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Con mi suegro viudo
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Me llamo María Teresa y actualmente tengo 47 años pero la historia que les voy a relatar sucedió hace 6 años. Me quedé embarazada con 20 años recién cumplidos de un chico con el que llevaba poco saliendo. Él se desentendió de la situación, proponiéndome abortar y poniendo en duda su paternidad.

Sus padres en cambio me ayudaron durante el embarazo y posterior nacimiento de mi hija a pesar de la oposición de su hijo, pero al irse él a vivir a otra ciudad pudimos mantener por el bien de mi hija una buena relación abuelos-nieta.

Mi suegra murió hace casi 8 años, ambos tenían por esa fecha 68, tras una enfermedad y tanto mi hija como yo seguimos visitando a mi suegro como es lógico. Él acostumbrado a estar juntos cayó en depresión, salía lo justo porque hasta en nuestras visitas éramos nosotras la que le llevábamos la compra de la semana.

Un día le animé a que saliera, que fuera a la asociación de vecinos como hacían de casados, incluso que se echara una amiga con la que poder salir a pasear o excursiones del Inserso. Pero él no estaba por la labor por más que mi hija y yo le insistiéramos. Hasta que un día cansada de insistirle con lo mismo le dije que era joven y tendría necesidades físicas. No sé ni cómo me armé de labor para decirle tal cosa pero más sorprendente fue su respuesta, jamás me la habría imaginado.

-Para esas cosas cuando necesito algo más que autoaliviarme llamo a prostituta.

Me quedé helada, blanca creo yo, no supe que decir durante un instante, hasta que reaccioné y le dije que mejor que gastarse el dinero sería buscarse una amiga formal con la que compartir no solo sexo sino amor y a la vez más seguridad en cuanto al sexo y enfermedades. Su respuesta fue parecida en términos a la anterior.

Mi sorpresa fue cuando me dijo que en ocasiones cuando yo me iba se masturbaba pensando en mi, excitado por mi escote, mis piernas etcétera. Yo jamás me imaginé provocar esa reacción física en mi suegro y me sentí incómoda y culpable a la vez, nunca había notado su mirada hacia mi escote ni nada fuera de lo normal. Me pidió perdón por su sinceridad a lo que yo le contesté que no pasaba nada que no me lo esperaba y me había causado sorpresa eso si pero que mi relación con él no iba a cambiar por esa confesión y que entendía sus necesidades como hombre y que ocurrencia tuve al decirle que en parte me sentía halagada acompañado dicho comentario con una carcajada nerviosa. Su respuesta?

-Hoy cuando te vayas me masturbaré pensando en ti con esa ropa.

Llevaba una blusa estampada algo abierta pero que no enseñaba nada fuera de lo normal, pero mi mirada se fue a su paquete, se le notaba empalmado. Ese día me fui casi sin palabras, él me pedía perdón una y otra vez a lo que yo con sonrisa nerviosa le decía que no se preocupara.

A la semana siguiente volví esta vez con Lucía mi hija, se notaba la situación algo tensa, incómoda a lo que yo trataba de normalizarla para que mi hija ya una mujer de 21 años no notara nada raro. A la hora d irnos mi hija iba con prisas a lo que le dije que se fuera ella antes y yo quedarme un poco más con su abuelo. Al irse hablé con él y lo tranquilicé por lo que había sucedido la semana anterior, que entendía sus necesidades y demás. Me dijo que se había más turbado y que ese día lo haría de nuevo.

Se me fue la cabeza y le dije si quería hacerlo conmigo delante, si eso lo excitaría más y me contestó que si. Sin hablar más se abrió su cremallera y al ver salir su pene como un resorte no pude más que instintivamente quitarme el suéter que llevaba y dejar mis pechos cubiertos solo con el sujetador. Sus ojos se abrieron como platos y al verlo me quité el sujetador y su pene dio una sacudida y creció un poco más. Me excité por la situación, su corrida fue intensa, larga, yo me notaba mojada y al llegar a casa fui yo la que se masturbó.

Lo visité a los tres días, lo normal era cada semana, pero ese día necesitaba repetir. Sin miedo hablamos de lo ocurrido y yo le admití que me había gustado y me pidió repetir. Lo hice encantada, él masturbándose en el sillón y yo solo en mallas frente a él, caliente y deseosa. Al decirme que se iba a correr le dije que parara y y se pusiera de pie, cogí su pene y empecé a masturbarlo despacio muy profundo, él miraba mis tetas y le dije que me las tocara. Al poco rato se corrió en mis manos, una cantidad increíble de semen espeso que me hizo enloquecer que me hizo poner de rodillas y limpiarle su pene mojado. De nuevo me masturbé en mi casa no una sino varias veces.

La semana siguiente mi hija no podía ir por estar con exámenes así que lo llamé para avisarme que iba yo sola y envalentonada y caliente le dije que me gustaría hacer algo más a lo que me dijo que si. Al llegar le dije que me había estado masturbando al llegar a casa tras sus corridas excitada por su pene. Nos desnudamos completamente y esta vez me puse de rodillas y le hice una manada como nunca había hecho, muy cachonda, mirándole sus ojos. Le dije si quería correrse en mi boca y me dijo que si. Tragué como una loca, seguí mamando y mi sorpresa fue ver que no bajaba su erección. Lo miré y me dijo que había tomado viagra por si yo quería algo más. Al oír esas palabras me puse de espaldas a él en el sillón y le dije:

-Dame y trátame como quieras, como su nuera, tu novia, tu amante o las putas a las que llamas.

Empezó a follarme despacio pero de repente empezó con embestidas fuertes, me corrí en pocos minutos y él lo notó pero siguió follándome fuerte gemía lo que me excitaba más aún. De repente me dijo:

– Mi amor me voy a correr

Esas palabras me hicieron estremecer de placer y cuando notaba que se iba a salir para correrse fuera le grité q lo hiciera dentro. Eso hizo, largo, caliente y yo a la vez, pero al oírle decirme te amo, estoy loco por ti, me corrí de nuevo al sentir su pene duro todavía dentro de mi. Empecé a mover la cadera en círculos a lo que él reaccionó acompañando mis movimientos y yo gimiendo como una loca.

En ese momento me tiró del pelo, me llamó puta pidiéndome perdón al instante y yo diciéndole que no, que lo era y que iba a ser su puta siempre que él quisiera. Comenzamos una relación furtiva de sexo frecuente incluso me quedaba a dormir en su casa cuando mi hija salía y no regresaba a casa. Le dejaba hacer todo lo que mi suegra no le dejaba: correrse en mi boca, sexo anal, pasear y cocinar desnuda. Incluso llegamos a follar mirando fotos de mis amigas cosa que le excitaba mucho o llamar a una de ellas mientras lo hacíamos sin ellas saber que era con mi suegro, cosas así, incluso un día me confesó que se excitaba con mi hija, su nieta. Mi reacción? Levantarme de la cama coger mi teléfono ponerme a cuatro patas y ponerlo en mi espalda y decirle.

-Fóllame mirando esa foto

Era un selfie de mi hija y mía en la playa en topless.

-Házmelo pensando que se lo haces a ella, llámame por su nombre. –le dije.

En ese momento me di cuenta que estaba enamorada de mi suegro, enamorada por su sexo y que estaba dispuesta a todo por hacerlo feliz y él a mi. Llegué a llevar a una chica joven para hacer trío como si lo hiciéramos con mi hija.

Este relato totalmente real lo hago porque ha fallecido hace unos meses por una enfermedad que se lo llevó en poco tiempo. Hasta ese día fuimos pareja, pero escondidos en casa sin que nadie más lo supiera. Todavía ahora me acuerdo de él y me masturbo recordando todo lo que hicimos. Gracias Germán, mi suegro y mi mejor amante.

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4 COMENTARIOS

  1. Uffff mi amor eres toda una bombón tentación suerte d tu suegro w te tuvo al día hasta el momento de su fallecimiento y ahora lo extrañas y uff te tocaras y el está ahí en ese momento… Mm q rico q el te cogió por todos lados.

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