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Experiencia de la vida real con mi esposa cachonda

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Un día mi esposa me fue a recoger a un punto de la ciudad ya que por cuestión de trabajo no llevé mi vehículo,  así que le pedí que fuera por mí, ese día era un día caluroso y húmedo porque el día anterior había llovido, y me contestó que se había duchado y que estaba desnuda en casa ya que para nosotros es normal estar desnudos en casa, debido a que somos nudistas y me contestó que se ponía algo e iba por mí.

Mi mujer es llenita de pompas bien paraditas y pechos normales no grandes, se piensa que por ser rellenita es de pechos grandes; tiene la piel blanca y es muy desinhibida también. Ese día también me quedé de ver con un primo en ese lugar para que me llevara unos documentos. Llegó y nos pusimos a platicar y me comentó que si podía irse a mi casa, ya que su esposa pasaría por él y le dije que sin problema.

20 minutos después llegó mi esposa, cuando nos vio, la vi sonrojarse mucho y me acerqué a ella, me di cuenta de que solo venía con una tanga morada y transparente y una playerita de tirantes pegada sin bra, me dio pena también y le contesté que venía mi primo con nosotros porque su esposa iba a pasar por él a nuestra casa, entonces me subí enfrente del automóvil y mi primo atrás. Ya no nos quedó otra, era obvio que se veía mi esposa en tanga y su playerita pegada sin sostén, al principio traté de seguir la plática para distraerlo y entonces mi primo comentó que hacía calor y mi esposa me volteó a ver y me sonrió pícaramente, me quedé callado, pero mi esposa contestó: ”si mucho, por eso traigo sólo una tanga y una playera”, pero mi primo ya sabía que nosotros somos así nudistas, eróticos y cachondos ya que alguna vez en una casa de campo, habíamos jugado un juego erótico de tablero con su esposa y terminamos desnudos los cuatro. El sólo contesto travieso: “ya me di cuenta”.

Para que mi esposa no se sintiera mal me quité la camisa, y mi esposa me dijo que también los pantalones de una forma cachonda, accedí para solidarizarme con ella, pero todo esto me excitó a mí y se notaba en mis calzones la excitación, mi primo solo se quitó la playera y llegamos a casa. Él se vistió de nuevo, pero mi esposa y yo no, obvio nos bajamos y entramos a la casa ya con la temperatura al 100, mi esposa como si nada ya que les comentaba es muy desinhibida. Pasó mi primo y se sentó en la sala, yo le seguí el juego a mi esposa, la dejé que tuviera el control y le ofreció un refresco con hielos ya que en la casa se sentía más el calor, entonces al servirle el refresco se agachó y dejó ver sus pechos, mi primo se sonrojó y no comentó nada, luego se sentó mi esposa en la sala con los pies en flor de loto, se le marcaba y transparentaba toda la vagina y su nuevo depilado que era una rayita de vello, que por cierto era muy sexy, lo cual a mí me gusta. De repente vio mi esposa como mi primo le estaba viendo su sexo y se dio cuenta de su transparencia, eso le excitó aún más a ella, cuando mi esposa se paró y vi mojada su tanga era de lo excitada que estaba y sus pezones duros se dejaban ver en su playerita, me senté junto de ella y puse mi mano en su tanga notando que estaba completamente húmeda.

Mi erección era tal que estuve a punto de quitarme los calzones, cuando en ese momento tocó la esposa de mi primo, mi esposa dijo que la invitara a pasar o ella lo hacía, mi primo dijo que tenía prisa que debía llevarla a su trabajo, se despidió y se fue todo sonrojado. Salimos así como estábamos a despedirlo, su esposa se bajó a saludar y comentó: “wow que cachondos”. La invitamos a pasar, pero explicó que tenía que regresar al trabajo pero saliendo venían a tomar un café y relajarse con nosotros ya que era viernes, lo ameritaba.

Mi primo y su esposa saben y conocen como somos. Yo ya no aguantaba más mi esposa me beso y me metió la mano en los calzones acariciándome el pene enfrente de mis primos, ellos nos vieron con una mirada morbosa y caliente a la vez. Cuando cerró la puerta, nos volteamos a ver con mirada erótica y empezarnos a cachondeamos, estaba tan húmeda que la tanga estaba empapada, yo le metí el dedo a su tanga para buscar su clítoris y me lo chupé saboreando su humedad. Después ella se subió al sillón y al acercarme me bajo los calzones y puso mi pene en su cara, husmeando con su lengua mi pene hasta que lo introdujo a su boca, tocándome los testículos y las nalgas. Entonces le acaricié la espalda hasta llegar a sus pompas, ella me aventó al sillón y quedé bocarriba y ella se sentó en mi cara, poniendo su vagina en mi boca, yo empecé a mover la lengua hasta que la hice venir, sintiendo su líquido en mi cara. Yo le tocaba los pezones sintiéndolos completamente duros y ella no dejaba de gemir.

Luego se acostó bocarriba abriendo las piernas y mostrándome su vagina por completo, e invitándome a penetrarla. Me acerqué y puse mi pene en su clítoris masajeándolo lentamente para que logrará tener otro orgasmo, pero antes de tenerlo fui introduciendo mi pene erecto lentamente en su vagina sintiendo su calor y estrechez. Después me senté en el sillón y ella se subió en mí de frente buscando mi pene para meterlo en su vagina de nuevo. Ella se movía hacia arriba y abajo, haciéndome penetrarla cada vez más, hasta que logró su orgasmo y luego ella, para complacerme, hincó en el sillón levantando sus pompas para que la penetrara en la humedad de su vagina hasta que logró que yo explotara dentro de ella. Al final, después de un sexo salvaje, nos fuimos desnudos a la cocina a preparar algo de comer y con ganas de otra aventura más.

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