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El hechizo de bannet lo que realmente desea tu corazón

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3. Lo que realmente desea tu corazón. 

A la mañana siguiente, cuando los rayos del sol comenzaron a colarse por la ventana de la habitación, fue cuando May lentamente comenzó a despertar.

La hermosa chica había tenido una noche muy “agitada” y su aturdido cerebro apenas podía procesar todo lo ocurrido en las últimas horas, así que lentamente se puso de pie para tomar un vaso de agua, cuando las últimas frases que Harley le dijo la noche anterior cruzaron su mente.

En ese momento la singular pareja compartía un apasionado beso estilo Kalos, en donde la lengua de Harley dictaba el ritmo, y el cual era la culminación de la depravada sesión de masturbación que el perverso coordinador le había dado a su víctima.

De forma que en cuanto la necesidad de recuperar el aliento los obligó a separarse, dejando un delgado hilo de saliva uniendo sus bocas, fue cuando Harley miró el rostro de May y lo que vio logró excitarlo aún más: Ya que el cabello castaño de la chica estaba revuelto, mientras que un tenue sonrojo cubría las mejillas de la chica, y su hermoso rostro estaba cubierto de sudor y lágrimas.

“No sabes cuanto tiempo espere verte así” pensó Harley mientras atraía a su rival hacia su pecho para disponerse a descansar.

—Buenas noches, mi princesa —dijo Harley con un tono que pretendía ser dulce, pero que estaba lleno de sorna y de una cruel satisfacción.

—Voy a estrangularte por la mañana, maldito —respondió May con furia, a pesar de que estaba completamente agotada, pero el sólo se río de ella.

— ¡Que excitante, dormiré con una asesina! —respondió el coordinador burlándose de ella, antes de añadir —Pero como veo que tienes mucha energía: ¡Mañana al despertar usarás tu hermoso par de pechos para darme un paizuri!

— ¡Nunca! —respondió May llena de furia antes de comenzar a sucumbir ante el cansancio y quedarse profundamente dormida en el pecho de su captor.

Al ver el descubierto e indefenso cuello de su captor fue cuando May levanto sus manos y por un breve momento en verdad pensó en cumplir con su amenaza de la noche anterior, pero en cuanto esa idea cruzó por su mente sus manos comenzaron a temblar y para su sorpresa no se dirigían hacia el cuello de Harley sino hacia ella...

Por un breve momento la castaña creyó que sus propias manos estaban por estrangularla, pero estas se dirigieron hacia los tirantes de su bata, dejándola caer suavemente sobre el suelo, antes de hacer lo mismo con su ajustado sostén para dejar en libertad sus bellos pechos, y para su sorpresa y desagrado sus pezones ya estaban completamente erectos.

— ¡No! ¡Paren! ¡Por favor, paren! —ordenó la chica de cabello castaño con auténtica desesperación, pero sus rebeldes manos ignoraron olímpicamente sus instrucciones y empezaron a masajear sus pechos, poniendo especial atención en sus sensibles pezones, pellizcándolos con cuidado durante varios minutos.

—No... Eso no —dijo ella con un débil susurro de terror en cuando vio que sus manos se dirigían hacia la entrepierna del coordinador, que aún dormía, y sin importar lo que hiciera no podía detenerlas.

De forma que con extremo cuidado ella comenzó a remover las sábanas que cubrían el cuerpo de su captor hasta que dejó al descubierto un bulto de tamaño considerable debajo de la ropa interior del coordinador, quien parecía estar teniendo una erección matutina.

“¿De qué tamaño será?” se preguntó May con curiosidad, mientras sus ojos se vidriaban levemente y una sonrisa traviesa aparecía en su rostro, al mismo tiempo que sus manos tomaban el borde de la ropa interior del chico con mucho cuidado para retirarla cuando...

“¿Que Giratinas estás haciendo, May?” se reprochó a si misma después de sacudir su cabeza con firmeza, haciendo que el color de sus ojos volviera a la normalidad, al darse cuenta de lo que estaba haciendo. Aunque para el pesar de May no era como que eso importará realmente, ya que aun estando consiente de sus acciones nada de lo que ella hiciera sería capaz de detener su cuerpo.

Y cuando ella por fin logró su objetivo no pudo evitar quedarse paralizada por un instante mientras miraba con asombro la erecta verga de su rival, y a pesar de que ella no tenía experiencia en el ámbito sexual no podía negar que esta era muy impresionante, así que lentamente se fue acercando a ella para envolverla con sus generosos pechos.

Una vez más May trato de resistirse a aquel maléfico impulso de su inconsciente, pero era inútil, ya que su fuerza de voluntad se hacía cada vez más y más débil y cuando ella se dio cuenta ya era tarde, ella ya había cedido ante aquel impulso y se encontraba usando sus manos y sus pechos para masajear lentamente y con mucho cuidado aquella verga, la cual reaccionó de manera natural aumentando su tamaño.

—Vamos acaba de una vez, por favor —susurró May mientras continuaba con su indeseada pero placentera labor, estando tan concentrada en ella que nunca notó que Harley ya se había despertado y que la miraba estupefacto y con una gran sonrisa.

—Si en verdad quieres que termine, entonces usa tu boquita, linda —respondió el chico con una mezcla de deseo y firmeza en su voz, dispuesto a satisfacer la petición de su presa.

Al darse cuenta de que Harley estaba despierto el rostro de la coordinadora se tornó rojo de furia y de vergüenza, por lo que una vez más trato de luchar en contra de sus pervertidas órdenes, pero todo fue inútil ya que su boca se abrió y lentamente comenzó a recibir la erecta verga de su captor.

“Muérdelo, May ¡Muérdelo!” pensó la castaña con desesperación mientras se veía obligada a realizar aquella degradante tarea, sin embargo la reacción de su cuerpo era totalmente opuesta, ya que su lengua comenzó a rodear aquella vara de carne y a estimular la punta con lentas lamidas.

—Mmm... Lo haces delicioso... Y dime, cariño ¿Ya habías hecho esto antes o es tu talento natural? —se burló el coordinador mientras disfrutaba de aquel placentero tratamiento.

“¡Eres un maldito bastardo, Harley! ¡Cuando acabe contigo voy a...!” pensó la humillada chica con furia mientras continuaba lamiendo, pero sin percatarse de que su expresión comenzaba a suavizarse y de que muy en el fondo estaba comenzando a disfrutar lo que hacía.

“Harley será un bastardo, pero... Su verga esta deliciosa” se dijo la chica a si misma algunos minutos después, en los cuales el sabor del chico había invadido por completo su boca y era ella quién no solo estaba amando ese sabor sino que era ella la que comenzaba a lamer aquel miembro por su propia voluntad, cuando...

—Yo sabía que esto iba a gustarte, linda. Pero ahora es mi turno de probarte —indicó el coordinador, a quien no le pasó desapercibido el cambio en la expresión de su víctima, y sonreía de forma arrogante.

Al escuchar eso May pareció despertar de un sueño, ya que repentinamente sacó aquel miembro de su boca y comenzó a mover su cabeza bruscamente.

“¿Que Giratinas estoy haciendo?” se preguntó ella con una mezcla de miedo y culpa, mientras que su cuerpo se ponía de pie antes de recostarse sobre su captor, dejando que su húmedo coño y su trasero quedarán frente al rostro de Harley y a su completa disposición.

—Veo que en verdad te gustó mi maravillosa verga, cariño. De lo contrario no estarías tan mojada —señaló el coordinador después de que sus manos recorrían suavemente el trasero de May para retirar la húmeda prenda que cubría su excitado coñito.

Al oír aquello el rostro de la castaña enrojeció de cólera, sin embargo esta fue rápidamente sustituida por una expresión de sorpresa, ya que sin perder el tiempo Harley había comenzado a lamer su parte intima haciendo que fuertes escalofríos de placer comenzarán a recorrer todo su cuerpo.

—Justo así, cariño. Déjate guiar por el placer y continúa con tu labor —dijo el coordinador al sentir como el cuerpo de May estaba reaccionando a sus acciones y sus torneadas caderas se movían lentamente, buscando de forma inconsciente que él tuviera un mejor ángulo para realizar su trabajo, mientras que su linda boca volvía a atender su verga.

“Se siente muy rico... Nunca he sentido algo parecido... ¡Necesito más!” pensó May, abrumada por la excitación que sentía, por lo que siguiendo la orden de su captor ella comenzó a dejarse llevar por el placer que sentía y reanudó su tarea, lamiendo la verga del chico con más intensidad que antes y dejando que su sabor dominará su boca.

En esos momentos a la hermosa coordinadora ya no le importaba si aquello era correcto o no, lo único que le importaba era sentir más de aquella maravillosa sensación y estaba dispuesta a lo que sea para obtenerla: La dulce May estaba siendo dominada por la lujuria.

Sin embargo cuando ella estaba a punto de llegar al orgasmo fue cuando su razón volvió a tomar el control y la devolvió de golpe a su cruda realidad.

“¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto debe ser una pesadilla! ¡Por favor, despiértenme, por favor!” suplicó la confundida mente de la chica de Hoenn mientras unas cristalinas lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas, pero justo en ese momento fue cuando su cuerpo llegó a su tan ansiado clímax llenando el rostro de su captor con una lluvia de tibios líquidos.

Pero eso no fue lo único que ocurrió, ya que mientras May se corría su boca fue invadida por un espeso líquido, uno cuya consistencia no podía descifrar, pero que ella sabía muy bien que era.

Y a pesar de que no quería la pobre chica no tuvo otra opción más que tragarse el semen de Harley, y aunque intento hacerlo de un solo golpe tuvo que tragar dos veces más para que aquel espeso líquido pudiera pasar por su garganta, al mismo tiempo podía sentir como su captor ingería sus fluidos íntimos y por los gemidos de placer que hacía parecía que eran de su agrado.

“Lo trague ¡Arceus lo trague!” se replicó a sí misma con una confusa mezcla de nervios y excitación mientras su cuerpo temblaba y dirigía su mirada hacia abajo.

—En verdad estuviste deliciosa, cariño —respondió el coordinador relamiéndose con una gran sonrisa

— ¡Eres un asqueroso pervertido, Harley! —le contestó ella con furia y poniéndose de pie mientras trataba de cubrirse.

Varios minutos después, una vez que May se vio obligada a ponerse su ropa habitual encima del revelador conjunto de lencería que Harley preparó para ella, fue cuando la coordinadora se acercó a la ventana y pudo ver una reluciente playa y los rayos del sol reflejándose en el inmenso mar.

“¿Estoy en Ciudad Olivine?” se preguntó miraba el soleado paisaje que había frente a sus ojos y logró reconocer el icónico faro que había visto en los folletos que había leído el día anterior.

— ¿Te gusta la vista? —le preguntó Harley, ya que ella estaba absorta en sus propios pensamientos, pero al ver que ella no le respondía decidió añadir —Yo espero que si, después de todo este es uno de los hoteles más lujosos de la ciudad

Al escuchar aquella revelación May se sorprendió un poco, pero no fue capaz de expresarlo, ya que un suave toque que provenía de la puerta llamó la atención de ambos coordinadores.

— ¡Ya era hora! Debe de ser el desayuno que ordené —comentó Harley mientras terminaba de abrocharse su camisa y se dirigía hacia la puerta para abrirla.

— ¿Desayuno? —mencionó la chica con incredulidad mientras veía como una Gardevoir, vestida como una mucama, entraba a la habitación empujando un carrito en donde estaban dos charolas de madera que contenían un plato de cerámica cubierto por un domo de metal además de un tazón de frutas y una jarra de jugo.

—Déjalo ahí, linda. Yo me encargo desde aquí —dijo el coordinador con amabilidad mientras tomaba las charolas para colocarlas en la mesa junto a la cama y sacar un poco de comida pokémon que le ofreció a la tipo Psíquico a modo de propina.

—Espero que tengas hambre, querida —comento el chico antes de tomar asiento y mirar con curiosidad a la castaña, la cual estaba completamente inmóvil en su lugar.

— ¡Yo quería pedir auxilio! —admitió May de mala gana y haciendo un adorable puchero de resignación.

—Linda, creí que ya te habías dado cuenta de que mi hechizo te impide hacer alguna tontería como intentar hacerme daño o tratar de escapar de mí —respondió el coordinador con calma mientras quitaba el domo que cubría los platos y revelando su contenido —Pero por ahora ven a desayunar, de lo contrario se enfriara.

— ¡Panqueques con mermelada de baya Aranja! —exclamó una sorprendida e ilusionada May al ver el delicioso alimento y antes de darse cuenta ya estaba sentada junto a Harley y comiendo en silencio

— ¿Cómo supiste cuál es mi mermelada favorita? —preguntó la chica con recelo una vez que su estómago estuvo satisfecho y que recordó en compañía de quien estaba.

—Yo tengo mis fuentes, muñeca —respondió el coordinador quitándole importancia al asunto antes de mirar por la ventana —Hace un día increíble ¿No gustaría que fuéramos a la playa?

—Me parece bien, pero quisiera comprar un nuevo traje de baño —contestó May sin pensar, pero al darse cuenta lo que acababa de decir rápidamente se tapó los labios.

—No hay ningún problema, cariño. Entonces iremos de compras antes de ir a la playa —respondió el arrogante chico con una sonrisa de triunfo.

—Yo no... No se porque dije eso —respondió la chica, muerta de la vergüenza y muy confundida por lo que acababa de decir.

—Es muy simple, muñeca. Es algo que deseas de verdad —respondió Harley de forma casual mientras le tendía su mano y le dedicaba aquella enigmática sonrisa —Pero ahora que irnos.

Poco después la “pareja” salió de aquel lujoso hotel con dirección hacia el área comercial de la ciudad. Aunque durante el trayecto May se percató que sin importar lo mucho que deseara huir de Harley, había algo que la obligaba a permanecer junto a él, por lo que ella no tenía más remedio que recorrer las diferentes tiendas de la ciudad en compañía de la persona que más odiaba, hasta que...

— ¿¡Stefanis!? —exclamó la castaña bastante impresionada al estar frente a la exclusiva tienda de ropa femenina, lo cual sorprendió bastante a su captor.

— ¿Hay algún problema, linda? ¿Pensé que deseabas un nuevo traje de baño? —preguntó Harley, antes de sonreír con malicia al comprender lo que sucedía.

— ¿No me digas que esta es la primera vez que entras a una tienda de este nivel, cariño? —preguntó él, mientras que una avergonzada May asentía levemente con su cabeza.

—Eres tan dulce, cariño —comentó Harley con una fingida dulzura, cuando en realidad trataba de contener la risa —Bueno eso no importa, mejor pasemos de una vez —y tras eso procedió a abrirle la puerta para ingresar a la tienda.

Sobra decir que May jamás había visto el interior de una tienda así en su vida, por lo que no era raro que sus hermosos ojos azules devoraran con la mirada cada una de las prendas que veía colgadas en las perchas, hermosas prendas de las marcas más caras y exclusivas, las cuales ella sólo había visto en catálogos.

Así que después de un recorrido que ella no deseaba que terminará nunca la “pareja” llego al área de lencería, en donde la inmensa variedad de prendas sorprendió a la chica, pero no tanto como un exhibidor que estaba cerca de la entrada y ella veía con disimulo.

“¿Cómo me vería con algo así puesto?” se preguntó la chica con curiosidad y emoción mientras veía un maniquí que lucía un hermoso y atrevido baby doll de un reluciente color blanco con unas ceñidas medias a juego, cuando de pronto la imagen de ella misma usando ese sensual conjunto se formó en su cabeza, haciéndola sonreír hasta que...

“¿Que está pasando conmigo?” se reprendió así misma tras sacudir su cabeza de un lado a otro para evitar mirar el conjunto de lencería nuevamente.

—Buenos días, jóvenes ¿Puedo ayudarlos en algo? —preguntó con amabilidad una joven chica de cabello negro, sin duda una encargada de la tienda, y que parecía ser sólo unos años mayor que May.

—De hecho si, señorita. Mi “amiguita” está buscando un nuevo traje de baño —respondió Harley con una amabilidad que la coordinadora de Hoenn jamás espero de su parte.

—Entonces han venido al lugar correcto. Por favor sígame a los vestidores ¿Señorita...? —dijo la chica con una sonrisa tras mirar por un momento a May, tomando nota de la juvenil forma de su cuerpo, su tono de piel, el color de su cabello y de sus ojos.

—May Balance —respondió la castaña un poco apenada por las extrañas circunstancias que la habían llevado a la tienda, pero a su vez no podía evitar sentirse muy emocionada.

—Es un placer, May. Entonces sígueme, por favor ¡Te aseguro que encontraremos algo que hará enloquecer a tu “amigo”! —comentó la vendedora con picar día, lo cual hizo que rostro de la chica se tornará de un intenso color carmín.

“¿De verdad parecemos una pareja?” se preguntó la confundida chica mirando brevemente a su despreciable captor, antes de desviar la mirada. Y aunque ella trató de explicar que Harley la tenía secuestrada, ninguna palabra era capaz de salir de sus labios.

—No te preocupes, linda. He visto de todo en este negocio y ciertamente he visto cosas mucho más alarmantes —le respondió la amable mujer antes de comenzar a pasarle algunos trajes de diversos modelos y estilos, los cuales May veia con indecisión hasta que tuvo en sus manos un bikini Halter de un llamativo color rojo.

Sin pensarlo mucho May decidió probárselo y una vez que lo hizo quedó fascinada con la imagen que le devolvía el espejo. Ya que aquel conjunto le permitía lucir su envidiable figura de un modo en que jamás imagino, ya que la parte superior no sólo hacía que sus increíbles pechos resaltaran aún más, sino que también mostraba una pequeña y sensual insinuación del canal entre ellos además de dejar su espalda y su lindo abdomen al descubierto, además de que la parte inferior se aferraba sensualmente a su firme trasero para hacerlo destacar aún más.

— ¡Creo que necesitaré unas sandalias a juego con este bikini, señorita! —respondió May llena de emoción y seguridad en sí misma, una sensación que pocas veces había sentido y que para ser honesta le encantaba.

—Aquí tengo justo lo que deseaba, señorita May —contestó la encargada antes de darle unas sandalias de color arena, las cuales tenían una ligera plataforma y dejaban los dedos de sus pies al descubierto, lo cual la hacía ver un poco más alta y sensual.

Al ver aquel calzado la hermosa coordinadora no pudo evitar sonreír y después de ponérselo de forma inconscientemente comenzó a posar para sí misma, como si estuviera en una pasarela, de forma que pudiera resaltar cada uno de sus atributos. Y no era para menos ya que en esos momentos May se sentía como la mujer más sexy del mundo hasta que...

—Está decidido ¡Nos lo llevaremos! —dijo Harley al aparecer justamente detrás de ellas, por lo que como si acabará de salir de una especie de trance, May reaccionó e intentó cubrirse con la cortina del probador.

— ¿Qué se supone que estás haciendo? —preguntó la ruborizada chica con una mezcla de vergüenza, odio y excitación.

—Estoy pagando el bikini que seleccionaste, cariño —le respondió él con calma, mientras le entregaba a la encargada una brillante tarjeta de crédito de color dorado.

—Traeré su factura en un momento, señor —respondió la joven al retirarse por un breve momento, tras el cual volvió con un papel para Harley.

— ¡Muchas gracias por su compra! ¡Y espero verte de nuevo, May! —se despidió aquella amable vendedora antes de que ellos salieran de la tienda y comenzarán a caminar hacia la playa.

— ¿Tú tienes algo que ver con esto, verdad? —le reclamó la apenada chica después de algunos minutos caminando en silencio.

—No me culpes de todo, amorcito. Algo dentro de ti está cambiando y te aseguro que yo no tengo nada que ver en ello —respondió el coordinador con despreocupación, lo cual no le dio a May otra opción más que creerle, aunque había algo en esas palabras que la hizo estremecer.

A medida que se acercaban a la playa May pudo ver cómo un número cada vez mayor de personas pasaba a su lado, lo cual no era de extrañar ya que las blancas playas de Ciudad Olivaine eran un conocido centro vacacional, pero lo que en otras circunstancias hubiera sido un relajante paseo en esos momentos era una bochornosa situación.

No sólo porque estaba usando su recién adquirido bikini, lo cual provocaba que mas de un chico e incluso algunas chicas la devoraran con la mirada, sino porque su cuerpo la obligaba a caminar junto a Harley.

—Todos me están mirando —comentó ella con un susurro de vergüenza, mezclado por la sensación de orgullo que secretamente sentía por ser el centro de atención.

— ¿Y vas a decirme que no te gusta, cariño? —le respondió Harley de forma perspicaz y con una sonrisa traviesa, sabiendo perfectamente lo que ella en verdad sentía.

— ¡Solo guarda silencio! —respondió May completamente avergonzada porque su captor la conociera tan bien, era como si Harley pudiera ver a través de ella y supiera sus pensamientos más secretos, sin embargo ella no tuvo más tiempo para pensar en ello ya que su acompañante puso sus manos sobre su cadera y con todo el descaro del mundo la acercaba a él.

— ¿Se puede saber que estás haciendo? ¡Todos nos están mirando! —susurró la sonrojada y furiosa chica al percatarse de que a nadie en la playa le pasó desapercibido el movimiento de Harley.

—Tranquila, cariño Solo reafirmo que tú ya tienes dueño —respondió el orgulloso coordinador mientras apretaba las delicadas caderas de May, como si aquello fuera lo más normal del mundo.

— ¡Solo en tus sueños, idiota! —respondió ella con la poca firmeza que aún le quedaba en ese momento, pero sin poder resistirse u oponerse a ese contacto, pero lo peor es que en el fondo lo estaba disfrutando.

—Entonces es una suerte que los sueños se hagan realidad ¿No lo crees, cariño? —contestó el con calma antes de guiarla hacia una zona poco concurrida, detrás de una rocas, y en la cual la “pareja” decidió instalarse.

—Parece que conocieras este lugar —dijo May tratando de fingir que se sentía más segura de lo que en verdad estaba, todo sin dejar de mirar a su alrededor, pero en aquella sección de la playa no había nadie más que ellos dos.

—En realidad no. Este es un sitio que me recomendaron unos conocidos en las redes, ideal para pasar un buen rato sin ser molestados —respondió el chico quitándole importancia al asunto.

— ¡Supongo que debe tratarse de un grupo de asquerosos pervertidos! ¡Igual que tú! —atacó la chica con una pizca de satisfacción, ya que en esos momentos las palabras eran la única forma en que podía intentar fastidiar a su captor.

—Ellos prefieren denominarse como “Amantes Extremis”, pero creo que para fines prácticos tienes razón —admitió el coordinador sin ninguna pena, mientras seguía colocando una toalla sobre la arena, lo cual hizo temblar a la chica.

—Entonces... ¿Terminarás todo aquí? —preguntó May, presa de una extraña sensación mezcla de nervios y excitación, ganándose una lasciva mirada de su captor quién la rodeo con sus brazos por detrás y se acercó a su oído para susurrarle.

—No, princesita, aun no. Sé que una parte de ti ya arde en deseo y necesita entregarse a sus pasiones más oscuras... Pero también sé que lo que te motiva ahora es únicamente el calor del deseo —y mientras Harley decía esas palabras su abrazo sobre la chica era cada vez más fuerte y lentamente la llevó hacia donde había colocado sus cosas

—Lo que realmente deseo es que te consuma el fuego del amor, cariño, justo como me ha consumido a mi por tanto tiempo. Y en cuando eso suceda serás tú quien caiga rendida a mis pies y solo entonces tomaré lo que me pertenece —y tras esas palabras fue que la “pareja” suavemente se recostó sobre la toalla, el sobre ella.

En ese momento Harley miró a los ojos a su compañera, viendo en aquel par de hermosos ojos azules una mezcla de nerviosismo, odio, excitación y muy en el fondo había algo más, un sentimiento que comenzaba a nacer...

Pero antes de que May pudiera hacer algo más, ella recibió un súbito y apasionado beso en los labios, lo cual la sorprendió bastante y aunque ella trataba de resistirse y alejarlo de ella su cuerpo no le respondía, pero no era sólo eso ya que sin darse cuenta su lado consciente estaba comenzando a ceder frente a la pasión.

De forma que mientras los labios de ambos coordinadores se fundían en una apasionada danza de lujuria y deseo, las manos de ambos comenzaron a recorrer el cuerpo del otro con desesperación, por lo que sin darse cuenta ambos comenzaron a desnudar al otro. Ya que el único pensamiento que tenían era el de disfrutar de cada centímetro del cuerpo del otro sin que nada les estorbara.

En cuanto ambos jóvenes se vieron obligados a separarse para recuperar el aliento Harley pensó que la chica comenzaría a resistirse una vez más, pero para su grata sorpresa lo que sucedió a continuación fue todo lo contrario, ya que una de las manos de May bajaba por su abdomen hasta llegar a su entrepierna y una vez ahí tomo su verga y con gran decisión y entusiasmo comenzó a masajearla hasta producirse una erección.

—Ahora que tu verga esta dura, es tu turno de hacerme sentir bien —dijo ella con un suave y erótico ronroneo mientras una sonrisa, que sólo podía ser descrita como pervertida, aparecía en su rostro, a la vez que su mano comenzaba a acariciar con extremo cuidado los testículos de su captor

—Muy bien, princesa —respondió el con una sonrisa similar antes de que sus manos comenzarán a recorrer el cuerpo de la chica, una de ellas sosteniendo uno de sus desarrollados pechos mientras que la otra recorría sus torneadas piernas en dirección hacia su intimidad.

— ¡Oh si! ¡Tócame más, Harley! —suplicó ella en cuanto los ocasionales toqueteos en sus pechos se transformaron en delicadas y pasionales caricias, a la vez que los hábiles dedos del coordinador comenzaron a estimular la entrada de su coño, causando que un delicioso espasmo recorriera su cuerpo

De esa forma Harley y May pasaron varios minutos masturbándose el uno al otro, en esos momentos no había nada que les importará más que darle todo el placer posible al otro y disfrutar de sus cuerpos lo más posible, por lo que no era de extrañar que ninguno de los dos tardará en llegar a un placentero orgasmo.

En el instante en que May llegó a su límite pudo sentir como el cálido semen de Harley llenaba sus manos, por lo que no pudo evitar sonreír antes de desmayarse, pero no sin antes oír a su captor decirle: —Te amo.

“¿En dónde estoy? ¿Cómo llegue aquí?” se preguntó una confundida May, algunas horas después, antes de darse cuenta de que estaba recostada en la cama de la habitación que compartía con Harley.

“¿Y hablando de Harley? ¿En dónde estará?” se preguntó al notar que su captor no estaba en la habitación, por lo que sin dudarlo se levantó de la cama con la intención de escapar, cuando la imagen que le devolvía el espejo de la habitación la obligó a detenerse.

— ¿Cómo es que él conoce mis medidas a la perfección? —se preguntó en voz alta al darse cuenta de que estaba luciendo un conjunto de pantys y sostén de seda negra junto con unas medias a medio muslo para completar el atuendo, los cuales no solo eran de su talla, sino que remarcaban aún más todos sus atributos.

Sin embargo su reflejo no fue lo único que llamó su atención ya que encima de la mesa se encontraba una bandeja de madera, idéntica a la que vio en la mañana con el desayuno, con un pedazo de papel sobre ella.

“Querida May.

Temo que tengo algunos asuntos urgentes que atender y tendré que dejarte por unas horas, así que confió en que te portaras bien durante mi ausencia.

No hay problema en si quieres salir un poco para tomar aire fresco, ya que mi hechizo te hará volver a mi, de cualquier manera dejaré a Bannette para que te haga compañía y también una tarjeta de crédito por si deseas salir de compras. Te veré muy pronto mi muñeca.

Con amor Harley.”

Mientras leía la nota May pensó que se sentiría furiosa e intentaría escapar por cualquier medio posible, pero en lugar de eso miró el papel con una mezcla de resignación y nostalgia.

—Y dime Banette ¿Saldremos a algún sitio o simplemente vas a vigilarme aquí? —preguntó la chica al darse cuenta de que el tipo Fantasma siempre estuvo dentro del armario, y que al saber que su presencia había sido descubierta salió de su escondite.

Sin embargo el pokémon muñeca comenzó a tener una serie de fuertes y antinaturales arcadas, como si se estuviera ahogando con algo, antes de escupir lo que parecía ser una especie de pasta oscura.

Al ver aquello el color rápidamente abandonó el color del rostro de la chica, quien miraba con atención aquella pasta, ya que a pesar de su consistencia ella podía reconocer perfectamente el objeto que la había atado a Harley durante las últimas horas: Banette había estúpido su muñeca.

Continuará...

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