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La gran follada

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Para comenzar, os comentaré que este relato es totalmente verídico y no hay nada de fantasía o imaginación, todo sucedió tal y como os lo relato a continuación.

Como ya os conté en el relato anterior, le podéis echar un ojo si queréis, se tituló “Convenciendo a mi mujer", ahí os conté como lie a mi mujer a realizar un trio por primera vez y viendo el buen resultado obtenido en ese encuentro, hemos seguido profundizando en el mundo liberal.

Para los que no habéis leído el relato anterior, os contare que somos un matrimonio de mediana edad.

Mi mujer es preciosa, no tiene un gramo de grasa y lo que mas resalta de ella son las pedazo tetas que tiene, son grandes, duras y nada caídas a pesar de su edad. Yo soy alto, de complexión normal, pero muy bien dotado. Para continuar con la presentación, os diré que mi mujer se llama María y yo Julio y llevamos juntos prácticamente toda la vida.

Bueno para empezar la historia os diré que se acercaba el cumpleaños de ella, por lo que tenía pensado hacer algo especial para celebrarlo, así que volví a llamar a Iván (El chico del primer relato) para hacerle a mi mujer una buena fiesta, pero casualmente el chaval por esas fechas no estaba disponible por temas laborales, con lo cual tuve que volver a poner de nuevo otro anuncio en internet para buscar otro candidato para fiesta.

Como ya os dije, mi mujer esta que se rompe de buena, por lo que, a la media hora de poner el anuncio, ya tenía un montón de mensajes de chicos que querían quedar con nosotros.

De todos los correos, hubo uno que me llamo mucho la atención, se trataba de dos chicos que se ofrecían para quedar, nosotros solamente buscábamos un chico y estos eran dos, pero la idea me encanto, solo de pensar de ver a mi mujer con tres pollas, bufff, eso tenía que ser brutal, por lo que rápidamente se lo propuse a ella, la cual se negó en rotundo a la propuesta, diciendo que estaba loco, que tres pollas eran mucho para ella, que la íbamos a reventar y excusas similares.

Así que no volví a insistir, pero empecé a urdir un plan para llevar a cabo mi propósito a sus espaldas.

Quede con los dos muchachos en cuestión para conocernos, ya que de lo que te cuentan por internet, a la realidad, suele haber un abismo, y no tenia ganas de sorpresas desagradables, por lo que quedamos en un bar céntrico de la ciudad para tomar algo los tres.

A la hora acordada llegaron, se llamaban Juan y Luis, dos muchachos de más o menos nuestra edad, complexión normal y muy similares ambos, deberían medir 1,75 y 80 k aproximadamente, tenían buen aspecto y eran muy agradables. Me comentaron que ya habían tenido alguna experiencia con parejas y que eran muy cañeros, por lo que la fiesta pintaba bien ya desde un principio.

Me preguntaron si la chica de las fotos del anuncio era real, a lo que por supuesto les conteste que sí, que no había trampa alguna.

Después de un buen rato de charla, les comenté que ella solo quería un chico, así que les pedí unos días para que yo pudiese idear un plan para follarnosla los tres, de todas maneras, aún faltaba casi un mes para su cumpleaños y teníamos tiempo suficiente para prepararlo todo.

Les comenté que como seriamos tres follando, seria una buena idea hacernos las pruebas del VIH y venéreas, para poder follar a pelo y evitar así tener que andar sacando y poniendo condones, con el engorro que ello conlleva. Los muchachos accedieron a mi propuesta, y ahora solo había que convencer a mi mujer para meterle la gran follada que habíamos ideado, algo que no iba a ser nada fácil.

Estuve varios días dándole vueltas de como hacerlo, ya que mi mujer es bastante cabezona y en menos de un mes no iba a tener tiempo suficiente para convencerla, así que preparé un plan digno del mejor guion de película americana.

Se me ocurrió la brillante de idea de que, aprovechando la excusa del cumpleaños, le haría una fiesta sorpresa, le propuse que le vendaría los ojos durante el trio, con el fin de darle mas morbo al asunto y que bajo ningún concepto podría destaparlos hasta que yo se lo indicase.

Ella acepto, así que ya tenia medio camino andado, ya que no iba a ver nada en ningún momento y no sabría quien se la estaría follando, aumentando así más aún el morbo.

El siguiente punto en cuestión seria como iba a colar a un chico en la habitación sin que ella se enterase. Eso fue sencillo, ya que por motivos laborales tengo una furgoneta cerrada, así que ese problema era de fácil solución, metería a uno de los invitados en la parte trasera y le abriría cuando ya mi mujer estuviese con los ojos vendados.

Una vez ya con todo el plan preparado, me puse en contacto con Juan, para explicarle paso a paso como teníamos que hacer.

Lo primordial era que el invitado sorpresa no podía hablar en ningún momento y bajo ningún pretexto durante toda la follada y que siempre tendría que haber uno de nosotros descansando, es decir, ella en todo momento estaría con dos pollas, nunca con tres, para no descubrir así el pastel.

También les comenté el tema del aseo antes de empezar, ya que para nosotros eso es como un ritual que siempre realizamos antes de un trio.

Bueno, pues ya estaba todo claro, cada uno ya sabia lo que tenia que hacer para que todo funcionase a la perfección.

Hablando con los muchachos, Juan me comento que el estaba muy bien dotado, pero su amigo Luis no tanto, que tenia una polla normalita, tirando a pequeña. Fue entonces cuando se me ilumino de nuevo la bombilla, mi mujer tenia el culo virgen, se lo intente follar un par de veces, pero me fue imposible, ya que según le metía la puntita, no aguantaba del dolor, por lo que me era imposible penetrarselo muy a mi pesar, pero con la ayuda de Luis y gracias a tener una polla pequeña, mi suerte podía cambiar.

Esa semana fui a un sex shop y compré un antifaz de esos que no dejan ver nada y un bote de lubricante, con la intención de romperle el culo de una vez por todas.

Ya estaba todo listo, el plan era perfecto, solo teníamos que tener cuidado de que no se cayese el antifaz y que el invitado guardase silencio en todo momento.

Quede con Juan para el sábado a las 9, con el fin de cenar los tres en un conocido restaurante de la zona, mientras Luis tenia que meterse a las 11 en punto, en la parte trasera de la furgoneta, la cual iba a quedar abierta para que pudiese acceder sin problema.

El día anterior Juan me facilito los análisis de los dos, así que todo estaba preparado, solo había que rezar para que todo saliese bien.

Por fin llego el día, todo estaba listo, yo estaba un poco nervioso por si algo salía mal, ya que, si hubiese algún error y ella descubriese el asunto, cualquiera la aguantaría durante una buena temporada.

Eran las 8 de la tarde y mi mujer salió del baño totalmente arreglada, estaba preciosa, llevaba un vestido blanco con un montón de bordados y un escote de infarto, que dejaban ver gran parte de sus enormes y preciosas tetas, a pesar de llevar sujetador, la verdad es que estaba para comérsela allí mismo.

Salimos de casa rumbo al restaurante donde había quedado con Juan, el cual llego puntual y se presento a mi mujer con un par de besos, ya que ella no lo conocía, solo había visto unas fotos que el chaval me había pasado por correo cuando contesto al anuncio.

La cena transcurrió tranquila y muy amena, Juan era un muchacho agradable y simpático. Mi mujer se encontraba muy a gusto y todo iba sobre ruedas. El chico no le quito ojo en toda la noche a las tetas de ella, ya que como he dicho son impresionantes y además la muy cabrona lo sabe explotar con maestría con los escotes que se pone.

Eran casi las 11 y recibo un wasap de Luis, el cual me comunica que ya se encuentra dentro de la furgoneta como habíamos acordado, por lo que rápidamente le pedí la cuenta al camarero y nos fuimos.

Salimos del restaurante y le dije a Juan que íbamos mejor en la furgoneta para el motel y que dejase su coche ahí, que luego lo recogeríamos, evidentemente accedió, ya que se trataba de parte del plan que habíamos ideado. La furgo tiene tres plazas delanteras, así que fuimos todos un poco apretados, pero no había problema, ya que más apretados íbamos a estar luego y no íbamos a protestar.

El trayecto era corto, así que no dio tiempo a hablar mucho, cuando nos dimos cuenta ya habíamos llegado al motel, por lo que pedimos la habitación y aparcamos, no sin problemas, ya que las plazas de garaje en los moteles son bastante justas y con la furgo aún se te hacen más estrechas.

Una vez dentro, mi mujer fue la primera en ir al baño a asearse y mientras tanto Juan fue con sigilo a por Luis a la furgoneta, a su vez yo fui al baño a ponerle el antifaz a mi mujer para que no viese nada de lo que iba a suceder. Cuando acabo de asearse, se volvió a poner el vestido y la acompañe a la habitación para que no tropezase, ya que ella ya no veía absolutamente nada.

La deje sentada en un pequeño sofá que allí había, mientras nosotros nos íbamos a asear, una vez listos salimos a la habitación, yo primero, para cerciorarme de que no se había quitado el antifaz que le había puesto con anterioridad.

Al instante llame a Juan, el cual claro esta, vino ya con su amigo Luis, ambos ya totalmente desnudos al igual que yo. Levante a mi mujer y le hice una seña a los muchachos para que se acercasen, yo me hice a un lado para que ellos empezaran, mientras yo comenzaba en el banquillo disfrutando de lo que estaba por suceder.

Enseguida empezaron a sobarla por todos los lados, mientras Juan se encargaba de sus tetas, Luis le desabrochaba con sutileza el vestido, cayendo este al suelo, quedando mi mujer en ropa interior en medio de la habitación. La acompañaron a la cama con cuidado para que no tropezase con nada y allí la tumbaron boca arriba, Juan se puso a un lado y Luis al otro, este ultimo la giro un poco para desabrocharle el sujetador y poder así liberar las pedazo tetas de María, la cual tenia ya los pezones como garbanzos y ya empezaba a jadear de lo caliente que estaba. Mientras Juan empezaba a comerle los pezones, Luis ya estaba sacándole el mini tanga que ella llevaba, dejando al aire el tremendo coño depilado que tiene. No tardo ni dos segundos en empezar a comerle el coño con dulzura y delicadeza, mientras ella comenzaba ya a disfrutar de los lengüetazos que le estaban propinando, mientras Juan seguía comiéndole las tetas con lujuria, ella a palpas, consiguió alcanzar el pedazo de rabo del chaval y comenzó a pajearlo suavemente, no tardo el muchacho en acercarle la polla a la cara para que se la chupase, cosa que comenzó a hacer con esmero, mientras Luis seguía a lo suyo. María, no tardo ni dos minutos en correrse, fruto de la comida de coño que le estaban pegando, Luis al notarlo acelero el ritmo, saboreando todos los fluidos que ella soltaba. Juan seguía disfrutando de la felación que le estaban propinando, mientras yo estaba con un empalme brutal deseando entrar en acción.

Fue entonces cuando Juan decidió levantar a María y él se tumbó en la cama, poniéndola a ella encima para que cabalgase, yo en ese momento le pedí el cambio a Luis, el cual paso al banquillo. Mientras Juan se follaba a mi mujer, yo me puse enfrente de ella y le metí la polla en la boca, disfrutando así de una suculenta mamada.

María no paraba de cabalgar a Juan, el cual estaba hipnotizado con los botes que pegaban las tetas de ella, mientras que con cada embestida que le daba, intentaba clavársela más al fondo. Era un mete saca continuo, con la ventaja de que, si uno se cansaba o se corría, teníamos cambios como en un partido de futbol.

María estaba como poseída y no paraba de cabalgar al pobre chaval, el cual aguantaba lo que podía para no correrse todavía y disfrutar un poco más del momento. Luis a su vez no perdía detalle de la escena y se pajeaba la polla deseando volver al terreno de juego.

Cuando Juan no pudo más acelero el ritmo de la cabalgada y se corrió como un poseso dentro del precioso coño de mi mujer, inundándolo por completo con toda su lechada, ella a su vez fruto del acelerón de Juan tuvo otro orgasmo brutal, de esos de los que no te olvidas en tiempo, el chaval exhausto bajo a mi mujer de encima y con una seña le indico a Luis que entrase en acción, el cual nada más llegar puso a mi mujer a cuatro patas y empezó a follarla con mesura, aun con la leche caliente de su amigo dentro, la cual parte de ella le resbalaba por la pierna, yo a su vez le follaba la boca sin descanso. El vaivén de las tetas era impresionante, fruto de la clavada que le estaba pegando Luis, el cual estaba fresco ya que venía de estar en el banquillo, entre estocada y estocada, María se volvió a correr una vez más. Yo aprovechando que mi mujer estaba desbocada, le pase a Luis el bote de lubricante que estaba encima de la mesilla, para ver si de una vez por todas le podíamos romper el culo.

Empezó metiéndole un dedo perfectamente lubricado con mucha suavidad, a la vez que seguía follándole el coño sin descanso, ella hizo el ademan de quejarse, pero con mi polla en su boca, no le di opciones a hacerlo.

Luis ya la tenía preparada para la enculada, ya le había conseguido meter dos dedos en su prieto e inexplorado culo, mientras seguía reventándole el coño sin cesar, yo le hice una seña, y no tardo ni un instante en sacársela del coño y apuntar con ella al agujero estrecho que tanta guerra me había dado.

Empezó metiéndole la puntita y bombeando muy despacio, con el fin de no lastimarla, mientras ella trataba de revolverse, pero al tenerla yo sujeta por la cabeza mientras me la chupaba no fue capaz de liberarse. Poco a poco Luis empezó a aumentar el ritmo y las quejas de mi mujer pronto se cambiaron por gemidos de placer, era increíble, mi mujer disfrutando de su primera penetración anal, algo que yo no había conseguido en treinta años. Esa es la ventaja de tener una polla pequeña, que la puedes meter en todos los lados.

Luis acelero más el ritmo, y ya estaba follándole el culo a la misma velocidad a la que le había estado follando el coño minutos antes, de repente acelero un poco más y note como empezó a correrse como un animal dentro del culo virgen de mi esposa, la cual víctima de la excitación, obtuvo el primer orgasmo anal de su vida. Después de que Luis se corriera le hizo un gesto a Juan para que tomase el relevo, el cual no dudo ni un instante, y al ver el culo abierto de mi mujer y lleno de leche se la clavo sin muchos miramientos, ella volvió a protestar, ya que la diferencia de pollas era notable, pero a los pocos instantes, mi mujer volvía a disfrutar de otra enculada de película.

Le hice una señal a Juan para cambiar de postura, cogí y me puse debajo de María, para poder follármela vaginalmente, mientras Juan seguía rompiéndole el culo sin descanso. Esta era la primera vez que mi mujer disfrutaba de una doble penetración, y vaya si lo disfrutaba la muy cabrona, no paraba de correrse, era un no parar, estaba disfrutando de lo lindo, yo no lo podía creer, por fin le habíamos abierto el agujero oscuro y ahora ya no habría vuelta atrás.

Las pollas chocaban en el interior de ella a un ritmo desenfrenado, lo que provocaba un placer añadido, de repente Juan acelero el ritmo y ante los chillidos de placer de mi mujer, se corrió como un campeón dentro de su culo, volviéndoselo a inundar de leche una vez más, mientras yo aguantaba como podía dentro de su coño, a la vez que le chupaba las tetas sin cesar. Juan ya exhausto por la enculada, con otro gesto le volvió a solicitar el cambio a Luis, el cual ya estaba listo para un nuevo asalto, pero esta vez quería ser yo el que por fin le follase el culo a mi queridísima esposa, así que la volvimos a poner a cuatro patas, pero esta vez con Luis debajo, el cual se agarro como un pulpo a sus tetazas, mientras le empezaba a bombear el coño de nuevo. Yo a su vez, me puse por detrás y pude ver por primera vez en la vida el culo de mi mujer abierto de par en par, en carne viva y rezumando leche a borbotones, fruto de las dos folladas que le acababan de meter. Ni corto ni perezoso, me unte la polla con lubricante y por primera vez, se la clave hasta los huevos en su culo pringoso y dolorido.

En cada bombeada que le pegaba, salía del ano de mi esposa una mezcla de leche y lubricante, era tremendo, y si a eso le añadimos que en cada estocada que le arreaba notaba la polla de Luis dentro de su coño, era un placer enorme.

Así estuvimos unos minutos más, hasta que María volvió a correrse por enésima vez, con las dos pollas clavadas hasta el fondo de sus entrañas, yo al notar que ella iba a tener el orgasmo, también aceleré el ritmo y empecé a bombearle toda mi leche sin parar en su culo roto, Luis no se quedó atrás y empezó también a correrse en el precioso coño de mi mujer, inundándoselo de semen una vez más. Fue fantástico, nos corrimos los tres casi al unisonó.

Yo después de correrme le hice una señal de nuevo a Juan, el cual se acerco y le metió la polla otra vez a mi mujer en la boca, la cual empezó a succionar con esmero, mientras Luis y yo descansábamos un rato de la follada que le acabábamos de meter hacia unos instantes. Pero el descanso duro poco, ya que al ver la mamada que le estaba propinando al muchacho, se me volvió a poner dura como una piedra, así que la volvimos a poner a cuatro patas, pero esta vez se la metí por el coño, ya que ella me pidió que le dejase el culo tranquilo, ya que no aguantaba del escozor.

El coño de María aun rezumaba la leche de Luis y de Juan, así que no me costó nada metérsela de nuevo, ya que entraba sin empujar, tenía el coño abierto de par en par y al bombear aun le salía más leche de su interior, a su vez también le salía de su culo otra cantidad considerable de semen, fruto de las tres corridas que le pegamos anteriormente.

La excitación fue en aumento, por lo que empecé a darle duro de nuevo, rompiéndole el coño a pollazos, ella empezó a chillar de nuevo como una loca, Juan ante semejante panorama, no pudo aguantar más y se corrió en toda la boca de mi mujer, a la cual cogió por sorpresa y no fue capaz de tragarse toda la lechada que Juan le había proporcionado, por lo que una gran parte de ella, le cayo por toda la cara, provocando una autentica escena de película porno.

Yo ante semejante panorama, viendo a mi mujer con toda la corrida de Juan por la cara, no pude aguantar más y explote de placer dentro de su coño, provocándole el ultimo orgasmo de la noche, fruto del cual cayo exhausta en la cama.

En ese momento de relajación le hicimos una señal a Luis para que se vistiese y se marchase para la furgoneta. En el momento en que salió de la habitación le quite el antifaz a María la cual se marcho camino de la ducha, iba destrozada, la follada había sido apoteósica. Nos duchamos todos y nos fuimos a tomar algo con Juan a un pub cercano de donde había dejado el coche, para poder así Luis bajarse de la furgo sin que María se percatase.

Tomamos algo rápidamente y nos despedimos de Juan invitándolo para nuevas veladas.

Al llegar a casa mi mujer me dijo: “Vaya follada que me pegasteis cabrones, y tú me querías poner con tres pollas, menos mal que no te hice caso, ya con dos me habéis destrozado, no me imagino con otra polla más”.

Pues así acaba el relato, con mi mujer con el culo destrozado y escocida durante varios días, y con el convencimiento de que tres pollas son muchas pollas para ella sola.

Espero vuestros comentarios.

(9,40)