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La leche de un divorciado sabe más sabrosa

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Íbamos rumbo a Miami Beach a un almuerzo con dos artistas de su grupo. Hacia un calor de mil demonios ambos íbamos en short y camiseta de algodón. Allan conducía mientras me contaba los pormenores de su última aventura con una modelo brasileña con la que había pasado el fin de semana. Lo miré con cara de asombro y le solté de una: O sea que no vamos a hablar del elefante en la habitación.

Enrojeció

-Andy te tengo que recordar que en mi mundo ¿al cliente lo que pida?

-¿Y cuando me lo ibas a decir? ¿cuándo te viera vestido de mujer en el próximo evento benéfico?

Frenó de pronto y aparcó el carro en una de las estrechas calles adyacentes.

-De cualquiera me lo esperaba menos de ti. Te llevé a ese White Party sabiendo que ibas a ver cosas y todavía te lo advertí confiando en que ibas a entender. ¿De qué más quieres hablar? ¿Es que no es obvio lo que viste?

-Perdona, es verdad a mi tu vida privada no me tiene que afectar.

Sonó mi móvil. 12.24 del día y Erick llamándome.

-Aló ¿eh y ese milagro? Hoy no toca gimnasio.

-Nah es para invitarte a una reunioncita ahí en casa de una gringa que conocí. Es solo unos tragos y juegos de mesa.

-Estoy en un almuerzo por aquí por Miami Beach ¿a qué hora es la cosa?

-Como a las 10 pm es cerca de tu casa.

-Vale yo voy.

Allan me miró con cara de confusión -¿Que no me vas a invitar?

-Yo te llevo pero te advierto que no hay glamour, ni tríos, ni píldoras de placer, somos un poco de gente común tomando y conversando ahí le solté una sana carcajada.

-Andy tú sabes que yo comparto con todo el mundo no me salgas con esas estupideces ahora.

-No, si es que yo pensé que al marquesito Dorian Gray no le gustaban las reuniones con gente de mi clase.

-Huyyy es que te pones insoportable.

Sonó su teléfono esta vez…

-Ya estamos cerca, estamos ahí en 5.

Almorzamos agradablemente en un restaurante muy acogedor al aire libre. Conversación super grata, buena comida y buenos cócteles.

Llegadas las 10 partí hacia la dirección acordada, realmente era a solo unas cuadras de donde yo me asentaba con mi primo Allan.

Lo que yo no me esperaba era que fuéramos Erick y yo las dos personas de mayor edad en toda la casa.

-Oye Erick ¿tu sabias que iba a venir tanta gente joven aquí? Siento que no pertenecemos.

-Ya relájate ven que te presento a Erika dice que le gustan los hombres maduros y a sus amigas tambien.

-¿Erika? ¿En serio? Le comenté yo super escéptico.

-Ese es su nombre, me enseñó identificación y todo. Tiene 26 años.

La Erika todo un bombón, piel blanca y pelo negro, curvas exuberantes y un buen par de tetas. Se le veía un hermoso lunar cerca de su labio inferior. Ojos verdes y sonrisa amplia.

-Nos dimos los dos primeros tragos y al adentrarnos a la cocina para un tercero se acercaron dos chicos menores que nosotros pero ya maduritos raspaban los treinta diría yo, hablaban en algo que parecía una de la lenguas de Europa del Este.

-Hola soy Alex.

-Y yo Naned

-Erick y Andy mucho gusto.

Erick ¡oh! tu eres el amigo de Erika.

-Si y este es mi amigo Andy.

Yo hice un ademan de saludo con mi mano mientras ellos se miraban callados.

Naned de pelo negro y abundante, estatura pequeña y músculos forjados obviamente en el gimnasio, labios súper gruesos para ser blanquito y ojos almendrados bien oscuros, cara sobre lo redondeada. Alex era todo lo contrario alto de pelo amarillo y llenito sin ser gordo, pancita feliz y pecho voluminoso y erguido. De cara tambien redondeada y ojos más grandes y despiertos.

¡Bueno esto lo hacemos nosotros todo el tiempo! me dijo Naned mientras agarraba una botella de tequila a la mitad y la mezclaba con ron y vodka hasta llenarla.

Pero eso es una bomba dije yo.

-Si ya sabemos el efecto es mucho más rápido.

Se sirvieron un chupito cada uno y sirvieron más con hielo y soda de naranja sus vasos.

Aquí hay algo para contrarrestar el efecto y acto seguido sacó una bolsita con un polvo blanco diciéndome: Probadas gratis el que quiera aquí mismo en la cocina, no hay que ir al baño no estamos en un club. Si les gusta hablamos de negocios luego.

Yo paso, Erick me miró y dijo: Yo tambien.

Yo tengo algo más aquí dijo Alex.

¿Qué es lo suyo? ¿esto o esto?

De su bolsillo derecho sacó una bolsa con algo que parecía marihuana y de su izquierdo unas pastillitas azules.

Yo negué con la cabeza, Erick tambien.

Alex metió entonces su mano por el cuello de su blanca camiseta y saco una diminuta cuchara que colgaba de su cadena lo suficientemente larga para que le diera fácil acceso a manipular el contenido de la bolsa. Le ofreció a Naned y luego consumió él.

Bueno vamos al patio ya saben dónde encontrarnos. Y partieron.

-Mejor nos vamos.

Yo pensé lo mismo respondió Erick.

-No sé tú pero si no lo hice a esa edad no me interesa.

Yo probé y no me gustó volvió a recalcar Erick. De esto si vamos a probar un chupito, hay que investigar, dijo sirviendo dos. Yo hice una mueca y él me dijo: Aprieta y traga como si fuera medicina. Soltamos una carcajada, al tiempo que salía un Nasdrovia (Salud en ruso) de mi boca y Erick me corregía diciéndome que esos dos estaban hablando yugoslavo antiguo y no ruso, reímos.

Salimos un momento al patio y ya el olor a marihuana ya se hacía sentir.

-Ahora si me voy, Erika está perdida en la nube nueve y no veo potencial de sexo esta noche. Mejor nos vamos a mi casa y terminamos la velada allá, estoy solo toda esta semana recuerda que mis amigos son músicos y andan de gira.

Conduje hasta mi casa y de ahí me subí al auto de Erick.

Por un momento me sentí en la misma situación donde tuvimos aquel encuentro en mi carro y del cual no habíamos hablado más. Volví a recordar cada detalle, los besos, su tibio cuerpo, su imberbe pecho. Lo miré fijamente, ya comenzaba a sentir el efecto de los tragos en casa de Erika aunque no estaba borracho, si estaba alegre y estar solo con Erick en su carro me puso a mil. Parece que se dio cuenta porque solo me observó detenidamente para cerciorarse y puso su mano directamente en mi portañuela sin el menor pudor o resentimiento.

-Oye te está gustando mucho esto.

-Y a ti tambien Andy la tienes dura como poste de luz.

-Son los efectos del alcohol.

-Qué casualidad a mí me está pasando lo mismo.

Y acto seguido me agarró mi mano y me la puso en su entrepierna. Palpé varias veces para sentir que en efecto la tenía super dura como yo en intenté retirar mi mano pero el insistió que yo la dejara puesta ahí.

Continuamos jugando él con su mano en mi erección y yo con la mía ahora en la suya.

Llegamos al estacionamiento. Me miró e intentó besarme, yo retiré la cara diciendo: Aquí no que nos pueden ver.

Subimos y yo entré detrás de él. Ahí mismo cerró la puerta y me empujó hacia ella comiéndome literalmente los labios. Yo respondí de la misma forma como estoy acostumbrado a hacerle a las mujeres, un poco agresivo pero gentil.

-Es que besas tan rico jueputa que no me canso de probar tus labios cabrón.

-Erick que maricón me has salido.

Reímos mientras el me desabrochaba la camisa y se sacaba su camiseta.

-Te dije la otra vez que es mejor que sea contigo y sí, luego de experimentar me encanta que me beses así.

-¿Has experimentado solo conmigo?

No me respondió, solo se abalanzó a chuparme las tetillas y fue bajando por mi reducida pancita hasta mi ombligo, yo solo me retorcía de placer. Me miró con cara de puta de película porno mientras se relamía los labios. Yo asentí con la cabeza, vamos al sofá me dijo. Me acercó hasta el cómodo mueble y se sentó halándome por la cintura para quedar justamente con mi portañuela enfrente de su cara.

-¿De verdad que quieres hacer esto Erick?

Su respuesta fue zafarme el cinturón y bajarme los jeans hasta los tobillos , yo los solté con mis pies de una vez con todo y zapatos y abrí mis piernas para que se deleitara con mi erección que no había bajado ni un milímetro. Me quité el calzoncillo, le puse mi miembro en su cara y le di varias cachetadas con él.

-Esto es lo que quieres ¿verdad?

-Uff desde el otro día no dejo de pensar en cómo te doy una buena mamada.

Se la metió con mucho cuidado en la boca y comenzó a succionar, pajeándome delicadamente en la base y de vez en cuando jugando con mis testículos.

Yo comencé suavemente a marcarle el ritmo de mete y saca, su cara era un poema y mi mente se deleitaba con su linda cara y su boca ocupada. La saqué por un momento y le puse las bolas en la boca, el chupó tambien como todo un experto.

-Vamos a mi cama, ven.

Se paró y me volvió a besar desenfrenadamente mientras se quitaba sus pantalones. Ahí comencé a masturbarlo yo a él mientras le lamia su cuello y su oreja derecha. Se le puso la piel de gallina mientras yo aprovechaba ese momento de debilidad para virarlo de espaldas y ponerle mis dos manos en sus nalgas empinadas y sin un solo pelito. Le pasé el borde de mi mano por su raja como tratando de abrir aquello.

-¿Qué haces?

Agarré su cuello y me le pegué a su oreja poniéndole mi pinga entre sus dos piernas rozando mi cabeza contra sus testículos. Entonces le susurré al oído: Ahora te aguantas porque el que comenzó todo esto fuiste tú, mientras suavemente volvía a morder su lóbulo y le daba lengüetazos por todo el cuello. Fui bajando lentamente por la canal que hace la columna vertebral humedeciendo la piel suavemente con mi lengua y terminando en sus dos redondas nalgas besándolas. Se empinó un poco y lo único que oí fue: No me metas el dedo.

Abrí sus dos cachetes como había visto varias veces en películas y ahí estaba su cerrado botón, tan oscuro como el resto de su cuerpo. Le pasé la punta de mi lengua y gimió de placer, mi pinga parecía explotar, yo nunca había estado en esta situación y de veras me gustaba más de lo que yo creía. Pasé por fin toda mi lengua una y otra vez, arriba, abajo haciendo círculos en el centro tratando de abrir su hueco. Comenzó el entonces a mover sus caderas, como buscando darse placer con aquellas húmedas caricias subiendo sus dos rodillas en el mueble nuevamente y abriendo sus piernas. Oí que decía: ¡para ya que yo no soy maricón! Una palmada suave en uno de los cachetes lo hizo reaccionar mientras yo hundía toda mi cabeza entre sus nalgas y lo acomodaba bien para continuar mi faena. Le tomé su pinga que no había bajado de tamaño y comencé fuertemente a masturbarlo mientras penetraba su hueco con mi lengua que ya entraba casi hasta la mitad. Se comenzó a estremecer inesperadamente mientras yo veía como manchaba mi mano y el forro del sofá que para su suerte era de cuero.

No me pude contener esto es muy nuevo y excitante para mí. Me dijo con el morbo a flor de piel. Ven que ahora me toca a mí siéntate. Me empujó y me abrió las piernas las alzó hasta mis hombros. Mi hueco quedo a su merced.

-Que haces Erick a mí no me gusta que me anden ahí.

Intenté bajar las piernas pero ya me agarraba fuertemente por los tobillos, ahí comenzó a chuparme el ojete sin piedad, como si no hubiese un mañana. Fue tanta la calentura, las nuevas sensaciones y el poder mágico de su lengua que me vine sin tocarme y me llené toda la cara con mi propia leche.

¿Seguimos o ya estas cansado? Preguntó mi amigo mientras yo me incorporaba y le decía. Te apuesto cualquier cosa que no me das un beso así con la cara llena de leche.

Comenzó a lamer lentamente mi cara mientras con sus labios me iba besando poco a poco dándome de beber mi propio néctar.

Quedamos por un instante desnudos uno delante del otro con la misma erección como si no hubiéramos soltado nuestros jugos solo unos minutos antes.

Nos miramos y soltamos una mutua carcajada, ahí cara a cara aun riéndonos, diciendo al unísono.

-¡Somos unos sucios!

Continuamos riendo...

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Siempre Tuyo

ThWarlock

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