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Acoso al hijo y derribo de la madre (II)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Aquel fin de semana su hijo Pedro se iba a pasarlo con su padre y Elisa lo acompaño a la estación de autobuses.

– Mama todavía no he encontrado las llaves – se quejó su hijo, el día antes había perdido las llaves de casa.

– Que cabeza que tienes – le reprocho Elisa riéndose y acariciándole la cara – seguro que las encuentras en algún sitio y si no las encuentras, el lunes haremos una copia.

Elisa se despidió de su hijo y se fue a hacer la compra al supermercado y luego se fue a su casa, ceno, se ducho y se puso cómoda, tan solo llevaba unas bragas y la parte superior de un pijama atado con dos botones y unas chancletas. Después de cenar se fumó un cigarro y un pequeño ruido la sobresalto, escucho un ruido en la puerta y salió al pasillo, alguien estaba abriendo la puerta y vio a Luzbel entrando en su casa. Elisa soltó un grito de sorpresa.

– Tu hijo perdió las llaves y he venido a devolvértelas – le dijo Luzbel

Elisa se quedó otra vez paralizada y entendió lo que estaba pasando, su hijo inconscientemente le había dado a su amigo la forma de entrar en su casa estando sola, Luzbel la arrincono contra la pared y esbozo una sonrisa.

– Tu hijo ha dejado solita a la marrana de su mama – le susurro Luzbel mientras intento besarla en los labios.

– Déjame por favor – le pidió Elisa apartando la cara y evitando que él la besara – no puedes hacernos esto, soy una mujer decente.

Luzbel le beso en el cuello mientras sus manos le acariciaban las tetas por encima del pijama y las nalgas, Elisa se movía intentando evitar que él la tocara.

– Como tienes el chocho hoy marrana – le cuchicheo él al oído mientras su mano se metió por dentro de las bragas de Elisa y sus dedos le acariciaron la raja – ya éstas mojada guarra… eres una mama muy mala.

– no me trates así – le susurro ella con la voz entrecortada – no es verdad… no quiero que me toques… suéltame

Luzbel le puso las manos en el pijama y lo agarró con fuerza y lo estiro y se rompieron los botones, Elisa soltó un grito y sus tetas quedaron expuestas y él le agarro las tetas con las manos y empezó a chupárselas.

– Que tetas que tienes marrana, me vuelven loco tus tetas – le susurraba él mientras le lamia los pezones y los mordía, Elisa se arqueaba contra la pared y lanzaba algún gemido placentero – ¿ te gusta que te muerda las tetas guarra ?

– Suéltame… no me hagas esto – suplicaba ella – te dije el otro día que soy muy sensible

– Tu hijo ha sido muy amable al dejar que le quitase las llaves – le dijo él burlándose – y irse todo el fin de semana, para que yo pueda darle caña a la infeliz de su mama.

– No te burles de nosotros – rogó Elisa – ¿qué te hemos hecho para que nos trates así?

– Me pones cachondo – le confesó Luzbel – eres fea y gorda y pero saber que estabas mal follada por tu marido me pone la polla a cien.

Luzbel le quito las bragas, Elisa estiraba con las manos las bragas, pero Luzbel hizo un gesto para rompérselas y ella dejo que sus bragas cayeran por sus piernas, Luzbel se agacho y le cogió el pie de ella se lo llevo a la boca y le chupo los dedos.

– Como te huelen los pies marrana – le dijo él mirándola morbosamente – me pone cachondo como te huelen.

Luzbel se puso el pie de Elisa encima del hombro y le paso los dedos por la raja, Elisa se agito y soltó un suspiro placentero y puso una mano en el hombro de Luzbel y la otra se la llevo a la cabeza y se acariciaba el pelo.

– Tienes el chocho muy mojado marrana – le susurraba – esta mama fea y gorda es muy provocativa y ésta deseando que le den una buena polla.

El cuerpo de Elisa se contraía y empezó a gemir placenteramente, nunca la habían tratado de esa forma tan insolente y el lenguaje de él la estaba excitando hasta límites que nunca había conocido.

Luzbel le metió dos dedos en el coño y los movió explorando internamente el coño de Elisa que lanzo un grito de sorpresa.

– Tienes un chochito muy apretado – le decía él mientras la besaba en el muslo – que mojadita que estas marrana.

– No sigas – decía Elisa con una voz intermitente – por favor déjame… me siento muy sucia

Los dedos de Luzbel entraban y salían del coño de Elisa con fluidez y Elisa arqueaba la espalda en la pared, cerraba los ojos y empezó a gemir placenteramente.

– Me voy a correr – anunció ella – vas a hacer que me corra

– Córrete gorda… quiero ver cómo te corres

Elisa empezó a temblar lanzo un grito y se abrazó a Luzbel y se quedó agachada en el suelo mientras Luzbel la beso en los labios y le pellizcaba los pezones que los tenía durísimos y erguidos.

En aquel momento sonó el móvil de ella y se dirigió tambaleándose a la cocina a cogerlo, era su hijo, Elisa cogió el móvil y se llevó con un gesto el dedo a la boca indicándole a Luzbel que estuviera en silencio, él le hizo un gesto de conformidad.

– Hola hijo ¿cómo éstas? – dijo Elisa y empezó a hablar con su hijo.

Luzbel se fue al pasillo y volvió a la cocina desnudo y agarrándose la polla y mostrándosela a Elisa que hizo un gesto de exclamación y enseñándole la otra mano con las llaves de su hijo.

– He encontrado tus llaves – le dijo Elisa mintiéndole a su hijo – se te habían caído en casa.

Luzbel acerco a ella y le cogió la mano y la llevo a su polla y Elisa empezó a hacerle una paja mientras le exclamaba gesticulándole en silencio.

– Venga – le decía a su hijo mientras le estaba haciendo una paja a su amigo – yo también me voy a la cama – lo que no le dijo que iba a ir a la cama a follar toda la noche.

Elisa colgó el móvil y le dio con las manos un golpe en el pecho a Luzbel en gesto de desaprobación. Luzbel la hizo sentarse en la silla y se puso delante de ella con la polla tiesa

– Hazme una paja marrana – le ordenó él, Elisa le agarro la polla con las manos y empezó a moverlas – así gordita… mírame quiero ver la cara de puta que pones con mi polla en tus manos.

– Quieres que te mire mientras te hago una paja – le dijo desafiante Elisa – ¿te gusta despreciarme?

– Házmela con las tetas – le dijo él mientras se acercaba y le ponía la polla en medio de las tetas las apretaba y la hacía moverse de arriba abajo – a tu marido le hacías una paja con estas tetas

-Mi marido no tiene la polla que tienes tú – contesto Elisa – déjame que te la chupe – y se llevó la polla a la boca.

– Chúpamela así… déjame ver lo guarra que eres – le dijo él mientras Elisa le agarraba la polla con las dos manos y se la chupaba intensamente – eres fea, pero cómo me chupas la polla.

– Las putas no te van a chupar la polla cómo te lo hago yo – le dijo provocativa mientras lo miraba a los ojos y su lengua le daba lametones en la punta – a mi marido le gustaba como se la chupaba, pero a una polla como la tuya le voy a hacer una mamada de escándalo.

Luzbel cerraba los ojos y resoplaba mientras todo su cuerpo estaba tenso y acariciaba a Elisa en el cuello.

– Ahora con las tetas – dijo ella mientras se llevaba la polla a las tetas, la estrujaba y la movía en medio, Luzbel soltó un grito de placer – ¿te gusta que esta mama fea y gorda te haga una mamada?

– Sabía que eras una marrana en cuanto te vi – le decía – por eso quiero follarte

– Lléname la boca de leche – dijo Elisa llevándose la polla a la boca

Luzbel se tensó y su polla empezó a soltar leche a chorros dentro de la boca y encima de la cara de Elisa mientras soltaba gruñidos placenteros, Elisa se llevó las manos a la cara complacida.

– Espérame semental, me voy a limpiar la cara – le dijo Elisa y se fue al lavabo y volvió con una sonrisa morbosa, se abrazó al cuello de Luzbel y este la abrazo por la cintura y le magreo las nalgas y se empezaron a morrear lenta y sensualmente – soy una mama indefensa… ¿qué me vas a hacer, me vas a violar con esa polla enorme que tienes?

– Te voy a romper el chocho marrana – le dijo él mientras la cogió de la mano – llévame a tu habitación… te voy a follar como nadie te ha follado.

Elisa cogió a Luzbel por la polla y lo llevo a su habitación y Luzbel la estiro encima de la cama, se agacho le abrió las piernas y empezó a comerle el coño.

– Me gusta el sabor de tu chocho – le decía él – y como te huele el chocho marrana

– A que me huele el coñito – le pregunto ella acariciando la cabeza de él

– Te huele el chocho a mama frustrada y mal follada

Luzbel le abrió bien las piernas y el coño con los dedos y le pasaba la lengua por toda la raja y le lamía el clítoris con fluidez, Elisa se retorcía en la cama

– Cómo me estas poniendo – le susurraba ella entre gemidos – tengo el coño muy mojado

– Te gusta cómo te como el chocho marrana… ¿quieres que te folle?

– No aguanto más métemela – dijo Elisa con la voz descompuesta – estoy muy cachonda

Luzbel se levantó abrió las piernas y le paso el glande por la raja del coño y Elisa soltó un grito y su cuerpo sufrió una convulsión y él le volvió a pasar la punta por la entrada del coño y esta vez la penetro con la punta.

– Me vas a volver loca… ten cuidado – le suplicó ella – hace mucho tiempo que no follo y la tienes muy grande

– Me gusta tu chocho apretadito – le dijo él y la penetró profundamente, ella soltó un grito enorme y él la volvió a penetrar otra vez.

– Por favor despacio – le suplicaba ella – no me cabe tu pollon… me vas a destrozar el coño.

Luzbel la penetro con fuerza y profundidad y ella gritaba de dolor y él empezó a mover su polla dentro del coño de ella y empezó a entrar con fluidez y Elisa se retorcía inquieta encima de la cama y los gritos de volvieron placenteros.

– Cómo me pone tu chocho calentito y apretado – le susurraba él – tu marido no te follaba así

– Fóllame – aullaba ella – tanto tiempo mal follada… méteme tu pollon

– No pienses en nada, solo en follar marrana – le susurraba él – déjate follar… disfruta de mi polla.

– Métemela adentro – suplicaba ella – hazme tu puta

– Te voy a follar toda la noche – le expreso él – grita guarra nadie te puede oír ni va a ver lo puta que te pones.

– No pares de darme así – gritaba ella – me llenas el coño

Luzbel le subió las nalgas y la penetro profunda y constantemente, Elisa arqueaba la espalda y en la habitación solo se oían los chapoteos los bufidos de él y los gritos de ella.

– No puedo creer que alguien me pueda follar así – gritaba ella con la voz entrecortada y la respiración agitada – me vas a derretir el coño.

– Aprovecha – le insinuaba él – quien va a venir a follar a una gorda y fea que le huelen los pies y el chocho – le denigraba con sus palabras – tu hijo no sabe lo puta que voy a hacer a su madre.

Las palabras soeces de él fuera de molestarla la ponían cada vez más cachonda y se abrazó al cuello de él y se corrió intensamente, Luzbel la siguió follando con intensidad

– Fóllame despacio – le suplicaba ella – me vas a matar… te lo ruego

Él le subió las piernas y le chupaba las plantas de los pies con fogosidad y empezó a follarla otra vez intensamente

– Me pone muy cachondo como te huelen los pies… Lo marrana que eres me ésta poniendo la polla durísima – Luzbel era fetichista de los pies de las mujeres

– No te soporto me haces daño – se quejó ella – la tienes muy grande

Luzbel le saco la polla y la levanto y la llevo contra la pared le abrió las piernas y la penetró con fuerza, ella volvió a soltar un grito de dolor y su cara y sus tetas se pegaron a la pared mientras él se apoyaba con sus manos en sus tetas y el pellizcaban los pezones mientras la follaba intensamente.

– No te soportó – gritaba placenteramente ella – nunca me han tratado así

– Voy a follarte toda la noche, me da igual que chilles – le esbozó él – te voy a abrir el chocho gorda.

– fóllame lentamente – le pidió ella – te lo suplico

– Vas a follar como yo quiera marrana – le recriminó él – te voy a hacer mi putita y te voy a moldear el chocho a mi medida.

Elisa no pudo soportarlo y se corrió salvajemente, Luzbel le saco la polla y ella se dejó caer en el suelo con las piernas abiertas y se meo en el suelo.

– Mira cómo te meas marrana – le afeo él – que guarra que eres.

– Estoy descontrolada – se disculpó ella con lágrimas en los ojos- no estoy adaptada a follar así

– Te voy a adiestrar para que seas una buena puta – le dijo – eres fea y gorda, tienes que ser una buena guarra en la cama… pregúntate porqué te dejo tu marido y se iba a follar con otras.

Elisa se quedó agachada en el suelo llorando y se levantó furiosa y empujo a Luzbel encima de la cama y se puso encima de él.

– Ahora te voy a follar yo – le dijo ella encolerizada – quiero ser tu puta

Elisa se dejó caer encima de la polla de Luzbel y empezó a cabalgarlo lentamente y se apoyó con las manos en el pecho de él y cada vez lo cabalgaba más intensamente mientras él la observaba placenteramente.

– ¿te gusta que sea así de puta? – le pregunto ella – te gusta que esta mama gorda y fea te folle canalla…. Te gusta follarte a las mamas de tus amigos.

– Vas a ser una buena puta – le dijo él y la giro y le abrió las piernas y empezó a follarla profundamente y de golpe paraba y le clavaba la polla hasta el fondo, Elisa gritaba de dolor y él la volvía a penetrar profundamente, la estaba sometiendo a pollazos. El cuerpo de Elisa se convulsionaba con cada penetración y como él dejaba la polla quieta en el fondo de su coño.

– Me gusta follarme a mujeres divorciadas y desamparadas como tú – le dijo él mirándola desafiante y avasallándola – te voy a enseñar a follar guarra… ¿Me vas a dar tu chocho?

– Fóllame – le suplico sumisa – enséñame a ser tu putita

Luzbel le subió las nalgas y se volvió a poner los pies de ella en los hombros y se los volvió a chupar y empezó a follarla intensamente, Elisa se dejó llevar y empezó a gritar placenteramente.

– Así me gusta, mírame mientras te follo… quiero ver esa cara de puta que pones cuando te follo – le dijo él, ella lo obedeció y lo miraba fijamente y se volvió a correr. Luzbel la giro, la puso a cuatro patas bien abierta y la penetró y la follo mientras ella enterraba la cara en las sabanas chillando placenteramente hasta que él le saco la polla temblando y se corrió en su espalda, ella se giro y le chupo la polla para dejársela bien limpia y se quedaron dormidos.

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