Mi nombre es María José y soy la menor de tres hermanas, Susana es la mayor y Raquel la del medio. Crecimos juntas y dormíamos en el mismo dormitorio durante nuestra infancia y adolescencia.
En las frías noches de invierno, todas nos acostábamos en una cama grande para darnos calor mutuamente, ya de jóvenes, mis hermanas mayores me molestaban. Susana pellizcaba mis pezones diciéndome que así, se tornarían bonitos y atractivos, Raquel por su parte, me tomaba de las caderas y simulaba follarme diciendo que así haría mi marido cuando me casara. Cuando terminaban nuestros juegos, que siempre fueron muy inocentes, me dormía en medio de las dos sintiendo el calor y el perfume de sus cuerpos.
El tiempo pasó y mis hermanas mayores se casaron y se fueron a vivir a sus respectivos nuevos hogares, Susana con Roberto y Raquel con Rubén. De esta manera, la familia creció y ahora contaba con dos atractivos cuñados para mí que seguía estando soltera.
Creo que debe ser algo usual que los cuñados tengan fantasías eróticas con las hermanas menores de sus esposas pues, siempre pude ver y disfrutar de los constantes halagos que recibía por parte de Roberto y Rubén.
Durante un invierno, visité la casa de Raquel con el deseo de estar con ella algunos días, mi hermana y su marido se sintieron felices con mi visita.
Lamentablemente el dormitorio que debía ocupar era demasiado helado y las noches me torturaban con su intenso frío.
Fue una de aquellas noches en que no soportando más el frío, decido ir al dormitorio de mi hermana y su marido para encontrar la manera de pasar una noche mejor.
Entro en su dormitorio pero ellos están dormidos, resignada regreso a mi cama pero me es imposible dormir, el frío no me lo permite. Comprendo que es necesario despertar a mi hermana Raquel y decirle lo que me sucede, entro nuevamente en su dormitorio pero por vez segunda, me arrepiento de despertarla…
Sólo puedo ver que ellos duermen en una cama muy grande y hay un lugar suficiente para que yo me acueste entre los dos esposos. Lenta y silenciosamente ocupo el lugar que queda entre los dos y enseguida me abrazo al cuerpo y al calor de Raquel. Aquello me trae recuerdos de nuestra adolescencia y al amparo de su calor, siento que pronto me quedaré dormida.
Solamente deseo no molestar a Rubén que duerme plácidamente un poco más allá y que tampoco se ha enterado de mi secreta invasión. Me duermo rápidamente entre los bellos recuerdos del pasado… sin embargo, y sin saber cuánto tiempo después, despierto sintiendo la mano de mi cuñado que acaricia la parte alta de mis muslos, seguramente mientras yo dormía, había logrado levantar gran parte de mi bata de dormir.
No me muevo para simular que aún estoy dormida y me pregunto si Rubén me ha confundido con mi hermana o por el contrario, decididamente está tocando eróticamente a su cuñada. Pasan los minutos sin saber lo que ocurre realmente y ya las manos de mi cuñado juegan con mi braga intentando llegar al rincón más íntimo de mi sexo, por algunos instantes abandona esa caliente tarea para llegar a mis pezones los cuales comienza a acariciar con evidente y prolongado placer. Víctima de sus caricias expertas, delicadas y calientes, me excito y en mi silencio, deseo más de todo aquello que me está brindando mi cuñado quizás sin saber a qué mujer está realmente dejando humedad de una creciente ansiedad sexual.
Rubén acerca más su cuerpo al mío y siento el roce de sus muslos masculinos como asimismo, la caricia húmeda, caliente y poderosa de su verga sobre mi piel. El frío se ha ido por completo y mi cuerpo se ha llenado de un calor sexual y corporal ante las ahora más intensas caricias de mi cuñado. Raquel definitivamente duerme y está ausente de la gran calentura que se ha apoderado de su hermana y de su marido. Rubén finalmente logra despojarme de mis bragas y ahora mi sexo se encuentra sin inconvenientes a pleno capricho de su intenso deseo. Sus dedos lo invaden y en mi intimidad sexual, realiza los más ardientes juegos eróticos, intercambia tanto caricias sobre mi clítoris como la penetración digital, noto que él está igualmente poseído por un gran deseo sexual y en su ansiedad y placer, deja escapar un leve suspiro donde puedo distinguir mi nombre… María José.
No hay tal confusión, Rubén sabe que está disfrutando sexualmente de su cuñada y esto lo ha puesto fuera de sí, tal vez sea la realización de un sueño que había acariciado por largo tiempo… tocar y quizás follar a la hermana menor de su esposa.
Por cierto que ya no estoy abrazando a Raquel, ahora permanezco boca arriba, sin bragas y entregada por entero a las ardientes tocamientos de mi cuñado las cuales, muy pronto me llevarán a un delicioso y deseado orgasmo. Sin embargo, no quiero llegar a la plenitud de este goce sin haber tocado antes el duro miembro masculino que ha rozado constantemente mi piel, extiendo mi mano y tomo delicadamente la verga de mi cuñado quien siente el violento placer que le provoca la presión y la tibieza de mi mano atrapando su duro miembro sexual. Lo acaricio suavemente otorgándole un delicado masaje a través de toda su extensión, lo tomo desde la base abarcando las endurecidas bolas para luego subir hasta la parte más húmeda y sensible. Ahora, con mayor intensidad, le brindo aquellas caricias manuales que adoran los hombres…
Pero si bien Rubén se ha calentado mucho más, yo ya estoy al borde del orgasmo gracias a la experta masturbación que me ofrece mi cuñado y que ya trae la recompensa de mi frenético orgasmo.
Para no despertar a mi hermana, debo acallar mis gemidos de placer y disfruto de mi orgasmo mientras aprieto con todas mis fuerzas su miembro del amor.
Ha sido un goce caliente y extraordinario que he debido sentir en silencio, sin poder expresarlo ante las actuales circunstancias en que nos encontramos mi cuñado y yo.
Mientras descanso pienso que nunca tuve como fantasía o cosa parecida, ser masturbada por mi cuñado, pero todas estas consideraciones vuelven a excitarme aun cuando pienso que no debo seguir adelante con este juego sexual que inició mi cuñado mientras yo dormía.
Rubén me ha dejado descansar por algunos momentos y luego toma mis piernas para levantarlas ligeramente lo cual permite que él pueda, pasando bajo mis piernas, apuntar su miembro hacia mi sexo. Mis nalgas sienten el contacto de sus musculosos miembros y su verga ya no tiene obstáculos para invadir mi húmedo y tibio sexo.
Mi cuñado me toma de las caderas y lentamente pero sin detenerse, me provoca una intensa penetración, es una posesión profunda y una dominación que hace de mí a través de su sexo hundido en mi cuerpo.
Quedo de esta manera, clavada a su sexo sin poder liberarme de su dardo duro y ardiente.
Sin movernos, disfrutamos de esta unión sexual por algunos momentos, luego él inicia un leve movimiento dándome a entender que finalmente follará a su cuñada aun cuando sea con leves movimientos.
Comprendo que no me follará como es normal, pero mi goce no es menor en estas extrañas circunstancias, mi segundo orgasmo llega y nuevamente debo acallarlo por intenso que sea. Rubén me siente gozar y no puede soportarlo más entregándome una avalancha de caliente semen que inunda mi sexo de su propio placer.
En la complicidad del silencio que hemos mantenido durante esta caliente noche de sexo entre cuñados, arreglamos nuestra ropa de dormir y yo por mi parte me entrego nuevamente al delicioso sueño de esta noche de invierno, abrazo a mi hermana Raquel y aun cuando ya no necesito su calor, me duermo sintiendo el perfume de su pelo entre los sueños ya idos de la hermosa adolescencia.