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La mamá de Max (II)

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Pasaron varias semanas desde que me cogí a Marlene, la mama de Max, todo ese tiempo intercambiábamos mensajes, fotos y videos, me encantaba verla en ropa interior y desnuda, como me mostraba sus tetas y como se ponía en cuatro para mí, mostrándome su anito y su vagina mientras se masturbaba.

Por más que lo intentábamos, no se daba vernos ya sea por una u otra razón, tenía que conformarme con mensajes.

El día de muertos se nos dio la oportunidad gracias una fiesta que organizo Max, en ese momento Lety era mi novia pero se fue con sus amigas, yo no quería perder la oportunidad de estar con la señora otra vez, cuando llegue y la vi, uf me dio un infarto, traía unas medias color carne, un minivestido rojo y tenía la cara pintada de catrina, se veía muy rica, una erección tuve al instante.

¡En la cena me senté a su lado, todos se divertían y ella por debajo de la mesa me acariciaba con sus pies, eso me la ponía todavía más y más dura!

M: ¿Cómo te la estás pasando Luisito?

L: ¡Muy bien señora!

M: ¡Qué bueno me da gusto!

Mientras seguía provocándome con caricias escondidas, la noche fue creciendo y entre charla, música y baile recordando a los que se nos adelantaron ella y yo ya no nos despegábamos, brindábamos juntos, bailábamos, reíamos, ¡qué noche estaba pasando y presentía que venía lo mejor!

Como a la media noche todos ya estaban un poco ebrios y en su rollo, fue entonces cuando ella me mandó un mensaje que decía “sube a mi cuarto”, ¡yo miré a mi alrededor y al ver a todos distraídos subí al cuarto de Marlene!

M: ¡Entra hermoso y cierra!

L: ¿Que sucede?

Fue lo único que pude decir ya que ella se lanzó a besarme, me besaba con tanta pasión, nuestros labios chocaban rico, su lengua entraba a mi boca mientras su suave mano le daba un rico masaje a mi pene, mis manos apretaban las grandes nalgas de la mama de Max y ambos nos olvidábamos de la gente de afuera.

¡Me trio a su cama y se quitó el minivestido, dejando una hermosa lencería negra, un cubre peso y una tanguita negra me dejaban deleitarme la mirada, se acercó y me puso las tetas en la cara, yo las acaricie y bese, mi lengua jugaba su pezón que se endurecía poco a poco, al mismo tiempo mis manos recorrían sus piernas hasta llegar a su delicioso trasero!

L: Que rica mi amor, ¡te estaba deseando mucho!

M: ¡Yo también bebe, quería más de ti!

L: ¡Pero tu marido o Max pueden subir!

M: ¡Ellos andan en otro rollo, ni cuenta se van a dar!

Me despojo de la camisa y comenzó lamerme el pecho, sus manos seguían jugando mi pene que estaba súper duro, como bestia quería salir de su guarida y ella lo incitaba bien, al sentir lo duro que estaba me miro a los ojos y sonriendo se dio vuelta subiendo sus nalgas a la altura de mi cara, comenzó a quitarme el pantalón y dejar libre a mi amiguito, yo acariciaba sus nalgas y sus piernas que estaban cubiertas por unas ricas medias que me excitaban mucho.

L: ¿Que rica amor, que me vas a hacer?

M: ¡Quiero devorarte y que me devores!

L: ¡Que vagina más rica, seguro esta lista para mí!

M: ¡Tómala cariño, devórala!

Le hice a un lado la tanga y comencé oliendo su rico aroma de placer, ella besaba la cabeza de mi verga mientras acariciaba mis bolas con sus suaves manos.

Sus mamadas me daban un muy rico placer, sus dientes raspaban rico mi tronco, con sus manos bajaba mi cuerito y luego con su boca lo subía, que rico oral me daba, mientras tanto mi lengua entraba y salía con fuerza de su vagina, mezclando mi saliva con sus ricos fluidos, le apretaba su clítoris que estaba durísimo por el trabajo que le daba.

M: ¡Bebe que rico, uf, que rica verga!

L: ¿Te gusta? me da gusto mi señora!

M: ¡Me tienes loca, tan joven y tan vigoroso, te necesito diario!

L: ¡Usted es una maquina sexual!

Ella subió para cabalgarme muy rico, mi verga entraba hasta el fondo y el sonido de mis testículos chocando con sus nalgas me excitaba más, sus movimientos sensuales me derretían, sus tetas eran devoradas por mi boca, ¡esto le encantaba tanto que me pedía que la mordiera más fuerte!, yo la obedecí, prácticamente masticaba el pezón mientras mi verga revolvía sus entrañas.

M: ¡Ah, Luis así que rico, uf papi soy tuya!

L: ¡Que mujer eres, me tienes loco!

M: ¡Me encanta tu verga, que dura!

La acosté y cruce su pierna por encima poniéndola de la cintura para debajo de ladito y así en esa pose le introduje mi dura verga, ella movía un poco su pelvis lo que hacía que mi verga rosara todo por dentro, mientras yo le acariciaba las piernas y las nalgas que tanto me gustan, sus gemidos empezaron a ser más fuerte, mis movimientos la tenían extasiada, ¡el riesgo de ser descubiertos aumentaba más y más!

M: ¡Bebe que rico, coges riquísimo, no pares!

L: ¡Señora pero que cuerpo, me encanta como coge!

M: Ah, ya te dije que me hables de tu, ¡uf!

L: ¡Ok nena, que rico coges!

Le levante las piernas hasta su frente, con violencia la enteraba mientras le besaba las piernas y los pies, sus gemidos eran más fuertes, la adrenalina me excitaba más y me ponía más duro, pensar que Max o su papa nos descubrieran me ponía a mil.

¡Cogiéndome en posición “normal”, nos besábamos muy apasionadamente su lengua no quería salir de mi boca, yo me movía fuerte y mis manos apretaban sus tetas!

Ambos nos venimos juntos, le llené toda su vagina de leche y ella sacaba su squirt a todo lo daba, con el orgasmo a mil nos separamos porque escuchamos ruido, ¡yo me avente debajo de su cama y vi entrar a su marido!

¿Qué haces? Le pregunto cuando entro al cuarto ¡nada, solo me cambio! Ella le contesto apenas con claridad ¡bueno, me voy a bañar!

Su marido ya muy ebrio se metió a la regadera, ella un poco tensa me pidió que me fuera rápido, pero yo todo excitado y con mi verga dura nuevamente la comencé a besar, ella al principio me quiso quitar, pero ya era tarde, ¡su marido se bañaba y ella me acariciaba la verga!

¡La llevé a la cama y mientras conversaba con su esposo la puse en cuatro abriéndole las piernas y empinándola toda, con mi lengua comencé a lamerle su rico culo, ella se tensaba al sentir mi lengua y apenas si podía contestarle a su esposo!

M: ¿Qué haces?

L: ¡Lo que tu marido no!

M: Este loco, ¡nos van a descubrir!

L: ¡Tu relájate, tenemos tiempo!

M: ¡Pero por ahí ni siquiera lo hago con Maximiliano!

L: ¡Pero yo no soy el!

Empecé a introducirle la cabecita, ella lanzaba suspiros y apenas si podía hablar con su esposo ¿todo bien?, si amor! ¡Le contesto ella mientras mi verga entraba más y más a su rico culo!

¡Su culo era tan estrecho que apenas si entro un poco más de la mitad, para mí eso era suficiente así que comencé a moverme, le acariciaba sus nalgas y se la dejaba ir suave, ella se aguantaba las ganas de gritar y apenas si podía hablar!

M: ¡Ya, Luis!

L: ¿No te gusta perra?

M: ¡Mi marido nos vera!

L: ¡Que vea lo puta que es su esposa, que rico culo, tómala toda, tómala, sé que te gusta, que vea como gozas!

M: ¡Luis, para por favor, no puedo respirar, me duele!

L: ¡Pues tómala toda perra!

M: ¡Auhg, que rico!

Los movimientos de cadera que hacia me demostraban que estaba gozando, le metía de nalgadas y miraba hacia el baño, quería que don Maximiliano me viera, ¡que viera como empalaba a su rica hembra!

Con sus manos me apretaba para que mi verga entrara toda, sentí como tocaba algo por dentro, le jale el cabello y la sometí con fuerza, su marido seguía hablando, pero ella ya no contestaba, apenas si respiraba, la velocidad de mis embestidas aumentó, ¡le daba fuertes nalgadas y fuertes tirones de cabello!

L: ¡Muévete, Marlene que rico, eres una diosa!

M: ¡Me matas, me matas!

L: Si bebe, vamos a morir, ¡pero de placer uf!

M: ¡Me vas hacer venir, uf, uf!

L: ¡Te lo voy a llenar de leche!

M: ¡Si mi amor, mi culo es tuyo!

¡Me moví como un toro loco y una tremenda explosión de semen lleno el culo de la mama de Max, ella también se corrió como manguera, ambos nos mordíamos los labios para no gritar, que rico orgasmo!

¡No me di tiempo de descansar, se la saque tome mi ropa y me fui dejándola empinada y llena de semen!

Baje a escondidas y todos estaban ebrios, ¿dónde estás? Me dijo Max al verme, ¡en el baño! ¡Le conteste yo, -bueno vamos a seguir tomando!

Me abrazo y me llevo a la barra, yo aún nervioso no sabía que paso con su mama, hasta que ella en bata bajo por un trago se acercó a la barra, se despidió de todos porque ya se iba a dormir, a mí solo me miro me sonrió y me beso la mejilla.

La señora Marlene fue una buena amante y ese día apenas empezaba nuestra rica relación de amantes.

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