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Juan, mi profesor evangélico de la Uni

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Cuando pasaban los ciclos en la universidad me iba dando cuenta que era importante el excel, no solo para los cursos que llegaba, sino tambien para el trabajo que pensaba postular luego. Era importante tener un nivel alto en excel, así que conversando con mi papá y averiguando dimos con unos cursos en la UNI. Esta universidad se caracteriza por ser especializada en carreras de ingeniería, así que me ayudó con la matrícula. En ese entonces tenía 22 años.

Debía ir los sábados de 2pm a 6pm durante 3 meses y así por nivel (básico, intermedio y avanzado). Para empezar, recuerdo haber llegado muy temprano la primera clase y como debía esperar, me metí al salón. Al rato llegó Juan, un señor de unos 58 años (luego él me contó), morenito, de baja estatura con lentes y muy serio y recto, callado, de pocas palabras y no bromeaba mucho. Eran 4 horas de clase y resultaban pesadas. Era un salón de 12 alumnos.

A la tercera clase que terminó, recuerdo haber salido a tomar el bus que me llevaba a casa. Yo iba parado y con el cambio de semáforo, este profesor llegó a subir al mismo bus. Ambos parados, yo lo saludé con la cabeza y una sonrisa, igual él serio y al rato se desocuparon los asientos y me he ido a sentar. Por coincidencia él también así que hemos ido sentados juntos. De casualidad también vivía cerca de donde yo vivía en ese entonces.

Así fue a la siguiente semana que estamos en receso y me pregunta si también iba a casa saliendo de clase, le dije que si y se ofreció a ir juntos. Yo le dije que claro, además ni me imaginaba o pretendía nada, yo no quería que nadie sospeche algo y tampoco ando angustiado por hombres. Nunca ha sido así.

Lo he esperado a que guarde sus cosas y hemos salido. Caminando y conversando un poco. Durante el camino todo bien, me contaba que asistía a una iglesia evangélica y que a veces tenía reuniones por las noches de los sábados. Yo respeto mucho las creencias y creo que de eso él también se dio cuenta. Así que le tocó bajar en su paradero, yo bajé en el mío y hasta ahí. Pero creo que su inteligencia me llamaba mucho la atención. Él a la vez era ingeniero de profesión, asesoraba empresas, tenía una consultora y dictar clases para él era como un hobbie que disfrutaba.

Ya a la siguiente clase fui yo quien le consultó si iba y me dijo que no, él en realidad tenía un carro, pero estaba en mantenimiento y por eso ya iría en el suyo, pero si yo quería podía llevarme hasta mi casa. Le dije que estaría bien. Durante el camino me contó que era un señor viudo con hijos mayores a mí y ambos ya habían formado sus familias y vivían fuera de lima. Me dijo que hace unos 5 años atrás, en ese entonces, su esposa había fallecido de un accidente. Me resultó triste, lo escuché mucho ese día y lo entendí. Ese día intercambiamos números con el pretexto de si tenía alguna consulta sobre algún tema podía escribirle o llamarlo. Yo para esto tenía exámenes y debía prepararme así que esa fue la excusa para comunicarme con él un día de semana. Él muy atento me respondió y me dijo que tal vez sería mejor que nos veamos en su casa. Vivía solo y fui, sin ninguna intención.

Luego de terminar la explicación me dijo que iría a esta iglesia y me invitó. Al día siguiente no tenía tareas pendientes así que le dije que si. Esto para demostrarle creo yo mi agradecimiento a tenerme tanta paciencia y acompañarlo. Llegamos, hicieron sus alabanzas y me presentó a algunas personas como su amigo. Yo era su amigo.

Y creo que así fue, había días en que me sentía aburrido en casa y le escribía y le decía si podía ir a tomar lonche, me decía que si. Igual él. Y así. Creo que era una amistad, si fue una bonita amistad. Cuando quería comer pizza, llegaba y conversabamos de una y otra cosa. Su inteligencia por saber tanto de tantas cosas me hicieron admirarlo que ya despertaba en mi bastante atracción. Eso no significaba que quería algo más, solo era demasiada admiración y atracción. Tampoco pensaba que él quisiera algo más porque sentía que me veía como un "nieto".

Así fueron pasando las semanas, meses. Me volví a meter al mismo horario para que me toque con él y me iba bien, aprendía y me iba muy bien.

Ha llegado un dia en que me llama y fue mi sorpresa cuando Juan me cuenta que se había dislocado el pie al bajar apurado las escaleras y había preguntado por mi para ir a verlo. La verdad es que debía estar vendado con muletas por 2 semanas. No debía hacer esfuerzo. Entonces él no comunicó a nadie más que a mi. Para ir a verlo. Llegué de la universidad a la clínica. Tomamos un taxi, llegamos a su casa, estuve pendiente de él y recuerdo que ese día me quedé en su casa por si necesitaba algo. A mi me sorprendió porque pensó en mi y no en otra persona. Luego me enteré que había sido hijo único. Sus papás ambos habían fallecido y él no quería que sus hijos se enteren porque no le gustaba dar problemas.

Así pasaban los días. Yo me quedaba en su casa porque yo vivía en un cuarto, yo viví fuera de lima toda mi vida y me quedaba solo en lima por estudios, así que no tenía que andar pidiendo permiso de salir. Además yo sentía que estaba haciendo lo correcto.

Creo que eso afianzó nuestra amistad con esos días y no sé supongo que empecé a ¿atraerle? No tengo idea, pero me dijo que era muy guapo, que no se que hubiera sido de él esos días, me acerqué a él y solo le di un abrazo y le dije que no era nada, que quería que se recupere y por eso lo acompañaba. Sabía que no tenía a mi familia cerca y me dijo que si él y yo estabamos solos, por qué no nos podíamos hacer compañía y que cualquier cosa que yo necesite él podía ayudarme.

Creo que nos gustabamos, pero no estabamos dispuestos a proponer nada, por temor, miedo, no se. Ninguno de los dos. Ambos creo teníamos dudas. Además no soy alguien experto en esto. Dentro de mi torpeza trataba de insinuar algo, igual él, pero nada.

Ha llegado un día en que me dijo para tomar algo en su casa. Era vino. Una botella. Me dijo que por su religión no era que le prohibían, podía tomar si, pero medido, sabiendo tomar, con control. El alcohol desinhibe y acepté.

Se terminó un vino, tomamos el segundo, sacó otro que tenía y a la mitad del tercer vino yo ya estaba medio mareado, igual él. Hemos estado sentados en su mueble y recuerdo que empezamos a hablar de cuanto tiempo estaba solo, igual yo le conté que andaba sin nadie, nada. Entonces ya me tocaba la cara, me sonreía, yo le tocaba los brazos, me tomaba de la mano, mi pierna, muy sutil todo.

Ha llegado el momento en que pasó así:

Juan: Te apuesto un vaso lleno de vino a que no te puedo dar un beso

Yo: Ya! apuesta aceptada (Cerré los ojos)

Sentí como se acercó, su respiración, su aliento y me dio un pico. Luego se tomó el vaso de vino.

Yo entre risas le dije que yo también le apostaba otro vaso de vino a que no se atrevía a darme otro beso. Pues él se tomó primero el vaso y me plantó un buen beso. Paramos y le dije que se los devolvía, no porque no me haya gustado, sino porque me encanta como hombre.

En eso yo me he sentado sobre él en la posición como si fuera a "cabalgarle", pero obviamente con ropa. nos hemos besado unos buenos minutos mientras que el tocaba mis nalgas sobre la ropa e iba desabrochandome el cierre del pantalón.

Reconozco que esa vez con Juan me porté como una verdadera perra. No medí ni reprimí nada porque ese hombre lo valía y él al comienzo se asustó un poco viendome así, pero le expliqué que era porque me encantaba y si sentía cariño por él. Ha sido esa la primera vez que me porté de esa forma. Me he parado, le he bajado el cierre, le he sacado la verga y se la he empezado a chupar. Yo no tengo mucha experiencia con eso, pero creo que lo hacía bien porque lo disfrutaba. Luego él me ha pedido que me pare, me ha volteado, me bajó el pantalón, la ropa interior y me ha empezado a besar las nalgas, luego a abrirlas con su mano y después a empezar a meter su lengua dentro de mi culo. Si sabía que era el 69 por videos, pero nunca lo había hecho con alguien. Se lo pedí hacer y subimos a su cama. Hemos estado así por minutos y luego vino la penetración.

Ese hombre tenía un pene grande y me hizo llorar. Pese a todo eso, lo disfruté y sentía como disfrutaba él también.

Me ha agarrado de las caderas y sentía sus embestidas en perrito. Se ha subido sobre mi y me ha taladrado a su antojo. Me agarró piernas al hombro, de costado, sobre el filo de la cama, me hizo que me pare y le de sentones.

Luego de eso se quitó el condón y se corrión en mis nalgas, me pidió que las abriera con mis manos y se corrió. Se tumbó sobre mi y solo nos reíamos. Me besó, me dijo que antes había tenido una experiencia con otro hombre, pero habían pasado muchos años de eso. Que no se sentía preparado o no pensaba volver a tenerlo, pero que me conoció y tampoco se imaginó que a mi me gustaba él.

Así suceden las cosas, fluyen poco a poco. Luego de eso nos vimos un par de veces más debido a que él debió viajar a visitar a su hijo y creo que se quedó por allá.

A veces me escribe para saludar, igual yo. Más que algo carnal que disfrutamos, fue la amistad primero. Ya no nos hemos visto más, pero ambos nos guardamos mucho cariño y respeto, de eso estoy seguro.

¡Saludos!

(9,50)