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El bautizo campestre (día 5): La prima de Elsa

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Elsa resultó ser una verdadera fiera en el ring de cuatro perillas, sorprendiendo incluso a mi novia que, digámoslo, a estas alturas a mi parecer era la come vergas campeona, pichichi, número uno del mundo mundial y del universo universal por lejos y, esa noche… por decirlo en jerga futbolera, el pequeño botó al gigante, dando la sorpresa al superarlo ampliamente en todos los aspectos del juego.

I

La noche se negaba a envejecer, ignorando incluso a los gallos que anunciaban aquí y allá la inexorable llegada del alba. Habíamos follado toda la noche, mas en ese instante yacía tirado de espalda, con el coño de Andrea en la boca y mi polla flácida en la suya en un 69 hecho casi por inercia.

De fondo escuchábamos los ahogados quejidos que emitía la esposa del cacique debido a que el huaso por la boca, Mario por el culo y Juan por su coño, la perforaban con determinada alevosía y, debo decirlo, con un gran sentido del ritmo y la coordinación.

Recordé sus palabras antes que todo comenzara. Yo también quiero que me hagan eso, Dani… y, en ese momento eran dos no más, pero, como todos sabemos, una cosa lleva a la otra, las copas demás se van a la cabeza y… zás!!! Ahí estaba, gozando, ensartada al unísono en tres pollas.

Pasaron los minutos como si de horas se tratara. Andrea, rendida y con su cuerpo bañado en sudor, dormía aturdida sobre mí, aún con mi polla en la boca. Tiernamente la deposité al lado y cubrí con las mantas… En pocos segundos una mancha de saliva alrededor de la comisura de sus labios entre abiertos denotaba que mi novia estaba fuera de combate.

La observaba dormir cuando, Mario primero y casi de inmediato, Juan, acababan entre jadeos, insultos y exageradas convulsiones. Al separarse el trío, con la mano en la cabeza, el huaso, dirigió a Elsa de modo que ésta quedara a lo perrito frente a su aún viva verga, entonces, le penetró de una sola vez el coño, sacándola al tiro y clavándola con igual vehemencia por su culo. Así estuvo en ese mete y saca por varios minutos… El culo, el coño… el coño, el culo.

Mi último recuerdo es ver a Mario y Juan durmiendo culo con culo en la cama de Mario; al huaso, en nuestra cama, reventándole ambos orificios a la pequeña, exquisita y caliente Elsa que jadeaba, intoxicada en lujuria y placer. Aún la oscuridad no se retiraba del todo y mis oídos, poco a poco, dejaron de escucharlos.

II

Abrí los ojos y de inmediato entendí el por qué sentía tanto calor. Andrea, desnuda sobre mí y ambos tapados con un cobertor de plumas, roncaba plácidamente. Con delicadeza la dejé a un lado y salté de la cama. El ronquido no varió ni en ritmo ni en intensidad.

Elsa, sobre las tapas, dormía desnuda entre Enrique y Mario en la cama que se suponía era la de Andrea y mía. Juan ya no estaba. Tras levantarme dirigí mis pasos hacia el baño, pues necesitaba una ducha.

Al volver, Elsa conversaba animadamente con Enrique. Andrea, desnuda, con los brazos cruzados detrás de su cabeza y cubierta solo hasta el ombligo, miraba perdida el techo; Mario, en tanto, dormía profundamente, en la otra cama.

Elsa: hola!

Yo: hola, pequeña… Sabes la hora?

Enrique: 10 para las 11.

Andrea: hola rey!

Yo: hola bebé… hola huaso, gracias… qué tal amanecieron?

Elsa: como si me hubiera atropellado un camión, pero un camión rico…

Andrea: genial…

Enrique: impeque…

Elsa: mi prima mayor no debe tardar en llegar… es bien puntual… te vas a llevar una sorpresa, creo yo… pero es… cómo decirlo... es bien cartucha, no sé si me entiendes, Dani…

Yo: perfectamente… no te preocupes…

Enrique: Oye mono… parece que golpearon… puedes ver, porfa…

Yo: ok… voy.

Al abrir la puerta, mis ojos se encontraron con una diosa. Elsa era una atractiva y bien formada mujer, pero ésta fémina era un deleite a los sentidos. Contaba con un hermoso y angelical rostro, iluminado por dos expresivos y cautivadores ojos azules perfectamente separados por una menuda y fina nariz sostenida gracias a una generosa boca encuadrada en gruesos y delineados labios. Era bellísima.

Su dorado cabello era largo, abundante, fino y pulcramente liso. Alta (1.70 mts), delgada y sin pronunciadas curvas, pues era más bien estrecha de caderas y discreto culo.

Empero ostentaba dos un poco menos que grandes y perfectamente formadas pechugas que terminaban en rosados y erectos pezones que se hacían notar incluso detrás del sostén.

Mujer: -oiga, acá pue’o ubicar al Dani, amigo del quique…

Yo: Y para qué sería?

Mujer: uste’ lo conoce?

Yo: si…

Mujer: es que resulta que mi prima chica, la moñi, me dijo que ese Dani podía ayudarme con un problema que tengo yo…

Elsa: ya Dani, no seas camote... Pauli! Prima… -dijo saltando desnuda de la cama, acercándose a su pariente para invitarla a pasar.-

Paula: Moñi!!! Llegué muy temprano?

Elsa: no… estamos despiertos… este pesaito que te abrió la puerta es el Dani, ella... Andrea, su novia, y -mirando fijamente a los ojos al huaso- tú conoces al quique... aunque no creo que de verdad lo conozcas, al menos no como yo… y el que duerme es Mario, amigo de ellos… ven pasa…

Paula: estás calata, prima...

Elsa: todos estamos desnudos… ven… siéntate acá… cuéntale al Dani…

Paula: pero acá... frente a todos...

Andrea: que no te de vergüenza... estamos en confianza...

Yo: Así es, amor... por otro lado, Paula... eres hermosa… qué problema que yo pueda resolver aqueja a tan maravillosa mujer como tú???

Paula: -riéndose con soltura- Paula Sánchez es como me llamo… y para hacer el cuento corto, les voy a decir que tengo 43 años… -abrí los ojos desmesuradamente y ella, sonriendo, prosiguió- gracias… me casé a los 14 y… luego de 29 años de matrimonio y dos hijas... por lo que me contó la moñi, creo que nunca he teni’o un orgasmo… y le pedí permiso al Hortensio pa venir pa cá a ver si usté puede hacerme lo mismo que le hizo a la moñi…

Andrea: te hiciste famoso, cariño… jajaja… voy a la ducha y vuelvo… espérenme sea lo que sea que vayan a hacer…

III

No se demoró ni 3 minutos. Luego partió Elsa y la siguió Enrique. En 10 minutos estábamos todos limpios, frescos, hambrientos y en traje de baño. Mientras esto pasaba, Paula fue en busca del desayuno, asombrándonos cuando llegó cargada con dos bandejas para alimentar a un batallón. Comimos pan amasado con queso de cabra artesanal, acompañándolo con un humeante y aromático tazón de café.

Tras el campestre desayuno, limpiamos y ordenamos el cuarto entre todos en unos cuantos minutos. Al terminar, parados en distintas partes del amplio cuarto, nos quedamos mirando y sin mediar nada, rompimos todos a reír, menos Paula (no comprendiendo el chiste interno) y Mario (aún durmiendo a pata suelta).

Andrea: ya Paula… ven… -luego, dirigiéndose a mi- cariño… puedo participar…

Yo: no faltaba más, amor... por supuesto que si, pero... desnudita o no vale…

Andrea: no hay problema… -al tiempo que dejaba sus hermosas tetas al aire y miraba a Paula- y tú… fuera con esa ropita también…

Paula: pero… delante de todos quieren que me saque la ropa?

Elsa: si, prima… dale… hazlo…

Paula: mmmm… no lo sé, prima… me da mucha vergüenza… una cosa es contar lo que me pasa y otra es quedar calata delante de personas que no conozco...

Enrique: a los únicos que no conoces en rigor, es al Dani, por quien estás acá, y a Andrea, su novia... así que por favor, no le pongas tanto color, prima...

Yo: -tomándola por los hombros- por otro lado cariño, acá nadie la va a juzgar… lo que aquí pasa, aquí se queda, o eso al menos practico yo… Elsa pudo contárselo a todo el mundo, pero solo te lo dijo a ti…

Elsa: es cierto, primi… quiero que seas feliz…

Yo: Paula… ven… quiero que te desnudes, lentamente, camines... aún más lentamente, hasta la cama que está allá -apuntando a la de en medio- y te acuestes de vientre, las manos cruzadas en la frente, mordiendo la almohada…

Todos: jajaja. jajaja...

Yo: Eso, así cariño… mira lo hermosa que eres y egoísta además... nos privas dolosamente de presenciar tremendo espectáculo

Enrique: prima... tienes un culo de campeonato

Andrea: eres una guitarra, una perfecta pera, Paula…

Yo: Eres tremenda, Andre... prendes con agua...

Todos: jajaja.jajaja

Yo: huaso, porfa... alcánzame el aceite… -como obligado dejó de mirar a su prima con deseo y... algo más, pensé.- Gracias… -le dije a Enrique. En seguida, mirando a Andrea a los ojos, untaba en sus manos de mi visiblemente excitada novia, aceite en abundante cantidad, le susurré - Tome reina… ayúdeme a esparcirlo por todo su bello cuerpo y, por supuesto, en el de ella.

En el mismo instante en el que Andrea y yo abrigábamos el voluptuosamente proporcionado cuerpo de Paula con aciete; Elsa y Enrique, tomaban ubicación en la cama vacía.

Luego de acomodarse, fijaron con lujuriosa atención sus ardientes miradas en los desnudos cuerpos de Paula en la cama y Andrea a su lado pasando sus manos por cada centímetro de la blanca y asombrósamente tersa piel de la rubia prima.

Enrique, con su verga lista para la batalla, dirigió su mano derecha por la espalda de Elsa desde el nacimiento de la cola con parsimonia y sensualidad hasta donde la columna se une a la cabeza.

Elsa respondió arqueando la espalda, los pezones erguidos y la mirada fija en su prima. No pasaron un par de minutos cuando el huaso con una leve presión en su nuca, le indicó que bajara lo que ejecutó sin rodeos, hasta comenzar con una impresionante mamada.

Al volver la vista noté cómo las manos de Andrea, se afanaban en la parte superior desde la espalda baja hasta el cuello. Tácitamente comprendí que debía ocuparme desde sus glúteos hasta la planta de los pies.

Juntos, durante largos minutos, le proporcionamos un estimulante, relajante y descontracturante masaje a Paula en cada uno de los músculos de su cuerpo. Al cabo, Andrea le pidió dar la vuelta. Paula, sin dudarlo accedió.

Procedimos del mismo modo sin detenernos en ninguna zona en particular por al menos 3 minutos más. De pronto, Andrea acercó su boca a un erecto pezón de Paula con el fin de propinarle un suave mordisco. El silencio fue rasgado por el primer gemido. Una fugaz mirada fue suficiente para entender que comenzaba el segundo nivel.

IV

Sin demora separé sus piernas y comencé a estimular su ya erguido clítoris con la palma de mi mano derecha. Segundos después, pasaba la lengua por su coño al tiempo que aumentaba la velocidad con la que frotaba su botón de la felicidad. Paula arqueaba su espalda en señal que estaba cerca del primer orgasmo en su vida…

Paula: Ayyy… siga, siga… ayyy... no pare… eso… así… ayyyy… que rico… ahhh…

En el instante en el que su coño comenzó a emanar grandes cantidades de fluidos, me separé sin dejar de estimular su clítoris y vi a Andrea con una teta en la boca y la otra en la mano. Entonces, noté que al penetrarla con mi dedo anular y del corazón, comenzó a dar espasmos con la cadera al tiempo que emitía sensuales quejidos, embargándole cada fibra nerviosa de su cuerpo la exquisita y sutil sensación del orgasmo.

Con el rabillo del ojo vi a los chicos. Elsa a lo perrito, tocándose el clítoris y sin sacar la mirada de nosotros recibía las embestidas por el culo del huaso, quien le daba a todo vapor no supe desde cuándo.

Al volver mi atención pude verla… Ahí estaba esa belleza. Desparramada sobre la cama con dos dedos de mi mano en su coño, jadeando. Abrió los ojos y nos sonrió… en ese momento, inicié el sube y baja. La primera lenta, la segunda un poco menos lenta y después de la tercera la masturbé a una velocidad de locos.

Un minuto así y Paula se abandonó completamente, eyaculando tal cantidad de líquidos vaginales que tuvimos que dar vuelta el colchón en cuanto se calmó de los espasmos de placer que le recorrieron el cuerpo por largos segundos.

Andrea: podemos cambiar, amor… quiero saborearla también…

Yo: claro, cariño… venga… Pauli… pequeña… dese vuelta y póngase a lo perrito… eso… ahora cómasela toda…

Paula: no lo sé, Dani… nunca me ha gustado chupar… ah… ahhh… que rico… por qué paraste, Andrea…

Andrea: si no le chupas la verga a mi novio, yo no sigo…

Yo: ya escuchaste… además tú me pediste que te hiciera lo mismo que a Elsa y si quieres puedes preguntarle… o no, chiquilla?

Enrique: no puede contestarles porque tiene mi verga en la boca…

Yo: ves... dale… como si fuera un helado… eso…

Andrea: espera… mira a Elsa...

V

Contaba con 14 años más que su menuda y exuberante prima menor, aunque no los representaba, pero no tenía ni un poco de la experiencia que Elsa acumulaba en su corto recorrido por este bello mundo.

Debido a la torpeza con la que mamaba, le tomé con ambas manos la cabeza y comencé a follarme su boca con determinación. Al principio trató de resistirse, pero Andrea con su lengua la convenció rápidamente, cediendo a mis deseos.

Andrea al tiempo que lamía su coño y clítoris, con el índice de su mano derecha empezó a estimular el rosado culo. Un nuevo orgasmo invadía el exuberante cuerpo de Paula cuando Elsa por la izquierda y Enrique por la derecha se unían a la fiesta con bombos y platillos.

Andrea: Amor… por qué no sigues tú acá… el huaso puede ayudarte, si quiere… Elsa… ven, vamos a jugar un rato las dos… tengo ganas de darme una ducha muy larga ahora… qué te parece?

Tomadas de la mano, Elsa y Andrea, salieron desnudas, toalla en mano, con dirección al baño. En el momento en que la puerta se cerraba, la cabeza completa de mi verga entraba de un solo empellón en su rosado culo. Enrique debajo de Paula, lamía con tesón ambas tetas.

Yo: tócate tú misma, Paula… eso…

Paula: ay! Me duele… ah que rico… ahhh… más… por favor… ay!!! Despacio… ahhh… ahhhh… me corrooo…

El orgasmo de Paula solo permitió que llegara con mi verga hasta el fondo… Esperé unos segundos para luego iniciar el clásico mete y saca, aumentando la velocidad progresivamente…

En tanto Enrique, aprovechando un nuevo clímax de la primita rica, se ubicó debajo de ella y apuntó su verga al coño…Un instante después, Paula comenzaba a ser follada a dos pistones por sus dos agujeros inferiores uniforme, coordinada y sostenidamente. Sus gemidos, jadeos y exclamaciones eran música para mis oídos.

VI

Los aullidos de la mujer terminaron por despertar a Mario, el que molesto y dispuesto a gritarnos, al ver lo que pasaba, quedose con la boca abierta y los ojos desorbitados casi saliéndose de sus cuencas, impávido.

Al notar la cara de pánfilo de nuestro amigo, decidimos orientarlo… Evidentemente mientras lo hicimos, ninguno de los dos paró o perdió el ritmo…

Enrique: anda a bañarte y vuelves…

Mario: pero…

Yo: ve, hombre… acá te esperamos…

Con la toalla en la cintura y una evidente erección, Mario partió rumbo al baño al tiempo que Enrique por el coño y yo por el culo follábamos a todo vapor como si el mundo se fuera a acabar.

No sé cuánto rato estuvimos así, pero fue largo. Al menos una media hora durante la cual Paula entró en una cadena de orgasmos que la dejó en un estado similar a la ebriedad. No controlaba los espasmos que sacudían su cabeza como si de una muñeca de trapo se tratara.

Paula: Pa… pa, pa… reeen… ca…ca… bro o, os po or fa a vo or…

Sus súplicas entre jadeos y gemidos me pusieron a mil y sin darme siquiera cuenta me hací de sus caderas con amaba manos para aumentar el ritmo hasta acabar en sus intestinos con gran placer. Segundos después Enrique se vaciaba en su coño entre rudas embestidas finales.

Al sacar mi verga, Paula quedó tendida medio muerta sobre el pecho del huaso. Éste la tumbó de lado, quedando de espaldas a la cama. Una sonrisa pintaba su cara. Los ojos cerrados y la respiración agitada denotaban aún cierto estado de éxtasis.

Paula: -casi dos minutos después.- me arden mis dos hoyitos… pero nunca, nunca de los nunca habría imaginado que fuera tan rico que te lo metieran por atrás… Con el Hortensio lo intentamos un par de veces, pero me dolió mucho… Ahora ya sé cómo me lo tiene que hacer…

Enrique: pauli… siempre te había visto conversando con Elsa, pero nunca me acerqué porque no me dabas bola. Era muy chico, pero fuiste la primera mujer que mi corazón amó. Esto para mí es un sueño cumplido.

Paula: en serio, quique… pues créeme que ahora que sé como follas, estás invitado a pasar por la casa cuando tú quieras… Lo mismo para ti, Dani… y saben qué… espérenme aquí… me dio sed… voy y vuelvo.

Yo: para dónde va usted, señora… Oye huaso anda tú y aprovechas de ver cómo va Mario y las chicas…

Enrique: -tras un breve instante de duda.- está bien, pero solo si me prometes, Paulita mijita rica, no irte de aquí hasta que estemos los dos solitos juntos un ratito al menos…

Paula: por supuesto, quique, querido…

Acostada de lado y estirada cuan larga es, apoyando su hermosa cabeza en la mano derecha, el cabello cubriéndole a medias sus nuevamente erguidos pezones. La posición en la que se encontraba permitía que resaltaran aún más sus femeninas curvas… Santo cielo, qué bella mujer era Paula.

Sus profundos ojos azules no dejaban de enfocarse en mi verga casi erecta al ver tremendo espectáculo. Sonreí. Contraje la corneta de modo que se moviera por sí sola. Paula sonrió, nuestras miradas se cruzaron. Sonreí nuevamente.

Yo: -segundos después de quedar solos.- y tú pillina… qué estás mirando…

Paula: -con voz de niñita- me la presta’i para practicar?

Yo: es toda suya, mijita linda…

Hicimos el amor por largo rato, en todas las posiciones que se nos ocurrieron y por sus tres agujeros. En medio de la sesión, me levanté a cerrar la puerta para que nadie nos interrumpiera lo que terminó por ocurrir casi dos horas después cuando una sucesión de suaves y rítmicos golpes en la puerta nos sacó de nuestra burbuja de lujuria y placer.

Enrique: -detrás de la puerta.- cabros… vengan… tienen que ver esto…

Continuará…

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