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El negro de Cartagena de Indias
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Mucha agua había pasado por el molino desde que mi esposa había empezado a coger con su ex novio. Unos tres años quizás. Habíamos pasado por varias etapas en el proceso. Nos encontrábamos ambos cómodos, ella teniendo sexo con otros y yo escuchando sus relatos. Aunque algunas veces le había pedido verla coger, ella no se había decidido ni yo insistido.

Viajamos a Colombia por una semana. Estuvimos por Bogotá, Medellín, para terminar el paseo en Cartagena y desde allí volver a Perú. Llegamos a Cartagena un jueves a la tarde, en vuelo desde Medellín, para quedarnos hasta el domingo por la tarde, como fin de las vacaciones.

El viernes hicimos un tour de full day. Es una relinda ciudad. Luego, al finalizar la tarde, caminamos por la ciudad amurallada y terminamos en uno de los tantos coquetos bares para turistas. Decidimos beber algo y acabar la noche relajados. Hacia las 10 pm, cuando ya estábamos algo subidos de tragos, se nos acercó a la mesa un negro caribeño. Simpático ni dudarlo. Para promocionar un tour a las islas el día siguiente, justo lo que haríamos. Así que no requeríamos su oferta.

Conversando con él sentí que había una tensión fuerte en mi esposa. Se sentía que ella quería algo con él. El colombiano se dio cuenta también y se puso en modo lanzado. Palabras más palabras menos, no avanzamos más esa noche y nos retiramos a dormir.

El sábado hicimos el tour hacia Baru y al volver a la ciudad, fuimos a cenar en la misma zona de la ciudad amurallada. Mientras comíamos, apareció el mismo tipo. Nos reconoció, lo reconocimos. Sin mucho preámbulo ya estaba cenando con nosotros. Muy rápido, demasiado rápido, la conversación se puso hot. Con experiencia y suficiencia nos propuso un trio. Miré a mi esposa, sus ojos brillaban, lo quería, pero no de decidía a aceptar. Tomé las riendas y dije que si. Ella no se negó.

Nos preguntó en que hotel nos hospedábamos, se lo dijimos y nos comentó que no había problema. Que había entrado algunas veces sin problemas. Terminamos la cena y fuimos los tres al hotel. En recepción no preguntaron nada, les parecía algo normal.

Al entrar a la habitación el negro tomó el control de todo. Sin dilaciones le dijo a mi esposa que se arrodille. Ella obedeció y él se desabrochó el pantalón y mostró su negro miembro, enorme, aún fláccido pero claramente monumental. Mi esposa no se resistió y empezó una mamada que lo puso duro, erguido, brutal en pocos segundos. Era imposible que erecto entrara en su boca.

Me dijo anda desnudándola mientras me la chupa. Él se acostó y mi esposa comenzó a chupársela sobre la cama. Mientras ella lo hacía, yo la desnudaba. Sentí su vagina húmeda y no resistí la tentación de meterle mi lengua, ella comenzó a gemir. En ese momento me ordenó desnudarme y obedecí. Se levantó de la cama. Se puso a mi lado y comparó su pene inmenso y erguido con mi pene pequeño y tímido. Le dijo a mi esposa "ahora vas a saber lo que es coger".

Me ordenó acuéstate. Obedecí. Le dijo a mi mujer ponte en 69 y obedeció. Le pregunté en ese momento si quería un condón. Me dijo que no, que se correría dentro de mi mujer. No insistí. Se colocó detrás de mi mujer, sus testículos chocando con mi rostro. Sólo eso. No hacía más yo, solo empezar a ver en primer plano y entrecortado por los testículos del negro, como mi mujer empezaba a ser cogida y gemía como nunca conmigo. Mientras el negro la cogía, mi mujer me la mamaba, más por compromiso que por otra cosa, erecta la mía ni a la mitad de la del negro llegaba.

Paró y le dijo a mi esposa "peruana ponte como perra". Se puso como perra. Me dijo, "lámele el culo a mi perra, déjamela lista". Lo obedecí. Luego me dijo sal puto cornudo y comenzó a cabalgarla. Mi esposa estaba tan caliente que la verga del negro entró en su culo sin problemas, pero cuando empezó a profundizar era evidente que no estaba acostumbrada y fue algo difícil, por varios segundos, quizás un par de minutos, hasta que pudo tenerla toda en el culo de mi mujer y desde ese momento, yo quedé de lado.

Ya todo fue entre ellos, yo sólo miraba hipnotizado. En perro, piernas al hombro, parados contra la pared, ella cabalgándolo. Full culo, minutos interminables. Mi esposa llegó varias veces, cuatro o cinco. Él le preguntaba "te gusta tu negro" ella respondía que "si". Él le preguntaba "¿tu marido es un puto cornudo?", ella respondía "si, es un puto cornudo". Hasta que el negro se venía. La saco del culo de mi mujer. Nos dijo "acuéstense juntos peruanos" y luego se vació en nuestros rostros. Un flujo de semen que nos pareció infinito.

Nos acostamos los tres y al rato empezó el segundo round, pero esa es otra historia.

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