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Atroz

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Durante años, las personas han tenido diversos gustos en el ámbito sexual. Algunos refugiándose en fantasías, incluso, otros han buscado la manera de satisfacer lo inimaginable, realizando audazmente el logro de estas mismas. ¿Y por qué no? Si lo imaginas; tal vez se podría conseguir.

Lo que a continuación viene, es una historia meramente ficticia; inspirada de algunos videos de internet, que en lo personal, me parecieron dignos de uno o más relatos. No sé si alguien los haya visto; pero si eres sensible, te pido que detengas la lectura, o si el morbo de ver de qué trata, puedes dejar un comentario sin ofensas. Es una historia que para algunos seria fuerte...

Boss. Es el nombre de nuestro protagonista; o mejor dicho, antagonista.

Boss. Un hombre de escasos 28 años, padre de dos niños de 6 y 3 años de edad. Felizmente casado con una buena mujer, quien lo procura aun con el mas mínimo detalle.

Pero, su ímpetu sexual, le hacía querer tener más aventuras.

Su gran deseo hacia otras mujeres llegaba a ser un tanto obsesivo, con tal de satisfacer sus deseos.

Hasta ahora había logrado conquistar a unas cuantas mujeres; tanto en su lugar de trabajo, como a una que otra de la región.

Siendo un tipo normal de cuerpo, estatura 1.65, tez morena, con un buen acento en cuanto a vocabulario.

Pero. Su mayor obsesión era Julia.

Julia. Poseedora de un cuerpo casi perfecto desde los pies, hasta la cabeza. Con 1.70 de altura, piel canela, ojos rasgados tipo asiáticos y de 20 años de edad. Universitaria, hija de familia.

Una mujer que sabía sacarle provecho a los hombres, y claro. Solo mostrando un poco más de carne, no había quien no le quisiera hacer favor alguno; con tal de disfrutar tan exquisito cuerpo.

Boss. No tuvo ojos para nadie más, esa bella chica vivía a la esquina siguiente de donde él.

Desde que la conoció hizo todo por llamar su atención, pero Julia no le veía caso, como para darle un pequeño deleite.

Boss siempre se las arreglaba para verle, aun estando vestida con ropas holgadas. Pero a Boss se le hacía agua la boca al imaginar esas carnes que ocultaban aquellas prendas. Tampoco le quitaba la mirada cuando esta pasaba; ya fuera en short o en minifalda, misma que ella usaba para lucir en fiestas o reuniones, siempre de amigos.

Boss juro asimismo que Julia seria de él, de una o de otra forma; tanto que aun en sus más bajos instintos sería capaz de probar cada parte de ella.

Sin duda estaba poseído por la obsesión de tener a Julia entre sus brazos.

El día fatal para la mujer llego...

Julia se encontraba arreglándose como era de costumbre para asistir a una fiesta más con sus amigos. Amigos que la esperarían con ansia para embriagarla y así poder poseerla. Julia sabia de esto; pero aun así pensaba divertirse.

Minifalda negra, botines negros, un chaleco acompañado de una camisa blanca y chamarra negra.

La vestimenta perfecta; al menos para esa noche.

Boss, pasaba por ahí, con el objetivo de ver a la chica. El solo se conformaba con verla salir y que vestimenta usaría para la ocasión.

Sin darse cuenta la mujer de que el hombre la fisgoneaba, esperaba ansiosa la llegada de uno de tantos pretendientes para llevarla.

Boss se acercó, preguntando de una manera disimulada e inocente si esperaba a alguien, o si le podría ofrecer un aventón.

La chica, un tanto desesperada por la tardanza de aquel amigo, acepto subir al carro de aquel hombre.

Julia: No te importa llevarme hasta el lugar de la fiesta?

Boss: Para nada. Aparte iré por un cuñado y la dirección de donde iras me queda de paso.

El no podía dejar de verle las piernas de reojo; por lo que cegado por la obsesión, llevo a Julia por otro camino.

Julia: Creo que te pasaste. ¿Sabes qué? Aquí me bajo.

Deteniendo el auto y con cierto enfado la chica emprendía el descenso, hasta que...

Boss: Oye! Se te cayó algo en el asiento.

La chica con cara de enfado asomo la cabeza para buscar lo que según había caído.

Julia: ¿Dónde está...? ¿Que se me cayó?

Boss: Entra un poco más para que veas... Creo que es tu celular.

Julia, casi entro de nueva cuenta al auto cuando... Zaz! El puño de Boss casi se incrusta en la mandíbula de la chica, ocasionado que esta cayera desmayada por aquel fuerte golpe.

Rápido Boss, la acomodo y la llevo a una localidad cerca de donde se encontraban en un baldío, en completa obscuridad.

Sin sosiego alguno, Boss la bajo del auto. No sin antes montar una manta, simulando una cama.

Pronto sus manos recorrían el cuerpo de la mujer inconsciente, hurgando por sus partes íntimas.

Al querer besar los labios de la chica, noto pronto el sabor de la sangre saliente, producto de golpe propinado minutos antes.

Esto lo volvió como una bestia.

Descaradamente comenzó a desnudarla con mucha rudeza, a besar y morderle, tanto las piernas como sus pechos.

El dolor despertó a Julia; quien pedía que se detuviera, pero Boss ya estaba muy fuera de sí.

Acto seguido la victima trato de escapar de su captor.

Pero la fuerza del hombre pudo más. Conteniéndola con un brazo.

Entre cachetadas, insultos y amenazas, el disfrutaba como su querida y deseada victima pedía que la soltara; pero esto hizo que Boss le siguiera golpeando.

Boss: Cállate maldita perra! Ahora serás mía y apagaras el deseo que siento por ti. Calla!

Aun así, la chica seguía pidiendo ayuda y que aquel vecino le soltase, prometiéndole no denunciarlo, ni hablar del asunto.

Ofuscado. Boss comenzó a estrangular a Julia.

Poniéndose morada. Ya sin fuerzas, simplemente Julia. Murió.

Viendo lo que había hecho. Boss siguió con lo que le había sido interrumpido.

Siguió mordisqueando las piernas de la chica, hasta llegar a su vagina.

Su lengua recorría cada centímetro; así como el poco grosor de la misma.

A pesar de haber fallecido, esa parte reaccionaba como si aún tuviese vida.

La lengua del violador y asesino limpiaba gustosamente la sangre de la cara de la mujer.

Al término decidió abrirle la boca para profanarla con su erecta verga. Acomodadas en 69, Boss disfrutaba por vez primera los fluidos de la recién fallecida.

Ahora la acomodo sobre sus rodillas a modo que sus redondas nalgas apuntaran hacia arriba.

De dos golpes, pudo penetrar el cuerpo inerte de su presa.

Ohhh! Que placer sentía aquel maldito; tanto que sus ojos se hallaban totalmente en blanco, su lengua de fuera, disfrutando el sabor de la sangre.

Saliéndose unos segundos del ahora cadáver, volvió a tomar impulso y penetro la vagina de su vecina. No conforme, siguió golpeándole aquel bello rostro, insultándola y volviéndola a ahorcar.

Sus manos bajaron a sus bien formados y gentiles senos para apretarlos con desesperación y fuerza.

Sus dientes arrancaban parte de los labios de aquella infeliz mujer.

Habría pasado no más de una hora, profanando aquel cuerpo sin vida, cuando pronto salieron los disparos de semen, dentro de aquella cueva sin vida.

Habiendo hecho esto. Boss quedo mirando el cuerpo de Julia, tendido sobre esa manta blanca, con rastros de sangre.

El aire soplaba cada vez más frio.

Pero, ni eso, ni la culpa de lo ocurrido, hicieron que el hombre volviera a degustar del cuerpo de su víctima.

Sus clavadas eran de lo más rudas que podía; tanto que si la chica estuviera viva no soportaría tanta rudeza o en su defecto el dolor.

De nueva cuenta su boca, su vagina, su culo, eran profanados a gusto y control de ese hombre de familia. Aparentemente cachondo, pero respetuoso con los demás.

Una carcajada se levantó en el ambiente.

Era nada menos y nada más que Boss, expulsando su segundo orgasmo.

Pasaron casi 60 minutos, cuando el cuerpo de la chica empezaba a mostrar aspectos del rigor mortis.

Aun así, vendría la tercera violación al cadáver.

Enfermizo, deplorable, atroz para una persona como Boss.

En ese instante no le importaba nada en el mundo. Solo el hecho de poseer a su más grande fantasía. Julia.

Pero. ¿Qué caso tenía el haberla matado para saciar sus más bajos instintos? Eso jamás lo sabremos.

Con apenas en control de movimiento con la difunta, vino el tercer y último disparo de semen; disparo que casi lleno la boca de la que alguna vez fue una hermosa mujer.

Limpiando todo rastro de su cuerpo. Boss, limpio solo la vagina de la joven. Que a pesar de haber fallecido de una manera escalofriante reacciono como si hubiese tenido placer alguno.

Con maestría Boss se deshizo del cuerpo, llevándolo a lo más profundo de donde se encontraban y así nadie sabría del paradero de la chica.

Todo limpio, todo como si nada hubiese pasado, el hombre regreso a su casa con su familia, disfrutando de una rutinaria, pero feliz y tranquila cena.

El trofeo más duradero de Boss; aquella tanga color roja, manchada de fluidos y sangre de la inocente Julia.

Si notas varias faltas de ortografía, te ruego me disculpes.

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