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Angélica quiere el culo roto después de comer

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Después del último round, ambos exhaustos y con nuestros sexos palpitando, nos quedamos recostados unos minutos tratando de recuperar el aliento. Pasada una media hora seguíamos acostados, pero relajados, viéndonos a la cara, platicando, abrazándonos y recorriendo nuestros cuerpos con suaves caricias mutuas, riéndonos y besándonos, en ocasiones con más cachondeo y en ocasiones con más pasión, pero sin llegar a nada, por el momento la intención era únicamente dar y recibir cariño espontáneo. Finalmente decidimos levantarnos e ir a la cocina por agua y algo para degustar, ambos nos pusimos ropa íntima, yo un bóxer y ella su tanga y brasier.

-Qué te gustaría comer? – pregunté.

-Mmm, lo que sea está bien, algo simple estará bien – contestó.

Sin muchas ideas en mente, y en forma automática, nos dispusimos a preparar una tabla de quesos improvisada que planeamos acompañar con vino. Ambos nos paseábamos por la cocina sin dar mucha importancia al otro, incluso nos rozamos en variadas ocasiones sin siquiera inmutarnos, en otra ocasión tan sólo vernos así hubiera sido suficiente para desatar un vendaval de sexo tórrido, sin embargo, estábamos enfrascados en nuestras tareas que ni siquiera notamos la cercanía, además el hambre nos mantenía enfocados.

Terminamos y nos sentamos en el pequeño comedor de la cocina dispuestos a probar bocado y charlar como siempre, bebimos algo de vino, comimos sin premura y al finalizar nos dispusimos a limpiar sin muchos ánimos, mientras ella lavaba los trastos yo recogía la mesa y guardaba los sobrantes, nuevamente enfocados en nuestras tareas, nada podía salir mal…

-Ups – Angélica dejó caer un cubierto al suelo por accidente – perdón.

-Descuida, yo lo levanto – dije en automático.

Sin pensar que ese sería el detonante me incliné para recoger el cubierto que soltó, cuando levanté la mirada su trasero se encontraba directamente apuntando hacia mi rostro, mis ojos no pudieron evitar quedarse clavados en su redondez, mi corazón comenzaba a acelerarse y dentro de mi bóxer mi polla comenzaba a palpitar.

-Lo encontraste? Pásamelo para limpiarlo – dijo Angélica ajena a la situación en la que ya se veía inevitablemente envuelta.

-Sí, claro que lo encontré – me puse de pie – en seguida te lo paso.

Y así lo hice, se lo entregué y ella seguía en su labor, aproveché la situación para ponerme detrás de ella, y en el acto de guardar la botella de vino en el anaquel encima de ella le pasé mi polla semirrígida entre sus glúteos.

-Ufff, has eso de nuevo – soltó de repente.

Me pegué a su cuerpo fingiendo que aún ayudaba a limpiar.

-Hacer qué? – dije y nuevamente empujé mi polla aún morcillona contra sus nalgas.

-Mmm… - ronroneaba como gatita mientras echaba su cabeza hacia atrás exponiendo su cuello para mi – eso, hazlo de nuevo.

-Te refieres a esto? – y comencé a besar su cuello, eso siempre la desarmaba.

-Ahh sí, eso también – ahora retorcía su cuello contra mis labios.

La excitación era palpable en el aire, Angélica ahora rodeaba mi cabeza con sus brazos apretándome contra su cuello e indicándome los sitios donde quería que la besara, y empujaba sus nalgas contra mi pelvis. En respuesta comencé a frotar cada vez más mi polla contra ella, la ropa era lo único que evitaba una inminente penetración, por supuesto también me apoderé de sus pechos por encima del brasier, por ahora resultaba válido prolongar el juego previo y dejar que la excitación aumentara. Seguí atacando su cuello, propinándole besos, mordidas y uno que otro lengüetazo lento y largo en toda su longitud.

-La tienes muy dura y caliente – dijo Angélica llevando su mano por dentro de mi bóxer.

Interrumpí mi labor en su cuello para contestarle.

-Y qué esperabas? Si ve qué pinches nalgotas me pones en la cara.

-Yo no te las puse, pero ganas no me faltan – respondió entre suspiros meneándome la polla suave pero firme.

-Pues a mi me sobran – contesté liberando sus pechos y estirando sus pezones.

-Y qué esperas para comértelo maldito? Arrodíllate de una vez.

Bajé besándole la espalda hasta llegar a su trasero, me arrodillé como pidió, pero cuando intenté quitarle la tanga me detuvo y lo hizo ella misma, lo hizo lentamente meneando sus glúteos justo enfrente de mi rostro, no me permitía tocarla pero me estaba dando tremendo espectáculo. Cuando por fin terminó de bajarse la tanga abrió sus nalgas y me las restregó por la cara un par de veces para después con sus manos aprisionar mi rostro contra su trasero.

-Comételo bebé – decía sin ceder un centímetro en su opresión.

Ni dos veces, me aferré a sus nalgas con las palmas abiertas y dirigí mi lengua directo al ojo de su culo con expresa vehemencia, era tanto mi deseo que literalmente babeaba, con cada lamida le dejaba saliva escurriendo.

-Oh sí bebé, así, comételo como te gusta, comételo todo bebé… – decía dando pequeños saltitos, empujando su culo contra mi lengua.

Con una mano me tomó del pelo fuertemente para seguir haciendo presión, y con la otra ahora apretaba sus pechos por turnos. Yo usaba las manos para abrirle las nalgas y por supuesto seguía acariciando su arrugado ano con la lengua, asegurándome de dejárselo bien ensalivado. Angélica cada vez más acalorada ahora jugaba con su clítoris, lo cual aproveché para meterle dos dedos directo en su concha, así que mientras me comía su culo la penetraba con los dedos.

-Mmm, sí, sigue, sigue, ya casi llego, más fuerte!

Se vino rudamente en espasmos que aprisionaban mis dedos que escurrían de sus jugos vaginales y que también se propagaban a su ano, sólo entonces liberó mi cabeza permitiéndome respirar, aunque apenas unos segundos.

Colmada de excitación por el clímax reciente me besó sin importarle donde había estado antes para acto seguido empujarme contra la pared, sacar mi polla de su prisión y engullirla por completo hasta la raíz dándome así una mágica chupada de pito. Aunque breve la chupada que me dio fue brutal, la tragaba por completo y me la dejaba bien lustrada, al final le escupió unas cuantas veces dejándola bien ensalivada.

-Ya! Ven y termina de comerte este culo.

Dicho eso se acomodó sobre la pequeña mesita en la que antes habíamos comido, mirándome fijamente, totalmente abierta de piernas. Me acerqué a ella y dejé caer un hilo de saliva en su ano y comencé a meterle la punta poco a poco, pero ella tenía otros planes.

-No te ensalivé el pito para que te anduvieras con delicadezas bebé – me reclamaba con ojos de intensidad.

-Uff me vuelves loco – contesté antes de metérsela toda de un solo empujón.

-Uy sí, así, dame fuerte, rómpemelo.

La estuve bombeando por espacio de 20 minutos en esa posición, firmemente agarrado de sus piernas, se la sacaba hasta que asomaba la cabeza y se la metía de golpe hasta el fondo cada vez, ella me apretaba con las contracciones de su culo y profería múltiples improperios alternados con agradecimientos.

-Ay maldito estúpido, me lo estás rompiendo de verdad, ahh ahh, uff, que ni se te ocurra detenerte.

-Ni loco, tu culo está riquísimo, sé que te encanta porque no has dejado de entregármelo desde que llegaste.

-Ay me partes en dos, maldita sea, mmm, dame más, cógete bien este culo.

-Uff te lo voy a dejar bien abierto hermosa.

-Mendigo, me haces daño, auch, ay mi culo Mmm, te juro que si no me lo revientas en este preciso instante no te lo vuelvo a dar.

Uy no Angélica, con eso no se juega. Al escuchar sus palabras me salí de inmediato, la bajé de la mesa y la puse sobre una silla con las nalgas de fuera, esta vez sin saliva se la metí de golpe, pasé mis brazos debajo sus axilas y flexioné mis brazos para tomarla de la cabeza dejándola inmóvil y continué con una penetración violenta y rápida, profunda en cada estocada.

-Te lo voy a romper bien roto y te lo voy a dejar abierto y palpitando, me vas a rogar que te vuelva a hacer el culo.

-Mmm, uff, bebé, espera un poquito, uff, ahh, mmm.

-Nada de espera, tú a mi no me vas a amenazar con prohibirme el culo.

-No bebé, jamás, es todo tuyo siempre que lo quieras, uff, más, dame más, ya casi, ya, ya, ya.

Tan pronto sentí las contracciones en todo su recto y su culo apretándome como un anillo le solté toda la leche a borbotones, con cada contracción su hambriento culo parecía ordeñarme, exprimiéndome hasta la última gota, tan violento fue el clímax que ambos soltamos gemidos francamente ruidosos durante varios segundos. Incluso después de relajarnos me mantuve dentro de ella dándole suaves empujones, pero ahora con más calma regresé a besar su cuello y acariciar sus pechos, finalmente Angélica volteó el rostro para fundirnos en un beso romántico.

-Me gusta que siempre me sigues acariciando hasta que me calmo bebé.

-A mi también me gusta mucho que estés tan agitada y te relajes poco a poco en mis brazos hermosa.

-Lo mejor es sentir cómo te sigue palpitando el pito jejeje.

-Jajaja bueno, es inevitable si me lo sigues apretando con el culito bebé.

Seguimos en esa faena unos minutos antes de salirme ya con la polla morcillona, y entre risas y caricias por lo sucedido terminamos de limpiar.

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Su buen amigo Heathcliff de regreso, espero poder seguir contando estas aventuras que están lejos de terminar.

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