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La historia de Ángel, solo era un muchacho (27)

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Cuando me desperté, y después de estirarme bostezando, miré a los dos lados de la cama, mis amantes se encontraban alejados de mi en posturas inverosímiles durmiendo como angelitos, Pablo mirando hacia mi y Álvaro para el otro lado.

Observé con más atención los cuerpos yacentes a mi lado, resultaban los dos tan viriles y hermosos, el breve culito de Álvaro que sobresalía más por la pierna doblada en ángulo recto y con la rajita del culo cerrada, sus desarrollados muslos poblados de suave vello. La cara inocente de Pablo casi oculta por el pelo, pero donde se le veían los sensuales y húmedos labios.

Mi polla se me iba endureciendo admirado por tanta masculina belleza, me asombraba la capacidad que tenía para excitarme y lo dura que se me ponía la verga en cuestión de segundos, se me ponía tiesa con cualquier visión de cuerpo que viera y me gustara, y los dos machos viriles que tenía a mi lado eran de los mejores.

Antes pensaba que eso se me pasaría, cuando tuviera el sexo suficiente, y quizá por esta característica de mi sexualidad, pude admitir y gozar lo que Eduardo y Pablo me pedían, y disfrutar de tantos hombres y de sus poderosas vergas.

Para no despertarles me deslicé hacía el pie de la cama para bajar por allí, y procurando no tocarles ni hacer ruido me fui al baño, me lavé los dientes antes de intentar mear, resultaría imposible con el empalme de polla que tenía.

Cuando regresé habían cambiado de postura acercándose entre sí, aunque me dolía despertarles de su agradable sueño tenían que levantarse, ya había amanecido y la luz era muy suave, me acerqué a la ventana y descorrí, abriéndola, la delgada cortina.

La antes dorada arena de la playa, estaba cubierta por un manto blanco de nieve. Por la orilla del agua, libre de nieve, corrían algunos madrugadores en chándal, y a pesar del frío extremo, tres personas se bañaban en la tranquila y mansa agua.

Unas manos me cogieron la cintura y el calor de una piel se apoyó en la mía.

-¿No siente frío mi gatito? -sus labios rozaron mi cuello para quedar parados en la nuca.

-Mira, hay gente en el agua, y eso si que tiene que ser helador, rodeados de nieve y bañándose, yo no lo podría hacer.

-Están acostumbrados mi vida. -me di la vuelta y le abracé, Pablo también se había despertado y nos miraba sonriente desde la cama.

-Si es que hace tanto frío podríamos seguir en la cama y hacer lo que nos gusta. -pero mientras hablaba bajaba de la cama y se acercó a la ventana, me besó delicadamente los labios y a Álvaro le dio una pequeña palmada en el culo.

-¿No querías llevarnos a ver el acuario de la ciudad? Ya vamos a llegar tarde. -sin más se encaminó al baño y los demás le seguimos.

El baño tenía una enorme bañera, personalmente prefiero los platos de ducha, más espaciosos y prácticos para una limpieza rápida, pero mientras uno se duchaba el otro se lavaba la boca, o yo me afeitaba los escasos pelos que tenía en la barbilla y bigote dejándome la cara limpia de adornos que para mi no me gustaban.

Desayunamos de bouffe, yo café con leche, zumo, y un bollo de mantequilla, ellos comieron como si no lo hubieran hecho en días. Markel, el muchacho que encontramos a la noche, llamó al móvil de Pablo, quería saber si podíamos comer con él y su hermana. Le contó nuestros planes y estuvo de acuerdo porque su hermana Lorea deseaba volver a visitar el acuario, y quedaron en que nos veríamos en la puerta.

Teníamos que ir al extremo del paseo donde se encontraba, no estaba alejado y podíamos ir dando un paseo, viendo el espectáculo de la playa nevada con la bahía y su pequeña isla en el centro, no pudimos resistir la tentación de bajar del paseo a la arena, y Pablo empezó una guerra de bolas de nieve, donde yo resultaba la diana perfecta donde impactaban. Nos estábamos mojando y terminamos por subir al paseo para hacer el último tramo por la acera que habían limpiado retirando la nieve y esparcido sal.

Lorea y Markel nos esperaban en la puerta de acceso como habían quedado, y ya tenían adquiridas las entradas para los cinco, guardábamos un buen recuerdo de la noche y nos abrazamos sin reparos.

El acuario me encantó, resultaba impresionante pasear bajo la bóveda de cristal, con los peces sobre nuestras cabezas y a los costados, a lo largo de un pasadizo acristalado que nos envolvía como si estuviéramos inmersos en las profundidades del mar. Algunas personas de mantenimiento estaban sumergidas haciendo sus labores de limpieza, conviviendo en el líquido elemento con los pulpos gigantescos y los miles de diferentes animales marinos, y dando de comer a los tiburones toro como si fuera normal y no corrieran peligro alguno.

Disfruté como un chiquillo mirando cada detalle, admirándome de ver peces desconocidos y cada piedra del simulado fondo marino, deseando que la visita se alargara, era una maravilla que me dejaba admirado y tenían que tirarme de la mano para llevarme hacía adelante. A Pablo le sucedía lo mismo, no así a Álvaro y a nuestros amigos que ya lo conocían. Además del acuario tenían un pequeño museo marítimo con el esqueleto de una ballena y restos de barcos balleneros que también nos entusiasmaron.

Me dolía el cuello de tenerlo forzado mirando hacia arriba cuando abandonamos las instalaciones del museo oceanográfico y el acuario. Era la hora de comer, habíamos pasado más de dos horas en la visita. Nos desplazábamos al barrio viejo, muy cercano, para buscar un restaurante donde nos dieran de comer y cogí la mano de Álvaro.

-¡Gracias por todo! -mi hermoso chico se me quedó mirando con una maravillosa sonrisa y me abrazó besándome los labios delante de todo el que quiso verlo.

Reservaron una mesa para los cinco y salimos a pasear observando el ambiente, y para tomar un aperitivo antes de comer, ya comenzaba a sentir hambre, no habíamos vuelto a ingerir comida desde el desayuno. Las calles y bares estaban muy frecuentadas pero no era como la noche pasada.

Al colocarnos en la mesa Markel se sentó en la cabecera, a mi lado derecho y su hermana al otro lado, Álvaro y Pablo quedaban enfrente de nosotros, me daba cuenta de que los dos hermanos disimuladamente formulaban preguntas para saber sobre nuestras vidas, y a la vez me sentía curioso de la extraña relación que tenían entre ellos, más que hermanos parecían una pareja de novios.

Markel resultaba muy atractivo con la altura que tenía, la cara angulosa de labios bien perfilados, sensuales y casi siempre esbozando una sonrisa, Lorea sobresalía entre las demás chicas que veíamos por la calle o en el restaurante.

Uno y otro me atendían siendo muy cariñosos y me sobresalté cuando Markel en una ocasión colocó la mano sobre mi rodilla por debajo del mantel, fue un movimiento muy rápido y le miré para encontrar una chispa de alegre picardía en la mirada, parecía que estuviera jugando y explorando mis reacciones.

Cuando terminamos de comer salimos para dar una vuela por la ciudad, querían subir a los montes que la circundaban, y sobre todo a los que se encontraban en los extremos de la bahía. pero por la nieve decidieron que era preferible quedarse en el centro de la ciudad.

Nos metimos en un café y nos sentamos para tomar una consumición, Markel propuso quedar para estar con nosotros a la noche, y salir de fiesta a los lugares de ambiente que había de todo tipo en la ciudad, habló con Álvaro de alguno que ambos conocían.

Por fin quedaron para después de cenar y nos retiramos cada uno a nuestro hotel para poder descansar y dormir si a alguno le apetecía. Llevábamos fuera del hotel todo el día y agradecimos encontrarnos en nuestra suite solos y tranquilos.

Pasamos por el baño, el primero Pablo que cuando salió llevaba puesto únicamente un slip blanco, se tumbó en la cama encendiendo el televisor enorme que había allí lo mismo que en la sala.

Álvaro y yo nos fuimos a lavar los dientes, él terminó primero, se secó las manos y me abrazó cogiéndome por detrás, metió las manos debajo de la camisa y me acarició los costados, las tenía frías y tuve un escalofrío.

-Nos damos una ducha y nos limpiamos bien, así sorprenderemos a Pablo. -a la vez que hablaba bajaba la mano hasta meterla por la cintura de mi pantalón y desabotonarlo.

Sabía lo que implícitamente me estaba proponiendo, que los dos nos preparáramos para poder hacer el amor sin problemas, y que deseaba ser tomado por el culo, o estar preparado para si se daba el caso.

-Sí mi vida, os deseo, quiero teneros mi amor. -nos preparamos con esmero, con muchas caricias y besos, le preparé su lindo y fruncido anito, deseaba cogérmelo allí mismo y en ese momento, pero sería mejor hacerlo con Pablo. Volvimos a la habitación.

Pablo nos había estado oyendo a pesar de tener la televisión puesta pero a volumen muy bajo y no miraba la pantalla, nos miraba a nosotros, a mi desnudo con la verga semi dura y a Álvaro con una toalla anudada a la cintura..

Estaban emitiendo una película erótica gay, él estaba con una mano encima del bulto que se le apreciaba en el slip, y en la otra con el mando de la tele, subió el volumen bastante y comenzamos a escuchar los gemidos de la escena de la peli.

Nos tumbamos a su lado y entonces fijó la mirada en la pantalla. Sin mirarnos y como si fuera un comentario sin importancia comenzó a hablarnos.

-Los hermanos están interesados en Ángel, ¿os habréis dado cuenta? -quedé expectante mientras escuchaba la risita de Álvaro.

-Le vi como te tocaba en la comida y las atenciones de Lorea para distraerte. -no pensaba que ellos, estando enfrente, se hubieran fijado en ese detalle que no duró mas de unos segundos.

-No fue nada Pablo solo un toque cariñoso para que le prestara atención. -le retiré la mano que tenía sobre el paquetón genital y pudimos ver lo encendido que estaba, la verga apretaba la tela queriendo reventarla y a punto de escapar por encima de la cinturilla de goma.

-Tu sabes que no fue así, enseguida le miraste. -Álvaro colocó la mano sobre el bulto de nuestro amigo y le agarró el pene sobre la tela.

-Vamos Pablo, no pongas en un problema al gatito, no ha sucedido nada y él no tiene la culpa, ¿no ves lo precioso que es? Vamos a disfrutar entre nosotros y a atender a nuestro maridito precioso.

-Sí Pablo, Álvaro tiene razón no ha pasado nada. -acaricié su abdomen y subí la mano hasta llegar a su tetilla izquierda, empezando a pasar los dedos por ella.

-Se que no ha pasado nada, me molesta que todos quieran cogerte, hasta las mujeres te desean y tu eres nuestro. -entonces Álvaro le soltó la polla y se arrodilló a su lado cogiéndole la cabeza.

-No te conozco Pablo, tú sabes perfectamente como es nuestro gatito, tú le has amaestrado para que acepte a los machos como una cosa natural y además tiene el derecho a desear a cualquiera, y no podemos evitar que a él le deseen y quieran.

-Lo se, pero Markel es un extraño, le acabamos de conocer.

-Si, pero que está muy bueno lo mismo que su hermana. ¿qué pensáis que puede haber entre ellos? Porque también es rara su relación… -me di cuenta de que Álvaro quería que la conversación fuera por otro camino cuando a mi no me interesaba otra cosa más que ellos y sus vergas.

-Por lo menos son amantes, puede que no sean ni hermanos. -Pablo le respondía mientras, como un acto de contrición, apretaba con ternura mi mano sobre su pecho.

-Se parecen mucho, seguro que son hermanos o primos… -Álvaro volvió a sujetarle el bulto y le pasaba la mano a lo largo de la verga.

-¿Incestuosos?… Es bastante frecuente aunque no nos demos cuenta… ¿Tú y tu tío alguna vez…? -debía hacerle demasiada presión en el pene y Pablo dejó escapar un gemido.

-No pienses eso, que me llevara de putas no quiere decir que se lo montara conmigo, nunca, nadie me ha tocado el culo? -me estaba quedando asombrado por lo que estaba oyendo. Hablaban de sus vidas anteriores que no conocía para nada, y me quedé quieto deseando saber lo que de otra manera no me revelaban.

-Pero tu sabes que a Eliseo le van los muchachos lo mismo que las chicas, y que Marcos es igual que él, tu salías con ellos Pablo. Lo siento pero siempre me han llegado rumores que no quería escuchar ni llegué a creer, te lo juro.

-Lo se, tu eres el mejor amigo que he tenido y tengo, sin hablar de Ángel porque a él le amo, por eso me molesta que cualquiera se lo quiera coger, pero no son celos, si él quiere puede estar con el que desee, tu le has dado la libertad y yo no se la voy a quitar. -Álvaro le deslizó el slip y la larga polla de Pablo salió fuera rezumando líquidos, la conversación era interesante, pero los gemidos que llegaba de la pantalla y las caricias de Álvaro lograban que aquella maravilla siguiera dura y tirando jugos que ya deseaba lamer.

Llevé la mano hasta la punta de la polla y recogí un poco de aquel delicioso líquido, para untarlo en la tetilla de Pablo y aplicar la boca en ella para lamerla engolosinado. Álvaro continuaba hablando de lo suyo sin dejar de pasar la mano por el majestuoso nabo que cada vez se ponía más duro.

-¿No te importará si nuestro gatito tiene la tentación de follar con Eliseo o Marcos? Los dos le desean como buenos machos que son, también de eso te habrás dado cuenta como de lo que pasa con Markel. -Pablo sujetó con fuerza la mano de Álvaro que le cogía la polla forzándole a que le masturbara.

-Puede hacerlo con quien él deseé, quiero que sea feliz y nosotros tenemos que conseguir que así sea. -parecía que Pablo deseaba dar por zanjada la charla y que prefería ocuparse de otras cosas. Le quitó la toalla que aún llevaba Álvaro en la cintura anudada y le agarró la polla mirándole fijamente.

-Sabes que deseo cogerte el culito Álvaro, hasta cuando vas a resistirte, además tu lo deseas también. -Álvaro como respuestas agachó la cabeza y lamió el glande de la verga que sostenía en la mano.

-Me da miedo tu pollón, prefiero el de nuestro gatito por ahora, pero tu también tendrás que dejarnos usar el tuyo. -me sorprendió la resolución con que Álvaro hablaba, yo no había descuidado acariciarle las tetillas y acerqué la boca buscando la de Pablo, le di un profundo beso revolviendo la lengua en su boca.

-Creo que por ahora tendrás que conformarte con el mío, ten paciencia, es normal que sienta miedo a tu tranca. -le agarré los testículos a Pablo sintiendo como Álvaro me besaba la mano y yo seguía lamiendo sus ricos labios.

-¡Oh pequeño mío! Mi culito hermoso. -Pablo empezó a jugar con los dedos en la entrada de mi culo y sentí como se abría receptivo a sus caricias.

-Móntate en mi verga precioso cabálgame mi vida. -Álvaro le soltó la polla para que nuestro amigo se tumbara boca arriba y me sujetó las caderas para que me colocara entre las piernas de Pablo.

Tenía a mi disposición su enorme polla, dura y apuntado al techo y se la agarré para ensalivarla bien con mi boca, a la vez Álvaro me abría las nalgas y me escupió en el ano para comenzar a lamerlo, sabía que me lo estaba preparando para que la riquísima verga de Pablo me entrara con facilidad.

-¡Ayyy! Álvaro que rico, sigue por favor. -no solamente me comía el ano metiendo la lengua, si no que también se colocó en mi grupa y empezó a meterme su polla.

Así estuvimos unos minutos, yo chupando con gusto la verga de Palo, y los huevos tan gordos que poseía, y mi otro amante enculándome por detrás, recibiendo placer por mis agujeros.

Pablo me cogió la cabeza y me retiro de su verga, la tenía redura y muy potente y pensé que estaba para correrse.

-Espera un poco goloso, quiero que me cabalgues, que utilices mi verga como tu silla de montar y te la metas hasta el fondo. -sentí un estremecimiento de placer y cerré con fuerza el ano aprisionando la polla de mi otro hombre.

Álvaro me follaba el culo divinamente con suaves movimientos, entrando hasta el fondo, hasta que sus huevos hacían tope en la entrada de mi ano, Pablo se movía la polla para no perder la dureza mientras nos miraba hasta que exigió lo que deseaba.

-Venga, móntame, quiero seguir. -el macho que me follaba saco la verga y me ayudó a ponerme en pie, y me sostuvo mientras bajaba hasta sentarme en el abdomen de Pablo, allí me acoplé sobre su pecho para besarle la cara.

-Eres un terrible mandón, pero me vas a romper muy rico el culito, quiero que me la metas hasta el estómago amorcito. -Pablo solo se río complacido mientras los demás le servíamos como él quería.

Álvaro me introdujo dos dedos en el culo y me pedía con los movimientos que lo elevara, era para situar la gran polla de nuestro amigo en la entrada, fui echando el cuerpo para atrás y le dura verga de Palo comenzó a entrar en mi culo.

-¡Waaaww! Ya entra mi vida, la siento dentro de mi. -mi amante elevó las caderas para forzar que la polla entrara más y entonces me puse derecho y me senté con toda la verga dentro de mi cuerpo. Era una sensación exquisita sentirme tan lleno de verga. Me quedé un momento quieto sintiendo como su monstruo se situaba en mi vientre y cuando lo tuve bien colocado comencé a subir y bajar sobre el ariete de carne.

-Ángel, mi vida que bien estoy dentro de tu culo, ¡qué bien mi amor!

Tenía una bella sonrisa y la saliva se le escapaba por la comisura de la boca, tiro de mi mano y me baje para pasarle la lengua y retirársela empezando a darle besos.

-Te siento mucho mi vida, estoy lleno de ti, me siento tan feliz. -pero Álvaro se había arrodillado a nuestro lado y ahora nos miraba sobándose la verga, esperando el siguiente paso donde pudiera intervenir.

Pablo me mordió la oreja y metió la lengua en mi oido.

-¿Que te parece si ahora Álvaro nos acompañe y te la mete? Pídele que lo haga. -pero no hacía falta, mi amor había escuchado lo que decía y vi que se ponía rojo, le hice un gesto con la cabeza de asentimiento y le sonreía para animarle, sabía que él sentía miedo por hacerme daño.

A partir de ese momento todo fue una delicada preparación de mi ano para dejar entrar otro garrote en mi culo, no era tan grande como el que ya tenía pero había que hacerle un sitio.

Elevé el culito sacando un poco la verga de Pablo para que le fuera más fácil, su durísimo miembro punteaba en mi ano intentando apartar la verga que lo ocupaba para entrar, sin conseguirlo a pesar de que apretaba muy fuerte hasta que la verga se le doblaba, la polla de Pablo ocupaba todo el espacio.

-Te voy a hacer dañó gatito, no quiero lastimarte.

-No, Álvaro deseo que me la metas, los dos a la vez, mis dos machos dándome la verga, sentiros a los dos mi vida, dame una crema y mete primero los dedos, ya he tenido dos vergas en mi culo y puedo con las vuestras.

Después de mucho trabajarme el ano a Pablo se le relajó un poco su miembro, y entonces Álvaro consiguió empezar la penetración. Creía que me volvería a romper el culo, pero lo fue haciendo lentamente dejando que mi cuerpo lo aceptara hasta que tuve las dos vergas en mi interior.

La cogida no podía ser tan profunda como cuando me la metía uno solo, sobre todo la de Pablo que era más larga, pero mi culo reventaba por el grosor de las dos vergas ajustadas hasta extremos increíbles.

-Estoy dentro de ti gatito, ¿te hago daño? -me besaba la espalda con inmenso cariño para calmarme.

-Estoy bien, pero espera un momento sin moverte. -poco a poco mis esfínteres se iban haciendo al volumen que los forzaban y no sentía dolores insoportables, mi culito se había curado totalmente de la violación que me hicieron.

Pablo me besó la boca tirando ligeramente de mi para que me subiera sobre su pecho y dejarle mejor espacio para moverse.

-Siento la verga de Álvaro junto con la mía dentro de tu culito precioso, me encanta como me oprime. -era cierto y lo notaba por como se le endurecía el miembro volviendo a su dura consistencia.

Álvaro comenzó a salir para volver a meterse y sentí cierto placer.

-Me gusta Álvaro, puedes moverte mi vida. -al cabo de unos segundos suspiraba y gemía emparedado, envuelto en el cuerpo de mis dos machos que me follaban intentando sincronizar las entradas y salidas de sus vergas.

-¡Ayyy! bien, bien, que rico mis amores, os quiero, darme duro por el culito, darme fuerte. -y ellos atendían mis súplicas entrando a veces los dos y saliendo, y otras cuando uno me la metía el otro la sacaba en un va y ven que me estremecía de placer y de deseo.

-Culito rico el de nuestro gatito, dale tu yo me paro un poco. -Pablo atendía lo que su amigo le pedía y nosotros nos elevamos un poco para permitirle que subiera las caderas buscando una mayor penetración.

-Me encanta sentir tu polla rozando la mía y las dos calentitas en el culito de nuestro gatito. -a ellos les gustaba la situación y yo era el que mejor estaba con las pollas de aquellos dos machos, mis sementales, queriendo preñar a su hembra sin sentir celos, solamente el amor y la necesidad de sentir rozarse nuestros cuerpos.

Pasaron minutos de disfrute pleno para los tres, con intervalos de descanso para que se repusieran o se turnaran en realizar su trabajo de follarme el culo.

-Me voy a correr enseguida. -Álvaro estaba muy excitado y ya no me besaba la espalda, solo entraba y salía de mi culo a mucha velocidad mientras que Pablo lo hacía más tranquilo.

-A mi también me llega ya la leche. -corroboró Pablo, parecía que era yo el que iba retrasado y mis dos hombres llegaban casi a la vez a su clímax que les haría eyacular el semen en breve.

-En la boca, quiero me la deis en la boca. -Álvaro rápidamente sacó la verga y se desmonto de mi espalda, yo me subí apoyándome en los hombros de Pablo y salió de mí, mi culo se que quedó vacío y abierto, pero tenía el capricho de sentir la leche de los chicos en la lengua.

Se colocaron con rapidez arrodillados sobre mi cabeza y empezaron a masturbarse enérgicamente las pollas, yo les cogí de los huevos a cada uno en una mano y se los acariciaba mirando como eso los excitaba. Mi polla también me dolía, la tenía muy roja por el roce con el abdomen de Pablo que había tenido mientras me metían sus vergas.

Álvaro me cogió la cara con la mano izquierda y me apretó las mejillas para que abriera la boca, colocó la punta de la polla en mis labios y comenzó a contraerse, a vaciarse los huevos en golpetazos bruscos del glande sobre mis dientes.

-¡Ohh! ya, ya me corro, toma mi leche gatito. -aplastaba el glande contra mis labios volviendo a meter el semen que se me escurría, había sido una gran cantidad lo que tiró y no lo quería tragar hasta que Pablo me diera el suyo para mezclarlos.

-Poco después era Pablo el que repetía la operación y eyaculaba más cantidad de semen que su amigo en mi boca pero con el glande metido, sentía que me ahogaba sin poder contener tanta leche, y entonces sentí la boca de Álvaro meterse mi verga y comenzar a mamar y succionarla con ganas.

-No le podía avisar de que me iba a correr y le llené la boca de semen, Pablo me retiró la verga de la boca y saqué la lengua para que viera la cantidad de leche que me habían dejado, Álvaro volvió para besarme y mezclar mi leche que llevaba en la boca con las dos que ellos me había regalado.

Durante unos minutos nos estuvimos besando pasándonos la leche de una a otra boca hasta que la fuimos tragando y nos la comimos entre los tres.

-Había resultado deliciosa la cogida que me dieron y me abrazaban respirando ya calmados.

-¿Os ha gustado? -los dos se pusieron sobre los codos para besarme, y ahora también se besaban ellos aunque sin mucha emoción, solamente cuando coincidían sus bocas queriendo besar la mía.

-Ha sido increíblemente hermoso gatito, compartirte de esta forma ha sido maravilloso. -Álvaro me besó con dulzura los labios y miré a Pablo que no decía nada.

-¿Qué te voy a decir yo? Álvaro lo ha dicho muy bien, me ha encantado teneros que soportar a los dos encima mío, pesáis una tonelada. -nos pusimos los dos a reír y Álvaro y yo nos echamos sobre él besándole sin parar, donde podíamos porque él no se dejaba.

-Ya ha sido bastante soportaros sobre mi.

-Te amo Pablo. -cerré su boca besándola.

-Creo que hemos comenzado bien y que esto mejorará, cuando Álvaro nos deje que se lo hagamos a él será delicioso. -cogió la mano de su amigo y se la apretó haciéndole un gracioso gesto con los dedos índice y corazón de la otra mano, indicándole que tendría que recibir nuestras pollas dentro de él en alguna ocasión.

-Así será si hay contrapartida y dejas que nosotros desvirguemos tu culito. -la respuesta de Álvaro consiguió que las risas continuaron y mis besos a los dos chicos, amaba a mis dos muchachotes, y ellos habían dado un gran paso más allá de la amistad y cariño que siempre se había tenido.

-¿Qué os parece que si nos preparamos para salir a cenar antes de encontrarnos con Lorea y Markel?

Seguirá…

 

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