Nuevos relatos publicados: 12

Era de esperarse

  • 3
  • 30.528
  • 8,95 (21 Val.)
  • 0

Escondido en el armario podía observar como a mi novia de la preparatoria, a sus 19 años, le daban una tremenda y deliciosa cogida.

El hombre que pistoneaba fuertemente el precioso culo de mi novia era mi tío de 50 años. Aun con su vieja edad y su cuerpo gordo, estaba partiendo a mi hermosa novia en dos.

Últimamente se han comportado bastante amigables entre sí, hasta se podría decir que llegaban a coquetear discretamente enfrente de mí. Pero nunca pensé que mi novia a la que tanto amo me iba a poner el cuerno con el gordo de mi tío.

Hubo días en los que mi novia paseaba por la casa en shorts cortos, en ese entonces pensaba que simplemente ella se sentía en confianza y quería estar más cómoda. Pero ahora me doy cuenta que lo hacía con la intención de seducir a mi tío y yo nunca me di cuenta.

Mientras me seguía lamentando, los hermosos gemidos de mi angelical novia se hacían más dulces cada segundo que pasaba. Las fuertes embestidas de mi tío provocaban unos aplausos exquisitos cada vez que su pelvis chocaba con las suaves nalgas de mi querida niña.

La diferencia de tamaño y técnica era demasiada evidente, ya que conmigo nunca había gemido de esa manera. Pareciera que mi novia quisiera llorar de tan rica cogida que le estaban pegando. Se podía apreciar en su rostro una expresión de puro placer.

Es gracioso pensar que durante 2 años estuve rogándole a ella para que fuera mi novia. Y tuve que esperar otro año para tener sexo con ella por primera vez. Sin embargo a mi tío solo le bastó dos semanas para hacerla suya.

Una mujer tan perfecta como ella necesita a un hombre de verdad y evidentemente no soy yo, sino el hombre que está tratando de preñarla ahora mismo.

Mi tío volteó a mi novia y empezó a penetrarla en posición de misionero. Los brazos de ella rodeaban el cuello de mi tío y sus piernas abrazaban su cuerpo. La verga larga, gorda y morena de mi tío llegaba a lugares a los que yo nunca podría alcanzar, sin importar lo mucho que me esforzara o lo mucho que la amaba.

A veces el solo hecho de amar a tu pareja no es suficiente para mantener una relación y la prueba viviente de eso estaba pasando justo enfrente de mí.

Unos momentos después, los enormes huevos de mi tío se contraen mientras él deja escapar un enorme gemido. Esto me da a entender que está depositando grandes cantidades de espesa corrida en el útero de mi bellísima y joven novia. Sin oposición alguna ella se deja fertilizar por el obeso pero vigoroso hombre al que tiene entrelazado entre sus piernas.

Se mantuvieron en esa posición durante media hora, mi tío nunca salió de ella y durante todo ese tiempo observe como compartían apasionados besos. Se podía sentir la atracción y el amor que sentían el uno al otro mediante sus tiernos pero a la vez obscenos besos. Ella se veía muy feliz.

En ese momento comprendí que ya había perdido por completo al amor de mi vida. Para ser más precisos, estoy seguro que la perdí desde el día que le presenté a mi tío.

(8,95)