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Atendiendo los deseos de Corine

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En los últimos meses me he estado follando a mujeres que he venido conociendo a través de chat en uno de esos sitios de la red que se han hecho muy populares por estos días. Cada día recibo varias invitaciones a chatear y con algunas chicas encontramos esa química para dar ese paso que eventualmente nos conducirá a la cama. Debo de mencionar que este sitio atrae a mujeres casadas dispuestas a conllevar una relación extramarital y regularmente las mujeres que me contactan son mujeres entre las edades de 30 a 50 años.

Hace poco me tocó vivir una nueva experiencia con una chica de nombre Corine, chica que se describe como rubia natural, de 1:55 metros, 140 libras de peso y de 35 años. En su perfil habla de que es madre de una niña de 2 años, que lleva casada 4 años y por tanto requiere de una relación muy discreta. Dice que se considera una mujer fogosa y muy caliente, pero que infortunadamente su esposo desde que quedó encinta, el deporte natural que se daba en la cama como que ha quedado relegado a un tercer término. Según hablaba, su esposo nunca había sido un gran semental, pero de pasar de dos o tres polvos por semana, estos se habían reducido de dos a tres por mes, lo cual no la llenaba en absoluto, pues ella siempre está pensando en sexo y aunque ha hecho lo posible por atraer a su macho con diferentes tácticas, parece que el estrés del trabajo lo tiene con su energía por debajo de cualquier expectativa.

Según Corine, ella buscaba a un hombre alto que pasara por lo menos los 1:75 metros y entre las edades de 35 a 45. Ella leyó mi perfil y aunque me acerco a los 55 decidió invitarme porque le parecí mucho más joven y que le había gustado mi sonrisa en la foto de este sitio. Así que después de varias pláticas por el chat y teléfono me dio el domicilio de su casa, pues no podía venir a la mía o ir a algún motel porque debería de estar pendiente de su infante de dos años. Decidí ir a su casa, porque me aseguró de que su esposo es muy dedicado a su trabajo y que para evitar ser detectado por la cámara de seguridad frente a la puerta principal, debería de entrar por el guardacoches.

Llegué con el nerviosismo que te hace pasar ese ambiente inseguro de lo prohibido y me adentro a esta casa desconocida y por primera vez conozco a Corine personalmente. Me da un beso y me hace pasar a la sala. Corine tiene un rostro muy agradable, de senos abultados que se hacen notar y que deben estar en una copa C. Su trasero llama la atención, especialmente con los pantalones jeans que lleva puesto. Cuando la besé olía rico, parecía que se había preparado para este encuentro en el cual ya teníamos entendido que Corine estaba abierta para todo de tipo de contacto sexual, que hasta me había dicho que estaba ansiosa de chupar una verga y de sentir unos embates violentos mientras le daban de perrito, lo cual según Corine es su posición favorita.

Corine no desperdició tiempo, pues creo que tenía en la mente a su hija y debería de aprovechar mientras la bebé descansaba y en el momento todo estaba callado más una televisión con bajo volumen que no veíamos. Me bajó el cierre del pantalón, comenzó a masajear mi verga y esta se puso erecta al sentir el contacto cálido de su mano y me dijo: - ¡Tienes una verga grande! – Sin mucho protocolo me sacó el glande del bóxer y comenzó a chuparlo con una técnica que denotaba tenía mucha experiencia. Dejo que me lo mame por unos minutos y luego me dijo que mejor pasáramos a su habitación.

Ya en su habitación comencé a quitarle su camisa y su sostén, le desabotoné su pantalón jean y comencé a bajarlo. Corine me esperaba con una tanga fucsia que contrastaba con su piel blanca. La tomé de las nalgas y le saqué su hilo dental por unos segundos mientras me agachaba a besarle el cuello. Corine tenía estrías en la parte de sus glúteos y parte de su abdomen, y por las medidas que les di y su peso, pueden imaginar que se trata de una mujer llenita, pero realmente es una mujer curvilínea. Su areola era grande en unos pechos redondos y sus pezones estaban ya erectos con una simetría redonda y de mediano tamaño. Comencé a chuparle los pezones mientras me decía: -Ten cuidado de no dejarme chupones en la piel.

Ella quería seguir chupando mi verga e intentamos hacer un 69, pero debido a nuestra altura, ella de 1:55 y yo de 1:86 metros, pues yo no alcanzaba a llegar a su conchita y me mantuve haciéndole masajes a sus glúteos y a abrir sus nalgas para ver su ojete, pues era ella quien estaba sobre mí. Comencé a hacerle masajes a su clítoris lubricando mi dedo de en medio con mi saliva. Ella disfrutaba mamando que en minutos su conchita se fue lubricando y se le ponía húmeda. La tuve que halar un poco y ella hacer una breve pausa para poder chuparle por unos minutos la conchita. Sintió mi lengua en su hueco y solo dijo: ¡Ay, Dios… que rico!

Corine estaba ansiosa de sentir mi verga en su concha que me lo pidió cuando ella creo sintió que rondaba por esos abismos del orgasmo cuando le chupaba su concha: - Tony, méteme la verga… quiero correrme sintiendo esa hermosa verga que tienes. – Obviamente se puso como ella me dijo le gustaba que le dieran y en cuatro se puso a la orilla de la cama, hago a un lado su tanga fucsia, apunto mi glande a su entrada y aunque esta mujer ha parido ya a un hijo, pujó del dolor cuando se la dejé ir de una sola vez y verdaderamente Corine es reducida de su concha, la cual se mira muy bien depilada y con solo un pequeño arbusto por la parte superior de esta. Pompeo con un embate constante y mi pulgar masajea y comienza hacer camino para introducirse al ojete de Corine. Esto le gustó demasiado y esta mujer movía esas caderas de una manera espectacular en esta posición de perrito. De repente dio un grito y pude sentir esa vagina vibrar y como su ojete apretaba mi pulgar el cual en su totalidad estaba adentro. Ella me pidió que no parara y esos gemidos se extendieron hasta lograr un segundo orgasmo. Sus pulmones se expandían y comprimían apresuradamente queriendo recobrar la normalidad y aun con mi verga en su panocha esta mujer vivía un intenso orgasmo y ahogadamente me decía: ¡Que rico me hiciste acabar!

Quizá le seguí dando verga por lo menos unos 5 minutos después de su segundo orgasmo. Ella me pidió que me la quería mamar y que quería sentir mi corrida en su boca. Chupaba rico, casi se tragaba mis 21 centímetros y solo se oía el mismo chasquido cuando mi verga entraba y salía de su boca, al igual que cuando entraba y salía de su concha. Ella igual me invadía el ano con sus dedos mientras me la chupaba y pasé a darle un embate a su boca y sentí que estaba al punto de llegar a la gloria. Sentí esa electricidad recorrer mi columna y extenderse de pie a cabeza y mis testículos se comprimían con una sensación tan rica al expulsar mi esperma. Corine se tragó mi corrida y me chupó la verga hasta dejármela flácida. Y pasamos a darnos una ligera ducha.

Corine debió estar deseosa de sexo, pues no desperdiciaba ningún momento para provocar que mi verga tomara una nueva erección pues al tan solo salir del baño, me besaba los lóbulos, las tetillas y luego literalmente me dijo que quería hacerme un rimming, que es darme placer oral en mi culo. En esta ocasión fue ella quien me pedía que me pusiera en cuatro y comenzó con unos ricos lengüetazos mientras me masajeaba la verga con una de sus manos y de vez en cuando me la doblaba para también chuparla y darle masaje oral a mis testículos. Obviamente me paró la verga inmediatamente y no me hizo correr a las primeras, pues ya había tenido mi primera eyaculación y por supuesto cuenta mi edad, con la cual tengo mucha experiencia para controlar cuando debo correrme.

Después de alrededor de unos quince minutos, le devolví el favor y ahora era yo quien le chupaba ese ojete mientras mis dedos se insertaban en su conchita o sobaba su clítoris. Fue Corine quien con los minutos me pidió que le follara el culo, pero me pidió que lo hiciéramos en una posición que ella quería experimentar. La verdad que me parecía un tanto incómodo para Corine, aunque para mi me daba una vista espectacular. Se fue a media espalda sobre la alfombra de la habitación y elevaba sus piernas por sobre la cama y yo con mis piernas abiertas por sobre ella debería doblar mi verga hacia abajo, pues literalmente la penetración iba en vertical. Le había dilatado el ojete con mi dedo pulgar que cuando le asomé el glande, este se hundió sin ningún problema. Corine solo exclamó una expresión de satisfacción: - Uh… que rico, que delicioso es sentir tu verga en el culo… eras mi fantasía; así lo quería sentir.

Corine me apretaba la verga con su rico culo y yo podía observar cómo contraía su conchita de donde salía abundante jugo vaginal. Esta mujer se mojaba fácilmente y yo comencé a hundirle y sacarle la verga a mi antojo mientras ella se apretaba esos pezones rojizos de una manera desesperante donde a la vez fruncía sus labios denotando un intenso placer donde ella me repetía: -Tony, ¡que rica se siente tu verga en mi culo! Rómpeme el culo cariño, méteme toda esa verga. – Yo le respondía también con esa respiración de la excitación: - Me gusta tu culo Corine, te romperé tu culo a mi antojo. -Mi verga entraba y salía y miraba literalmente como le quedaba de abierto ese culo y como lo contraía y en un proceso de unos cinco o siete minutos de follármela con embestidas frenéticas, aquella mujer explotó y sentí como ese culo me apretó el falo y Corine vivía un intenso orgasmo que sus glúteos y muslos comenzaron a temblar sin control alguno.

Le seguí dando sin parar y aquella mujer daba alaridos de placer, especialmente cuando comencé a chaquetearle su clítoris. Parecía que lloraba y daba unos gritos bien agudos, pero me decía que no parara, que se corría una y otra vez y todo aquello comenzó a acercarme a ese abismo del no retorno y viendo su rostro donde fruncía sus labios y sus ojos quedaban suspendidos, me hizo acabar y esta corrida fue más potente que mi primera que hasta un leve dolor en la cabeza me dio. No dejé de pompearla hasta que mi verga se puso muy flácida que ya no podía seguir taladrando a esta mujer. Ella me tomó de la mano y nos fuimos al baño a darnos una aligerada ducha donde esta mujer aprovechó para seguir mamando mi verga. Dos minutos después de salir de la ducha, su marido le estaba llamando por teléfono.

Para mí fue un tanto incómodo estar follando con Corine en la misma casa y en la misma cama donde de vez en cuando la folla su marido. Evitaba ver las fotos que estaban alrededor donde ella con su marido posaban en momentos que parecían ser felices. No te deja de dar un sentimiento de culpabilidad y es por eso por lo que siempre cito en situaciones como estas a follar a esa chica en turno a algún motel. Aquí estaba su pequeña hija, quien con el sonido del teléfono había despertado y comenzado a llorar. Aquello le dio la excusa a Corine de ser breve con su marido, le envió un beso y se despidió.

Atendió a su hija y le dio de comer. En un corral decorado para niños la dejó sentada viendo la televisión en una de las salas, pues esta casa tenía doble sala, una condicionada para entretener a su pequeña hija. Yo me había puesto los pantalones, zapatos y camisa, mientras Corine caminaba ahora con una camisa suelta y un calzón cachetero que buena parte se lo comían sus nalgas. Y un poco cansados de esos dos palos que conllevaron a Corine a múltiples orgasmos y dado que eran horas de la mañana tomamos un breve desayuno para recobrar energías y Corine hacía una plática cachonda y donde no me dejó de dar cumplidos por los orgasmos que le había hecho sentir. Fue en ese momento que Corine me hablaba de un juguetito que tenía guardado y que lo usaba cuando ya se sentía desesperada de no sentir una verga. Lo tenía bien guardado que incluso su marido no conocía de su existencia y que Corine deseaba experimentar algo que para ella era como una fantasía desde que acordamos en conllevar esta aventura.

Después de un pequeño vaso de jugo de naranja reiniciamos nuestra faena sexual, la cual Corine tiene como rutina chupar verga a morir. Le gusta tanto chupar verga que no me sorprendería que se corriera de solo chupar una verga. Fue por su juguetito el cual es un consolador de unos 18 centímetros, el cual según me contaba lo pone sobre uno de los brazos del sofá, el cual es de un cuero de color beige, lo acomoda pues creo es diseñado para de alguna manera sujetarlo sobre esta superficie y se monta a placer y Corine me contaba que con eso se conformó por algún tiempo hasta que decidió de una vez por todas ponerle el cuerno a su marido. Hoy quería hacer lo mismo con su juguetito y que yo a la vez le diera verga por el culo.

Corine no es de esas mujeres cohibidas y después de darme una buena mamada que me puso parada de nuevo la verga, ella me mostró como montaba este consolador y el cual ella controlaba la vibración y de cómo pulsaba aquel consolador adentro de su vagina. Vi cómo se lo hundió todo y me dejaba expuesto su ojete para que luego yo se lo perforara. Después de unos cinco minutos en demostrarme como gozaba con su vibrador, me invitó a que le sumiera mi verga en el culo de nuevo. De esa manera me lo dijo: - Ahora, fóllame el culo.

Se lo asomé primero a su boca para que me lo dejara lubricado y luego se lo acerqué a su ojete, el cual miraba que se contraía con la excitación de presentir que se lo hundiría de nuevo mientras su vibrador hacía ese sonido murmurante. Le metí primero la cabeza y podía sentir esa honda que me hacía enviarle una pulsación de mi miembro y que le expandía algún milímetro más su apretado agujero. Corine volteándome a ver solo dijo: ¡Qué rica se siente esa verga… puedes meterla toda!

A Corine le encanta el sexo anal, goza del dolor que le provoca, el cual me describe como único para ella y del cual ella lo describe como la única tortura que le encanta. Y es que me decía que sentía el dolor, pero no entendía como aquel dolor en término de segundos se convertía en un placer inigualable. Se la hundí toda y me mantuve así, solo sintiendo la vibración de su consolador. Como dije anteriormente, lo que me incomodaba era estar en esta casa llena de fotos donde Corine, su marido e hija son las que inundan la sala y frente de mí, hay una foto de esta mujer y su marido cuando uno le pone al otro el anillo de bodas. Dejé de ver las fotos y me concentré en esas voluptuosas nalgas y me dejé llevar por la monotonía de ese cacheteo de mi pelvis pegando en sus glúteos y ver como toda mi verga entraba y salía del ojete de Corine.

Cuando Corine se describía como fogosa, ese adjetivo le quedaba pequeño a esta mujer. Corine es una maquina sexual que si yo realmente fuese el primero con quien le ha sido infiel a su marido, es muy difícil de creer. Comenzamos con un ritmo semi lento y luego fueron unos embates frenéticos y ese culo aguanto un taladreo que a muy pocas chicas les he dejado de ir con un consolador en su concha. Esta mujer lo gozaba tanto, que el brazo beige del sofá estaba saturado de sus jugos vaginales y el escandalo de su grito chillón se expandía por toda la casa en un alarido que parecía estaba poseída en el placer. Creo que pasé más de media hora dándole por el culo en esta posición y honestamente no sé cuántos orgasmos obtuvo… era difícil conocer cuando se estaba corriendo, pues parecía que todo ese tiempo se estuviese corriendo. Me pidió que me corriera en su culo con ese chillido de su voz y exploté con tremendas ganas que nuevamente sentí ese corriente atravesando mi columna y golpeándome los huevos con un placer exquisito. Miré el culo bien abierto de Corine y como salía mi corrida deslizándose hasta llegar a su conchita.

De esta manera lo hicimos una vez más y aquella cogida que comenzamos a eso de las ocho de la mañana se había extendido hasta las dos de la tarde y creo que esta mujer quería más, que me pidió a que regresera el siguiente día. Llegué tres días después y hoy voy de nuevo a saciar mis ganas con Corine y, creo que esta es la última vez, pues afortunadamente hay otras chicas que tienen la misma situación y que de alguna manera alguien las tiene que atender… alguien tiene que llenar ese vacío.

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