontrarme infraganti espiando su conversación, la sangre se me enfrió de la impresión y note como Sofía dejaba de mirarme a los ojos para desviar su mirada hacia mi polla, yo hice los mismo y note que sin darme cuenta, toda la situación me había excitado de sobre manera y había hecho que mi miembro alcanzara sus 20 cm de largo, los cuales siempre me habían enorgullecido, pero en ese mismo instante me avergonzaban.

Volví la mirada hacia Sofía quien había quedado como hipnotizada y vi como involuntariamente se mordía un labio para luego espabilar, desviando bruscamente la mirada y encendiéndose de rojo su pálida carita.

Las otras dos chicas, estallaron en risa y el profesor refunfuñando declaro que la sesión había terminado

Ricardo protesto diciendo que aún no terminábamos de ver la falacia por negación del antecedente, a lo que el profe respondió cortante que la dejaríamos para la próxima clase.

Continuará.

Me presento, mi nombre es Fernando, tengo 20 años y este es el primer relato que escribo, por lo que agradeceré enormemente sus críticas y comentarios que pueden dejarlos en mi correo [email protected].

 

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