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Cani pollón

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Era mediados de noviembre del 2013,  todavía hacía calor durante el día en Sevilla, Salvador había terminado su jornada y se había retirado a sus habitaciones, yo estaba intranquilo, hacía algunos días que había retomado la idea del cruising, por supuesto ni hablar de ir al Charco de la Pava, ya había tenido bastante con una vez, me habían hablado de un lugar en Dos Hermanas, cerca del Factory, entras en la rotonda donde se encuentran las estatuas, tomas la segunda salida en dirección a los bajos del puente y llegas a una carretera de tierra con fincas a los lados, allí van los hombres en coche a ligar y se ven escenas muy excitantes entre los árboles, yo mismo las había presenciado en una ocasión en la que había ido a comprobar si era cierto lo que me habían contado, es un lugar bastante animado por las tardes, tenía el culo inquieto, necesitaba una ración de polla, hacía una semana desde el trío en la sauna y no me había comido un buen nabo desde entonces, no lo pensé más, me puse ropa cómoda, zapatillas de deporte, pantalón de chándal y sudadera con capucha, monté en mi coche y fui en busca de un buen macho.

Desde que entré en la carretera de tierra vi coches entre los árboles, gente follando o practicando felaciones, iba muy despacio mirando lo que había, en un par de ocasiones detuve el vehículo para echar un vistazo pero continué la marcha, iba a desistir cuando a un lado de la carretera vi un Seat León aparcado, junto a el un joven, tal vez veinte años, ropa deportiva de marca, gorra, piercing en la ceja, pendiente con cruz en la oreja, manos llenas de anillos, zapatillas de esas denominadas muelles, tenía la chaquetilla del chándal abierta, estaba delgado pero muy definido, cordón de oro grueso al cuello y tatuaje de Camarón sobre la tetilla izquierda, uno de esos tipos que escribes “cani sevillano” en el buscador y sale su foto.

-¿Qué miras perra?

Era guapo pero lo que llamaba mi atención era el enorme bulto que se marcaba en su pantalón.

-Es a ti maricona.

Su voz era chula, prepotente, insolente, como son ellos, siempre con el insulto a punto, con la agresividad por bandera.

-¿Quieres polla puto maricón de mierda?

Se bajó el chándal, era enorme, lo más grande que yo había visto hasta ahora, su polla estaba morcillona y era gigantesca, sus huevos eran grandes, gordos, casi me atraganto con mi propia saliva.

-Madre de dios.

-Ve aquí maricon, que te voy a reventar el culo a pollazos.

Aparqué a su lado, el tipo se sobaba el miembro que adquiría dureza y crecía ante mi mirada de asombro, me acerqué con la vista fija en aquel monstruo, me tenía hipnotizado, la agarré y parecía irradiar calor, aquella polla debía de medir al menos veinticinco centímetros de longitud y cinco o seis de diámetro.

-Chúpamela maricona, cómeme la polla.

Me agaché en cuclillas ante aquel obelisco, lo agarré y estaba duro como una piedra, olí sus huevos, saqué la lengua y los lamí, eran gordos, enormes, me los metí en la boca y los chupé, lamí sus ingles, olía a sudor, mi mano acariciaba suavemente su polla en un movimiento de subida y bajada, mi lengua recorrió aquel tronco interminable hasta llegar al frenillo, lamí aquel carajo como si estuviera comiéndome un helado, con la punta de la lengua jugué con el frenillo y recorrí todo el borde de aquel cabezón, llegué hasta el agujero, metí la lengua, abrí la boca e intenté tragármela, casi se me desencaja la mandíbula, me agarró del pelo.

-Aaargg.

-Traga maricona.

Aquella polla ocupaba toda mi boca, creí que me ahogaba, comenzó a empujar mientras me tenía agarrado del pelo, se me saltaban las lágrimas y una baba espesa me salía al tiempo que sufría arcadas.

-Vamos maricón.

Movía sus caderas mientras me agarraba del pelo, su polla me pasaba la campanilla y la mantenía unos instantes y yo creía que me asfixiaba.

-Venga maricón, que te voy a petar el culo.

Tiró de mi pelo para levantarme, su polla estaba reluciente de mis babas, saqué del bolsillo de la sudadera un bote de lubricante y la embadurné a conciencia, luego yo mismo me lo puse en el culo, los dos nos habíamos despojado de los pantalones del chándal y estábamos desnudos de cintura para abajo, un vehículo paró a mirarnos y el conductor dijo algo que no oí, el cani lo mandó a la mierda.

Me coloqué con las piernas abiertas y las manos apoyadas en el capó del coche, el joven me agarró por las caderas y puso la punta de su polla en mi ojete, al mismo tiempo que empujaba con su pelvis tiró de mí, yo apreté para facilitar la tarea.

-Aaah.

Un lamento de dolor se me escapó cuando aquella verga me abrió el esfínter, mis piernas se aflojaron, mis rodillas golpearon contra el coche, el dolor recorrió mi espina dorsal haciendo que los vellos de mi espalda se erizaran.

-Ayyy, ay mi culo ayyy.

Continuó empujando, aquella polla se abría paso por mi esfínter dilatándolo como nunca había estado.

-Oh, para, para por favor, para.

-Claro que sí nena, lo que tú digas.

Hizo caso omiso, continuó empujando, clavándome aquel nabo monstruoso en las entrañas hasta los huevos.

-Ay mi culo, ay que me matas, ay.

-Calla perra, no chilles.

Despacio, milímetro a milímetro fue sacando su polla de mi culo hasta casi sacarla por completo.

-¡Plaf!

De un golpe de caderas me la volvió a meter hasta los cojones, mi vientre tembló.

-Ayyy hijo de putaaa, ay mi culooo.

-Plaf – otra embestida.

-Ay ay ayyy.

-Plaf plaf plaf.

-Ay mi culo, ay como me tienes cabrón, ay que no me aguantan mis piernas, ayyy.

Fue cogiendo velocidad, cada vez más rápido, su pubis golpeaba mis nalgas mientras aquella polla perforaba mi culo como un hierro al rojo, era incansable, agarraba mis caderas y me hincaba los dedos, resoplaba furioso, me insultaba y me maldecía, su pene entraba y salía mientras el mío se movía con los vaivenes de su embestida.

-Me corro maricona, me corrooo.

Metió un pollazo que me tuvo que llegar al ombligo, se puso rígido y comenzó a eyacular dentro de mí.

-Sí si siii.

Creí que mi tormento había acabado, que aquella polla saldría de mí pero estaba equivocado, aquel cani todavía tenía más, en cuanto acabó de eyacular comenzó a moverse de nuevo, otra vez aquel pene, que no había perdido nada de dureza, comenzó a entrar y salir de mí.

-Ay no, más no, por favor, por favor.

-Que dices maricona, tengo más para ti.

-Ay sácala, sácala sacalaaa.

-Chof chof chof.

Entre el lubricante y la lefa, la polla hacía un sonido líquido al entrar y salir, me ardía el esfínter y mis piernas no me aguantaban, caí de bruces sobre el capó de su coche con él encima con su monstruo metido en mi culo, me agarró por los brazos y me obligó a ponerme de pie, me hizo girar y delante de mí encontré a un individuo con los pantalones en el suelo y sobándose la polla.

-Me parece maricón que te has atrevido con más de lo que podías tragar.

Aquel tipo era un maduro de mi edad mas o menos, debía de llevar un rato mirándonos, entrado en carnes, su polla era normalita estaba tiesa debido al espectáculo que le estábamos dando.

-Trágatela maricón – me dijo el cani mientras continuaba dándome por el culo – trágatela.

Me agarré a las caderas del maduro y este me metió su polla en la boca hasta los huevos me cogió por el pelo y comenzó a follarmela, el cani continuaba incansable y me daba por el culo mientras la lefa de su primera corrida caía por mis piernas, su verga me estaba destrozando el culo y yo no podía gritar por que el otro tipo tenía su pene metido en mi boca.

-Ay que me corro maricon, ay, ayyy.

El maduro metió su miembro hasta mi garganta y se corrió en ella directamente, tuve que tragarme toda su lefa para no ahogarme, el cani seguía incansable, su polla entraba y salía, mi culo me ardía, mis piernas me temblaban, las caderas me dolían de hincarme sus dedos, había perdido la noción del tiempo, no sabía cuanto tiempo llevaba empalado por aquel semental, noté esa sensación que me crecía en el vientre, que subía por el pecho hasta la cabeza y que estallaba en todo mi cuerpo, tuve un orgasmo intenso que hizo que mi cuerpo temblara mientras mi pene eyaculaba sin parar salpicando en todas direcciones debido al movimiento de las embestidas de mi atormentador.

-Ah.

-Me corro maricona, me corro, me corrooo.

Nuevamente noté las contracciones de la polla del cani en mi esfínter al eyacular, cuando sacó su enorme miembro de mi culo sentí un chorro cálido caer por mis piernas, llevé mi mano a mi ojete e introduje hasta tres dedos, me lo había dejado abierto como un coño, cuando miré mis dedos estaban llenos de semen y había algo de sangre.

-Me has rajado el culo puto bestia.

-Espera un momento – el maduro me miró – no se ve ninguna herida ni tampoco sangre, posiblemente te haya lastimado un poco por dentro.

Me fui a casa con el culo al rojo vivo, no volví a ver sangre, esa polla había sido toda una experiencia.

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