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Elmer y la jurisprudencia de la logia (Segunda Parte)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

-Por ejemplo ahora vas a ver…

Se levantó y otra vez como al descuido su pollera se subió ante mi exhibiéndome una cola dura, redonda, parada…

-El otro día fui a pedirle el teléfono porque el mío de línea no funcionaba. Cuando se descuidó empecé a rebuscar y encontré esto. Te resulta conocido?

-Sí, creo que si el aceite de…

Sin darme tiempo me empujo sobre la cama y saco unas esposas que tenía en su bolso. Me las coloco y rápidamente empezó a desvestirse. Como había sospechado llevaba un hilo dental negro mínimo que se perdía entre su cola.

Intente soltarme pero se quitó la remera y me coloco el corpiño como mordaza.

-Ahora me vas a contar todo sabes? Guacho…

Solo cubierta por la tanga empezó a frotarse el aceite del pequeño frasco por el cuerpo, primero por las tetas y después hacia abajo por su clítoris todo depilado, rico, carnoso.

Poco a poco empezó a retorcerse y jugar con sus manos sobre su cuerpo, gemía, se arqueaba. Se paró delante de mí y acerco su conchita jugosa a mi boca…

-No no no… contame todo o vas a sufrir…. -dijo al tiempo que sacaba un consolador de grandes proporciones de su bolso, a esta altura una caja de sorpresas.

Me sentó en la cama y se acostó delante de mí. Me pasó la lengua por la cara y empezó a morderme los pezones. Mi improvisada mordaza impedía que pudiera gritar, pero la mezcla de dolor y placer era incontenible agravada por el perfume enloquecedor. Ya desnudo empezó a frotármelo por la pija y como ya había pasado empezó a ponerse absolutamente dura, como nunca la había tenido.

-Hijo de puta, pero que pedazo de pija tenés, con razón estas minas enloquecían con vos.

Arrojo el consolador y tomo el frasco y lo vació entero sobre su cuerpo, y así empapada se arrojó sobre mí. El aroma incontenible me enloquecía, no podía soltarme y sentía que mi pija estaba tan dura como una roca. Abrió su boca y engullo mi miembro hasta chocar contra su paladar, sentía su lengua bajo mis testículos y como se ahogaba con todo el trozo de carne en su garganta.

Pero nada parecía inmutar a Irina, mientras chupaba, jugaba con su lengua con la otra mano buscaba el consolador y lo metía con fuerza en su vagina que ahora apreciaba totalmente depilada.

El experto lengüeteo pronto me hizo sentir que mi leche venia. Irina me quito la mordaza para besarme, bah en realidad presa de su desesperación ahogarme con su lengua, morder mi lengua, mis labios.

-Voy a acabar amor… –no me dejo terminar hundió mi pija en su boca y bebió toda mi acabada, una gran descarga la hizo dejar escapar unas gotas que recogió con su mano y bebió.

Volvió a buscar en su bolso y extrajo la llave. Quito mis esposas y se subió encima mío. Con extremada violencia comenzó a saltar con mi pija adentro de su sexo que a estar altura nuevamente estaba al palo.

La violencia con la que saltaba sobre mí y al mismo tiempo masturbaba su clítoris parecían enloquecerla cada vez más. Veía sus ojos ponerse en blanco, pero el traqueteo me tenía loco. Clavaba sus uñas sobre mi pecho, mordía mis pezones y seguía bombeando. Sentí mi pija empapada de sus jugos, como una catarata incesante. Conté no menos de 3 orgasmos en menos de 10 minutos cada uno de ellos precedido de un fuerte grito y más jugos.

Sentía que la cosa se estaba descontrolando. Irina estaba como poseída, giro y exhibiéndome su hermoso culo seguía bombeándome, mal.

De pronto un golpe en la puerta corto la andanada de gemidos y gritos.

-Buenas tardes, de recepción disculpen soy la mucama, hay una fuga de agua en el baño me dicen de la habitación contigua que se está mojando toda la alfombra. Podrían cubrirse un minuto para que podamos ver.

Me extraño que la voz fuera de una mujer, Irina quito mi miembro fastidiada y cubriéndose con una bata de toalla corta me indicó.

-No oses vestirte, quédate así debajo de la sabana que ya despacho a esta mujer.

Me tape con una manta, intentando cubrir mi miembro al palo y me quede observando la escena.

Abrió la puerta y una mujer con un uniforme de portera o algo así le indico si podía pasar un minuto. Ingreso con una caja de herramientas en mano y le pidió a Irina abrirle la puerta. Cuando se adelantó para abrir el picaporte, la mujer del servicio saco un pañuelo de su bolsillo y cubrió su boca, cloroformo o algo así.

Irina cayó, la mujer del servicio se quitó su gorro y me dijo sonriendo:

-Hola Elmer, que haces con esta chiruza. Cambiate que nos vamos.

Enseguida entro una segunda mujer también con uniforme de portería, enterito azul y se quitó la gorra.

-Amateurs, siempre lo mismo. Ayudame que nos vamos, el de la recepción ya sabe, está todo bien. Nos vamos a otro lado a terminar esto como corresponde. ¿Te gustaría?

Al tiempo que decía esto quitaba su gorro y bajaba el cierre exhibiendo unas hermosas tetas conocidas

-Mariana!!

Se acercó con su clásico andar felino, envuelta en ese perfume penetrante siempre, mientras Irma ataba y amordazaba a Irina y la envolvía en una especie de funda

-Me extrañaste bebe? – al tiempo que metía su lengua en mi boca, jugosa, inquieta y sexy.

-Ahora vamos a terminar esto como corresponde.

(Continuará)

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